Te creo, Esteban.
Así es.
Como está formulada tu pregunta, la respuesta es "No". No creo que nada puede probarse con Escrituras, pues todo depende de lo que creemos por fe. Además de que, para los baha'i, "Escritura" incluye otros textos además de la Biblia, y entiendo que tú te refieres solo a la Biblia.
Si la pregunta fuera: ¿Crees que el concepto de Baháulláh como Otro Consolador es compatible con las enseñanzas de la Biblia? Entonces contestaría que sí, puesto que Jesús fue un Consolador, vino en carne, fue enviado por el Padre y el Espíritu Santo descendió en Él. Por lo tanto, lo mismo podría pasar con el Otro Consolador, fuera Mahoma o Baháulláh. Otro punto de apoyo es la interpretación del retorno de Elías, que no vino ni como "espíritu desencarnado", ni como una "reencarnación", sino más bien como el Espíritu que guio a Elías, en un personaje histórico diferente, Juan el Bautista.
Bahá’u’lláh enseñó que Jesús murió en la cruz, con lo que despejó el error de la mayoría de los musulmanes (no de todos) que se desarrolló a partir de una errónea interpretación de una aleya del Corán. Como nota, no creemos que Mahoma haya enseñado que Jesús no murió crucificado.
Respecto a la resurrección, para los bahai es una figura de lenguaje, o símbolo de un fenómeno espiritual como, por ejemplo, el nacer de nuevo.
Al hablar de la resurrección como un concepto espiritual, El Báb aclaró una mala interpretación que se arrastraba desde el zoroastrianismo. Zoroastro habló de la resurrección en sentido figurado, como recurso pedagógico, pero sus seguidores, al paso de los siglos, fueron presentandola como si se tratara de algo literal, un milagro sobrenatural, físico. Tal idea pasó al judaísmo desde el exilio babilónico, y de ahí a los primeros judíos cristianos.
Creemos que Cristo vive. Fue muerto en la carne, pero "vivificado en espíritu". Y así, espiritualmente hablando, se levantó del polvo al que sus enemigos querían confinarlo (el polvo del olvido y la derrota) y se reveló a sus discípulos, quienes lo presentaron con gozo y esperanza como un Mesías vivo y victorioso, que pronto regresaría a instaurar el reino ya no solo en el corazón sino en la Tierra.
Los creyentes son resucitados con Cristo cuando pasan de muerte espiritual a vida.