Re: ¿Murió Jesús en un madero vertical o en una cruz?
Estimado alf1. Saludos cordiales.
Tú dices:
!!QUE BONITA LA CANCION!!,!!LASTIMA QUE POR LOS ARGUMENTOS Y TEXTOS BIBLICOS NO HAY RAZON PARA PENSAR QUE FUE ASI!!
Respondo: Me alegro que te haya impresionado positivamente esta canción.
"Algunos autores contemporáneos cristianos, judíos y romanos proveen información adicional sobre los sistemas legales judíos y romanos del 1er siglo así como detalles sobre flagelación y crucifixión. Seneca, Livy, Plutarco y otros se refieren a las prácticas de la crucifixión en sus trabajos. Jesús es mencionado por los historiadores romanos Cornelius Tacitus, Plinio el Menor y Suetonio, por los historiadores no romanos Thallus y Phlegon, por el sátiro Luciano de Samosata, por el Talmud judío, y por el historiador judío Flavius Josephus, a pesar de que la autenticidad de porciones de este último es cuestionable."
"A pesar de que los romanos no inventaron la crucifixión, la perfeccionaron como forma de castigo y tortura diseñada para producir una muerte lenta con máximo dolor y sufrimiento. Fue uno de los métodos de ejecución más crueles y degradantes, y se reservaba únicamente para esclavos, extranjeros, revolucionarios y los más viles criminales. La ley romana usualmente protegía a los ciudadanos romanos de la ejecución, con excepción tal vez de los soldados desertores."
"Se acostumbraba obligar al hombre condenado a cargar su propia cruz desde el poste de flagelación al lugar de la crucifixión fuera de los muros de la ciudad. Este usualmente iba desnudo, a menos que fuera prohibido por las costumbres locales. Debido a que la cruz pesaba más de 300 libras (136 kilos), solo se llevaba el travesaño. El patíbulum, que pesaba entre 75 y 125 libras (34 a 57 kilos), era colocada sobre la nuca de la víctima y se balanceaba sobre sus dos hombros. Usualmente se ataban los brazos extendidos al travesaño. La procesión al lugar de la crucifixión era precedida por una guardia romana completa, comandada por un centurión. Uno de los soldados cargaba un letrero (titulus) en el cual se exhibía el nombre y el crimen del condenado. Más adelante el titulus sería colocado sobre la cruz. El guardia romana no dejaría a la víctima hasta estar segura de su muerte.
Fuera de los muros de la ciudad estaban localizados, de manera permanente, los pesados estípites de madera sobre las cuales se asegurarían los patíbulum. En el caso de la cruz tipo Tau, esto se lograba mediante una junta de muesca y espiga, con o sin refuerzo de sogas. Para prolongar el proceso de crucifixión, un travesaño o viga horizontal frecuentemente se fijaba a mitad del estípite, sirviendo así como asiento (sedile o sedulum). Solo raras veces, y probablemente luego del tiempo de Cristo, se empleó un bloque de madera adicional (suppedaneum) para la transfixión de los pies.
En el lugar de la ejecución, por ley se le daba a la víctima un trago amargo de vino mezclado con mirra como leve analgésico. El criminal era luego tirado al suelo sobre sus espaldas, con sus brazos extendidos a lo largo del patíbulum. Las manos podían ser clavadas o amarradas al travesaño, pero el clavado era preferido por los romanos. Los restos arqueológicos de un cuerpo crucificado, encontrados en un osario cerca de Jerusalén y fechados para el tiempo de Cristo, indican que los clavos pinchos de hierro de punta agudizada de aproximadamente 5 a 7 pulgadas (13 a 18 centímetros) de longitud con sección cuadrada de 3/8 pulgadas (1 centímetro). Más aun, los descubrimientos de osarios y el Sudario de Turin han documentado que comúnmente los clavos atravesaban las muñecas en vez de las palmas de las manos."
Luego de fijar los brazos al travesaño, el patíbulum y la víctima eran levantados juntos al estípite. En una cruz bajita, cuatro soldados podían lograr esto con relativa facilidad. Sin embargo, en una cruz alta, los soldados utilizaban ganchos de madera o escaleras.
A seguidas de esto, los pies eran fijados a la cruz por medio de clavos o sogas. Los descubrimientos de osarios y el Sudario de Turin sugieren que el clavado era la práctica preferida por los romanos. A pesar de que los pies podían ser fijados a los lados del estípite o al descanso de madera (suppedaneum), usualmente eran clavados en el lado frontal. Para lograr esto, habría sido necesario flexionar las rodillas, y las piernas dobladas podían ser rotadas lateralmente.
Cuando se completaba el clavado, el títulus era fijado a la cruz, por clavos o cordones, sobre de la cabeza de la víctima. Los soldados y los espectadores a menudo hacían burla y escarnio al condenado; y los soldados acostumbraban a dividirse las ropas entre sí. El lapso de supervivencia generalmente fluctuaba desde tres a cuatro horas hasta tres o cuatro días, y parecía inversamente proporcional a la severidad del flagelo. Sin embargo, aun cuando la flagelación pudiera haber sido leve, los soldados romanos podían apresurar la muerte al partirle las piernas debajo de las rodillas (crurifragium o skelokopia).
Era común que insectos se aposaran y se metieran dentro de las heridas abiertas o los ojos, oídos y nariz de la víctima moribunda, y que las aves de rapiña desgarrarían las carnes en esos lugares. Más aun, era costumbre dejar los cadáveres colgados de la cruz para ser devorados por animales salvajes. Sin embargo, según la ley romana, la familia del condenado podía tomar el cuerpo para ser enterrado, luego de obtener permiso del juez romano.
Como no se suponía que nadie sobreviviera la crucifixión, el cuerpo no era entregado a la familia hasta que los soldados romanos estuvieran seguros de que la víctima estaba muerta. Se acostumbraba que uno de los guardas romanos clavara el cuerpo con una espada o lanza.
Tradicionalmente esto se había considerado como una herida de lanza al corazón a través del lado derecho del pecho -una herida fatal enseñada a la mayoría de los soldados"
"La flagelación antes de la crucifixión servía para debilitar al hombre condenado, y, si la pérdida de sangre era considerable, producir hipertensión ortostática y aún shock hipovolémico. Cuando la víctima era lanzada al suelo sobre sus espaldas, las heridas del azote se reabrirían y se contaminarían con lodo. Más aun, con cada respiración, las dolorosas heridas de las espaldas rozarían contra la tosca madera del estípite. Como resultado de esto, la pérdida de sangre de las espaldas continuaría probablemente durante la crucifixión.
Con brazos extendidos, pero no tensos, las muñecas eran clavadas al patíbulum. Se ha demostrado que los ligamentos y huesos de la muñeca pueden soportar el peso de un cuerpo colgando de ellos, pero no las palmas de las manos. De esta forma, los clavos eran probablemente clavados entre el radius y los carpales o entre las dos hileras de huesos carpales, ya sea cerca o a través del fuerte flexor retinaculum y los varios ligamentos intercarpales. A pesar de que un clavo en cualquiera de los dos sitios en la muñeca podría pasar entre los elementos óseos y así no producir fractura alguna, la posibilidad de una herida periósea dolorosa es grande. Más aun, el clavo penetrado destruiría el largo nervio sensorial motor. La afección de este nervio produciría tremendas descargas de dolor en ambos brazos. Aunque la laceración del nervio resultaría en parálisis parcial de la mano, las contracciones isquémicas y el empalamiento de varios ligamentos por los clavos podría provocar fuertes contracciones de la mano.
Comúnmente, los pies eran fijados al frente del estípite por medio de un clavo de hierro clavado a través del primer o segundo espacio intermetatarso, justo al lado de la junta tarsometatarso. Es probable que el profundo nervio peroneo y ramificaciones de los nervios medianos y laterales de la planta serían heridos por el clavo. A pesar de que la flagelación producía considerable pérdida de sangre, la crucifixión por sí misma era un procedimiento poco sangriento, ya que ninguna de las arterias principales, excepto tal vez la del arco de la planta, pasaban a través de los sitios anatómicos favoritos de la transfixión.
El efecto principal de la crucifixión, aparte del tremendo dolor, era la marcada interferencia con la respiración normal, particularmente con la exhalación. El peso del cuerpo, jalando hacia abajo por los brazos y hombros extendidos, tendía a fijar los músculos intercostales en un estado de inhalación y por consiguiente afectando la exhalación pasiva. De esta manera, la exhalación era primariamente diafragmática, y la respiración muy leve. Es probable que esta forma de respiración no sería suficiente y que pronto se produciría la hipercarbia. El desarrollo de calambres musculares o contracciones tetánicas, debido a la fatiga y la hipercarbia, afectarían aun más la respiración.
Una exhalación adecuada requería que se incorporara el cuerpo empujándolo hacia arriba con los pies y flexionando los codos y aductando los hombros. Sin embargo, esta maniobra colocaría el peso total del cuerpo en los tarsales y causaría tremendo dolor. Más aun, la flexión de los codos causaría rotación en las muñecas en torno a los clavos de hierro, y provocaría enorme dolor a través de los nervios lacerados. El levantar el cuerpo rasparía dolorosamente las espaldas contra el estípite. Los calambre musculares y la parestesia de los brazos abiertos y doblados agregarían al malestar. Como resultado de esto, cada esfuerzo de respiración se volvería agonizante y fatigoso, y eventualmente llevarían a la asfixia.
La causa real de muerte por crucifixión era multifactorial y variaba en cada caso, pero las dos causas más prominentes eran probablemente el shock hipovolémico y asfixia por agotamiento. Otros factores contribuyentes incluían la deshidratación, arritmia causada por tensión, y paro cardíaco causado por congestión con rápida acumulación de efusiones pericardias o pleurales. La crucifractura (quebrando las piernas debajo de las rodillas), si se ejecutaba, resultaba en muerte por asfixia en pocos minutos. La muerte por crucifixión era, en todo el sentido de la palabra, intolerable."
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Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí." Mt 10, 37-42
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.