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El hombre comió del árbol de la ciencia del bien y el mal.
Quedó inscrita la ley de Dios en nuestras conciencias.
Tienes razón, OSO, en que la Ley de Dios quedó inscrita en nuestras conciencias.
La gran mayoría de los adultos de este mundo sabe, en general, lo que está bien y lo que está mal.
Sin embargo Jesús abogó también, en la cruz, por quienes "no saben lo que hacen", y fue importante para los evangelistas dejar consignado el episodio.
Si Jesús abogó por ellos implica que existen tales personas o situaciones. Y es que hay muchas ocasiones en que no es fácil distinguir el bien del mal.
Ahí tenemos el ejemplo de Saulo de Tarso.
Saulo de Tarso pensaba que hacía la obra de Dios, guiado por un celo santo, al perseguir a los cristianos a quienes consideraba herejes de la fe judaica. Los cristianos eran inocentes de cualquier crimen imaginable. Al menos, Pablo no dice que los persiguiera por alguna acción moralmente incorrecta (matar, robar, adulterar, etc) así que debemos pensar que lo hacía por sus creencias.
A pesar de creer equivocadamente que hacía bien cuando en realidad hacía mal, Saulo recibió la enorme oportunidad de Jesucristo para redimirse.
Dios leyó su corazón y supo que dentro de ese celo mal encauzado había un hombre con un potencial enorme para el desarrollo espiritual propio y de millones de almas que algún día lo escucharían o leerían.