Los casos de posesión, considerados desde un punto de vista psicológico, presentan una variada morfología que abarca fenómenos considerados físicos y fenómenos, mas sutiles y tal vez más espectaculares, considerados psíquicos.
Los evangelios, además de señalar numerosos episodios de posesión y exorcismo, se refiere con mucha frecuencia a los endemoniados, especialmente con frases generales que ponen en evidencia la obra de sanación de Jesús y de sus apóstoles. Leemos, por ejemplo, en Mateo: << Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; El expulsó a los espíritus con una palabra >> (c 8,16); y en Marcos: << Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios >> (c 1,39). Y como evidencian también los relatos evangélicos, Jesús confirió a sus discípulos el poder de arrojar a los demonios, y ellos ejercieron repetidas veces ese poder.
Ahora bien, una cosa es preguntarse si la posesión diabólica es posible en sí misma, independientemente del hecho que se verifique o no, y otra es ver si concretamente se dan casos ciertos, seguros.
Desde luego, debemos admitir si lo que queremos es realizar un estudio serio sobre el tema, que por lo que se refiere a los tiempos más lejanos, es evidente una exagerada credulidad demoníaca, debida, entre otras cosas, a una menor seriedad de la investigación científica y a los conocimientos rudimentarios de la fenomenología psíquica y parapsicológica; sin embargo, querer con eso eliminar la infinita cantidad de casos significaría caer en una actitud apriorística y carente de seriedad.
Un estudio serio sobre la realidad de la posesión diabólica no podría sino incluir un análisis detallado de los contenidos teológicos referidos al tema, de la fenomenología psiquiátrico-médica presente en muchos supuestos ¨posesos¨ y de las posibles facultades paranormales que muchos supuestas posesiones podrían estar encubriendo. Es por eso, que para abordar responsable y seriamente el tema, les propongo comenzar respondiendo a la encuesta arriba propuesta y manifestar así, la opinión personal de cada uno, para después ampliar su postura ya sea en base a los relatos evangélicos que cada uno considere precisos exponer y los comentarios en lo referente a lo psicológico y lo médico que cada uno, en base a su formación puedan compartir, para poder de esta manera, abarcar la complejitud del tema y hacer más fructífero el debate.
jMo
Los evangelios, además de señalar numerosos episodios de posesión y exorcismo, se refiere con mucha frecuencia a los endemoniados, especialmente con frases generales que ponen en evidencia la obra de sanación de Jesús y de sus apóstoles. Leemos, por ejemplo, en Mateo: << Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; El expulsó a los espíritus con una palabra >> (c 8,16); y en Marcos: << Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios >> (c 1,39). Y como evidencian también los relatos evangélicos, Jesús confirió a sus discípulos el poder de arrojar a los demonios, y ellos ejercieron repetidas veces ese poder.
Ahora bien, una cosa es preguntarse si la posesión diabólica es posible en sí misma, independientemente del hecho que se verifique o no, y otra es ver si concretamente se dan casos ciertos, seguros.
Desde luego, debemos admitir si lo que queremos es realizar un estudio serio sobre el tema, que por lo que se refiere a los tiempos más lejanos, es evidente una exagerada credulidad demoníaca, debida, entre otras cosas, a una menor seriedad de la investigación científica y a los conocimientos rudimentarios de la fenomenología psíquica y parapsicológica; sin embargo, querer con eso eliminar la infinita cantidad de casos significaría caer en una actitud apriorística y carente de seriedad.
Un estudio serio sobre la realidad de la posesión diabólica no podría sino incluir un análisis detallado de los contenidos teológicos referidos al tema, de la fenomenología psiquiátrico-médica presente en muchos supuestos ¨posesos¨ y de las posibles facultades paranormales que muchos supuestas posesiones podrían estar encubriendo. Es por eso, que para abordar responsable y seriamente el tema, les propongo comenzar respondiendo a la encuesta arriba propuesta y manifestar así, la opinión personal de cada uno, para después ampliar su postura ya sea en base a los relatos evangélicos que cada uno considere precisos exponer y los comentarios en lo referente a lo psicológico y lo médico que cada uno, en base a su formación puedan compartir, para poder de esta manera, abarcar la complejitud del tema y hacer más fructífero el debate.
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