<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Juan Manuel:
Hola Moycas:
No me ofenden tus palabras.
Pero sólo te puedo repetir lo que ya dije antes:
Yo creo lo que cree la Iglesia católica, acerca de la Biblia.
Para los católicos, la Biblia tiene "doble autoría":
Divina y humana.
Dios es verdadero Autor, porque inspiró a los hombres que escribieron los libros bíblicos.
Estos hombres (hagiógrafos se les llama), son también autores, por la sencilla razón que escribieron los libros.
A la persona que escribe un libro, no se le puede quitar el título de autor.
Aunque lo haya hecho "inspirado por Dios".
No confundas "inspirado" con una especie de
"control remoto", que haría del hombre un mero instrumento pasivo en manos de Dios.
Esto claramente no fué así.
Cuando Dios "te usa", tú debes poner igualmente todo de tu parte.
Dios y los hombres formamos un Buen Equipo !!!
Dios te bendiga.
[/quote]
Estimados Moycas y Juan Manuel:
Si me permiten terciar, me parece que hay un malentendido, motivado quizás por los diferentes énfasis.
A continuación cito a dos eminentes y ortodoxos eruditos protestantes sobre el tema en discusión:
"Según 2 Timoteo 3:16, lo inspirado son precisamente los escritos bíblicos. La inspiración es una obra de Dios que concluye, no en los hombres que habrían de escribir la Escritura (como si, habiéndoseles dado una idea de qué decir, Dios les hubiese abandonado a encontrar por sí mismos una forma de decirlo), sino en el producto escrito real. Es la Escritura -graphe, el texto escrito, la que es respirada por Dios. La idea esencial aquí es que toda la Escritura tiene el mismo carácter que tenían los sermones de los profetas, tanto cuando se predicaban como cuando se escribían (cf. 2 Pedro 1: 19-21, sobre el origen divino de toda "profecía de la Escritura"). Es decir que la Escritura no es solamente la palabra del hombre -el fruto del pensamiento, la premeditación y el arte humanos- sino también e igualmente la palabra de Dios, hablada a través de labios de hombre o escrita con pluma de hombre. En otras palabras, la Escritura tiene una doble autoría, y el hombre es solamente el autor secundario; el autor primario, a través de cuya iniciativa, convocatoria e iluminación, y bajo cuya superintendencia cada escritor humano realizó su trabajo, es Dios el Espíritu Santo."
James I. Packer, The inspiration of the Bible. En Philip Wesley Comfort (Ed.), The Origin of the Bible. Wheaton: Tyndale House, 1992, p. 30-31.
"Al proporcionarnos una graphê cuyo lenguaje es fidedigno para todas las necesidades teológicas y morales de la existencia histórica de la Iglesia, el Espíritu Santo no nos ha dado unas Escrituras docetas. En la cristología, los docetas eran quienes afirmaban la divinidad de Cristo, pero enseñaban que su cuerpo era una apariencia inmaterial. De ese modo se negaba trágicamente la verdadera humanidad de Cristo. La humanidad de las Escrituras no ha de ser negada. Los que las escribieron fueron verdaderos autores. El Espíritu Santo no destruyó en los profetas o apóstoles su carácter de autores humanos.
Hay una diferencia entre una secretaria y un autor. La secretaria meramente transcribe; el autor da origen. El amanuense que escribió las palabras de una de las Epístolas Paulinas no fue su autor, sino que lo fue Pablo, quien no escribió una sola palabra. Los profetas y apóstoles no fueron secretarios o amanuenses, sino verdaderos autores. El Espíritu Santo empleó los idiomas, vocabularios, culturas, emociones, pensamientos y bocas de ellos. El misterio o la maravilla de las Escrituras es que son el resultado de ese origen dual, del apóstol por una parte y del Espíritu Santo por otra, y sin embargo lo son de tal modo que esos dos orígenes no confligen entre sí."
Bernard Ramm, La revelación especial y la Palabra de Dios. Buenos Aires: La Aurora, 1967, p. 187-188.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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Hola Moycas:
No me ofenden tus palabras.
Pero sólo te puedo repetir lo que ya dije antes:
Yo creo lo que cree la Iglesia católica, acerca de la Biblia.
Para los católicos, la Biblia tiene "doble autoría":
Divina y humana.
Dios es verdadero Autor, porque inspiró a los hombres que escribieron los libros bíblicos.
Estos hombres (hagiógrafos se les llama), son también autores, por la sencilla razón que escribieron los libros.
A la persona que escribe un libro, no se le puede quitar el título de autor.
Aunque lo haya hecho "inspirado por Dios".
No confundas "inspirado" con una especie de
"control remoto", que haría del hombre un mero instrumento pasivo en manos de Dios.
Esto claramente no fué así.
Cuando Dios "te usa", tú debes poner igualmente todo de tu parte.
Dios y los hombres formamos un Buen Equipo !!!
Dios te bendiga.
[/quote]
Estimados Moycas y Juan Manuel:
Si me permiten terciar, me parece que hay un malentendido, motivado quizás por los diferentes énfasis.
A continuación cito a dos eminentes y ortodoxos eruditos protestantes sobre el tema en discusión:
"Según 2 Timoteo 3:16, lo inspirado son precisamente los escritos bíblicos. La inspiración es una obra de Dios que concluye, no en los hombres que habrían de escribir la Escritura (como si, habiéndoseles dado una idea de qué decir, Dios les hubiese abandonado a encontrar por sí mismos una forma de decirlo), sino en el producto escrito real. Es la Escritura -graphe, el texto escrito, la que es respirada por Dios. La idea esencial aquí es que toda la Escritura tiene el mismo carácter que tenían los sermones de los profetas, tanto cuando se predicaban como cuando se escribían (cf. 2 Pedro 1: 19-21, sobre el origen divino de toda "profecía de la Escritura"). Es decir que la Escritura no es solamente la palabra del hombre -el fruto del pensamiento, la premeditación y el arte humanos- sino también e igualmente la palabra de Dios, hablada a través de labios de hombre o escrita con pluma de hombre. En otras palabras, la Escritura tiene una doble autoría, y el hombre es solamente el autor secundario; el autor primario, a través de cuya iniciativa, convocatoria e iluminación, y bajo cuya superintendencia cada escritor humano realizó su trabajo, es Dios el Espíritu Santo."
James I. Packer, The inspiration of the Bible. En Philip Wesley Comfort (Ed.), The Origin of the Bible. Wheaton: Tyndale House, 1992, p. 30-31.
"Al proporcionarnos una graphê cuyo lenguaje es fidedigno para todas las necesidades teológicas y morales de la existencia histórica de la Iglesia, el Espíritu Santo no nos ha dado unas Escrituras docetas. En la cristología, los docetas eran quienes afirmaban la divinidad de Cristo, pero enseñaban que su cuerpo era una apariencia inmaterial. De ese modo se negaba trágicamente la verdadera humanidad de Cristo. La humanidad de las Escrituras no ha de ser negada. Los que las escribieron fueron verdaderos autores. El Espíritu Santo no destruyó en los profetas o apóstoles su carácter de autores humanos.
Hay una diferencia entre una secretaria y un autor. La secretaria meramente transcribe; el autor da origen. El amanuense que escribió las palabras de una de las Epístolas Paulinas no fue su autor, sino que lo fue Pablo, quien no escribió una sola palabra. Los profetas y apóstoles no fueron secretarios o amanuenses, sino verdaderos autores. El Espíritu Santo empleó los idiomas, vocabularios, culturas, emociones, pensamientos y bocas de ellos. El misterio o la maravilla de las Escrituras es que son el resultado de ese origen dual, del apóstol por una parte y del Espíritu Santo por otra, y sin embargo lo son de tal modo que esos dos orígenes no confligen entre sí."
Bernard Ramm, La revelación especial y la Palabra de Dios. Buenos Aires: La Aurora, 1967, p. 187-188.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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