¿Por qué?
Porque aborrecieron el conocimiento,
y no eligieron respetar al Señor.
Ellos no están dispuestos
a aceptar mi consejo,
y aborrecen mis advertencias.
“Por lo tanto,
tendrán que comer el fruto
de sus propias decisiones,
y se saciarán de sus propios planes retorcidos.
Los necios mueren por su propia rebeldía.
Los tontos son destruidos por su descuido.
Pero todos los que me oyen estarán seguros,
y vivirán sin preocuparse de problema alguno”.