Una defensa de la inerrancia
I. Objeciones comunes a esta doctrina
Toda sana doctrina es atacada por el padre de mentira, el diablo, y por sus emisarios, los falsos maestros. No es la excepción con la inerrancia de la Biblia. Siempre se ha querido poner en duda la veracidad de la Escritura. Los teólogos liberales intentan afirmar que la Biblia contiene errores. Señalan que para que sea inerrante la Biblia, únicamente debe ser interpretada literalmente. Argumentan que ciertas doctrinas mencionadas en las Escrituras han sido modificadas a lo largo del tiempo. Opinan que hay errores gramaticales en las Sagradas Escrituras. Se aprovechan sobre el hecho de que los manuscritos originales no han sido encontrados ni analizados para poder asegurar cada una de las cosas ya mencionadas. Esto es clara muestra de que es imperativo que esta doctrina sea definida y enseñada acertadamente. Estas falsas afirmaciones sobre la inerrancia son evidencia de que el maligno está detrás de todo eso, queriendo siempre desacreditar la Palabra de Dios.
II. Pasajes que sustentan esta doctrina
Hay una gran variedad de porciones que defienden la enseñanza de la inerrancia de la Palabra escrita de Dios. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento argumentan a favor de este aspecto de la teología. El enfoque que se dará en este escrito es en lo que enseñó Jesús al respecto. Él dijo: “Santifícalos en Tu verdad; Tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). Es claro que Él consideraba que toda la Palabra de Su Padre era fidedigna. Creía que la Palabra tenía el poder para santificar a Sus discípulos.
Jesucristo también dijo: “Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4:4). En este caso, citó un pasaje de Deuteronomio, lo cual es muestra que Él creía en la inspiración de las Escrituras. Esta frase le fue citada al diablo cuando Él tentó al Hijo de Dios. Esto comprueba que Jesús entendía que cada palabra había provenido de Su Dios, y por lo tanto, era creíble y confiable. No solo cada frase, sino cada palabra.
El Hijo de Dios de igual forma afirmó: “La Escritura no puede ser quebrantada” (Jn. 10:35). Con esto Él estaba afirmando que era una imposibilidad que por error o equivocación no se cumpliera algo que la Biblia establecía. Todo lo que la Biblia dice, se cumple al pie de la letra. No hay palabra en ella que caiga sobre la tierra sin haberse cumplido.
Charles C. Ryrie resume muy acertadamente la perspectiva de Jesús sobre la inerrancia de la Palabra de Su Padre. Al analizar Sus enseñanzas al respecto, Ryrie señalas tres cosas, las cuales son las siguientes. En primer lugar, la gramática de la Biblia puede ser confiada y cada promesa se cumplirá tal y como lo afirma la forma en la que está escrita la Escritura. En segundo lugar, Jesús enseñó que la Escritura no contiene errores, y por lo tanto, no puede perder su autoridad. En tercer lugar, el Señor formuló distintos argumentos en base a una sola palabra y el tiempo verbal de esta misma.
5 Si esta fue la perspectiva de Jesús, esta debe ser la convicción de cada persona que ha creído al evangelio de Dios.
III. La convicción de la iglesia sobre esta doctrina a lo largo de la historia
La única autoridad de la iglesia es la Palabra de Dios, pero sí es provechoso y útil lo que la iglesia ha considerado respecto a distintas enseñanzas fundamentales. Hay algunas cosas que Dr. James Bearss enseña sobre este tema y su historia.
6 Por ejemplo, Martín Lutero, aunque no utilizó la palabra “inerrancia”, sí enseñaba que la Biblia era sin error. También podemos considerar que en la Confesión de Westminster publicada en el año 1647 se empleó la palabra “infabilidad” que está estrechamente relacionada con la inerrancia. Lo mismo se puede notar en la Confesión Bautista de 1689. Pero en sí, este término fue introducido por B.B. Warfield en 1902. Todo indica que la iglesia primitiva, los reformadores, los puritanos y muchos otros teólogos, creían y afirmaban la inerrancia de la Palabra de Dios.