Re: ¿ Por que algunas cristianas no se tapan la cabeza para orar ?
El sacramento instituido de la cena NUNCA fue 'santo', ni siquiera el practicado por el mismo Señor aquel día en el que Él mismo lo instituyó, pues de éste estaba participando la persona que lo traicionó y entregó.
Es un memorial, como está escrito:
"haced esto en memoria de mí." (1Co 11:24)
Aquí lo verdaderamente importante es el Señor y su Obra Expiatoria, los asuntos periféricos están demás. Y entre estos asuntos se halla la corrupción satánica de la Cena del Señor por medio del sacrificio de la misa, propia del romanismo del Vaticano.
Pero cuando miramos la condición espiritual de la asamblea de Corinto, con su carnalidad, su glotonería, embriaguez y demandas a los tribunales entre ellos y falta ver si el que estaba fornicando también participaba de los emblemas, pues lo que tenemos aquí es una falta de conciencia de cada creyente al participar de los simbolos, los cuales poseen la intención de expresar nuestra sagrada comunión con el Señor.
La santidad la posee es el creyente y somos responsables de mantenerla para participar de los simbolos, como está escrito:
1Co 11:27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
1Co 11:28
Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
1Co 11:29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
1Co 11:30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
1Co 11:31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
A TODOS LOS LECTORES
1Co 11:3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
Quizás alguno halla notado la insistencia mía respecto a la sujeción a Cristo como Cabeza de la Iglesia. Aqui está escrito, que el varón es la cabeza de la mujer y que esta sujeción está sombolizada por el uso del velo:
1Co 11:5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta,
afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
Pero cuando miramos si el varón realmente está sujeto a Cristo para que la mujer se halle sujeta a el, nos decepcionamos, empezando por nosotros mismos.
Y es que se pervierte el verdadero sentido de este pasaje a favor de nuestro machismo.
Cuando leemos la expresión:
"Pero quiero que sepáis" del versículo 3, a la luz de este pasaje:
1Cor 10.1
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar;
Es evidente que estamos ante una nueva luz, un nuevo discernimiento que tiene que ver con (1) el orden de la creación, (2) el sentido común de lo apropiado, (3) la práctica general en las iglesias.
Respecto al primero, Pablo reconoce una jerarquía implícita: Dios, Cristo, el hombre, la mujer. Sucesivamente, el uno es cabeza del otro. Y en ningún momento está enseñando sometimiento de la mujer al hombre.
No creo que Pablo esté enseñando machismo, sino sujeción en la medida que el hombre se sujete a Cristo, pues finalmente es El Cabeza de la Iglesia, como está escrito:
Efe_5:23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
Esta expresión "cabeza de la mujer" respecto al varón, está condicionada por su sujeción a Cristo, cuyos frutos son claramente percibidos por la mujer.
Cuando encontramos el orden de la Creación:
1Ti 2:11 La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
1Ti 2:12 Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
1Ti 2:13
Porque Adán fue formado primero, después Eva;
Estamos entendiendo que el hombre representa el origen de la mujer y nunca que el hombre es "cabeza de la mujer" en el sentido de mandamás. No debemos pervertir el justo sentido de estos pasajes, pues esto es una pìedra de tropiezo para muchos religiosos que consideran el uso del velo como una excusa para someter a la mujer a la voluntad del hombre.
La sujeción a Cristo es una honra para sus redimidos, sea hombre o sea mujer.
Bien haremos en sujetarnos a El sin murmuraciones ni contiendas.
Natanael1