«Estando la provincia en paz y en abundancia,
entrará y hará lo que no hicieron sus padres,
ni los padres de sus padres;
botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados,
y contra las fortalezas formará sus designios;
y esto por un tiempo.
Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto;
mas el pueblo que conoce a su Dios
se esforzará y actuará.
Y los sabios del pueblo instruirán a muchos;
y por algunos días caerán a espada y a fuego,
en cautividad y despojo.
Y en su caída serán ayudados
de pequeño socorro;
y muchos se juntarán a ellos con lisonjas.
También algunos de los sabios
caerán para ser depurados
y limpiados y emblanquecidos,
hasta el tiempo determinado;
porque aun para esto hay plazo.
Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá,
y se engrandecerá sobre todo dios;
y contra el Dios de los dioses
hablará maravillas, y prosperará,
hasta que sea consumada la ira;
porque lo determinado se cumplirá.
Del Dios de sus padres no hará caso,
ni del amor de las mujeres;
ni respetará a dios alguno,
porque sobre todo se engrandecerá.
Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas,
dios que sus padres no conocieron;
lo honrará con oro y plata,
con piedras preciosas y con cosas de gran precio.
Con un dios ajeno se hará
de las fortalezas más inexpugnables,
y colmará de honores a los que le reconozcan,
y por precio repartirá la tierra.»
Daniel 11:24, 32-39 RVR1960