Bueno, mientras que los judaizantes van a la Web a buscar respuestas...
La Palabra de Dios dice. “Así también vosotros, hermanos míos, estáis muertos a la ley por el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, a saber, del que resucitó de los muertos, a fin de que fructifiquemos a Dios”; o sea, semejantemente al caso del marido y su esposa; por el cuerpo de Cristo (por su muerte) estamos muertos a la ley; y entonces sí que podemos ser de otro (de Cristo) y no seremos considerados adúlteros.
De modo que si somos de Cristo, si Cristo nos ha aceptado como de él; es porque de quien éramos antes (de la ley) murió, pues si así no fuera, Cristo no nos hubiera aceptado; y aún la misma ley no nos hubiera permitido ser de Cristo: “¿Ignoráis, hermanos, (porque hablo con los que saben la ley) que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que vive?” (Rom. 7:1) pues ella nos gobernaría (se enseñorearía) de nosotros y nos mantendría a su lado sin dejarnos ser de otro.
Como hemos visto, este pasaje de Romanos 7, es claro como el agua para enseñarnos que ya no estamos bajo la ley; que ella terminó en su labor o función para lo cual fue establecida por Dios: “Mas ahora estamos libres de la ley, habiendo muerto a aquella en la cual estábamos detenidos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra” (Rom. 7:6) y ahora somos de Cristo (la Gracia)
A la ley de Moisés, desde el mismo momento en que Dios la establece, le dio fecha de término, pues estaría vigente solo hasta cuando lo que viniera más adelante se estableciera como eterno e inamovible. “Consistiendo sólo en viandas y en bebidas, y en diversos lavamientos, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección” (Heb. 9:10)
“¿Pues de qué sirve la ley? Fue puesta por causa de las rebeliones, hasta que viniese la simiente(Cristo) a quien fue hecha la promesa” (Gal. 3:19) La ley de Moisés por tanto, no sería eterna, sino hasta que viniese Cristo, quien traía lo perfecto.