Interesante tema.
Como tanto de la Biblia, la muerte tiene varios significados, en el caso de los judíos no olvidemos que fariseos y saduceos se peleaban en plan "forocristiano" con el dichoso tema de la resurrección de los muertos y la vida eterna. Tuvieron muchas teorías tales como que en un momento determinado se vendrá a resucitar a todos los enterrados en Jerusalén y se juzgará a los muertos, diría que algo así hemos "heredado" los cristianos en el credo niceno.
La muerte yo la entiendo siempre en sentido espiritual, de otra manera Dios aparece como un aberrante ser monstruoso sediento de sangre y venganza, y a ello se contrapone la realidad de su ente que se va revelando a través de los profetas. Por eso este entendimiento como tantos otros viene a ser aclarado con Jesucristo: "el que quiera salvar su vida la perderá, el que la pierda la salvará".
Resumiendo: siempre hemos sido mortales, la ciencia así lo demuestra, aunque se estima que podemos vivir bastante con una alimentación equilibrada, ejercicio, etc. Esto también se alinea con el entendimiento del Génesis, el pecado también es no cuidarnos, destrozarnos a base de drogas, etc. Eso atrae la mortalidad.
En el sentido cristiano, la vida mundana no tiene valor, capta sentido en el profundo entendimiento del amor y la entrega, de la justicia caritativa y la misericordia con toda la raza humana, ese es de trasfondo el verdadero impulsor de la vida.
En el sentido espiritual hemos sido concebidos inmortales, este aspecto es el que nos hace trascendentes. Cuanto más se avanza en el terreno del entendimiento de la consciencia, más acertamos a entender lo que somos y lo que nos hace ser creadores, autoconscientes y "elevarnos" sobre el resto de las criaturas, eso tiene un precio: "vivimos" bien o muy buen a costa de nuestro futuro, en nuestra libertad no acertamos todavía a entender del todo que vivimos en un planeta finito e incapaz de sustentar esta locura a la que hemos llegado de nuevo bajo el manto del pecado capitalista, cruel y déspota con algo que no poseemos más que de manera temporal, y muchos que se agarran a esta vida no ven que pueden provocar que terminemos todos perdiéndola.
Como tanto de la Biblia, la muerte tiene varios significados, en el caso de los judíos no olvidemos que fariseos y saduceos se peleaban en plan "forocristiano" con el dichoso tema de la resurrección de los muertos y la vida eterna. Tuvieron muchas teorías tales como que en un momento determinado se vendrá a resucitar a todos los enterrados en Jerusalén y se juzgará a los muertos, diría que algo así hemos "heredado" los cristianos en el credo niceno.
La muerte yo la entiendo siempre en sentido espiritual, de otra manera Dios aparece como un aberrante ser monstruoso sediento de sangre y venganza, y a ello se contrapone la realidad de su ente que se va revelando a través de los profetas. Por eso este entendimiento como tantos otros viene a ser aclarado con Jesucristo: "el que quiera salvar su vida la perderá, el que la pierda la salvará".
Resumiendo: siempre hemos sido mortales, la ciencia así lo demuestra, aunque se estima que podemos vivir bastante con una alimentación equilibrada, ejercicio, etc. Esto también se alinea con el entendimiento del Génesis, el pecado también es no cuidarnos, destrozarnos a base de drogas, etc. Eso atrae la mortalidad.
En el sentido cristiano, la vida mundana no tiene valor, capta sentido en el profundo entendimiento del amor y la entrega, de la justicia caritativa y la misericordia con toda la raza humana, ese es de trasfondo el verdadero impulsor de la vida.
En el sentido espiritual hemos sido concebidos inmortales, este aspecto es el que nos hace trascendentes. Cuanto más se avanza en el terreno del entendimiento de la consciencia, más acertamos a entender lo que somos y lo que nos hace ser creadores, autoconscientes y "elevarnos" sobre el resto de las criaturas, eso tiene un precio: "vivimos" bien o muy buen a costa de nuestro futuro, en nuestra libertad no acertamos todavía a entender del todo que vivimos en un planeta finito e incapaz de sustentar esta locura a la que hemos llegado de nuevo bajo el manto del pecado capitalista, cruel y déspota con algo que no poseemos más que de manera temporal, y muchos que se agarran a esta vida no ven que pueden provocar que terminemos todos perdiéndola.