El leer la Biblia con regularidad es una cosa buena. Pero para sacar pleno provecho de su lectura tenemos que entenderla.
UN MINISTRO cristiano iba de casa en casa en una de las secciones más pobres de Brooklyn, Nueva York, estimulando al estudio de la Biblia. En una puerta una señora dijo: “¡Ya tenemos una Biblia!” y con eso inmediatamente procedió a sacar una caja de cartón hermosamente adornada. Orgullosamente la abrió y desplegó una Biblia Douay grande profusamente estampada en relieve y que contenía muchos cuadros a colores. “Pagué cuarenta dólares por ella,” le aseguró al ministro visitante. Pero, ¿la había estado leyendo?
¿De qué sirve la Palabra de Dios, la Biblia, en la casa a menos que se lea, más que eso, a menos que se entienda? Porque, ¿cómo puede la Biblia aumentar nuestra fe en Dios y Jesucristo cuando no entendemos lo que estamos leyendo? Y lo más importante de todo es el aplicar los principios de la Biblia a nuestra vida. ¿Cómo podemos hacer eso si no la entendemos?
ESPERA VUESTROS COMENTARIOS, SALUDOS
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¿De qué sirve la Palabra de Dios, la Biblia, en la casa a menos que se lea, más que eso, a menos que se entienda? Porque, ¿cómo puede la Biblia aumentar nuestra fe en Dios y Jesucristo cuando no entendemos lo que estamos leyendo? Y lo más importante de todo es el aplicar los principios de la Biblia a nuestra vida. ¿Cómo podemos hacer eso si no la entendemos?
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