Querida Elisa:
Te creía más desarrollada y resulta que todavía estás en pañales, hablando del instinto, cuando ese instinto debía haber muerto ya en tí. ¿Qué haces? ¿A qué esperas?
Vosotros andais jugando todavía como niños de pecho. Andais con jueguecitos de reuniones, de palabras, de alabanzas, de monsergas, de que si Cristo está en mi vida, de que si ya no vivo yo, sino Él, de que si satanás está derrotado... Pero nada de esto en realidad lo viven vds. Su fe es todavía externa. Es un anhelo. Es una pequeña vibración. Pero si se traspasa la fe, se llega al Espíritu y, entonces, todo lo que antes veías y creías se convierte en nada. Entonces la religiosidad se convierte en interna. Ya no se siguen consignas de popes, curas, hermanos, sacerdotes, o maestros. Ya se ha encontrado al Maestro Interior que te guía. Entonces no puede haber error.
Algunas religiones y sectas intentan desviar y esclavizar a las personas que consiguen encandilar. Algunos, sin embargo, actúan con buena voluntad y otros con una voluntad muy malsana. De gentes con “buena voluntad” está el infierno lleno. Pero hay un hecho lamentable. Que la mayoría de las personas que pertenecen a las grandes religiones se encuentran paralizadas y esclavizadas, sin atreverse a dar un paso por su cuenta, porque temen perder la salvación incierta que les trasmiten por la fe. Es fe y salvación futura, cuando debería ser salvación AHORA. Las religiones son un instrumento de doble filo. Pueden ser un camino hacia Jesús, o pueden ser una losa que te prive de su encuentro por creer que ya se ha encontrado. No hay nada más peligroso que creer haber llegado cuando no se ha empezado el camino.
He de decirte, que, aunque haya llegado el Espíritu Santo a tu vida, todavía no estas libre del pecado, sino que, entonces, se establece una lucha entre ese Espíritu y el pecado, hasta que el Espíritu vence al pecado. Eso es “limpiar el pecado”, “perdonar el pecado”. Para que ese pecado muera, debes pasar por el misterio de la Cruz, con la ayuda del Espíritu Santo. Se puede estar en la carne y ya no ser pecador sino ser un Santo varón o una Santa mujer. Que el orgullo que demuestras no te impida observar el punto exacto donde te encuentras y lo que te falta para llegar.
Cuando vd. suba a su Cruz y deje de predicar con palabras que no son suyas, sino de Jesús, y tenga el valor de esperar allí a la muerte, entonces venga y hábleme de seguir a Cristo, de obediencia y de predicación. Mientras tanto, será mejor que oiga, que escuche antes que hablar.
Pero mientras, el mundo sigue siendo como es
“porque lo que tiene que morir, no termina de morir, y lo que tiene que nacer, no termina de nacer”. ¡Y nosotros tan contentos y alabando a Dios!. Pero no cumplimos con su palabra, porque ni hacemos todo el mal que podemos hacer (gracias a la moral), ni hacemos todo el bien que debemos hacer (debido a nuestra falta de valentía, ya lo dijo el mismo Jesús: el Espíritu está presto, pero la carne es débil”
. Pero nosotros queremos seguir viviendo en la carne y, tal vez, en el futuro, llegar a la santificación de golpe, una buena mañana, casi sin enterarnos.
¿Qué enseñanza ha recibido vd. Dios mío? ¿Cómo pueden estar tan equivocados mis hermanos que dicen buscar a Dios y a Jesucristo? ¿Qué han hecho las religiones con mis hermanos?
"De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de Dios". Jesús NO se estaba refiriendo a cambiar de vida. Jesús se estaba refiriendo a nacer de nuevo. Tienes una
matriz para ello: tu propio cuerpo. Tienes que apartar el pecado para que pueda entrar la Luz de Cristo.
Para ello tendrás que tener una noción más clara de lo que es el pecado. Lo que la escritura llama el pecado es el diablo y satanás que mora en nosotros debido a la desobediencia cometida por Adán. Este pecado produce faltas en mi conducta, si no ando avisado. Atente al aviso que te doy. Aunque ya no hagas faltas y los "pecadillos" te sean perdonados, hasta que no desaparezca EL PECADO de tu cuerpo y de tu mente, no podrás empezar la sanación de tu cuerpo y de tu mente. De tu Alma.
Vd. no es fiel, sino segurola. Le gusta la seguridad y no tenerse que arriesgar. Pero recuerde la parábola de los talentos. El que no se arriesga, no vive.
Vd. sigue viva y coleando. Cristo todavía no vive en vd. Vd. anhela eso, y eso está bien, pero se cierra las puertas ante esa eventualidad, pero dice con la boca pequeña: “mas no vivo yo sino Cristo vive en mi”.
"Sea valiente y humilde para aprender de esa verdad y vivirla."