Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Dioses
Son Dios el Padre; Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. (Primer Artículo de Fe.)
"Antes de la organización de esta tierra, tres Personajes hicieron un convenio eterno, que
se relaciona con lo que dispensan a los hombres en la tierra; estos Personajes según los
anales de Abraham se llaman Dios el primero, el Creador, Dios el segundo, el Redentor;
y Dios el tercero, el Testigo o Testador. (Enseñanzas, pág. 228.) Aunque cada Dios de la
Deidad es un personaje separado y distinto de los otros, son sin embargo "un Dios"
(Testimonio de los Tres Testigos del Libro de Mormón), es decir que están unidos como
uno en sus atributos de perfección. Por ejemplo, cada uno de ellos posee la plenitud de la
verdad, conocimiento, caridad, poder, justicia, juicio, misericordia y fe. De acuerdo con
esto piensan, actúan, hablan y son iguales en todas las cosas, pero son entidades
separadas y distintas. Cada una ocupa espacio y pueden estar en solamente un sitio a la
vez, pero tienen poder e influencia como si estuvieran presentes en todas partes. La
unidad entre los Dioses es la que debería existir entre los santos. (Juan 17: 3 Ne. 28:
10-11.) Probablemente no se haya escrito en esta dispensación, una mejor descripción de
la Deidad, mostrado la relación entre sus miembros, que la que escribió José Smith en
sus "Instrucciones Sobre la Fe. "Hay dos personajes que constituyen el gran poder,
incomparable y supremo que gobierna sobre todas las cosas, por el cual todas las cosas
fueron creadas y hechas, que son creadas y hechas, sean visibles o invisibles, en el cielo,
sobre la tierra, en la tierra o debajo de la tierra, o en la inmensidad del espacio. Son el
Padre y el Hijo - siendo el Padre un personaje de espíritu, es decir con un cuerpo
espiritual, que según ha sido revelado, es un cuerpo resucitado de carne y hueso (1 Cor.
15: 44-45; D. Y C. 88: 27) de gloria y poder, que posee toda perfección y plenitud; el
Hijo, que estaba en el seno del Padre, un personaje de tabernáculo, hecho como el
hombre, o siendo de la forma y semejante al hombre, o más bien el hombre fue formado
a su imagen y semejanza; también es la expresa imagen y semejanza del Padre y posee
toda la plenitud del Padre, o la misma plenitud con el Padre; siendo engendrado por él y
ordenado antes de la fundación de este mundo para ser propiciación por los pecados de
todos los que crean en su nombre; y es llamado Hijo por la carne y descendió y sufrió
más de lo que un hombre puede sufrir; o en otras palabras; sufrió mayores sufrimientos
y fue expuesto a contradicciones más poderosas de las que puede sufrir un hombre.
"Pero a pesar de todo esto él guardó la ley de Dios y fue sin pecado, mostrando así que
el hombre tiene el poder de guardar la ley y ser también sin pecado; también, que a
través de él vendrá un juicio justo sobre toda carne, y los que no andan de acuerdo con la
ley de Dios, serán justamente condenados por la ley y no tendrán excusas por sus
pecados siendo el Unigénito del Padre; lleno de gracia y verdad, habiendo vencido,
recibió de la plenitud del Padre, poseyendo el mismo entendimiento que el Padre,
entendimiento que es el Espíritu Santo, que da testimonio del Padre y del Hijo, y estos
tres son uno; o en otras palabras estos tres constituyen el gran poder incomparable y
supremo que gobierna sobre todas las cosas; por quien todas las cosas fueron creadas y
hechas y estos tres constituyen la Deidad y son uno; el Padre y el Hijo que poseen el
mismo entendimiento, la misma sabiduría, gloria, poder y plenitud estando el Hijo lleno
con 1a plenitud del entendimiento, gloria y poder, o en otras palabras, el espíritu, gloria
y poder del Padre, que posee todo. conocimiento y gloria y el mismo reino, sentado a la
derecha del poder, en la expresa imagen y semejanza del Padre, mediador del hombre,
estando lleno con la plenitud del entendimiento del Padre; o en otras palabras el Espíritu
del Padre, Espíritu que se derrama sobre todos los que creen en su nombre y guardan sus
mandamientos. "Y todos los que guarden sus mandamientos crecerán de gracia en gracia
y serán herederos del reino celestial y coherederos con Cristo; poseyendo el mismo
entendimiento, estando transformados a la misma imagen y semejanza, aún a imagen
expresa de él, estando llenos con la plenitud de su gloria y se volverán uno con él tal
como son uno el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo." (Discursos Sobre la Fe, pág. 50-51.)
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

xtonyx me podria explicar por que la iglesia mormona se espero hasta 1978 para aceptar a los negros en su iglesia??
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

xtonyx me podria explicar por que la iglesia mormona se espero hasta 1978 para aceptar a los negros en su iglesia??

Excelente pregunta.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Como todos los hombres, los negros son descendientes de Adán e hijos espirituales del
Padre Eterno. Vinieron a la tierra para ganar un cuerpo mortal y estar sujetos a las
pruebas y experiencias de esta vida presente. Por divina providencia el evangelio y todas
sus bendiciones se ofrecen a una nación y pueblo después de otro.

Durante el ministerio terrenal de Jesús, él y sus discípulos llevaron el evangelio
solamente a la casa de Israel; después de su resurrección la palabra fue llevada también a
los gentiles. Los que viven cuando el evangelio no está sobre la tierra pueden recibir sus
bendiciones en el mundo espiritual, después de la muerte. En épocas pasadas, y hasta
lace poco en esta dispensación, el Señor no ofreció el sacerdocio a los negros. Sin
embargo, el 1 de junio de 1978, en el Templo de Salt Lake, en presencia de la Primera
Presidencia y del Consejo de los Doce, el Presidente Spencer W. Kimball recibió una
revelación del Señor instruyéndole que el evangelio y el sacerdocio debía, a partir de
entonces, ir a todos los hombres sin distinción de raza o color. Esto quiere decir que los
hombres dignos de todas las razas pueden ahora recibir el Sacerdocio de Melquisedec,
hacer ordenanzas y recibir llamamientos de responsabilidad y para presidir. Quiere decir
que miembros de todas las razas pueden ahora casarse en el templo, aunque los
Hermanos aconsejan no casarse entre distintas razas, y que las bendiciones del evangelio
en su plenitud, pueden ser ofrecidos a sus antepasados a través de las ordenanzas
vicarias en el templo. También significa que los miembros negros de la Iglesia pueden
ahora dar servicio como misioneros y podrán llevar las cargas del reino al igual que todos
los otros miembros de la Iglesia. Esta nueva revelación es una de la señales de los
tiempos. Abre la puerta para predicar el evangelio entre todos los pueblos antes de la
Segunda Venida, en cumplimiento de muchas promesas en las escrituras. Fue recibida
con gozo y gran regocijo en toda la Iglesia y es una de las evidencias de la divinidad de
la gran obra del Señor en los últimos días.
El documento oficial anunciando la nueva revelación, firmado por la Primera
Presidencia (Spencer W. Kimball, N. Eldon Tanner, y Marion G. Romney) fechada el 8
de junio de 1978 dice lo siguiente "Al presenciar la expansión de la obra del Señor por
toda la tierra, nos hemos sentido agradecidos de que gente de muchas naciones hayan
respondido al mensaje del evangelio restaurado, uniéndose a la Iglesia en números cada
vez mayores.
Este progreso nos ha inspirado el deseo de hacer llegar a todo miembro digno de la
misma, todos los privilegios y bendiciones que el evangelio proporciona." Conscientes
de las promesas hechas por los Profetas y Presidentes de la Iglesia que nos han
precedido, referentes al hecho de que en algún tiempo en el plan eterno de Dios, todos
nuestros hermanos que fueran dignos podrían recibir el Sacerdocio, y habiendo sido
testigos de la fidelidad de aquellos que han estado privados del Sacerdocio, hemos
suplicado larga y fervientemente en favor de éstos nuestros fieles hermanos, durante
muchas horas, en el Cuarto Superior del Templo, implorando al Señor que nos
manifestara Su divina voluntad. El ha escuchado nuestras oraciones, y nos ha
confirmado por' revelación que ha llegado el día, desde hace mucho tiempo prometido,
en que todo digno varón de la Iglesia puede recibir el Santo Sacerdocio, con el poder
para ejercer la divina autoridad del mismo, y disfrutar con sus seres queridos de todas las
bendiciones que de dicho poder emanan, incluyendo las bendiciones del Templo. Por
consiguiente, todos los varones miembros de la Iglesia que sean dignos, pueden ser
ordenados al Sacerdocio sin tomar en consideración ni raza ni color.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Ese derecho no les correspondía (Sacerdocio). Al igual que el evangelio no le correspondía a los gentiles en el momento en que se le dio la orden de que le predicara. De hecho en el libro de Hechos sale donde pedro recibe la revelación de predicarles a los gentiles!, Espero este contestada tu pregunta.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Respondo ultima pregunta, porque tengo sueño, en mi país son 1:31am.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Me voy buenas noches!
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Lo que yo me pregunto es...

Si Dios tuvo una iglesia en el tiempo de los primeros apóstoles, ¿por qué tuvo que esperarse dieciocho siglos en volver a manifestarla?

O bien, ¿por qué hizo un juego cruel de manifestarse a unos y a otros con una mentira?

- Vénganse conmigo, ustedes son mis cuates y los que no sean de su club, ¡muertos y al infierno!
- Pero lo mismo les dijiste a los atalayos...
- ¿Eh?...
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

De nuez...

Ese derecho no les correspondía (Sacerdocio). Al igual que el evangelio no le correspondía a los gentiles en el momento en que se le dio la orden de que le predicara. De hecho en el libro de Hechos sale donde pedro recibe la revelación de predicarles a los gentiles!, Espero este contestada tu pregunta.

Hum... Pero igual y el sacerdocio lo tienen los católicos, ¿cual es la diferencia?
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Osea yo lo he explicado pero como ellos no creen eso no es problema mio. y si tu no le dices lo que ellos piensas entonces uno es el loco, y unos cuantos isultos mas!

Lo que ocurre, mi querido mormón sin seso, es que nos pones textos laaaaaargquísimos que ni tú te los fumas del todo ni lo explicas con tus propias palabras. Yo te probé que tu evangelio espurio es motivo de maldición CON LA BIBLIA, entonces haces como que no te importa y sigues con tus copiaderas. A eso se le llama IGNORANCIA DELIBERADA, entérate.

Por cierto, tú eres el segundo forista que ha metido la chancla izquierda en el foro. No dudo que haya "buenos" mormones que sí hayan dejado un referente más serio en el foro, pero tú ¿qué ofreces? ¿Por lo menos entiendes todo lo que copypasteas? ¡Eso no es debatir, no te hagas!
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Y dices bien, respondes hasta donde tu conocimiento te permita responder porque puras copiaderas pones, pero no puedes/no quieres pensar.

Fuera de eso, risitas bobas o letra grandota... Tú no sabes debatir.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Desde Adán hasta el presente, toda la historia del mundo
ha sido de periódicos ejemplos de personal o grupal apostasía una y otra vez.
El Señor dio a Adán el evangelio verdadero y el gobierno verdadero, así todas las cosas
pertenecientes a esta esfera mortal podían ser ordenadas y regidas en armonía con el orden
de los cielos. La apostaría consiste en el abandono y renunciamiento de estas verdades
principales, y todo aquello que no cree y asiente con ella, está en condición apóstata, ya
sea que se desvíe de la verdad o que hereden sus falsos conceptos de sus padres apóstatas.
Los apóstatas fueron barridos de la faz de la tierra durante el diluvio en épocas de Noé,
pero de inmediato el proceso de apostaría comenzó nuevamente, y pronto hubieron individuos,
grupos, pueblos, naciones y religiones apóstatas. Los procedimientos del Señor
para con los hombres, han sido siempre designados para guardar la fe de la traición de la
Apostaría y alentar a aquellos que no tienen la plenitud de la verdad a ir hacia la luz y
cosechar las bendiciones de la obediencia.
Las bendiciones han sido aplicadas siempre de conformidad con los principios de
verdad, mientras que las maldiciones han sido el fruto de la apostaría.
La dispersión de Israel por ejemplo, tuvo lugar porque aquel pueblo abandonó a su
Dios y a los principios de verdad que él les había revelado. (Jer. 16:20-21)
En el meridiano de los tiempos, nuestro Señor restauró personalmente su evangelio y a
través del ministerio de sus apostólicos testigos, ofreció sus verdades de salvación a todos
los hombres (Marc. 1:14-15; 16:14-18.) Sin embargo, él no restauró el orden verdadero en
los gobiernos políticos, eso fue reservado para una futura era del milenio (Hechos 1:6-8)
Consecuentemente los hombres quedaron sujetos a los gobiernos de hombres, pero tuvieron
la oportunidad de aceptar las verdades salvadoras de la religión pura. La gran
apostasía que es de importancia y que concierne a los hombres de esta época, es la que tuvo
lugar cuando los hombres se apartaron del cristianismo puro, ése que fue restaurado en
el meridiano de los tiempos.
Esta apostasía universal comenzó en los días de los antiguos apóstoles (2 Pe. 2:1-2); y
fue conocido y predicho por ellos. Pablo escribió específicamente que la segunda venida
no sería hasta que esta gran caída tuviera lugar (2 Tesal. 2:1-12). Él advirtió sobre "los
tiempos peligrosos" que vendrían "en los postreros días"; tiempos cuando los hombres
tendrían "apariencia de piedad" pero negarían "la eficacia de ella"; tiempos en que estarían
"siempre aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad" (2 Tim. 3:1-7);
tiempo en los cuales, ellos, se apartarán "de la verdad... a las fábulas" (2 Tim.4:1-4).
Nuestro Señor predijo las perplejidades, calamidades e iniquidad apóstata de esos mismos
días (Mat. 24; Marc. 13; Luc. 21). Con la pérdida del evangelio, las naciones de la tierra
cayeron en una eclipse moral, llamada el Oscurantismo. La Apostaría fue universal.
"Tinieblas cubren la tierra, y oscuridad la mente del pueblo, y toda carne se ha corrompido
delante de mi faz", (D. Y C. 112:23) y esta oscuridad prevalece aún, excepto entre aquellos
que han tenido el conocimiento del evangelio restaurado (Doctrina de Salvación, vol. 3,
págs. 249-305).
Ninguna descripción mejor de las condiciones de las falsas iglesias en los últimos días,
que las encontradas en los registros de los profetas nefitas. Nefi dijo: "en los últimos días,
o en los días de los gentiles, -sí, he aquí que todas las naciones de los gentiles, y también
los judíos, tanto los que vengan a esta tierra como los que se hallen sobre otras tierras, si,
sobre todas las tierras del mundo, he aquí, estarán ebrios de iniquidad y de toda clase de
abominaciones." (2 Ne. 27:1) 1. Él habló en detalle de las muchas iglesias; de su orgullo,
de sus conocimientos mundanos y su negación de los milagros, de sus envidias y
contiendas y malicia, de las secretas combinaciones del demonio, que cometen asesinatos e
iniquidades, de sus supercherías sacerdotales e iniquidades (2 Ne. 26:20-29); y de los
sacerdotes que "enseñarán con su conocimiento y negarán el Espíritu Santo, el cual inspira
a hablar"; y de sus "falsas, vanas y locas doctrinas" (2 Ne. 28).
Moroni describe la horrible apostaría que prevalecería en los días de la venida del
Libro de Mormón. Ese libro "vendrá en un día" él dijo, "en que se negará el poder de Dios;
y las iglesias se habrán corrompido y enaltecido por el orgullo de sus corazones; si, en un
día en que los directores y maestros de las iglesias se envanecerán con el orgullo de sus
corazones, hasta el grado de envidiar a aquellos que pertenecen a sus iglesias... Sí, vendrá
en un día en que habrá grandes corrupciones sobre la superficie de la tierra; habrá
asesinatos y robos y mentiras y engaños, y fornicaciones, y toda clase de abominaciones;
cuando habrá muchos que dirán: Haz esto, o haz aquello, y no importa, porque en el
postrer día el Señor sostendrá al que tal hiciere. Pero ¡hay de tales, porque se hallan en la
hiel de amargura, y en los lazos de la iniquidad! Sí, vendrá en un día en que se habrán establecido
iglesias que dirán: Venid a mí, y por vuestro dinero seréis perdonados de
vuestros pecados.

"¡Oh pueblo inicuo y perverso y obstinado! ¿Porqué os habéis edificado iglesias para
obtener lucro? ¿Porqué habéis tergiversado, la santa palabra de Dios, para traerla condenación
sobre vuestras almas?...Vuestras iglesias, sí, sin excepción se han corrompido a
causa del orgullo de vuestros corazones. Porque he aquí, amáis el dinero y vuestros bienes
y vuestros costosos vestidos y el adorno de vuestras iglesias, más de lo que amáis a los
pobres y los necesitados, los enfermos y los afligidos. ¡Oh vosotros corruptos, vosotros
hipócritas, vosotros maestros, que os vendéis por lo que se corrompe! ¿Por qué habéis
mancillado la Santa Iglesia de Dios? ¿Por qué os avergonzáis de tomar sobre vosotros el
nombre de Cristo? ¿Por qué será que por motivo de la alabanza del mundo no consideráis
que es mayor el valor de una felicidad sin fin que esa miseria que jamás termina? ¿Por qué
os adornáis con lo que no tiene vida, y sin embargo, permitís que el hambriento y el
necesitado y el desnudo y el enfermo y el afligido pasen a vuestro lado sin hacerles caso?
Sí, ¿Por qué formáis vuestras abominaciones secretas para obtener lucro y dais lugar a que
las viudas y también los huérfanos lloren ante el Señor y también que la sangre de sus
padres y sus maridos pida al Señor, desde el suelo, venganza sobre vuestra cabeza?
(Morm. 8: 28-47.)
Por la amplitud con que los placeres mundanos, falsa doctrina e iniquidad son
encontradas entre los santos, ellos también participan del espíritu de la gran apostasía. Hablando
de los hombres en los últimos días Nefi dijo: " Todos se han extraviado, salvo unos
pocos que son los humildes discípulos de Cristo; sin embargo son guiados de tal manera,
que a menudo yerran porque son enseñados por los preceptos de los hombres"(2Ne.
28:14.) Continúa: que si los miembros de la iglesia creen en falsas doctrinas, si aceptan
falsas teorías educacionales; si ellos caen en las prácticas y abominaciones de los sectarios;
si ellos usan té, café, tabaco, o licor; si fallan en pagar diezmos honestos si se encuentran
faltos de las unciones del Señor; si juegan cartas; si hacen algo contrario a las normas de
rectitud personal requeridas por el Evangelio, entonces a este punto ellos están en personal
apostaría y necesitan arrepentirse.
Dado que la verdad está siempre en armonía con si misma y todos los verdaderos
santos "hablan la misma cosa", no tienen "divisiones" entre ellos y son "perfectamente
unidos en una misma mente y un mismo parecer" (1 Cor. 7: 10-13), resulta que donde hay
divisiones y contención está presente la apostasía.
Si las iglesias modernas no concuerdan con el modelo del Nuevo Testamento de la
Iglesia Verdadera, entonces las organizaciones disímiles son apóstatas. Es una simple
prueba de autenticidad, puede ser hecha a cualquier Iglesia que (de acuerdo al modelo del
Nuevo Testamento) tenga alguna combinación de los nombres de Cristo como su nombre.
¿Dónde hay una Iglesia proclamando tener el sacerdocio de Aarón y el de Melquisedec
establecido como en el nuevo Testamento? ¿Dónde hay apóstoles, profetas, setentas y
todos los oficiales designados en la Iglesia de nuestro Señor? ¿Dónde encontramos todas
las ordenanzas del Evangelio, entre otras bautismo por...los muertos, imposición de manos
por el don del Espíritu Santo, y la administración a los enfermos?
¿Dónde se enseña la verdadera Doctrina del Nuevo Testamento; que el plan de
salvación consiste en fe, arrepentimiento, bautismo, obtención del Espíritu Santo, y perseverancia
en buenas obras hasta el fin; que hay grados de gloria en los mundos eternos; que
el Evangelio es predicado en el mundo espiritual; que iba a haber una apostaría universal
seguida de una era de restauración; que el evangelio iba a retornar a la tierra por
administración de ángeles; que Israel iba a ser congregado en un tiempo posterior a la
época del Nuevo Testamento y así en adelante? Y por sobre todo, donde están los dones
del Espíritu, las señales, visiones, milagros y obras maravillosas, que sin hacer acepción de
personas, " seguirán a los que creen”? (Mar. 16: 17.)
Para aquellos que son sinceros y honestos en su búsqueda no es difícil descubrir si ha
habido una apostaría universal y si es así, dónde está hoy la verdad.


 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

De nuez...



Hum... Pero igual y el sacerdocio lo tienen los católicos, ¿cual es la diferencia?


TAL parece que por más de mil setecientos años sobre el hemisferio oriental, y más de catorce
siglos en el occidental, hubo silencio entre los cielos y la tierra." Carecemos de todo relato auténtico
de alguna revelación directa de Dios al hombre durante este largo intervalo. Como ya se ha indicado,
el período del ministerio apostólico sobre el continente oriental probablemente concluyó antes de
comenzar el segundo siglo de la era cristiana. A raíz de la muerte de los apóstoles comenzó el rápido
desarrollo de una apostasía universal que se había previsto y predicho.
Fue una combinación de causas exteriores e interiores lo que llevó a efecto esta grande apostasía.
La más eficaz de estas fuerzas externas desintegrantes fue la tenaz persecución, consiguiente a la
oposición de los judíos así como de los paganos, que acosó a los miembros de la Iglesia. Grandes
números de los que profesaban ser miembros, y muchos de los que habían ocupado puestos oficiales,
desertaron la Iglesia, mientras que otros, bajo el azote de la persecución, se sintieron estimulados a
obrar con mayor celo. El resultado general de la oposición externa, es decir, de las causas exteriores de
la decadencia de la fe y obras, consideradas en conjunto, se manifestó en la defección de los
miembros, con lo cual se motivó una extensa apostasía de la Iglesia. Pero inmensurablemente más
serio fue el resultado de la disensión, cisma y divisiones internas que produjeron una completa
apostasía en la Iglesia, respecto del camino y la palabra de Dios.
El judaismo fue el primer opresor del cristianismo, y llegó a ser el instigador e incitador de las
atrocidades adicionales consiguientes a la persecución pagana. Durante el reinado de Nerón
(comenzando como en el año 64 de nuestra era) se generalizó la hostilidad manifiesta y vigorosa de
las potencias romanas contra la Iglesia Cristiana, aversión, que salvo por treguas ocasionales que
duraban meses y aun años, continuó hasta cerca del fin del reinado de Diocleciano (como en el año
305). La inhumana crueldad y salvaje barbarismo que se imponían a cuantos osaban profesar el
nombre de Cristo durante estos siglos de dominio pagano son hechos aceptados de la historia.
Cuando Constantino el Grande ascendió al trono en la primera parte del cuarto siglo, se inauguró
un cambio radical en la actitud del estado respecto de la iglesia. No tardó el emperador en convertir el
así llamado cristianismo de su época en la religión de sus dominios, y la devoción celosa a la iglesia
llegó a ser la manera más segura de granjearse el favor imperial. Para entonces la iglesia era ya
principalmente una institución apóstata, y aun el más elemental bosquejo de su organización y
servicios difícilmente se parecía a la Iglesia de Jesucristo, fundada por el Salvador y edificada por
conducto de los apóstoles. Los vestigios de cristianismo genuino, que antes pudieron haber
sobrevivido en la Iglesia, ahora quedaron ocultos de los ojos de los hombres por causa de los abusos
que resultaron de la elevación de la organización eclesiástica a una posición de eminencia secular tras
el decreto de Constantino. El emperador, a pesar de no estar bautizado, se hizo nombrar cabeza de la
iglesia, y los puestos sacerdotales llegaron a gozar de mayor preferencia que los grados militares o
nombramientos del estado. El espíritu de apostasía que había impregnado la iglesia antes que
Constantino la rodeara con el manto protector imperial y la ensalzara con la insignia del estado, ahora
despertó con actividad intensificada, y la levadura de la propia hechura de Satanás se diseminó en las
condiciones más favorables para su fungoso desarrollo.
El obispo de Roma ya había establecido su preeminencia sobre sus compañeros en el episcopado;
pero cuando el emperador convirtió a Bizancio en su capital y le dio en su honor, el nombre de
Constantinopla, el obispo de esta ciudad pretendió la misma categoría que el pontífice romano. Se
impugnó la pretensión; la disensión resultante dividió la Iglesia, y el cisma ha persistido hasta el día
de hoy, como lo manifiesta la distinción existente entre las iglesias católicas romana y griega.
El pontífice romano asumió la autoridad secular así como la espiritual, y en el siglo once se arrogó
a sí mismo el título de Papa que significa Padre, en calidad de gobernante paternal en todas las cosas.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Durante los siglos doce y trece la autoridad temporal del papa fue superior a la de los reyes y
emperadores, y la iglesia romana se convirtió en la despótica soberana de las naciones, y en mayor
autócrata que todos los estados seculares. Sin embargo, esta iglesia, viciada por la fetidez de la
ambición mundanal y la codicia del dominio, audazmente afirmaba ser la Iglesia establecida por Aquel
que afirmó: "Mi reino no es de este mundo." Las arrogantes presunciones de la iglesia de Roma no
fueron menos extravagantes con respecto a la administración espiritual, que a la secular. Con su
vociferante dominio sobre el destino espiritual de los hombres, blasfemamente aparentó perdonar o
retener los pecados individuales, e imponer o remitir castigos en la tierra así como allende el sepulcro.
Vendía permisos para cometer pecados y ofrecía, a cambio de oro, cartas de perdón indulgente por los
pecados ya cometidos. Su papa, proclamándose vicario de Dios, se sentaba con gran pompa para
juzgar como si fuera Dios, y con esta blasfemia cumplió la profecía que Pablo pronunció después de
amonestar sobre las terribles condiciones que antecederían la segunda venida del Cristo: "Nadie os
engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el
hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios
o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios."
Abandonándose sin restricción al libertinaje de una autoridad arrogada, la Iglesia de Roma no
vaciló en transgredir la ley de Dios, modificando las ordenanzas esenciales para la salvación y
despiadadamente violando el pacto sempiterno, contaminando de ese modo la tierra, tal como Isaías lo
había predicho.6 Alteró la ordenanza del bautismo, destruyendo su simbolismo y añadiéndole
imitaciones de ritos paganos; corrompió el sacramento de la Cena del Señor y tergiversó esta doctrina
con la extravagancia de la transubstanciación; asumió aplicar los méritos de los justos para perdonar
al pecador mediante el completamente repugnante dogma, contrario a las Escrituras, de la
supererogación; impulsó la idolatría de la manera más seductiva y perniciosa; condenó el estudio de
las Santas Escrituras por el vulgo en general; implantó un estado innatural de celibato sobre su clero;
se corrompió mediante una asociación impía con las teorías y sofisterías de los hombres y adulteró a
tal grado los sencillos preceptos del evangelio de Cristo, que engendró una religión henchida de
supersticiones y herejías; promulgó doctrinas perversas concernientes al cuerpo humano que dieron al
divinamente formado templo de carne la apariencia de no ser más que un objeto digno del tormento y
del desprecio; proclamó como acto de virtud, que aseguraba una rica recompensa, el mentir y engañar,
si así convenía a sus propios intereses; y tan completamente se apartó del plan original de la
organización de la Iglesia de Cristo, que se convirtió en un espectáculo de ostentación aparatosa,
fabricada por los caprichos de los hombres.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

Las causas internas de mayor importancia que causaron la apostasía de la Iglesia Primitiva se
pueden bosquejar en esta forma: (I) La corrupción de las doctrinas sencillas del evangelio de Cristo
al mezclarlas con los sistemas filosóficos así llamados. (2) Aditamentos desautorizados a los ritos
prescritos de la Iglesia y la introducción de graves alteraciones en las ordenanzas esenciales. (3)
Cambios desautorizados en la organización del gobierno de la Iglesia.
Bajo la represión tiránica consiguiente al dominio usurpado e injusto de la iglesia romana, la
civilización se retrasó por varios siglos y virtualmente permaneció estancada. Este período de
retroceso es conocido en la historia como la época medieval. El siglo quince presenció el movimiento
conocido como el Renacimiento o la renovación de las ciencias; hubo un despertamiento general y
significativamente rápido entre los hombres en todo el mundo civilizado, y se manifestó un esfuerzo
resuelto para librarse del estupor de la indolencia y la ignorancia. Los historiadores y filósofos han
visto en el Renacimiento un empuje inconsciente y espontáneo del "espíritu de la época"; fue un paso
predeterminado en la voluntad de Dios para iluminar las mentes descarriadas de los hombres, una
etapa preparatoria para la restauración del evangelio de Cristo que iba a suceder unos siglos después.
Con el renacimiento de la actividad y esfuerzos intelectuales en el campo del mejoramiento
material, surgieron, como corolario natural e inevitable, las protestas e insurrección contra la tiranía
religiosa de la época. En Francia los albigenses se habían rebelado contra el despotismo eclesiástico en
el siglo trece, y un siglo después Juan Wiclef, de la Universidad de Oxford, osadamente denunció la
corrupción de la iglesia y clero romanos, y particularmente la restricción impuesta por la jerarquía
papal sobre el estudio popular de las Escrituras. Wiclef dio al mundo una versión de la Sagrada Biblia
en el idioma inglés. La iglesia papal intentó reprimir y castigar por la fuerza estas manifestaciones de
independencia en las creencias y hechos. Los albigenses padecieron crueldades inhumanas y matanzas
desenfrenadas. Wiclef fue víctima de una persecución severa y persistente; y aunque murió en su
lecho, no se calmó la saña de la iglesia romana sino hasta que hubo desenterrado e incinerado su
cuerpo, y esparcido sus cenizas al aire. Juan Hus y Jerónimo de Praga se distinguieron sobre el
continente de Europa agitando los ánimos contra el despotismo papal, y ambos murieron mártires de la
causa. Aunque la iglesia se había vuelto apóstata hasta su centro, no faltaron hombres de corazón
valiente y alma justa, dispuestos a dar su vida para fomentar la emancipación espiritual.
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

En el siglo dieciséis se llevó a efecto una notable revolución contra el papado conocida como la
Reforma. Un monje alemán llamado Martín Lutero inició este movimiento en 1517; y tan rápido fue
su crecimiento, que no tardó en extenderse hasta todos los dominios del papado. En una dieta o
concilio general efectuado en Espira en 1529, los representantes y otros delegados de ciertos
principados alemanes redactaron protestas formales contra el despotismo de la iglesia papal; y por tal
motivo los reformadores han sido tildados de protestantes desde entonces. Juan, Elector de Sajonia,
propuso una iglesia independiente, y a instancias de él, Lutero y su amigo, Melanchton, prepararon
una constitución para la misma. Los protestantes discordaron entre sí. Faltándoles la autoridad divina
para orientarlos en asuntos de organización y doctrina eclesiásticas, siguieron las diversas maneras de
los hombres, y se hallaron divididos por dentro y acosados por fuera. Confrontada por estos resueltos
oponentes, la iglesia romana no vaciló en emplear crueldades extremadas. El tribunal de la
Inquisición, establecido en la última parte del siglo quince con el infamemente sacrilego nombre de
"El Santo Oficio", se embriagó con la lujuria de bárbaras crueldades en el siglo de la Reforma e
infligió tormentos indescriptibles a las personas secretamente acusadas de herejía.
En las primeras etapas de la Reforma instigada por Lutero, el rey de Inglaterra, Enrique VIII,
declaró su fidelidad al papa, por lo que recibió de éste el distintivo título de "Defensor de la Fe".
Pocos años después la iglesia romana excomulgó a este mismo soberano británico por su impaciente
menosprecio de la autoridad del papa en el asunto de su deseo de divorciarse de la reina Catalina para
poder contraer matrimonio con una de sus doncellas. En 1534 el Parlamento británico aprobó el Acto
de Supremacía, por medio del cual la nación repudió toda lealtad a la autoridad papal. Con este
decreto el Rey quedó constituido en jefe supremo de la iglesia dentro de sus propios dominios. Así fue
como en consecuencia directa de los libertinos amores de un rey perverso e infame, nació la iglesia
anglicana. Con blasfema indiferencia hacia la falta de comisión divina, sin una sombra siquiera de
sucesión sacerdotal, un soberano adúltero estableció una iglesia, le proporcionó un "sacerdocio" de su
propia hechura y se proclamó administrador supremo en lo concerniente a todo asunto espiritual.
El estudiante de historia está familiarizado con el conflicto entre el catolicismo y el protestantismo
en la Gran Bretaña. Basta decir aquí que el odio mutuo de las dos sectas contendientes, el celo de sus
adherentes respectivos y su amor supuesto de Dios y devoción al servicio de Cristo, se manifestaban
principalmente por medio de la espada, el hacha y la estaca. Enloquecidos porque habían logrado por
lo menos una emancipación parcial de la tiranía de la superchería sacerdotal, los hombres y las
naciones corrompieron su recién adquirida libertad de pensamiento, palabras y hechos con un torrente
de repugnantes excesos. La falsamente llamada Edad de la Razón y las abominaciones ateas que
resultaron de la revolución francesa proporcionan testimonio irrefutable de lo que el hombre puede
llegar a ser cuando se vanagloria de despreciar a Dios.
¿Es de extrañarse, pues, que desde el siglo dieciséis en adelante, las iglesias fabricadas por los
hombres se hayan multiplicado con rapidez fantástica? El número de iglesias y organizaciones
eclesiásticas que fundan sus credos en el cristianismo ha llegado a los miles. Por todos lados se oye
hoy día: "He aquí a Cristo", o "helo allí." Existen sectas que han tomado su nombre de las
circunstancias de su origen, como la iglesia de Inglaterra o anglicana; otras llevan el nombre de sus
grandes fundadores o promulgadores, como la luterana, calvinista, wesleyana; algunas son conocidas
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

por la singularidad de sus doctrinas o plan de administración, como la metodista, presbiteriana,
bautista, congregacional; pero hasta la tercera década del siglo diecinueve no existía sobre la tierra
una iglesia que afirmara llevar el nombre o título de la Iglesia de Jesucristo. La única organización
con el nombre de iglesia que en esa época existía y afirmaba tener el derecho de autoridad por
sucesión era la iglesia católica, y ésta por siglos se había encontrado en una condición apóstata y
completamente despojada de autoridad o aceptación divinas.
Si la "madre iglesia" carece de un sacerdocio válido y se halla privada de fuerza espiritual, ¿cómo
pueden sus hijas recibir de ella el derecho de oficiar en las cosas de Dios? ¿Quién osará afirmar que el
hombre puede originar un sacerdocio que Dios tiene la obligación de honrar y reconocer? Damos por
supuesto el hecho de que los hombres pueden instituir, y por cierto instituyen entre sí sociedades,
asociaciones, sectas y aun "iglesias", si así desean llamar sus organizaciones, aceptamos que pueden
prescribir reglas, redactar leyes y formular planes de operación, disciplina y gobierno, y que todas
estas leyes, reglamentos y sistemas de administración surten sus efectos en aquellos que se hacen
miembros. Pero aun reconociéndoles todos estos derechos y facultades, ¿de dónde pueden obtener la
autoridad del santo sacerdocio, sin el cual no puede haber Iglesia de Cristo?
Muchos eminentes y concienzudos representantes de las varias iglesias, y aun las propias iglesias,
en calidad de instituciones, han admitido la condición apóstata de la cristiandad. Hasta la Iglesia
Anglicana reconoce este lamentable hecho en su declaración oficial de degeneración, que en su
Homilía contra los peligros de la idolatría, expresa en los siguientes términos:
"De manera que, legos y clero, doctos e indoctos, todas las edades, sectas y clases de hombres,
mujeres y niños de toda la cristiandad—cosa terrible y horrorosa en qué pensar—se han hundido a un
mismo tiempo en una idolatría abominable, de todos los vicios el más detestable ante Dios y el más
reprensible para el hombre; y esto tiene más de ochocientos años de estar así."
No lleguemos a la conclusión de que durante esta noche de apostasía universal, aun cuando larga y
tenebrosa, Dios se olvidó del mundo. El género humano nunca ha quedado enteramente abandonado a
su propia cuenta. El Espíritu de Dios estuvo obrando hasta el grado que se lo permitió la incredulidad
del hombre. Juan el apóstol y los tres discípulos nefitas1 estuvieron ejerciendo su ministerio entre los
hombres, aunque sin ser conocidos. Sin embargo, durante los siglos de tinieblas espirituales los
hombres vivieron y murieron sin el ministerio de un apóstol, profeta, élder, obispo, presbítero, maestro
o diácono contemporáneo. La forma de piedad que existía en las iglesias establecidas por manos
humanas carecía de poder divino. Plenamente había llegado el tiempo previsto por el apóstol
inspirado—de que el género humano en general se negaría a escuchar la sana doctrina, antes teniendo
comezón de oír, se amontonaría maestros conforme a sus propias concupiscencias—y verdaderamente
la humanidad había apartado sus oídos de la verdad para seguir en pos de las fábulas." En la primera
parte del siglo diecinueve se vio el cumplimiento total de las condiciones predichas por boca del
profeta Amos: "He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no
hambre de pan, ni sed de agua, sino de oir la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el
norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán."
Durante el período de la apostasía fueron cerradas las ventanas de los cielos que daban hacia el
mundo, y con ello quedó interrumpida toda revelación directa de Dios, y particularmente cualquier
manifestación personal o teofanía de Cristo. El género humano había cesado de conocer a Dios, y
tapado con un manto de misterio y fantasía las palabras de los profetas y apóstoles que lo conocieron
en la antigüedad, por lo que se dejó de creer en la existencia del Dios verdadero y viviente; y en su
lugar los sectarios intentaron concebir un ser incomprensible, desprovisto de "cuerpo, partes o
pasiones", en una palabra, una nada inmaterial.
Se había decretado en los concilios celestiales, sin embargo, que después de muchos siglos de
tenebrosa ignorancia, el mundo nuevamente habría de ser iluminado por la luz de la verdad. Mediante
la operación del genio de la inteligencia, que es el Espíritu de Verdad, el alma de la raza humana había
estado pasando por una preparación, semejante al campo que es arado profundamente, para que de
 
Re: Respondo a las objeciones que se le hagan a la Iglesia de Jesucristo (Sud)

La guerra entre las colonias americanas y la madre patria, así como la victoria que resultó en la
emancipación, de una vez por todas, de las colonias americanas del gobierno monárquico, también se
habían predicho como pasos adicionales en los preparativos para la restauración del evangelio. Se dejó
correr el tiempo suficiente para efectuar el establecimiento de un gobierno estable y la selección de
hombres escogidos e inspirados que habrían de redactar y promulgar la Constitución de los Estados
Unidos, en la cual se otorga a todo hombre una medida cabal de libertad política y religiosa. No
convenía que la semilla preciosa del evangelio restaurado cayera en tierra baldía endurecida por la
intolerancia, sólo capaz de producir los cardos del fanatismo y las hierbas nocivas de la esclavitud
mental y espiritual. El evangelio de Jesucristo es la incorporación de la libertad; es la verdad que
libertará a todo hombre y toda nación que quiera aceptar y obedecer sus preceptos.
En el tiempo señalado el Padre Eterno y su Hijo Jesucristo se manifestaron al hombre sobre la
tierra e inauguraron la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos.


Esta es la Diferencia