Romanos 14:5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.
14:6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace.
COLOSENSES 2:16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo.
SAN MARCOS 2:27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.
2:28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.
No pretendo decir que sea el domingo el "verdadero día de reposo", pero me parece que si te empecinas en que ser cristiano auténtico se basa en respetar un día de reposo específico, y no otro, no estás realmente convencido de la esencia que sostiene a la Ley;
¿sabés que en realidad la Ley está al servicio del hombre, y no al revés? Entonces, creo que como cristianos que nos consideramos, no debemos juzgar a otros; hagamos un esfuerzo para que la convivencia sea sana, sin falsedades, sin reproches.
Acordate que la Ley está al servicio de algo mucho mas grande; la Ley es un medio que sirve a la Paz. Hablo de la Ley también en sentido general, desde la del A.T. hasta las leyes que regulan la convivencia en nuestra sociedad, el estado, etc. En definitiva, la Ley está para que la convivencia sea mejor, por eso parte de un sentido común.
Si te parece bien guardar un sábado, adelante; si preferís descansar un domingo, adelante; y si pensás que tu día de reposo será mejor un miércoles, adelante; pero mejor sería que honráramos a Dios cada uno de los siete días de la semana, o los 365 días del año, y honrarlo en el reposo y en el trabajo, en cada una de nuestras actividades cotidianas, sembrando el respeto, la honestidad, la humildad.
Creo que es ese el sentido en que debe basarse nuestra existencia, no en la rígida interpretación literal, (fariséica), de las Escrituras. Miremos un poco más allá; Dios nos dio Su Palabra, pero también nos dotó de inteligencia para entenderla. Pidámosle sabiduría para conducirnos sanamente, en equilibrio con nuestra vida y armonía con nuestro prójimo. Así, la tierra será fertil para que la semilla que siembre el sembrador germine, crezca y dé sus frutos.
Amén
