Re: PODEMOS ESTAR SEGUROS DE LA SALVACION
Gabrie147.
Estimado valdense.
"Nadie que haya recibido la luz de la verdad y quebrante los mandamientos entrará en la ciudad de Dios. Su ley constituye el fundamento de su gobierno en la tierra y en el cielo. Los que conscientemente hayan pisoteado y despreciado su ley en la tierra, no serán llevados al cielo para que allí hagan la misma obra; no se producirá un cambio de carácter cuando Cristo venga.
La edificación del carácter ha de proseguir durante las horas de prueba. Día tras día nuestras acciones son registradas en los libros del cielo, y en el gran día de Dios seremos recompensados según hayan sido nuestras obras. Entonces se verá quién recibe la bendición. "Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad" (Apoc. 22: 14, versión Reina-Valera de 1909).
Los que se levantan contra la ley de Dios están en guerra contra Dios mismo; y muchos que están llenos de la mayor amargura contra el pueblo de Dios que guarda los mandamientos, hacen la más aparatosa ostentación de vivir vidas santas e inmaculadas. Esto puede explicarse solamente de una manera: no tienen espejo en el cual mirarse para descubrir la deformidad de sus caracteres. Ni José, ni Daniel ni ninguno de los apóstoles pretendieron ser impecables. Los hombres que han vivido más cerca de Dios, los hombres que habrían sacrificado la vida misma antes que pecar deliberadamente contra El, los hombres a quienes Dios ha honrado con luz y poder divinos, se han reconocido a sí mismos como pecadores, indignos de sus grandes mercedes. Han sentido su debilidad y, pesarosos por sus pecados, han tratado de imitar al modelo: Cristo Jesús.
Hay sólo dos clases de personas sobre la tierra: los obedientes hijos de Dios y los desobedientes. En una ocasión Cristo presentó ante sus oyentes la obra del juicio de esta manera: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
"Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis: estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
"Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (Mat. 25: 31-40).
Así Cristo identifica su interés con el de la humanidad sufriente. Considera cada atención prodigada a sus criaturas, como realizada personalmente en su favor. Los que pretenden poseer la moderna santificación se adelantarían jactanciosamente, diciendo: "Señor, Señor, ¿no nos conoces? ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Las personas aquí descriptas, que formulan estas pretensiosas reclamaciones, aparentemente entrelazando a Jesús en todas sus acciones, representan de mancha adecuada a los que alegan poseer la moderna santificación pero están en guerra con la ley de Dios. Cristo los llama hacedores de iniquidad porque son engañadores, que tienen el manto de la santidad para ocultar la deformidad de sus caracteres, la perversión interior de sus corazones impuros.
Satanás ha descendido en estos días finales para obrar con todo engaño de impiedad en los que perecen. Su majestad satánica realiza milagros a la vista de los falsos profetas, a la vista de los hombres, pretendiendo ser verdaderamente Cristo mismo. Satanás dota con su poder a los que le ayudan en sus engaños por consiguiente, los que aseveran tener el gran poder de Dios sólo pueden ser discernidos por el gran detector: la ley de Jehová. El Señor, nos advierte, que si les fuera posible engañaría a los mismos escogidos. El ropaje de oveja parece tan real, tan genuino, que el lobo puede distinguirse únicamente cuando acudimos a la gran norma moral de Dios y allí descubrimos que sois transgresores de la ley de Jehová." (Aporte de E. White)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
UN ANALISIS A LA OPINION DE ELENA G. DE WHITE, LA PROFETA DE LOS ADVENTISTAS DEL SEPTIMO DIA:
Como Elena G. de White eligio ponerse bajo la sumision de los Diez Mandamientos que fueron dados a la nacion de Israel, bajo el Pacto Antiguo, hecho en el Sinai, teniendo a Moises como un intermediario entre Dios y ese pueblo, ELENA G. DE WHITE Y LOS ADVENTISTAS DEL SEPTIMO DIA ACUSAN DE PECADORES A TODOS AQUELLOS QUE NO GUARDAN EL SEPTIMO DIA DE LA SEMANA, SABADO, COMO DIA DE REPOSO.
Sin embargo, la Iglesia cristiana que levanto Jesus fue puesta bajo un Pacto Nuevo, en la cual la Ley de Cristo (1 Corintios 9: 20 y 21) es la norma de obediencia. Y en esta Ley de Cristo no se le ordena a la Iglesia cristiana guardar el dia septimo de la semana, Sabado, como dia de reposo. De consiguiente, BAJO LAS NORMAS DEL PACTO ACTUAL, NO GUARDAR EL DIA SABADO NO ES PECADO.
Patricio Cespedes Castro.
EX-ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA.
Hoy, Discipulo de Jesus y REFORMADOR.