En mi opinión el gran peligro está en el fanatismo (o en su extremo opuesto, el nihilismo, pero este sería otro tema), venga de donde venga, con dioses o sin ellos, como ya advirtió Dostoyevski en "Los Hermanos Karamazov": los fanáticos "...por esa general adoración se exterminaron unos a otros con la espada. Crearon dioses y se desafiaron entre sí: “Dejad vuestros dioses y venid a adorar a los nuestros; de lo contrario, moriréis, igual que vuestros dioses.» Y así será hasta el fin del mundo, hasta cuando desaparezcan del mundo los dioses. Es lo mismo, se arrodillarán ante los ídolos."
Siempre he pensado que la maldad humana tiene sus límites, el fanatismo no, con el fin de servir a una presunta "Verdad" sagrada y salvadora, política, social o religiosa, una utopía final a culminar en el más allá o dentro de la historia, no conoce límites... Hay muy poca gente en el mundo dispuesta a torturar, matar o incluso provocar genocidios enteros solo por diversión, sin embargo hay mucha, pero mucha gente, que lo suficientemente manipulada estaría dispuesta a llegar a eso si está convencida de que está luchando por la gloria de Dios, para salvar su alma, o por su raza, su objetivo político, su destino en la historia o su idea de lo que debe ser la "construcción nacional"... y ese es un riesgo que se da en diferentes ideologías religiosas, políticas o sociales.