REFLEXIÓN BÍBLICA
Al no estar sujeta la Iglesia a ninguna declaración profética del AT en base a su condición de misterio escondido desde los siglos en Cristo, no requiere de señales para que Cristo venga por Ella.
Así lo demostró en su soberana voluntad, cuando descendió del cielo para evangelizar a Saulo de Tarso en su camino a Damasco, y, lo que, es más, le dijo claramente esto:
Hch_26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,
LA IGLESIA NO ESPERA SEÑALES, ESPERA A CRISTO Y PUNTO.
Al no estar sujeta la Iglesia a ninguna declaración profética del AT en base a su condición de misterio escondido desde los siglos en Cristo, no requiere de señales para que Cristo venga por Ella.
Así lo demostró en su soberana voluntad, cuando descendió del cielo para evangelizar a Saulo de Tarso en su camino a Damasco, y, lo que, es más, le dijo claramente esto:
Hch_26:16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,
LA IGLESIA NO ESPERA SEÑALES, ESPERA A CRISTO Y PUNTO.