«»Ustedes desprecian
al que lucha por la justicia
y al que dice la verdad;
ustedes humillan a los pobres
y les quitan el pan de la boca
al cobrarles altos impuestos.
Por eso no podrán disfrutar
de las lujosas casas que construyeron,
ni tampoco beberán el vino
de los hermosos viñedos que plantaron.
»Yo conozco todos sus pecados;
conozco sus muchas maldades.
Sé que los jueces aceptan dinero
para juzgar a favor de los malvados
y en contra de la gente inocente.
Por eso el juicio lo ganan los ricos
y lo pierden los pobres.
¡Hay tanta maldad hoy en día
que los sabios prefieren callarse!»
Amós 5:10-13 TLA
«Las manos de ustedes
son manos de asesinos,
y tienen los dedos sucios de pecado.
Sus labios están
llenos de mentiras
y su boca vomita corrupción.
A nadie le importa ser justo y honrado;
las demandas legales de la gente
se basan en mentiras.
Conciben malas acciones
y después dan a luz el pecado.
[…]
Nuestros tribunales
se oponen a los justos,
y no se encuentra justicia
por ninguna parte.
La verdad tropieza por las calles
y la honradez
ha sido declarada ilegal.
Sí, la verdad ha desaparecido
y se ataca a todo el que abandona la maldad.
El Señor miró y le desagradó
descubrir que no había justicia.
Estaba asombrado al ver
que nadie intervenía
para ayudar a los oprimidos.
Así que se interpuso
él mismo para salvarlos
con su brazo fuerte,
sostenido por su propia justicia.»
Isaías 59:3-4, 14-16 NTV