Una alegoría para que entiendas que el ser humano es desde sus orígenes, alguien que tendió al pecado por causa de su miedo existencial y falta de Fe. Es para que entendamos que en conjunto somos un todo infectado desde el comienzo, y que esto nos afecta a todos. Solo Dios puede descontaminarnos...Seguimos viviendo en un Paraiso, aunque eso sí: un Paraíso contaminado.