¿ENSEÑA SANTIAGO SALVACIÓN POR OBRAS?
Stg 2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?
¿Podrá la fe salvarle?
Stg 2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
Stg 2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
Stg 2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
¡DE NINGUNA MANERA!
En el mensaje anterior
#304 se explica la clase de obras, en las cuales, el creyente salvo debe andar, no para ser salvo, sino porque ya es salvo.
Un creyente salvo no anda asistiendo a templos llenos de idolatría, ni tampoco se le ve arrodillado frente a dioses ajenos y menos invocando espíritus de personas fallecidas.
Santiago jamás iría en contra de la enseñanza de la salvación por medio de la Fe en Cristo; que esto quede bien claro, para que este pasaje no sea usado para descalificar el Sacrificio de Cristo, que es la única manera que existe para ser justificado delante de Dios, leemos:
2Co 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Cristo.
No somos justificados por la membresía a un sistema religioso, grupo, o por una vida moral sin tacha.
¿Quién acusará a los redimidos por Cristo?
Cristo es el que murió y el que también resucitó.
¿Qué lo llevó a gustar la muerte?
Mis pecados, tus pecados, tal como lo señala Juan el Bautista (Jn1:29)
En palabras más precisas, el dogma de la Salvación por Fe, depende de la Gracia de Dios, tal como aprendemos aquí:
Rom 4:16
Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros
Sin la Gracia de Dios es imposible la salvación del ser humano.
Y cuando corremos el velo y nos adentramos a mirar el fundamento de la Gracia, como si estuviéramos en el Santuario de Dios en el desierto, observamos que sobre el propiciatorio de Dios hay sangre de una víctima inocente que ha pagado con su vida, los pecados del ofrendante, que en el caso del Día de la Expiación, era el pueblo mismo.
Este sacrificio es el que hace escribir a Pablo:
Rom 3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
CONCLUSIÓN BÍBLICA
Somos «justificados por la gracia», «justificados por la fe», «justificados por la sangre» —esto es, por la muerte de Cristo en su aplicación a nosotros, porque tal es el significado de la figura sacrificial de la que la palabra «sangre» es la expresión en el Nuevo Testamento.
La gracia es el principio por el que Dios justifica al pecador; la fe es el principio por el que se recibe el beneficio; y la muerte de Cristo es la única base sobre la que todo esto es posible: somos «justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús».
Esto es ser "redimido"; comprado; sacado del mercado de los esclavos del pecado; y el precio pagado es la sangre de Cristo.
No son las obras de la ley, ni tampoco las obras del religioso, que piensa que dando de comer al hambriento, y de beber al sediento, y echando monedas en el pote del menesteroso en las calles, o en la alcancía del santo de su devoción, entonces aquieta su conciencia como si mereciese la salvación de su alma, por sus miserables obras que jamás podrán empañar, en lo más mínimo, el altísimo precio pagado por el alma del redimido.
ESTA ES UNA TRAMPA DEL DIABLO
Lo que Santiago enfatiza en la vida práctica de uno que ya es salvo, es esto:
«visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo».
SON ACTOS DE PIEDAD, Y UNA VIDA SANTA
Que surge espontáneamente de una persona que ya es salva, no para ser salva.
Que el Señor prospere este mensaje.