Repito, el Cristianismo es Cristo, una Persona.
No un manual para reformar la conducta humana, o un nuevo conjunto de leyes, o un nuevo conjunto de preceptos éticos, o un nuevo y mejor PLAN.
Los ministros del diablo son los más fieles exponentes de una vida moral sin tacha, leemos:
2Co 11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
No quiebran un plato, el Señor habló de ellos como "sepulcros blanqueados"
Cuando el Señor anduvo en medio de estos líderes religiosos, lo hicieron a un lado con desprecio.
Ser Cristiano no proviene de la lealtad a complejas doctrinas teológicas cuyos inventores son los hombres, sino de un amor apasionado por una forma de vivir en el mundo que gira en torno a Jesús, y sin el Espíritu de Cristo en nuestras vidas, no pasamos la prueba delante de Dios, y solo somos personas religiosas infatuadas, que nos creemos con derecho a identificarnos con el grupo sectario que se arremolina en torno a una doctrina teológica o un nombre, o un título, estando vacíos de Cristo.
Jesús nos dejó sus manos heridas y su costado traspasado, no folletos de teología o grupos denominacionales con los cuales identificarnos.
¿Si habrá un alma entendida que pueda considerar el valor de Cristo encarnado en nosotros?
No un manual para reformar la conducta humana, o un nuevo conjunto de leyes, o un nuevo conjunto de preceptos éticos, o un nuevo y mejor PLAN.
Los ministros del diablo son los más fieles exponentes de una vida moral sin tacha, leemos:
2Co 11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
No quiebran un plato, el Señor habló de ellos como "sepulcros blanqueados"
Cuando el Señor anduvo en medio de estos líderes religiosos, lo hicieron a un lado con desprecio.
Ser Cristiano no proviene de la lealtad a complejas doctrinas teológicas cuyos inventores son los hombres, sino de un amor apasionado por una forma de vivir en el mundo que gira en torno a Jesús, y sin el Espíritu de Cristo en nuestras vidas, no pasamos la prueba delante de Dios, y solo somos personas religiosas infatuadas, que nos creemos con derecho a identificarnos con el grupo sectario que se arremolina en torno a una doctrina teológica o un nombre, o un título, estando vacíos de Cristo.
Jesús nos dejó sus manos heridas y su costado traspasado, no folletos de teología o grupos denominacionales con los cuales identificarnos.
¿Si habrá un alma entendida que pueda considerar el valor de Cristo encarnado en nosotros?