Estimado edgar. Saludos cordiales.
Tú dices:
Respondo: El ignorante eres tu. No cabe duda de que tienes serías lagunas, por eso el rompecabezas bíblico no lo sabes armar.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Juan 3:16.
No hay en el Universo otro Ser, que pueda volver al hombre en su estado perfecto cuando fue creado.
La justicia exigía la muerte, que en tiempo de Adán era desconocida, siguiera al pecado como la sombra sigue al cuerpo.
Cuando cayó el hombre, el cielo se llenó de tristeza. Grande como era el amor de Dios para con los seres que había creado sobre la tierra, ese amor por si sólo no podía servir de expiación por el acto de desobediencia que había cometido. "La paga del pecado es la muerte" Romanos 6:23.
El Hijo de Dios, que era el unigénito del Padre y poseía la virtud creadora, podía satisfacer las necesidades del hombre; Él se ofreció en rescate por los pecadores.
"Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados". Hebreos 9:22.
Todas las ofrendas y sacrificios del Antiguo Testamento no tenían otro objeto sino el de manifestar la fe de los hombres en la venida del Mesías. Cuando se ofrecían cumplidamente eran la prueba más patente de que se tenía fe en el evangelio de nuestro Señor Jesucristo y de que se le había aceptado. Sin esa fe los sacrificios levíticos no habían tenido más eficacia que la ofrenda de Caín
Cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo a este mundo para que fuese el sacrificio divino ofrecido por el pecado. La sangre de los animales no podía, en realidad, lavar la culpa; lo único que podía hacer era simbolizar anticipadamente la sangre de Cristo que iba a ser derramada por el pecado.
¿No fué Cristo una ofrenda perfecta? Nadie ha podido hasta ahora descubrir en Él defecto alguno. Hasta Pilato, que para agradar a los enemigos de Jesús había dado la orden que se lo crucificase, se vió obligado a decir:"Me habéis presentado a este hombre que pervierte al pueblo; y, he aquí, yo preguntando delante de vosotros, no he hallado ninguna culpa en este hombre de aquellas de que le acusáis. Y ni aú Herodes"... Lucas 23:14,15.
Después de que Pilato pronunció estas palabras, llevaron a Jesús para ser crucificado. Bien lo había dicho el profeta: "Como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su bova" Isaías 53:72.
"Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.
Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados;
porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.
Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron.
Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para
hacer tu voluntad,
Como en el rollo del libro está escrito de mí.
Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley),
y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último.
En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,
de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;
porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.
Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:
Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
Y en sus mentes las escribiré,
añade:
Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.
Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado." Hebreos 10:1-18.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.