Re: ¿Porqué soy Evangélico y no un Adventista del Séptimo Día?
Buen Día a todos:
Pensé que es útil transcribir algo que escribí en otro epigrafe a este tema..
Soy Adventista de nacimiento, gracias al Señor, mis padres me guiaron por el camino correcto, mi padre es pastor y siempre nos enseñó a amar a Cristo y ponerlo en primer lugar en nuestra vida, aprendí que asistir cada Sábado al templo, el no comer animales inmundos, no fumar, etc. de nada sirven, si no aceptas a Jesucristo como tu Salvador personal. Todo eso debe ser un fruto de nuestra relación personal con el Señor.
También aprendí que los Adventistas somos parte del Cuerpo de Cristo, mi padre siempre fue amigo de hermanos y pastores de otras denominaciones, inclusive se ayudaban mutuamente.
Aprendí que la IASD surgió en cumplimiento de profecías para restaurar verdades que estaban algo olvidadas y que somos llamados a formar parte del remanente para el tiempo final, pero eso no significa que somos únicos ni mejores que otros Cristianos.
También aprendí que los Cristianos tenemos seguridad de Salvación, La justificación nos da la seguridad de que hemos sido aceptados. Nos da el gozo de ver como nuestra unión con Dios se restaura ahora. No importa cuan pecaminosa haya sido nuestra vida pasada, Dios perdona todos nuestros pecados y ya no nos hallamos bajo la condenación y maldición de la ley. "Así pues, ahora ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, porque la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús, te liberó de la ley del pecado y de la muerte." (Rom 8:1,2)
La redención es una realidad: "En Cristo, gracias a la sangre que derramó, tenemos la liberación y el perdón de los pecados." (Efe 1:7,8)
En Cristo somos perdonados, todo llega a ser nuevo, por lo cual podemos abandonar nuestros sentimientos de culpabilidad. La Gracia de Cristo nos transforma diariamente a imagen de Dios.
Conforme crece nuestra fe en Él, nuestro sanamiento y transformación progresan.
Nuestra nueva relación con Cristo trae consigo el don de la vida eterna. Juan afirmó: "El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida." (1a Juan 5:12). De modo que ya se ha solucionado el problema que significaba nuestro pasado pecaminoso; por medio del Espíritu que mora en nosotros, ahora podemos gozar de las bendiciones de la salvación.
También aprendí que el apóstol Pablo nos enseña acerca de la santificación, la cual es un resultado del arrepentimiento y la justificación. El nos muestra queLa santificación es un proceso que dura toda la vida, por eso el escribió:
"No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberío ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." (Fil 3:12,13)
La perfección actual es nuestra sólo en Cristo, pero la transformación completa de nuestras vidas, sucederá cuando Cristo venga por 2a vez. Pablo nos amonesta diciendo "Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga." (1a Cor 10:12)
Respecto al papel de las obras, en relación con la Justificación, esto es lo que aprendí:
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe, pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras,las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.(Efe 2:8-10)"
La Biblia habla acerca de las obras de la Ley y las obras de la fe, las obras de la Ley son las que tratamos de hacer para salvarnos, y esas son obras muertas, las obras de la fe son las que se hacen como consecuencia de una relación con Cristo. Las buenas obras son siempre el resultado de una fe genuina, y tienen el propósito de glorificar a Dios "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.(Mat 5:16)
Muchos creen erróneamente que su posición delante de Dios depende de sus obras buenas o malas.
Pablo, al tratar el tema de cómo somos justificados delante de Dios, declaró que las cosas que antes eran para el ganancia, ahora no son nada por amor de Cristo, "Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que se basa en la Ley, sino la que se adquiere por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios y se basa en la fe. (Fil 3:7-9)
, Pablo también nos dice:
"por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, ...Concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley. ¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles, porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. Luego, ¿por la fe invalidamos la Ley? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la Ley." (Rom 3: 23, 24, 28-31)
Al mismo tiempo aprendí que por otro lado, el apóstol Santiago nos amonesta contra otra comprensión incorrecta de la justificación por la fe, según la cual uno puede ser justificado por fe sin manifestar las correspondientes obras.
Santiago demuestra que la fe genuina no puede existir sin las obras. "Así también la fe, si no tiene obras, está completamente muerta." (San 2:17)
Y al igual que Pablo en Rom 4:1-3, nos muestra el ejemplo de la fe de Abraham y nos enseña que la experiencia de Abraham, nos mostró que las obras constituyen la evidencia de una verdadera relación con Dios. Si leemos Santiago 2:24 dentro de ese contexto, entendemos que la fe que lleva a la justificación es por lo tanto una fe viva que obra, pero si se lee aisladamente, como lo hacen algunos, se entiende que somos "justificados por las obras y no solamente por la fe".
Pablo y Santiago están de acuerdo en lo que constituye la justificación por la fe. Pablo revela la falacia de obtener justificación por las obras, mientras que Santiago enfoca el concepto igualmente peligroso de pretender que somos justificados sin mostrar los frutos correspondientes.
Acerca del Sábado, en relación con la Salvación, esto es lo que aprendí:
Guardamos el sábado por fe y porque confiamos y amamos a Cristo, quien nos pide su observancia. Al guardar el sábado no estamos intentando justificarnos por nosotros mismos. Observamos el día de reposo como resultado de nuestra relación con Cristo. El hecho de guardarlo es el producto de la justicia de Cristo en la justificación y la santificación, significando que hemos sido liberados de la esclavitud del pecado y hemos recibido perfecta justicia. Por eso los guardadores del sábado no nos abstenemos de acciones prohibidas durante las horas sagradas con el fin de ganar el favor de Dios, sino porque amamos a Dios y deseamos que el sábado cuente al máximo en comunión especial con Él.
El acto de guardar el sábado indica que hemos dejado de depender de nuestras propias obras, y que nos damos cuenta de que únicamente Cristo nos puede salvar. De hecho, el verdadero espíritu del reposo sabático muestra nuestro amor por Jesús, quien nos ha hecho nuevas criaturas, y esto hace que guardar el día correcto en la forma correcta sea una señal de justificación por la fe.
Además es una señal del poder transformador de Dios, un signo de santidad o santificación. Así como somos santificados por la sangre de Cristo (Heb 13:12), el sábado es una señal de que hemos aceptado la sangre de Cristo para el perdón de nuestros pecados.
(Parte de esto fue extraido del libro "27 Creencias de los ASD")