La palabra griega
pnéu·ma (espíritu) viene de
pné·ō, que significa
“respirar o soplar”, y la voz hebrea
rú·aj (espíritu) procede de
una raíz de igual significado.
Por lo tanto, el significado primario de
rú·aj y
pnéu·ma es “aliento”, aunque de este significado se han derivado otras acepciones. (Compárese con
Hab 2:19; Rev 13:15.)
Pueden significar
viento; la
fuerza vital de las criaturas;
el espíritu del hombre; espíritus, incluidos Dios y sus criaturas angélicas, y
la fuerza de
Dios
o
espíritu santo.
(Compárese con
Lexicon in Veteris Testamenti Libros, de Koehler y Baumgartner, Leiden, 1958, págs. 877-879;
A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament, de Brown, Driver y Briggs, 1980, págs. 924-926;
Theological Dictionary of the New Testament, edición de G. Friedrich, traducción al inglés de G. Bromiley, 1971, vol. 6, págs. 332-451.)
Todos estos significados tienen algo en común: se refieren a aquello que es invisible a la vista humana y que da muestras de fuerza en movimiento. Tal fuerza invisible es capaz de producir efectos visibles