Re: " PORQUE NO HAY ÁRBOL EXCELENTE QUE PRODUZCA FRUTO PODRIDO"   MAT 6:43
Ya que ustedes copian y pegan cada vez que quieren, yo también lo voy a hacer esta vez, con un artículo tomado de 
http://www.tjdefendidos.org/fechas/falsosprofetas.htm
Que les aproveche.
   POR QUÉ NO SOMOS FALSOS    PROFETAS
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<center>¿Por qué las expectativas proféticas erróneas
 no convierten a una religión en un “falso profeta”?
   <hr color="#cc9900" size="1"> </center>  
   Un  repaso detenido de la historia eclesiástica revela una crónica de  predicciones no cumplidas realizadas por dirigentes religiosos. En  muchos casos fueron acontecimientos turbulentos o cambios sociales los  que hicieron surgir   tales expectativas. Hay casos en que al no materializarse tales  predicciones, las masas experimentaron una pérdida de fe o una profunda  decepción. De hecho, hay individuos hoy en día que, debido a esta  historia de predicciones fallidas, son renuentes a dar credibilidad a  cualquier pronóstico de tipo religioso. 
 Muchas personas están  al tanto de que la Biblia contiene información de tipo profético. Y  algunos piensan que la Biblia es responsable directa de muchas  predicciones fallidas. Pero otros sienten que la Biblia no es  responsable, sino que individuos han leído interpretaciones que no  tenían base en las profecías bíblicas. 
 Este artículo  documentará algunos casos de predicciones no cumplidas dentro de grandes  confesiones religiosas que profesan ser cristianas y predicciones o  expectativas similares de los testigos de Jehová. Después examinaremos  la afirmación de que algunas de estas predicciones hacen que las fuentes  sean “falsos   profetas”. Por último, consultaremos la Biblia para resolver algunos  puntos de controversia. 
 La cuestión en relación a la Iglesia Luterana 
 Una de las confesiones  protestantes más prominentes es la Iglesia Luterana, originada por el  reformador Martín Lutero (1483-1546). El empeoramiento de los  acontecimientos durante el siglo XVI llevó a Lutero a predecir que el  fin del mundo era inminente. 
 De acuerdo con Reformation Principles and Practice: Essays in Honor of Arthur Geoffrey Dickens,  pág 169, Lutero afirmó: “Por mi parte, estoy seguro de que el día del  juicio está a la vuelta de la esquina. No importa que no sepamos el día  exacto... quizá alguien pueda calcularlo. Pero es cierto que los tiempos    están llegando a su fin”. El investigador Robin Bruce Barnes, en su  libro Prophecy and Gnosis-Apocalypticism in the Wake of the Lutheran  Reformation, págs. 32 y 40, declara: “Para Lutero, había un claro modelo  de degeneración en la historia mundial (...) Al hacer coincidir hechos  históricos con profecías bíblicas, Lutero pudo anunciar la   proximidad del cataclismo final y la liberación de los creyentes con  relativa certeza. Estaba por tanto seguro de que su propio tiempo era el  ‘tiempo del fin’ mencionado en Daniel 12, cuando el significado de  tales profecías iba a ser revelado”. 
 Siguiendo la  proclamación de un desastre inminente tras la muerte de Lutero,  aparecieron regularmente recopilaciones de sus predicciones. Algunos  eran panfletos breves, como “Las varias declaraciones proféticas del  doctor Martín Lutero, el tercer Elías”. Acerca de este, el escritor  luterano Robin Bruce Barnes, escribió   en el libro Prophecy and Gnosis-Apocalypticism in the Wake of the Lutheran Reformation,  pág. 64: “Lutero había profetizado que, tras su muerte, el Evangelio  desaparecería”. Un celoso luterano llamado Adam Nachenmoser escribió una  voluminosa obra titulada Prognosticam Theologicum hacia 1584, en la que  trataba de interpretar todas   las profecías de la Biblia. En un caso (según la obra anteriormente  citada de R. B. Barnes, págs. 121, 122), Nachenmoser predijo que “en  1590 el Evangelio sería predicado a todas las naciones y se alcanzaría  una maravillosa unidad. (...) El último día entonces estaría cercano.  Nachenmoser ofreció numerosas conjeturas sobre la fecha; 1635   parecía la más probable”. 
 Otro dirigente luterano, Andreas Osiander, escribió Conjeturas sobre los últimos días y el fin del mundo  (en latín en 1544 y en alemán en 1545). En esta obra se afirmó (según  la obra de R. B. Barnes, pág. 116) que “la caída del Anticristo estaba  prevista para 1672. Seguiría un período de unos 16 años durante el   cual se predicaría el Evangelio por todo el mundo. Al final de ese  tiempo, al empezar a pensar las personas que todo iba bien y que podían  vivir como quisieran, caería un terrible castigo sobre ellos y el Señor  vendría como un ladrón en la noche”. 
 Todas estas predicciones luteranas fallaron 
 La cuestión en relación a la Iglesia Católica Romana 
 La enorme Iglesia Católica Romana tiene también una historia de predicciones que nunca se cumplieron. 
 Gregorio I (Papa en  590-604), predijo que el fin del mundo era inminente en una carta que  escribió a un monarca europeo llamado Etelberto. Según se cita en el  libro de Bernard McGinn, Visions of the End—Apocalyptic Traditions in the Middle Ages,  pág. 64, este Papa escribió: “Además, también deseamos que sepa su   majestad, según hemos aprendido de las palabras del Dios Todopoderoso  en sus Santas Escrituras, que el fin del presente mundo está ya cercano y  el eterno Reino de los Santos se aproxima. Al irse aproximando este fin  del mundo, sucederán muchas cosas inusuales: cambios climáticos,  terrores del cielo... Estas cosas no van a suceder en   nuestros propios días, pero todas ellas vendrán a continuación de  nuestros tiempos”. 
 Según Cyclopaedia of Biblical, Theological & Ecclesiastical Literature,  de M’Clintock y Strong, tomo 1, pág. 257, “Hacia el año 950, Adso, un  monje de un monasterio de Franconia occidental, escribió un tratado  sobre el anticristo, en el que asignaba un tiempo posterior para su  venida, y también para el fin del   mundo. (...) Dice: ‘Un rey franco restaurará el Imperio Romano y  abdicará en el monte de los Olivos, y al disolverse su reino, el  Anticristo será revelado”. 
 Este estudio no estaría  completo sin hacer referencia a las predicciones del abad católico  romano Joaquín de Fiore, célebre escritor y clérigo. Según Robin Bruce  Barnes, en su libro Prophecy and Gnosis-Apocalypticism in the Wake of the Lutheran Reformation,  pág. 22, “El pensador profético más original de la alta   edad media fue el abad calabrés Joaquín de Fiore (1131-1202). (...) En  sus escritos más influyentes, Joaquín interpretó la historia a través de  la Biblia como un desarrollo progresivo de tres fases, cada una de las  cuales era gobernada por una persona de la Trinidad. La Edad del Padre,  una edad de temor y obediencia bajo la Ley, había   sido consumada con la venida de Cristo. La Edad del Hijo era la época  presente de la fe y la tutela bajo el Evangelio. Sería seguida a su vez  por la Edad del Espíritu Santo. (...) Esta tercera y última fase  histórica, en la que se consumaría la historia humana, ya estaba en sus  albores a finales del siglo XII; Joaquín esperaba su   realización completa una generaciones después del año 1200”. 
 Otro católico, Arnaldo de Villanova (según Visions of the End, pág. 147, y Prophecy and GnosisApocalypticism in the Wake of the Lutheran Reformation, pág. 24, de McGinn) predijo que el Anticristo aparecería en 1378. 
 Es obvio que todas estas predicciones católicas fallaron. 
 La cuestión en relación con la Iglesia Bautista 
 La Iglesia Bautista,  con sus muchas ramificaciones, es una de las iglesias protestantes más  prominentes en el mundo. También tiene su propio registro de  predicciones especulativas. Según When Prophecy Fails, de Festinger, Riecken y Schaeter, pág. 7, uno de los primeros grupos, “los anabaptistas de principios del   siglo XVI creían que el Milenio tendría lugar en 1533”. 
 Hoy día, en el tema del  gobierno milenario de Cristo, al menos un bando de la Iglesia Bautista  debe estar equivocado respecto a sus predicciones, pues hay básicamente  dos puntos de vista proféticos en conflicto dentro de esa iglesia. Los  autores O.K. Armstrong y Marjorie Armstrong lo dejaron claro en el  capítulo 17 de   su obra The Indomitable Baptists: "Un tema favorito de disputa  entre bautistas ultraconservadores es la doctrina del Milenio, en  relación con la segunda venida de Cristo. Una mención del Milenio en el  libro de Apocalipsis, tomada literalmente, hizo surgir argumentos sobre  el gobierno de Cristo sobre la Tierra, ya sea por mil años   antes de su ascensión final o durante los mil años de después". Un  grupo recibió el nombre de “premilenaristas” y el otro de  “amilenaristas”, lo que hace surgir la cuestión de cuál grupo hizo la  predicción correcta. Evidentemente, hay algún tipo de predicción fallida  dentro de otra confesión ampliamente respetada. 
 A principios del siglo  XX, el conocido Dr. Isaa M. Haldeman, pastor de la Primera Iglesia  Bautista de la ciudad de Nueva York, predijo que antes de que los judíos  volvieran a Palestina aparecería el Anticristo. En su libro The   Signs of the Times,  págs. 452-453, Haldeman explicó: “Las Escrituras enseñan que este  hombre (el Anticristo) será el principal factor de que vuelvan los  judíos como   conjunto a su propia tierra; que será el poder que consiga el éxito del  sionismo; que a través de él triunfará el nacionalismo de los judíos”.  Cuando se fundó Israel en 1948, los judíos fueron restaurados a  Palestina sin que hubiera llegado el Anticristo. 
 La cuestión en relación con las iglesias evangélicas pentecostales 
 Una de las principales  iglesias protestantes “carismáticas” de nuestro tiempo es Asambleas de  Dios. Este grupo tiene una rica historia de predicciones que no se  cumplieron. 
 Un estudio definitivo sobre las predicciones realizadas por esta iglesia se publicó en 1977 bajo el título Armageddon Now!.  Su autor, Dwight Wilson, es un ministro ordenado de Asambleas de Dios y  ha servido como catedrático de Historia en el seminario Bethany   Bible  en Santa Cruz, California. Este libro habla de predicciones fallidas de  esta y otras iglesias, y en su sobrecubierta se incluye el siguiente  aviso: “El autor advierte a sus compañeros premilenaristas que   perderán credibilidad si siguen viendo en cada crisis política un  cumplimiento seguro de profecías bíblicas pese a sus obvios errores  relativos a crisis anteriores”. 
 Durante la 1ª Guerra Mundial, la revista The Weekly Evangel,  publicación oficial de Asambleas de Dios, hizo la siguiente predicción  en su número del 10 de abril de 1917, pág. 3: “Aún no estamos en la  lucha de Armagedón propiamente dicha, sino en su comienzo, y puede ser,  si los estudiantes de profecías   interpretan bien las señales, que Cristo venga antes de que termine la  actual guerra, y antes de Armagedón. (...) La guerra preliminar al  Armagedón, al parecer, ha comenzado”. 
 El número del 13 de  mayo de 1916 de la misma revista, págs. 6-9, incluía un artículo  titulado “Los tiempos de los gentiles” en el que se hicieron más  predicciones. Entre ellas, de declaró: “Tal como Israel perdió el  dominio sobre su tierra al principio de estos tiempos de los gentiles  (606 a.E.C., según el autor de este   artículo), parece que la primera fecha terminal marcaría algún tipo de  principio de restauración de la tierra. ¿No da esto gran significado al  movimiento sionista de parte de los judíos? (...) Qué inspirador es el  pensamiento de que, si 1915 o 1916 resulta ser la primera fecha  terminal, entonces los 19 años más hasta 1934 o 1935 pueden   abarcar el tiempo del fin con su torbellino de acontecimientos, como el  reino de los diez reyes, el Anticristo, el pacto de siete años...”. 
 Un destacado dirigente  de Asambleas de Dios, Thomas M. Chalmers, en un sermón pronunciado a  principios de los años 20 del siglo pasado ante la Iglesia de Asambleas  de Dios de Springfield, Missouri, hizo predicciones basadas en su  exégesis de Ezequiel capítulo 38. En parte afirmó: “Dentro de media  docena o una docena de   años (yo no creo que sean una docena de años), una bonita mañana los  habitantes de Jerusalén verán una gran nube (véase el versículo 16); en  pocos minutos, la nube desarrollará una gran nube de aviones que harán  aterrizar a decenas de miles de hombres sobre el suelo de Palestina”  ("Palestinian Mandate Approved", The King*s Business,   XIII ,noviembre, 1922, pág. 1137). Las predicciones de Chalmers no se cumplieron. 
 La cuestión en relación con otras confesiones 
 Como prueba de que el  arte de hacer predicciones erróneas dentro de la comunidad de la Iglesia  tradicional no se ha limitado a las confesiones luterana, católica  romana, bautista y pentecostal, tenemos los hechos que se constatan a  continuación. 
 En el tomo II de The Prophetic Faith of our Fathers,  el autor Leroy Edwin Froom hace la siguiente declaración (en las págs.  417 y 419) acerca de un prominente prelado anglicano: “Edwin Sandys  (1519-1588), arzobispo de York y primado de Inglaterra, nació en  Lancastershire. (...) Sandys dice: ‘Ahora bien, dado que   no conocemos el día y la hora, estemos seguros de que esta venida del  Señor está cerca. Él no es lento, como entendemos la lentitud. Que está  próximo puede probablemente concluirse a partir de las Escrituras en  diversos lugares. Las señales mencionadas por Cristo en el Evangelio,  que deberían ser las precursoras de este día terrible, se   han cumplido casi todas”. Esta predicción, realizada hace más de 400  años, ha resultado claramente errónea. 
 Una predicción bien conocida por los estudiantes de esta materia la realizó un dirigente de la Iglesia Nacional de Escocia, el “reverendo” John Cumming (1807-1881). En su libro Redemption Draweth Nigh,  publicado en 1860, Cumming consideró que la expresión “siete tiempos”  que aparece en Levítico 26:18, 19,   24 y 28 tenía una especial relevancia profética. Reconociendo que la  Biblia indica que tres tiempos y medio equivalen a 1.260 días (véase  Apocalipsis 12:6, 14), concluyó que siete tiempos debían equivaler a  2.520 días. Además, el hecho de que un día profético equivale a un año,  los 2.520 días pasaron a ser 2.520 años literales. Entonces,   Cumming añadió (págs. 142, 143): “Pero, ¿cuándo empezaron estos 2.520  años? Dios dice que en el tiempo en que el ‘rompería el orgullo de su  poder’. ¿Cuándo sucedió esto? Encontramos que las diez tribus (de  Israel) se hicieron tributarias tras el desmembramiento del reino bajo  Roboam y Jeroboam; pero las otras dos tribus retuvieron su   distanciamiento y existencia independiente hasta el tiempo de Manasés.  Ahora bien, téngase en cuenta que la cautividad de Judá bajo Manasés  tuvo lugar en el 3.480 A.M. (Año del Mundo). Si se añade a 3.480, el año  del mundo, el período de tiempo antes de Cristo, 652 años; y si además  se añade el año 1868 d.C., eso harán exactamente 6.000   años, lo que se conoce como los seis días, o 6.000 años que constituyen  la semana del mundo, previa al descanso sabático o sábado milenario. En  otras palabras, si se añade al año del mundo 3.480, cuando el orgullo  de Judá fue quebrado, los siete tiempos o 2.520 años, encontraremos que  eso asciende exactamente a 6.000 años. Bien, si esto   es así, la aflicción de los judíos cesará para finales del año 1867,  los judíos serán restaurados, la opresión gentil llegará a su fin;  Jerusalén ya no será pisoteada sino recuperada. (...) Cristo aparecerá a  su antiguo pueblo. (...) Puede que me equivoque en esta estimación del  comienzo de la fecha; juzguen ustedes mismos. Yo aporto los   datos, pero me niego a decidir”. Fue la Historia la que decidió. 
 William Miller (1782-1849) suele ser reconocido como fundador de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Acerca de él, el profesor Frank S. Mead escribió (Handbook of Denominations in the United States,  sexta edición, págs. 17, 18): “Tan influyente fue William Miller  (1782-1849), que a sus seguidores se les   conoció durante años como milleristas. Miller se hizo bautista en 1816.  Enseguida empezó un cuidadoso estudio de las Escrituras, concentrándose  en las profecías de Daniel y Apocalipsis. Usando tan solo la Biblia,  sus referencias marginales y la concordancia de Cruden, llegó a la  conclusión a la que muchos eruditos bíblicos del viejo y el   nuevo mundo ya habían llegado, a saber, que el ‘día’simbólico de la  profecía bíblica representa un año. También concluyó que los 2.300  ‘días’ de Daniel 8:14 empezaron al mismo tiempo que las 70 semanas de  años de Daniel 9, o desde 457 a.C., el año del mandato de reconstruir y  restaurar Jerusalén; y creía que el período más largo de los   dos terminaría en 1843 o cerca, calculándolo con el sistema judío.  Miller pensaba que el ‘santuario’ mencionado en Daniel 8:14 era la  tierra (o la Iglesia) que sería limpiada por fuego en el segundo  advenimiento. Llegó a creer que esta limpieza tendría lugar en algún  momento entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo de 1844. Cuando   la expectativa del advenimiento no se hubo materializado en la  primavera de 1844, muchos dejaron el movimiento. Los asociados de  Miller, basándose en un estudio meticuloso de tipos del Antiguo  Testamento, establecieron una segunda fecha, 22 de octubre de 1844, como  el gran día antitípico de expiación, confiando en que el ‘día del Señor    está cerca, a las puertas’. (...) El 22 de octubre pasó sin ninguna  segunda venida. Entonces grandes cantidades perdieron todo interés por  el adventismo y volvieron a sus anteriores iglesias o abandonaron la fe  cristiana”. Los que permanecieron en el movimiento adventista formaron  nuevos grupos, como los actuales Adventistas del Séptimo   Día, la Iglesia Cristiana del Advenimiento y la Iglesia Cristiana del  Advenimiento Primitiva. Incluso uno de los grupos adventistas, los  Segundoadventistas (no confundir con los adventistas del séptimo día)  enseñaron que el mundo y todo lo que había en él salvo los  segundoadventistas sería quemado en 1873 o 1874. 
 Uno de los ministros  más influyentes de la costa oeste de Estados Unidos es Chuck Smith,  pastor de Calvary Chapel de Costa Mesa, California, una iglesia  independiente. En la sobrecubierta de su libro, End Times, se  denomina a Smith un “conocido erudito bíblico y profesor de profecía”.  Cuando este libro se publicó   hace unos años, él hizo la siguiente predicción: “Al mirar la escena  mundial de hoy día, parece que la venida del Señor está muy, muy  cercana. Pero no sabemos cuándo será. Podría ser que el Señor espera por  más tiempo. Si entiendo correctamente la Biblia, Jesús nos enseñó que  la generación que vea ‘echar brotes a la higuera’, el   nacimiento de la nación de Israel, será la generación que vea el  regreso del Señor; creo que la generación de 1948 es la última  generación. Puesto que una generación de juicio dura cuarenta años y el  periodo de tribulación dura siete años, creo que el Señor podría venir a  por su iglesia en cualquier momento antes de que empiece la   tribulación, lo que significaría en cualquier momento antes de 1981.  (1948 + 40 - 7 = 1981) Sin embargo, es posible que Jesús feche el  principio de la generación desde 1967, cuando Jerusalén volvió a estar  bajo control israelí por primera vez desde 587 a.C. No sabemos con  seguridad cuál año marca realmente el principio de la última   generación" (págs. 35, 36). 
 Un punto de vista similar se expresó en el difundido libro The Late Great Planet Earth,  del pastor Hal Lindsey. Este libro se publicó originalmente en mayo de  1970. En la página 43, Lindsey recomendó: “La señal más importante de  Mateo tiene que ser la restauración de los judíos a su tierra en el  renacimiento de   Israel. Incluso la ‘higuera’ metafórica ha sido un símbolo histórico de  la nación de Israel. Cuando el pueblo judío, tras casi 2.000 años de  exilio bajo incesante persecución, volvió a ser una nación en mayo de  1948, la ‘higuera’ echó sus primeras hojas. Jesús dijo que esto  indicaría que él estaba ‘a las puertas’, listo para volver.   Entonces dijo: ‘En verdad os digo, esta generación no pasará  hasta que todas estas cosas tengan lugar’(Mateo 24:34). ¿Qué generación?  Obviamente, en contexto, la generación que vería estas cosas,  principalmente el renacimiento de Israel. Una generación en la Biblia es  algo así como 40 años. Si esta es una deducción correcta,   entonces después de 40 años o así desde 1948, todas estas cosas podrían  tener lugar. Muchos eruditos que han estudiado la profecía bíblica  durante toda su vida creen que esto es así". Esto significaba que hacia  1988 o 1989, "todas estas cosas tendrían lugar”. 
 En cuanto a una confesión no cristiana, como es el judaísmo, el libro When Prophecy Fails,  de Leon Festinger, Henry W. Riecken y Stanley Schaeter (University of  Minnesota Press, 1956), pág. 9, dice: "Entre los judíos de aquel tiempo  (los años cuarenta del siglo XVII), prevalecía la creencia de que el  Mesías   vendría en el año 1648. Su venida iría acompañada de todo tipo de  milagros y la era de la redención empezaría a amanecer. (...) Sabbatai  Zevi se autoproclamó como el prometido Mesías ante su pequeño grupo de  discípulos. No es necesario decir que el año 1648 pasó y la era de  redención no amaneció ni llegaron los esperados milagros". 
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LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ EN RELACIÓN CON LA CUESTIÓN
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La moderna  confesión religiosa conocida como Testigos de Jehová empezó con un joven  americano llamado Charles Taze Russell, nacido el 16 de febrero de  1852. Un examen de las Escrituras ayudado por Nelson H. Barbour, de  Rochester, Nueva York, llevó a Russell a la conclusión de que 6.000 años  de historia humana   terminarían en 1874 (véase Studies in the Scriptures, "The Finished  Mystery", págs.54, 55). 
 Barbour era un  adventista independiente que pensaba que Cristo había estado presente,  en su parousía, desde 1874 y que esta presencia era invisible, no vista  con los ojos literales. Esto situaba al mundo en el “tiempo del fin”  hacia 1874. Basándose en que los datos se consideraban correctos y los  puntos de vista se   tenían por precisos, los escritos de Russell reflejaban su aceptación  de la fecha de 1874 incluso después de separarse de Barbour (véase  Studies in the Scriptures, "The Finished Mystery", págs.167, 377, 386;  también God’s Kingdom of a Thousand Years Has Approached, págs. 186,  187; más tarde, el segundo presidente de la Watch Tower   Society, J.F. Rutherford, llegó a la fecha de 1874 aplicando el  principio bíblico de “un día por un año” a los 1.335 días mencionados en  Daniel 12:12; los 1.335 años se añadieron al año 539 d.C. y así se  llegaba a 1874; véase Harp of God, págs. 234-236). 
 El error en la  cronología fue más tarde corregido y cambió el entendimiento sobre el  asunto. De hecho, el error en la cronología deducida de la Biblia tenía  un desfase de 100 años (véase God’s Kingdom of a Thousand years Has  Approached, págs.206-211). La cronología corregida trasladó el final de  6.000 años de historia   humana hasta 1975, lo que volvió a avivar la expectación entre los  testigos de Jehová al acercarse tal año (véase Life Everlasting in Freedom of the Sons of God,  págs.26-35 y la revista The Watchtower, 15 de agosto de l968, págs.  494-501). La noción de que el cumplimiento de 6.000 años de historia  humana llevaría al fin y sería   seguido inmediatamente por acontecimientos que culminarían en el  abismamiento de Satanás y el principio del reinado milenario de Cristo,  es una noción mantenida por numerosos individuos a lo largo de nuestra  Era (véase, por ejemplo, el capítulo 15 de La Epístola de Bernabé). 
 Después de los tiempos  de Russell, los Testigos tuvieron inclinaciones a adelantarse a los  acontecimientos respecto al año 1925. En la publicación Vindication,  libro 3, págs. 101, 102, encontramos la referencia: “El rey Salomón  llevaba en el trono de Israel más de tres años cuando empezó la  construcción del   templo, o la casa profética del Señor en Jerusalén. ‘Y fué en el año  cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de  Egipto, en el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre  Israel, en el mes de Ziph, que es el mes segundo, que él comenzó á  edificar la casa de el Altísimo’ (1 Reyes 6:1). Es evidente que este   texto debería decir, "... en el año quinientos ochenta después que los  hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto”, el error surge en la  traducción. (...) Cuando los israelitas salieron de Egipto, Jehová fijó  el mes de Abib, más tarde denominado Nisán, como el inicio del año.  (...) Zif era el siguiente mes, por tanto el segundo mes   del año, lo que fija el tiempo anteriormente mencionado como la  primavera del cuarto año del reinado de Salomón, o aproximadamente tres  años y medio después de que empezara su reinado. Esto bien podría  coincidir con el principio de la edificación de Sión, la casa real y  oficial del Señor Dios. Cristo Jesús fue colocado sobre su trono en   el año 1914 (Salmo 2:6). La primavera de su cuarto año nos llevaría la  primavera de 1918. Salomón finalizó la edificación del templo en  Jerusalén siete años después de empezarla. ‘Y en el undécimo año, en el  mes de Bul, que es el octavo mes, fue terminada la casa con todas sus  partes y de acuerdo con todo su diseño. Por tanto, tardó   siete años en edificarlo’ (1 Reyes 6:38). Aquí tan solo se sugiere que  esto podría significar que siete años después de 1918, es decir, el año  1925, marcaría el tiempo en que una cantidad suficiente habría sido  traída al templo invisible del Señor para constituir los 144.000. (...)  Allí donde las Escrituras no son claras sobre un punto,   no podemos saber con certeza que representan realmente estas fechas  representativas, si es que representan algo...”. También, en The  Watchtower del 15 de febrero de 1984, pág. 23, dice: “El año 1925  también supuso expectativas para los siervos de Jehová. Se pensaba que  un ciclo de 70 jubileos típicos (70 x 50 años) desde el tiempo en que   Israel entró en la Tierra Prometida terminaría en 1925 y marcaría el  principio del Gran Jubileo Antitípico, el Reinado Milenario de Cristo  Jesús. No resultó así”. 
 En 1941, los testigos de Jehová publicaron el folleto Comfort All That Mourn  en la pág. 22 leemos: “Fijémonos de nuevo en la profecía de Daniel.  Cuando Jehová entregó a Daniel la profecía, él no la comprendía, así lo  reconoce. Jehová hizo entonces que su ángel se apareciera a Daniel, y  éste le entregó el   siguiente mensaje de Jehová: ‘Y tú irás al fin, y reposarás, y te  levantarás en tu suerte al fin de los días’ (Daniel 12:13). Claramente,  esta parte de la profecía significa que Daniel murió y descansó en la  muerte desde entonces, pero al final de los días de la profecía Daniel  será levantado de la muerte como hombre perfecto y   permanecerá en su ‘suerte’ (...) Confiamos en que Daniel, el profeta de  Dios pronto se levantará entre las personas de esta Tierra y muchos lo  verán y se regocijarán”. Basándose en la suposición de que Daniel sería  resucitado después de “los días” a los que acababa de referirse, es  decir, los 1.335 “días” mencionados en el versículo 12,   algunos Testigos prominentes llegaron a la conclusión de que Daniel y  otros como él (Abrahán, Isaac, Jacob, etc.) serían resucitados antes de  la "gran tribulación". Como una demostración pública de su fe en la  resurrección de estos fieles siervos de Dios de la antigüedad, los  Testigos adquirieron una propiedad en San Diego llamada “Beth-Sarim”,   que significa “Casa de príncipes” (esta propiedad aún existe, pero es  propiedad privada de personas no testigos). La Watchtower del 15 de  marzo de 1937, pág. 86, declaró: “Aquellos antiguos testigos  especialmente mencionados por el apóstol en Hebreos capítulo 11 (...) El  Señor en su bondad amorosa hace provisión y esperamos con confianza   que aquellos hombres fieles de la antigüedad estarán de vuelta en la  Tierra antes de que termine Armagedón y mientras algunos de los miembros  del Resto estén aún en la Tierra. (...) Hay al menos una casa en la  Tierra cuyo título de propiedad se mantiene en custodia para uso y  beneficio de aquellos hombres fieles” (véase también el libro   Salvation de J.F. Rutherford, págs. 311-313). Esta interpretación  honesta de Daniel 12:9-13, con el tiempo, resultó ser inexacta. 
 ¿Quién es un falso profeta en el sentido bíblico?
  De  vez en cuando se ha lanzado la acusación de que cualquier iglesia que  apoye un punto de vista profético que resulte no ser cierto es un “falso  profeta”, de acuerdo con Deuteronomio 18:20-22. Este pasaje menciona  que “el profeta que presumiere hablar palabra en mi nombre, que yo no le  haya mandado hablar, ó      que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá. Y si  dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que el Altísimo no  hubiere hablado? Cuando el profeta hablare en nombre de el Altísimo, y  no fuere la tal cosa, ni viniere, es palabra que el Altísimo no ha  hablado: con soberbia la habló aquel profeta: no      tengas temor de él”. 
   ¿Es  válida la acusación? Si se hace una consideración sin prejuicios de la  cita de Deuteronomio, se puede concluir que tal crítica no aplica a  muchas de las predicciones que se han documentado. ¿Por qué? 
   Pues  bien, muchas de las predicciones que se han considerado hasta ahora no  surgen porque alguna persona haya afirmado que Dios le ha hablado o le  haya mandado personalmente difundir alguna profecía original. Casi todas  las predicciones fueron puntos de vista erróneos sobre profecías  verdaderas ya escritas en      la Biblia. Las interpretaciones fueron inexactas, pero las profecías  y relatos bíblicos siguen siendo verdaderos. 
   Incluso,  en Mateo 24:44 Jesús parece indicar que los cristianos verdaderos que  vivieran durante el tiempo del fin harían predicciones inexactas sobre  el tiempo específico de su venida: “Por tanto, también vosotros estad  apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir á la hora que no  pensáis”. Los      discípulos de Cristo pensarían en alguna hora en que se cumplirían  las profecías, pero se equivocarían. Eso no los convertiría en falsos  profetas, pues ellos no pronunciarían ninguna profecía, sino que se  equivocarían al interpretar las profecías bíblicas. 
   En  cambio, lo que sí podrían considerarse ejemplos de la definición  deuteronómica son los que se incluyen a continuación, para destacar la  diferencia. 
   El  periódico californiano Press-Telegram, el 15 de febrero de 1988, pág.  A2, relató bajo el titular “17 esperan pacientemente en la iglesia un  tornado divino”: “Annie Sims, la esposa del predicador, pronunció la  profecía en una reunión de oración a mediodía a finales de diciembre:  ‘El Señor dijo que iba a      enviar un tornado, y muchos morirán’, recuerda ella, diciendo que  Dios habló a través de ella durante el servicio de oración, ‘Iba a  enviar su furia y su venganza sobre la gente’. De modo que 17 miembros  fieles de la iglesia Repairer of the Breach Church of God in Christ se  reunieron en su pequeña iglesia de la costa oeste.      (...) La sra. Sims, de 39 años de edad, profetizó primero que el  tornado llegaría el 3 de enero, luego el 24 de enero. Ambas fechas  pasaron sin acontecimientos. El matrimonio Sims ahora dicen que Dios  retrasó el tornado a fin de ganar tiempo para difundir la advertencia”. 
   De  modo similar, la edición del 1 de enero de 1990 del mismo periódico,  pág. A3, informó: “Unos 1.000 miembros de la iglesia Church Universal  and Triumphant se reunieron en la comuna del grupo junto al parque  nacional de Yellowstone este fin de semana, para lo que dicen que puede  ser el último Año Nuevo.      Durante la reciente visita de un reportero a la comuna, se cambiaban  cada día las señales conocidas como el Horario de El Moyra en una  cuenta atrás hasta el Año Nuevo, pues respecto a esa fecha, la profetisa  afirma que un ‘maestro ascendido’ llamado El Moyra le ha dicho que ‘se  preocupe y esté preparada para un primer ataque      de la Unión Soviética sobre los Estados Unidos’”. 
   Estos  ejemplos no presentan interpretaciones de profecía ya escrita hace  siglos en la Biblia, sino que se trata de profecías originales,  transmitidas de forma ostensible directamente de una fuente sobrehumana o  divina. Esta diferencia suele pasarse por alto a menudo. 
   <center>     EJEMPLOS BÍBLICOS DE PREDICCIONES FALLIDAS
      REALIZADAS POR SIERVOS DE DIOS
   </center>   Es  interesante notar que la Biblia proporciona ejemplos de siervos fieles  de Jehová que entendieron mal y por tanto malinterpretaron el propósito  de Dios en alguna situación profética. 
   Consideremos  el caso del reputado profeta Natán en 1 Crónicas 17:1-4: “Y aconteció  que morando David en su casa, dijo David al profeta Nathán: He aquí yo  habito en casa de cedro, y el arca del pacto de el Altísimo debajo de  cortinas. Y Nathán dijo á David: Haz todo lo que está en tu corazón,  porque Dios es      contigo. En aquella misma noche fué palabra de Dios á Nathán,  diciendo: Ve y di á David mi siervo: Así ha dicho el Altísimo: Tú no me  edificarás casa en que habite". El versículo 15 añade: "Conforme á todas  estas palabras, y conforme á toda esta visión, así habló Nathán á  David”. El profeta tuvo que rectificar. Se había      mostrado seguro de que Dios apoyaría a David con los proyectos que  tenía, pero se equivocó. 
   El  evangelio de Juan, capítulo 21 y versículos 22 y 23 nos proporciona  otro ejemplo. Hablando acerca del apóstol Juan, Jesús declaró: “Dícele  Jesús: Si quiero que Él quede hasta que yo venga, ¿qué á ti? Sígueme tú.  Salió entonces este dicho entre los hermanos, que aquel discípulo no  había de morir. Mas Jesús      no le dijo, No morirá; sino: Si quiero que Él quede hasta que yo  venga ¿qué á ti?”. ¿Fue cierta esta predicción atribuida a Cristo y  difundida entre los miembros de la iglesia primitiva? No, no lo fue. 
   Posiblemente,  el caso más conocido de expectativas futuras erróneas registradas en la  Biblia se encuentra en Hechos 1:6, 7. Aquí, los discípulos preguntaron  al resucitado Jesús: “Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este  tiempo? Y les dijo: No toca á vosotros saber los tiempos ó las sazones  que el Padre      puso en su sola potestad” Este pregunta indicó cuál era su punto de  vista profético sobre lo que esperaban que Jesús hiciera en su primer  advenimiento. Esto también se indica en el evangelio de Lucas capítulo  24 versículo 21. En este pasaje, a dos de los discípulos de Jesús que  caminaban hacia la aldea llamada Emaús se les      unió el Jesús resucitado sin que le reconocieran. Hablando sobre las  expectativas que habían abrigado respecto a Cristo, dijeron: “Mas  nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir á Israel”. Este  punto de vista sobre las profecías que tenían los apóstoles de Cristo  resultó un error. El Reino de Cristo no se      estableció en el Israel natural en el primer siglo. Los apóstoles y  sus asociados tuvieron que ajustar su forma de pensar y por tanto su  enseñanza sobre este asunto. 
   CONCLUSIÓN
   Para  aquellos que aceptan la Biblia como Palabra de Dios, sus profecías son  absolutamente verdaderas y confiables. No pierden valor por el hecho de  que alguien las interprete erróneamente, independientemente de quién lo  haga. Merecen nuestro respeto e interés pues transmiten esperanza sobre  un mundo mejor en      el que el Creador ocupará su debido lugar en los corazones y mentes  de todas las criaturas inteligentes y en el que todos sus súbditos  obedientes y amorosos se verán libres de la enfermedad, el dolor y la  muerte.
  
 (Los  testigos de Jehová siguen manteniendo, pese a estas expectativas no  acertadas, que actualmente estamos en los “últimos días”, basándose en  su exégesis de los “siete tiempos” de Daniel 4 y en los acontecimientos  históricos que se consideran profetizados en el Nuevo Testamento. Para  más información:  http://********************/languages/espanol/library/t19/article_01.htm)
 <hr> Todas las citas bíblicas  están tomadas de la versión Reina-Valera de 1909. Las citas de  publicaciones de los testigos de Jehová están basadas en sus ediciones  en inglés. El artículo está basado en parte del artículo "The Churches,  Jehovah's Witnesses, and the Question of Unfulfilled Prophetic   Expectations", publicado por Hal Flemings en  http://www.jehovah.to/exegesis/general/prophetic.htm