LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.

El Fruto del Espíritu - Mansedumbre

INTRODUCCIÓN

1. La octava cualidad que sirve para constituir el fruto del Espíritu es la "mansedumbre" ("humildad" en la KJV)
a. La palabra griega es prautes (para-ot'-ace)
b. Esta es una palabra difícil de definir, porque realmente no hay palabra del inglés que corresponda al griego
c. También, mientras que "humildad" es un buen intento de traducir la palabra...
1) Hay una mala interpretación común sobre el significado de la "humildad" misma
2) Es con frecuencia usada para sugerir una forma de cobardía y de debilidad, pero no hay tal idea en la palabra griega "prautes"

2. El propósito de esta lección será...
a. Definir el significado apropiado de "mansedumbre" ("humildad") como es usada en Gál 5:23
b. Considerar el lugar que esta virtud debe tener en la vida de los cristianos

[Iniciamos, entonces, con...]

I. LA DEFINICIÓN DE "PRAUTES" (MANSEDUMBRE, HUMILDAD)

A. PRAUTES COMO ES DEFINIDA POR LOS SABIOS GRIEGOS...
1. Para describir personas o cosas que tienen en ellas una cierta cualidad tranquilizadora...
-- Por ejemplo, tener una conducta humilde y amable que calma el enojo de los demás
2. Para describir la gentileza de conducta, especialmente en la parte de las personas que tienen en su poder actuar de otra manera...
a. Por ejemplo, un rey perdonando a un siervo que falló en una tarea particular
1) El rey tiene la autoridad y el poder para castigar
2) Pero escoge en lugar de eso mostrar bondad y perdón
b. Tal rey sería alabado por su comportamiento gentil y humilde
3. Para describir la habilidad de tomar comentarios crueles con buen corazón...
a. Por ejemplo, como cuando es enredado en controversia
b. Ser capaz de discutir cosas sin perder el temperamento debido a observaciones personales crueles e injustos
4. Con más frecuencia, para describir el carácter en el cual la fortaleza y la mansedumbre están perfectamente combinadas...
a. Por ejemplo, un caballo obediente a las riendas, un perro guardián amigable hacia la familia que lo posee
b. Hay presente gran fortaleza, pero es templada por un espíritu gentil
5. Aristóteles tenía esto que decir sobre "prautes"...
a. "la capacidad para soportar reproches y ofender con moderación, y no embarcarse en venganzas rápidamente, y no ser provocado fácilmente a enojo, sino estar libre de amargura y de contención, teniendo tranquilidad y estabilidad en el espíritu" (Sobre Virtudes y Vicios)
b. Esto no implica que nunca hay un lugar para el enojo en el hombre gentil
c. Ciertamente, el hombre que muestra "prautes" se enoja "por el motivo correcto, y contra las personas correctas, y de la manera correcta, y en el momento correcto, y por el tiempo correcto." (Aristóteles, Ética a Nicómaco)
d. "él errará de manera adicional si no se pone del lado del enojo". (Barclay)

B. PRAUTES ES EJEMPLIFICADO POR MOISÉS Y POR JESÚS...
1. El ejemplo de Moisés – ver Núm 12:3
a. Aun como siervo escogido de Dios él podría reprender a Aarón y a Miriam, con humildad guardó silencio – por ejemplo, Núm 13:1-8
b. Su silencio no fue una forma de debilidad personal, sin embargo considere...
1) Su reacción al borrego de oro – Ex 32:19-20,25-28
2) Su complacencia con Dios – Ex 32:30-32
-- Ciertamente, Moisés no fue cobarde espinado
c. En vez de eso, ¡su mansedumbre fue el resultado de una opinión humilde de sí mismo!
2. El ejemplo de Jesús – ver Mt 11:28-30
a. Note Su mansedumbre en Su prueba – Mt 27:12-14; ver Isa 53:7
b. Pero no era debido a falta de fortaleza...
1) Su poderosa fortaleza ya había sido demostrada:
a) Al denunciar a los fariseos – Mt 23:13 y siguientes
b) En la limpieza del templo – Jn 2:14-17
2) ¡Su mansedumbre en la prueba fue evidencia de fortaleza, no de debilidad!

[La "mansedumbre" (o humildad, KJV), entonces, es esa cualidad virtuosa por la que...

"Tratamos a todos los hombres con cortesía perfecta, que podemos reprender sin rencor, que podemos discutir sin intolerancia, que podemos enfrentar la verdad sin resentimiento, que podemos estar enojados y sin pecar, que podemos ser gentiles y sin embargo no ser débiles." "Barclay)

De nuevo, esta cualidad viene de tener una opinión humilde de uno mismo, junto con la fortaleza interior para controlar las emociones, la lengua y el comportamiento de uno. Consideremos ahora...]

II. EL LUGAR DE LA MANSEDUMBRE EN LA VIDA DE LOS CRISTIANOS

A. EN PARTICULAR...
1. Vivimos para recibir la Palabra de Dios con mansedumbre (prautes) – Sant 1:21
2. Debemos acercarnos a hermanos en error con un espíritu de mansedumbre (prautes) – Gál 6:1
3. Debemos corregir a aquellos que están en oposición con humildad (prautes) – 2 Tim 2:24-25
4. Vivimos para responder preguntas relacionadas con nuestra esperanza con mansedumbre (prautes) – 1 Ped 3:15

B. EN GENERAL...
1. La mansedumbre (prautes) es necesaria para el cristiano que desea ser sabio – ver Sant 3:13-18
2. La mansedumbre (prautes) es necesaria para la cristiana que desea tener gracia ante lo vista de Dios – 1 Ped 3:1-6

CONCLUSIÓN

1. Alguien que está caminando en el Espíritu lo está haciendo para ser una persona gentil, aun en las circunstancias de mayor prueba...
a. No debido a la debilidad o a la cobardía
b. Sino debido a la humildad, unida con la fortaleza interior para controlar el comportamiento de uno mismo

2. Tal fue el caso con nuestro Señor, quien en todo momento demostró lo que significa ser "manso y humilde de corazón" – ver Mt 11:29
a. Permitamos que aquellos que claman ser discípulos de Jesús busquen imitar Su ejemplo
b. ¡Permitamos que sea encontrado en nosotros ese "fruto del Espíritu" que fue también encontrado en nuestro Señor!

3. Y para cualquier otro que pudiera aun no ser un discípulo de Jesús, lo animo a reflexionar en las palabra de Aquel que era "manso y humilde de corazón"...

"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga." – Mt 11:28-30...

En las expresiones del tiempo de Jesús, la metáfora del "yugo" se refiere a lo que era apropiado para Sus discípulos. Para aprender lo que es apropiado a un discípulo, considere las palabras de Jesús en Mt 28:18-20...

Por Mark Copeland.

LA SABIDURÍA QUE ES DE LO ALTO ES PRIMERAMENTE PURA ,DESPUÉS PACÍFICA,SIN INCERTIDUMBRE NI HIPOCRESÍA ,LLENA DE MISERICORDIA Y DE BUENOS FRUTOS.
Y EL FRUTO DE JUSTICIA SE SIEMBRA EN PAZ,PARA AQUELLOS QUE HACEN LA PAZ.
:leyendo:
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Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.



El Fruto del Espíritu - Templanza

INTRODUCCIÓN

1. Finalmente llegamos a la última virtud enumerada por Pablo que es encontrada por alguien que está caminando en el Espíritu, produciendo en consecuencia el fruto del Espíritu: "templanza" ("temperancia", KJV)

2. En cierto modo, uno podría considerar esta virtud como la más importante...
a. Porque sin templanza, las "obras de la carne" no pueden ser derrotadas
b. Porque sin templanza, los otros elementos del "fruto del Espíritu" no serán evidentes

3. ¿Pero qué es exactamente la "templanza"? ¿Y cómo podemos desarrollar esta virtud?

[Estas son preguntas que intentaré responder en este estudio final de esta serie sobre "La Carne y el Espíritu"...]

I. LA DEFINICIÓN DE TEMPLANZA

A. LA PALABRA GRIEGA ES "EGKRATEIA" (eng-krat'-i-ah)
1. Viene de la palabra "kratos" (fortaleza), y significa "alguien que se sostiene a sí mismo" (ROBERTSON)
2. THAYER la define como: "la virtud de alguien que domina sus deseos y pasiones, especialmente sus apetitos sensuales"
3. MACKNIGHT agrega el concepto: "Donde subsiste esta virtud, la tentación puede tener poca influencia."
-- Inmediatamente, entonces, podemos ver por que esta virtud es tan necesaria para vencer las "obras de la carne" (tal como la fornicación y los arrebatos de ira)

B. ES ENCONTRADA SOLAMENTE TRES VECES EN EL NUEVO TESTAMENTO...
1. Una vez en Hech 24:25
a. Donde es incluida junto con la "justicia" y el "juicio venidero"
b. "la palabra a la que sigue es "justicia", la cual representa lo que Dios demanda; entonces, dominio propio es la respuesta del hombre a tal demanda" (VINE)
2. Una vez en Gál 5:23; donde vemos que es evidencia de que alguien está caminando en el Espíritu, y es guiado por el Espíritu
3. Y en 2 Ped 1:6
a. Donde aprendemos que existe para ser añadida al "conocimiento"
b. "seguir al 'conocimiento", sugiere que es aprendida y que requiere ser puesta en practica" (VINE)

[Templanza, entonces, es el control de alguien sobre si mismo; en el contexto de las Escrituras, el control de si mismo existe para estar en armonía con la voluntad de Dios.

Pero en parte es más fácil definir entonces lo que se debe desarrollar...]

II. EL DESARROLLO DE LA TEMPLANZA

A. LAS ESCRITURAS DESCRIBEN LA DIFICULTAD DEL DOMINIO PROPIO...
1. La sabiduría de Salomón declara que es más fácil capturar una ciudad que estar en control de nuestro espíritu – Prov 16:32; ver 25:28
2. Simplemente el controlar la lengua, es un difícil desafio...
a. Fallar en poner freno a la lengua nos entrega a una religión vana – Sant 1:26
b. ¡Es más fácil amansar animales salvajes! – Sant 3:7-10

B. SIN EMBARGO, EN CRISTO HAY FORTALEZA PARA LA TEMPLANZA...
1. Considere el dilema descrito por Pablo en Rom 7:14-24
a. Un dilema experimentado por alguien que intenta hacer la voluntad de Dios fuera de Cristo, teniendo solo la Ley
b. Un dilema que guía a...
1) La incapacidad de llevar a cabo lo que uno desea, sin importar la disposición para hacerlo – Rom 7:18
2) El estado de cautividad de la ley del pecado – Rom 7:23
3) La condición de desesperación – Rom 7:24
c. Sin embargo, en Rom 7:25 vemos un vislumbre de esperanza, un indicio de la respuesta a este dilema (en este caso, ¡Jesucristo!)
2. La respuesta es establecida muy claramente en nuestro texto – ver Gál 5:24
a. "...los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos"
1) Esto no contradice el hecho de que hay una batalla por delante – ver Gál 5:17
2) Pero aquellos que están en Cristo tienen que experimentar un cambio sustancial – ver Gál 5:17
3) En un camino difícil de comprender, han "crucificado la carne" – Gál 5:24
b. Esto se lleva a cabo cuando ellos fueron unidos con Cristo en Su muerte, en el bautismo...
1) En el bautismo, nuestro cuerpo de pecado es puesto a muerte, crucificado con Cristo – Rom 6:3-6
2) Cuando somos levantados de esa sepultura en agua, ¡nos levantamos para andar en una nueva vida, libres para vivir para Dios! – Rom 6:7,12-13
c. Esto no significa que no seamos en adelante tentados por el pecado, ¡sino que en una forma significativa somos libres del "dominio" (del reino absoluto) del pecado! – ver Rom 6:14
3. Para aquellos que están en Cristo, ¡hay una fuerza adicional mientras "caminan de acuerdo al Espíritu"!
a. Si, gozamos de la libertad de la "condenación" del pecado – ver Rom 8:1
b. Pero hay más, gozamos también de la libertad del "poder" del pecado, libertad de "la ley (del motivo) del pecado y de la muerte" – Rom 8:2
1) ¡La "ley (el motivo) del Espíritu de la vida en Cristo" provee esta libertad!
2) El contexto sugiere que esto se refiere a la ayuda del Espíritu que nos ayuda a superar los "deseos del cuerpo" – ver Rom 8:11-14; Ef 3:16,20
c. ¿No es esto lo que Pablo estaba diciendo en forma semejante en Gál 5:16-18,25?
1) Si Usted está caminando en el Espíritu, poniendo a la muerte los deseos del cuerpo con la ayuda del Espíritu, ¿no derrotará los deseos de la carne?
2) Puesto que Usted ha nacido del Espíritu (ver Jn 3:5; Tito 3:5), ¿no debe caminar también en el Espíritu (esto es, utilizar la ayuda que existe)?

C. ¿CUÁL ES ENTONCES NUESTRA RESPONSABILIDAD?
1. Primero, creer en la Palabra de Dios, que es por Su gracia...
a. Nuestro viejo hombre de pecado ciertamente fue crucificado con Cristo en nuestro bautismo – Rom 6:6
b. Ciertamente crucificamos la carne con sus pasiones y deseos – Gál 5:24
c. Dios puede en verdad fortalecernos por Su Espíritu en el hombre interior – Ef 3:16
d. Con Dios podemos hacer todas las cosas de acuerdo a Su voluntad – Fil 4:13
2. Y entonces, con tal fe, continuar con el proceso iniciado en nuestro bautismo...
a. Poner a la muerte los deseos del cuerpo – Rom 8:13
b. Poner a la muerte nuestros miembros terrenales – Col 3:5,8-9
c. REVESTIRNOS del nuevo hombre...
1) Un proceso que empezó también en el bautismo, cuando nos revestimos de Cristo – Gál 3:27
2) Un proceso que continua mientras crecemos diariamente – ver Col 3:10-14
d. Trabajar como si todo dependiera de nosotros – Fil 2:12
e. Pero recuerde que Usted no está solo, ¡que Dios está obrando también en Usted! – Fil 2:13

CONCLUSIÓN

1. Mientras alguien coopera con Dios en hacer Su Voluntad, la templanza será una consecuencia natural (en este caso, la evidencia de que alguien está caminando en el Espíritu)

2. No podemos subestimar la importancia de desarrollar la "templanza" en nuestras vidas...
a. Sin ella, no podemos derrotar las tentaciones que vengan a nosotros
b. Sin ella, no podemos superar las obras de la carne
c. Sin ella, no podemos crecer como deberíamos en Cristo
d. Sin ella, ¡no podemos dar el fruto del Espíritu!

3. Sin embargo en Cristo tenemos cada razón, cada motivación, para desarrollar la virtud de la "templanza"
a. Hemos sido liberados del dominio del pecado
b. Hemos sido apoyados por Dios por medio de la morada de Su Espíritu
c. Aun tenemos la seguridad del perdón cuando caemos (1 Jn 1:9), sabiendo que siempre y cuando estemos dispuestos a arrepentirnos y lo intentemos de nuevo, ¡hay la ayuda de Dios!
-- La pregunta clave es, "¿Creemos que el Señor nos ayuda, lo suficiente como para caminar por fe y hacer Su Voluntad?"

Esto trae a un fin nuestro estudio de "La Carne y el Espíritu". Espero que en alguna forma lo haya animado a "caminar en el Espíritu", y NO a "satisfacer los deseos de la carne". La razón más poderosa para hacerlo así es encontrada en las palabras del propio apóstol Pablo:

"Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gál 5:25)

En verdad, por el "lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo" (Tito 3:5) Dios nos salvó y causo que nosotros "naciéramos del agua y del Espíritu" (Jn 3:5). Puesto que en nuestro bautismo Dios nos hizo vivir por el Espíritu de Dios, ¿no debemos buscar el caminar en una forma tal que produzcamos el fruto del Espíritu en nuestras vidas?

Por Mark Copeland.

Y NO DUDÓ DE DIOS POR INCREDULIDAD,AL CONSIDERAR YA SU CUERPO COMO MUERTO SIENDO DE CASI 100 AÑOS ,SINO QUE SE FORTALECIÓ EN LA FE DANDO GLORIA A DIOS.:--DeepThi
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.

EL FRUTO DEL ESPÍRITU

Este mismo concepto de la semejanza a Cristo adquiere nueva profundidad de sentido al considerar la lista de gracias que Pablo llama sencillamente “el fruto del Espíritu”. Des*pués de describir las obras de la carne, Pablo hace un nota*ble contraste y escribe: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedum*bre, templanza… (Gálatas 5:22-23).

Jesús mismo había subrayado la importancia del “fru*to”. El no sugirió nunca: “Por sus dones los conoceréis.” Pero sí hizo dos veces la distinción entre lo verdadero y lo falso, diciendo: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16, 20). De igual modo que la parra produce uvas y la higuera, higos, el buen árbol produce buena fruta, y el árbol malo lleva fruta mala (véase vv. 16-18).

Jesús nunca sugirió que su Padre el Hortelano “corta toda rama” de la vid que no está dotada abundantemente de dones. Pero sí dijo: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto... el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada po*déis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden” (Juan 15:1-6).

El fruto, pues, es el indicador decisivo de la calidad de la vida interior. “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8). La calidad del fruto es lo que marca la calidad interior de la vida, y mucho fruto glorifica al Padre.

Pero la gramática del Apóstol en Gálatas 5:22-23 (espe*cialmente en las versiones antiguas) es extraordinaria, pues él dice: “Mas el fruto del Espíritu es”, y luego procede a hacer la lista de gracias o cualidades del carácter: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.” La forma gramatical de esa frase parece deman*dar que se diga: “Los frutos del Espíritu son: caridad”, etc.

Hay dos posibles explicaciones de la forma que usó Pablo.

1. Un racimo indivisible

Es posible que el Apóstol esté diciendo que el fruto del Espíritu es un racimo indivisible de gracias que pertenecen unidas y que no se separan. No son cualidades separables ni gracias que se puedan dividir, es decir, cuando están presentes en una persona como resultado o fruto del Espíritu Santo.

Aquí está la diferencia notable entre el fruto del Espí*ritu y los dones del Espíritu. Como ya vimos, Pablo insiste repetidas veces en que el Espíritu Santo reparte los dones distintamente a diferentes personas así como las diferentes partes del cuerpo tienen distintas funciones (1 Corintios 12:7-11, 14-27, 29-30). El fruto del Espíritu es exactamente lo opuesto. No ocurre que un cristiano tenga la gracia del amor, mientras que otro tenga gozo; otro tenga paz; otro, la paciencia; otro, la benignidad, etc., aunque sí es cierto que las gracias se realizan de acuerdo con el carácter y el tem*peramento individuales. Más bien, en conjunto, amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedum*bre, y templanza son, unidas e indivisibles, el fruto del Es*píritu Santo.
SOBRE EL AMOR.
2. Una descripción del amor que se asemeja a Cristo

Hay otra explicación posible de la gramática de Gálatas 5:22-23. Se ve en la posibilidad de que Pablo haya querido decir: “El fruto del Espíritu es AMOR, amor gozoso, sereno, paciente, benigno, bueno, fiel, manso y templado.” S. D. Gordon dijo una vez que el gozo es el amor cantando, la paz es el amor que descansa, la paciencia es el amor soportando, la benignidad es el amor que comparte, la bondad es el carácter del amor, la fidelidad es la costumbre del amor, la mansedumbre es el toque tierno del amor y la templanza es el amor que controla el timón.

Debe notarse que el contexto de cada lista de los dones para el servicio cristiano es la expresión del amor. Pedro dice: “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administrado*res de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:8-10).

Inmediatamente después de dar su lista de los dones para el servicio cristiano en Romanos 12, Pablo añade: “El amor sea sin fingimiento... Amaos los unos a los otros con amor fraternal… (vv. 9-10). En el capítulo siguiente, proclama el amor como el cumplimiento de la ley. Menciona lo que dicen los mandamientos y concluye: “... cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (13:9).

En su pasaje menos comprendido, el Apóstol recalca la importancia clave del amor, más que en cualquier otro pasa*je. Concluye su discusión de las carismata en 1 Corintios 12 con estas palabras: “… Mas yo os muestro un camino aun más excelente” (v. 31). Es su preludio al gran “Himno del Amor”, en 1 Corintios 13. Aun el capítulo 14, con su com*paración desfavorable entre hablar lenguas extrañas y hablar a otros “para edificación, exhortación y consolación” (v. 3), empieza con las palabras: “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis” (v. 1).

Nada puede compensar por la falta de amor. “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sir*ve” (1 Corintios 13:1-3).

El usar la presencia o la ausencia de dones como la base para juzgar la espiritualidad de otro es abusar de los dones y no comprender en absoluto su propósito o su significado. El amor es el fruto y el amor es la medida, y ninguno de los do*nes ni todos los dones juntos significan nada en cuanto a la espiritualidad, si hace falta el amor.

¿Cómo puedo yo medir la dimensión espiritual de mi vida? Es solamente la medida en que manifiesto el amor de Dios, su amor gozoso, sereno, paciente, benigno, bueno, fiel, manso, y autocontrolado.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envi*dia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Co*rintios 13:4-13).

LA VOLUNTAD DE DIOS ES QUE DEMOS GRACIAS EN TODO.(todas las cosas nos ayudan a bien):musico7: :dazzler1:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.


Una Definición del Amor

Juan Wesley respondía a los que difamaban su doc*trina, diciendo que su enseñanza sobre la perfección cris*tiana se reducía a: “Amarás a tu Dios con todo tu cora*zón, toda tu mente, toda tu alma y toda tu fortaleza”. Esto condensa todo lo que hasta aquí hemos dejado dicho en este libro.

Había una vez un obispo medio excéntrico a quien le gustaba recorrer su diócesis disfrazado, para ver cómo se estaban portando los clérigos. Un día llegó a cierta iglesia, vestido como un vagabundo, y llamó a la puerta de la rec*toría. Salió a abrir la esposa del vicario, mujer que no perdía ocasión de hacer obra “evangelística”. Antes de darle cualquier limosna al vagabundo, le preguntó si sabía cuántos eran los mandamientos. “Son once”, dijo el obispo. “Te equivocas, son diez” dijo la mujer con altane*ría. Al día siguiente, domingo, el obispo predicó en esa iglesia. Mirando significativamente a los ojos de la mujer del vicario, anunció el texto sobre el cual iba a predicar: “Un nuevo mandamiento os doy, que os améis los unos a los otros”.

El pastor Charles Jefferson, predicando un sermón sobre “El Nuevo Mandamiento”, dijo que había examina*do más de doscientos volúmenes de sermones sin encontrar uno solo sobre este tema. Todavía el amor es “la cosa más grande del mundo”. Las páginas de veinte siglos de histo*ria eclesiástica muestran que hay un enorme vacío en la predicación sobre el amor. Cada predicador debería leer, dos o tres veces por año, el gran sermón[1] de Henry Drum*mond y predicar enfáticamente sobre tan glorioso tema.

Dijo el apóstol Pablo que “el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, man*sedumbre, templanza” (Gálatas 5:22,23).

A menudo oímos leer este texto, pronunciando la palabra “fruto” en plural, como si las cosas que siguen fueran manzanas, peras, duraznos, uvas, todas juntas creciendo del mismo árbol. Esta interpretación oscurece el significado del texto. Un manzano puede dar toda clase de frutos que varíen de color, forma y tamaño, pero todos ellos, serán de la misma clase fundamental, y por eso las llamamos manzanas. El fruto del Espíritu es amor. Pero amor, igual que muchas otras palabras, es mal compren*dido generalmente, y es usada en el sentido de un mero sentimentalismo que empequeñece su significado. Amor es una palabra fuerte. Tiene una gran riqueza de significa*do comprehensivo. El apóstol se esfuerza en explicar todo su significado, y después de decir que el fruto del Espíritu es amor, da una serie de palabras que amplían su significado. Es como si dijera: “El fruto del Espíritu es amor, pero el amor es... Y entonces agrega ocho definicio*nes del término, dos de las cuales son palabras referentes a sentimientos y seis son referentes a acción. Esta propor*ción matemática es necesaria porque, por lo general, hay una tendencia a degenerar el amor en un simple sentimien*to. Hay una gran diferencia entre el amor que dice sentir una pareja de adolescentes, y el amor que demuestra tener una pareja de mediana edad, uno de los cuales ha quedado permanentemente inválido y al cuidado continuo del otro. En este segundo caso, el sentimiento se ha convertido en acción.

Los seis términos que Pablo usa para definir el amor como acción, están agrupados en tres pares que cubren todas las posibles relaciones en las cuales puede expresarse el amor como fruto del Espíritu. Esto quiere decir que no hay una sola relación humana que no sea afectada por la presencia del Espíritu en el corazón. Nosotros podemos tener sólo tres tipos de relaciones: con Dios primeramente, con nuestros prójimos en segundo lugar y finalmente con nosotros mismos.

Paciencia y benignidad describen la acción del amor en relación con otros. La paciencia es la virtud que necesi*tamos cuando estamos abajo, cuando somos dominados por alguien y no podemos defendernos a nosotros mismos. En este caso, el amor es una manifestación pasiva, y le lla*mamos paciencia. Pero la paciencia necesita bondad. Al*gunas personas sufren con paciencia, porque no pueden hacer otra cosa. Pero carecen de bondad. Gentileza es la palabra que debemos aplicar cuando estemos por encima de todos y disfrutemos de autoridad. Entonces la manifes*tación palpable de nuestro amor será la gentileza.

Nuestra relación con Dios, cuando estamos bajo el control del Espíritu Santo, debe manifestarse en la forma de bondad y fe. No podemos hablar de nuestra relación con Dios sin ser teológicos. La fe y la bondad se enseñan a menudo, teológicamente, por separado. Pero deben formar una síntesis viviente, tal como Pablo hace aquí. Es propio decir que la salvación es por la fe. También es propio decir que la salvación es por la bondad. Cuando alguien dice que la salvación es un don independiente de nuestras obras, dice una gran verdad. Sin embargo, la verdad total del evangelio exige que la salvación produzca bondad. Cual*quier cosa que quisiéramos significar al hablar de salvación por la fe, tiene que ser una salvación que no condena el pecado ni deja ningún lugar para el mal. La justicia no sólo debe ser imputada—tal como decían los antiguos teólogos, sino también impartida.

La humildad no debe ser una capa que cubra el pecado y la derrota. Pero también la victoria espiritual debe testificarse con una humildad que excluya el orgullo y dé toda la gloria a Cristo. Necesitamos recordar una vez más que nuestra salvación no depende de nuestros senti*mientos. La salvación depende únicamente del sacrificio de Jesucristo. Esto es algo que verdaderamente no tiene precio, y que debe ser testificado con acción de gracias y humildad. La victoria no es nuestra, ni el efecto de nues*tra lucha: es un don de la gracia de Dios. Por lo tanto, ¡a Dios debe darse toda la alabanza! Pero eso no es todo. Co*metemos tantos errores de juicio, decimos tantas palabras hirientes, ofendemos en tantas maneras, fallamos tanto al no orar como debemos, y somos tan remisos en cumplir nuestros deberes, que la escasa victoria que obtenemos sobre las cosas que sabemos son pecado, no nos permiten ninguna clase de orgullo. Y no sólo eso, sino que muchas veces, ni siquiera estamos al tanto de las maldades que cometemos sino hasta después que el daño ha sido hecho. Pero, sin embargo, todo no invalida el sentido de la victoria. No debemos andar siempre cariacontecidos y tristes, negándonos a testificar de victoria alguna, por el temor de lo que pudiera haber sucedido o pueda suceder sin nuestra voluntad. La proclamación de la victoria debe ir acompa*ñada de un profundo reconocimiento de que la gracia de Dios está limpiando constantemente nuestra alma de todos esos pecados inadvertidos. Y justamente, como no nos sentimos culpables o conscientes de haber cometido nuevos pecados deliberadamente, tampoco habrá nuevas revelaciones de su limpieza. Pero eso no significa que nues*tros errores, y la necesidad de corregirlos no estén presen*tes. Debemos ser sabios y aceptar la realidad, y dar conscientemente alabanzas a Dios por todo lo que El está haciendo, y que nosotros estamos recibiendo por fe. Nuestro aprecio de la gracia y nuestra humildad de espíri*tu deben profundizarse a medida que vamos comprendien*do cuánto es lo que Dios hace por nosotros durante todo ese tiempo en que nos sentimos libres de pecado.

¿Cómo, entonces, se resuelve esta paradoja de los dos énfasis teológicos, fe y bondad? Por el amor. El amor mantiene la tensión en equilibrio. El amor es el “vínculo perfecto” (Colosenses 3:14).

Uno de los hechos singulares de la naturaleza humana es que podamos tener relaciones con nosotros mismos. Es decir, que podamos hablarnos a nosotros mismos, refrenar*nos y examinarnos a nosotros mismos, y manejarnos a nosotros mismos. Sin duda alguna, nuestro mayor proble*ma en nuestra vida lo constituimos nosotros mismos. Pero sin embargo, cuando poseemos la plenitud del Espíritu, El pone el fruto del amor en esas relaciones y el amor se manifiesta en dos direcciones: mansedumbre y temperan*cia (o sea el auto-control). Aquí hay otra paradoja vivien*te, otra tensión entre dos polos, que se mantiene en la sín*tesis del, amor. Cualquiera de esos dos polos, tomado aparte, se vuelve muy peligroso.

La esencia de la santificación es una completa y total entrega. Pero esto es más que un simple y aislado acto. Iniciada la santificación como un acto, debe ser mante*nida como una condición. Y un estado constante de sometimiento es definido aquí para nosotros como manse*dumbre. Hay un peligro aquí, no obstante, si suponemos que nuestra santificación consiste en la condición en que meramente cedemos, y somos pasivos, débiles e irrespon*sables. La mansedumbre y el sometimiento continuo deben ser acompañados por un concepto nuevo y mayor. Dios acepta nuestra entrega total solamente para regresar*nos nuestras vidas en forma de un depósito del que somos mayordomos.

La prueba de que Dios nos acepte es un paso gigantes*co de fe de parte de Dios. El nos devuelve todo lo que damos, pidiendo de nosotros sólo que seamos fieles mayor*domos. Cada parte de nuestra naturaleza puede ser usada como un instrumento de rebeldía. Cualquier elemento puede convertirse en un arma para combatir a Dios. Y como hemos visto, la línea entre la mayordomía que honra a Dios, y la mayordomía para la gloria del yo se cruza tan fácil e involuntariamente que sólo la voz del Espíritu Santo puede guardarnos de las tretas del diablo aquí des*critas. Pero Dios corre el riesgo. Nuestra lealtad toca y satisface un deseo muy profundo de Dios, y El la recom*pensa con el inmenso honor de nombrarnos sus mayordo*mos. Por lo tanto, Dios no nos priva de nuestro ser, sino que, conforme lo rendimos a El constantemente, El constantemente lo pone en nuestras manos, en mayordo*mía eterna. No nos corta la lengua, pero espera que la go*bernemos para su gloria. No nos quita la sensibilidad, o el apetito, o nuestros instintos o capacidades, pero El ha determinado un día en que nos pedirá que rindamos cuentas de cómo hemos usado todo ello. Dado que la esen*cia de nuestra entrega a Dios es la entrega de nuestro yo, entonces la mayordomía del yo viene a ser el auto-control. Y eso es el polo opuesto a la mansedumbre, en la tensión de amor que existe dentro del yo.

Mucho se ha dicho acerca de la disciplina del yo entre*gado a Dios. Algo más necesita ser dicho, sin embargo, acerca del amor como emoción, en cuanto a conservarlo en correcta relación a la acción. La emoción es parte esencial de la vida y no debe divorciarse de la experiencia cristia*na. Podemos asegurar que el cristianismo sin la emoción no es un cristianismo viviente. Por supuesto, el ejercicio de las emociones requiere disciplina.

La emoción, la razón, la voluntad, el instinto, y cual*quier otra fase de la vida son peligrosas cuando se hacen un fin en sí mismas. Cada una de ellas, no obstante, tiene una función esencial que realizar. La función de la emoción es, primeramente, servir de resorte a la acción. Dice William James en su clásico libro sobre los hábitos que es dañino someterse a experiencias emocionales sin darles un modo adecuado de expresión en la vida. Para ilustrarlo, el psicólogo norteamericano dice que si uno escucha un buen concierto sinfónico, y se emociona profundamente al oírlo, no debe contentarse solamente con absorber tantas emo*ciones placenteras, sino que debe darles expresión a esas emociones cumpliendo con alguna clase de deber, ¡tal como hacer un llamado telefónico a la abuelita al día siguiente!

Hay un gran peligro en hacer del elemento emocional el principal ingrediente de la experiencia cristiana, convir*tiéndolo en un fin en sí mismo. Esto es algo que deben tenerlo en cuenta tanto los filósofos místicos como algunos hermanos que enfatizan los dones carismáticos. Los prime*ros tienden a definir la religión en términos de experiencia extática, y los segundos en términos de cantidad emocio*nal. Ambos están correctos al decir que la emoción tiene un buen lugar en la vida cristiana pero ambos se equivocan en decir que la emoción es el único lugar en que se expresa la vida religiosa. La emoción religiosa debe ser un impulso para la acción, acción que abarca el todo de la vida. Desa*fortunadamente, el énfasis a la santidad en muchos círculos se ha confundido con un emocionalismo exagera*do. Hay muchos peligros en el emocionalismo, y hay que encararlos con franqueza y disciplina.

El primero de esos peligros es perder la sinceridad al caer en la imitación de la emoción. Hay gente que cree que si no estalla en el culto cierta clase de emocionalismo, no ha habido bendición verdadera. Creen que cada culto debe ser ruidoso, sobrecargado de emoción. Piden a Dios, orando a gritas, que perdone el frío formalismo de la igle*sia, sin darse cuenta que esta forma de orar es también un formalismo. A veces no discernimos bien los formalismos de la falta de forma. Esos hermanos que creen que no hay libertad del Espíritu hasta que todos los creyentes están dando gritos y llorando, deberían preguntarse si el Espíritu Santo no tiene suficiente variedad y espontaneidad para inspirarlos algunas veces a desear estar quietos.

El segundo peligro es buscar las emociones en lugar de buscar a Dios. Si cuando recibimos alguna gran bendición espiritual nos sentimos agitados, sacudidos y movidos a alguna expresión extática, santo y bueno. Pero no bus*quemos el éxtasis como un camino para hallar a Dios, ni menos pensemos que el éxtasis es Dios.

Otro peligro es el de causar mala impresión en los ad*versarios. Me refiero a la impresión que nuestro emociona*lismo puede causar en otros, la reacción adversa que produce en personas que gustan de una religión más cal*mada. No tenemos derecho a mostrar nuestra piedad en maneras que ofendan la modestia, el sentido de orden o la decencia de la gente. Es cierto que hay ciertas manifesta*ciones de carnalidad bajo la forma de respetabilidad, carnalidad que no desea ser juzgada, pero no nos conviene justificar nuestras asperezas echándole la culpa a otros de falta de espiritualidad. Es posible que la gracia de Dios ayude a una persona a soportar cualquier clase de tortura, pero no es la gracia lo que nos hace torturar a persona algu*na. La vida cristiana debiera ser un estudio constante de la gracia y cómo demostrarla, y en este punto debemos recor*dar las palabras del Señor Jesús condenando a quienes escandalizan a otros.

Todavía un peligro mayor del emocionalismo es el desperdicio de energías. El propósito de la emoción es ser un impulso para la acción. Cuando uno ha sido emociona*do por el sermón, o ha sido inspirado por una oración, o ha experimentado mucho gozo al cantar, debería haber reser*vas de energía para darle expresión inmediatamente después del culto o reunión, yendo a ganar un alma, o intercediendo en oración fervientemente, o también dando generosamente para la obra del Señor o para los pobres de la iglesia, visitando a los presos o a los enfermos, ayudando a los huérfanos y las viudas, animando y brindando amis*tad a los solitarios, ministrando las cosas del Espíritu y demás cosas similares. Si la energía se gasta únicamente en emoción, el servicio cristiano sufrirá mucho y la vida cristiana se hará débil y sentimental. El cristiano sabio sabe trazarse un programa de trabajos para canalizar sus emociones y para darles adecuada disciplina.

Disciplina—o control—es la palabra apropiada para medir la espiritualidad, a despecho de muchos que tienen la tendencia de medirla por la cantidad de abandonamien*to que han alcanzado. Y este es el peligro más sutil de todos. El mismo corazón de la experiencia de santidad es un completo rendimiento a Cristo, pero es una trampa sutil del diablo hacer confundir abandonamiento a Cristo con un abandono emocional. Al enemigo le gusta desviar nuestra atención de algún problema vital en nuestra vida sobre el que Dios está tratando, y hacer que en vez de eso recurramos al falso asunto de un estallido emocional. Supongamos que en un matrimonio se ha producido uno de los tantos problemas que se producen. Para solucionar este problema no hay más que entregarse y someterse al Espí*ritu de Cristo. Sin embargo se hace más fácil llorar, pata*lear, tener una crisis de nervios delante de amigos simpati*zantes, quienes, pasado este paroxismo de emociones, dirán que él, o ella, deben ahora “tomarlo por fe”. El que así ha derrochado emociones, entonces, volvería a su casa con un sentido de victoria y seguridad de tener la razón, porque para eso hizo una escena. Al día siguiente, com*probando que el problema hogareño no ha variado en lo más mínimo, siente que la euforia de su gozo se desvanece.

Si uno lleva esta identificación de sometimiento voluntario con abandono espiritual hasta su última conse*cuencia lógica, llegará a un estado en el cual, cualquier vestigio que haya quedado de control racional sobre sí mismo parece en esa proporción, falta de sometimiento. Entonces uno se halla a sí mismo en un período temporal de abandono, durante el cual no es uno mismo, y no es responsable por su comportamiento o conducta. Por eso es que tales acciones están tan plagadas de quiebra y ruina moral. Pablo recomienda que “los espíritus de los profetas se sujeten a los profetas”. Que no se sujeten a ninguna fuerza externa a ellos, ni siquiera a Dios, excepto cuando el poder divino pasa a través de la voluntad del profeta. El fruto final de una vida llena del Espíritu es el propio con*trol, o mejor expresado, el dominio propio.

Jesús es un perfecto ejemplo de disciplina. El lloró sobre la tumba de su amigo Lázaro, sin embargo no nos lo podemos imaginar desesperado o gritando. Se hallaba feliz cuando lo rodeaban los niños, o cuando charlaba con Marta y María o cuando platicaba con sus discípulos alre*dedor del fuego, pero ¿puede usted imaginarlo como un hombre frívolo? El se gozaba intensamente en todas las situaciones lícitas de la vida, pero su gozo estaba templado por la nota sobria de la inminente cruz. Quizás si hubiera algo más de la cruz en nuestras vidas, nuestras alegrías serían más sobrias, más profundas, más genuinas.

Muchos cristianos sensatos sienten inquietud por los excesos emocionales, pero al mismo tiempo se someten a ellos por el temor de que si los critican o quieren limitarlos, serían acusados de “apagar el Espíritu”. Pero sin embargo, ¡cuántas veces el Espíritu es apagado por un emocionalis*mo desenfrenado! Hay una advertencia bien clara, dirigida especialmente a las iglesias de santidad, de poner manos a este asunto con una disciplina agradable a Dios. Por otro lado, en el otro extremo de la escala están los que dicen que las iglesias de santidad sólo se componen de fanáticos, indignos de ser tomados en serio. Esto es una verdadera enfermedad. Para el verdadero amor no hay absolutamen*te nadie que sea indigno de ser tomado en serio. ¡que tengan esto en cuenta los que se afanan en edificar una iglesia unida!

Pero, ¿y aquellos que rechazan todas las expresiones de la emoción religiosa excepto las enteramente tradicio*nales? Hay tanto peligro en esto como lo hay en el emocio*nalismo extremo.

Precisamente porque la emoción es un resorte para la acción, y un poderoso aguijón que punza la conciencia, muchos desean tener su religión envuelta en una cápsula de frío formalismo. Muchos hay cuya religión está detrás de un vidrio esmerilado, que deja pasar la cantidad justa de luz y calor para que se sientan cómodos, pero que al mismo tiempo les impide ver el mundo exterior con sus sufrimientos y pecados y que les penetre alguna convicción de pecado.

En las iglesias litúrgicas se ha puesto al factor emotivo en el culto a Dios bajo un control severo. Los mejores artis*tas del mundo fueron llamados para construir sus templos y decorarlos con las más bellas formas de diseño, pictóricas y musicales. Por humilde que sea el adorador que entra a sus templos, o cuán poco aprecio tenga de las bellas artes, el pobre está obligado a servirse del arte porque su iglesia se ha encargado de que así sea. Pero hoy en día están sur*giendo gritos contra las formas estereotipadas aún dentro de las artes seculares. Se insiste en que la belleza sólo puede ser tal si mantiene un elemento de espontaneidad tanto en la obra del artista como en el que la aprecia. Las iglesias que no son litúrgicas han tratado inútilmente de mantener este elemento espontáneo, sin el cual la emoción muere. No siempre han tenido éxito, pues la falta de for*malidad a veces se vuelve otra forma de formalismo. La conservación de una viviente espontaneidad es impres*cindible para la adoración verdadera.

He oído muchas veces las sonoras frases del Libro de Oración Común leídas por corazones tan sinceros que parecían el estallido de un corazón lleno de amor. Pero también las he oído leer mecánicamente, aunque también sonaban muy bellas. Pero no siempre suenan como si fueran frases de adoración. Todo depende del estado del corazón del adorador durante el servicio. Nunca olvidaré el día que oí a ese santo varón de Dios, el obispo Abraham, finado prelado de la iglesia siria Mar Thoma de Travan*core, India, recitando la liturgia de la comunión para 5.000 comulgantes, en la catedral de Maramón. Aún cuando leía en idioma malayo, que yo no entendía, podía sentir el tremendo corazón de pastor de este santo indio, leyendo a su pueblo la Palabra de Dios. Durante todo el tiempo de la lectura un ayudante se mantuvo meciendo un incensario delante de nosotros. El obispo anglicano de Madrás estaba al lado mío, porque nosotros éramos predicadores hués*pedes, y me preguntó, en tono de broma ¡qué pensarían de mí mis amigos cuáqueros si supiesen que a mí se me había ofrecido incienso! Pero sea como sea, todo el ornamento litúrgico de aquel servicio, el incienso, las vestiduras, el canto y el ritual, han desaparecido de mi memoria. Sólo ha quedado esa magnífica visión del varón de Dios adorando sinceramente en medio de una complicada liturgia. Pero el peligro de la liturgia no deja de estar allí. La iglesia de Mar Thoma, que por muchos años disfrutó de un poderoso avivamiento, ganando mil hindúes por año, está ahora bajo la prueba de ver si puede mantener esa vida espiritual sin ser asfixiada por su liturgia.

Ya que el ritual apaga fácilmente la espiritualidad, muchos de nosotros elegimos la espontaneidad aún a con*siderable costo, porque cuando las masas del pueblo son tocadas por el Espíritu de Dios, la manera de expresarse puede ser cruda. Pero esta condición del pueblo simple pide más enseñanza que censura. La gente fervorosa puede ser guiada a expresiones más agradables de adoración, pero no puede ser forzada o congelada en ellas.

Sin embargo, en beneficio de la libertad y la esponta*neidad, debemos estar dispuestos a pagar el precio en la falta de arte, porque el pueblo común que oye y sigue a Jesucristo no es artístico en su mayoría, a menos que haya algo de arte en la espontaneidad misma. Cuando una joven señora recién convertida se levantó en una reunión de tes*timonios para decir que se hallaba muy deprimida, pues su marido estaba sin trabajo, pero que desde que había esta*blecido en su casa el altar familiar podía decir con alegría, “¡Al diablo con la depresión!”, todos sentimos que, detrás de lo poco elegante de la expresión, había algo de belleza y dignidad. Esa cosa bella era la sinceridad. Ninguno de nosotros tenía duda de que Dios era inmensamente real en la vida de esa joven, y que ella sentía realmente lo que decía.

Pablo usa las palabras gozo y paz para describir los sentimientos cristianos. Uno necesita la vida de Cristo para agregar la palabra compasión. El gozo cristiano es verdadero; no es un mecanismo de escape. Está en cabal armonía con la más sobria faz de la escueta realidad. La paz también es algo sobrio, aunque lleva su gran elemento de gozo. La paz y el gozo son nuestros, así como lo fueron de Cristo, no como sentimientos insípidos, sino como pode*rosos resortes para la acción. Y cuando nuestra paz y nues*tro gozo se enfrentan a un mundo sufriente, se vuelven compasión, y nos lanzan al polvoriento camino en amoroso servicio.

“El gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías 8:10). Este es uno de los versículos bíblicos más apegados a la vida. Y uno de los más astutos ardides del diablo es qui*tarle ese gozo al cristiano. Con el gozo se va su fortaleza y el desastre es inminente. El gozo del Señor es algo que debe ser mantenido a cualquier costo. No podemos perderlo bajo ninguna circunstancia. El gozo no desaparece con el sufri*miento. El gozo del Señor permanece aún en las penas y es una poderosa fuerza que nos sostiene entonces. Es fortale*za. Sólo las personas muy egoístas se privan de este gozo. Si descubrimos que nuestro gozo se está diluyendo, debemos buscar y destruir pronto esa auto-aseveración del yo, o esa auto-compasión, que nos está robando nuestro gozo. Nada en la tierra es digno que dejemos por ello el gozo del Señor. “En quietud y en confianza será vuestra fortaleza” (Isaías 30:15). La paz bíblica y el gozo bíblico son las emociones que el cristiano necesita.

El mero sentimentalismo es barato y sin riesgo alguno. Siempre se protege a sí mismo. Pero el amor debe actuar, debe expresarse a sí mismo. Uno comprende algo de lo que significa el amor cuando lee la historia de los antiguos cuáqueros que pidieron al Parlamento inglés les permitie*ra ir a prisión en lugar de otros cuáqueros que se estaban muriendo en esas pútridas mazmorras. Esto era amor en acción. Esos hombres deseaban salvar las vidas de sus amigos. Pero había algo más grande todavía. El pedido fue motivado por el asombroso deseo de ¡quitar la culpa de sangre de la cabeza de esos carceleros! El sentimentalismo simplemente hubiera dicho: “¿Qué pena nos dan esos amigos que están muriendo en la prisión!”

El Calvario es el amor de Dios en acción. ¡Cuán dife*rente hubiera sido toda la cosa si Dios hubiera mirado nuestra condición perdida y solamente “hubiera tenido piedad”! Dios pudo haber lamentado nuestra triste con*dición con verdadero sentimiento, sin hacer nada más, y todavía seguir siendo uno de los grandes "dioses". Pero Juan nunca hubiera escrito “Dios es Amor”. Pero ya que El es verdadero Dios, y verdadero Amor, El no podía mirarnos, compadecerse de nosotros, y permanecer indiferente. Siendo amor no podía hacer otra cosa que actuar en favor de nuestra redención. Por el Calvario nosotros sabemos que Dios es amor. Y si el amor de Cristo nos posee, debe manifestarse a sí mismo con acciones semejantes a las del Calvario.

Hay una lección que aprender de la mujer que ungió los pies de Jesús con un costoso ungüento. Un acto de des*perdicio—diría Judas—irregular e incalculado. Pero Jesús lo aprobó porque era una expresión de amor. Hay algo extraño acerca del verdadero amor. Los santos que más nos impresionan, no son los místicos y devotos, sino los osados y pródigos amadores de Jesús.
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.



El concepto común del amor

Un concepto equivocado del amor es un error de la cultura que hemos absorbido. En lugar de tomar nuestra definición de amor de la Biblia, hemos permitido que el mundo (que no conoce el amor perfecto de Dios) nos diga qué es amor. El mundo iguala el amor con el afecto. Más frecuentemente se retrata como sentimientos fuertes y bonitos. Las voces e imágenes (para usar la frase del autor David Powlison) de nuestra cultura enfatizan tanto esta cara del amor, que el concepto del amor se reduce a sólo esta faceta. Es un concepto reduccionista. Además, lo sentimental es una faceta secundaria del amor, ni siquiera es su esencia.

Piénsalo: Todos sabemos que Dios nos dice “Amen a sus enemigos” (Lc 6:27, 35). Dios no está mandándonos tener sentimientos bonitos hacia nuestros enemigos. Esto es poco posible. No podemos cambiar nuestros sentimientos por simple fuerza de voluntad. Pensamos que ni siquiera nos caen bien nuestros enemigos, ¿cómo será posible sentir amor hacia ellos? Y entonces nos equivocamos al reducir el amor a sólo sentimientos emocionales. Cuando Cristo entró en Jerusalén montando el asno, a la gente le caía bien. Pero unos días después esa misma gente lo asesinó. Los sentimientos son evanescentes. El amor permanece (1Co 13: 13). Imagina a Cristo cuando estaba colgado en la cruz, mirando a sus asesinos. Sabemos que los amó, porque murió inclusive por cualquiera de ellos que creyera en Él. Pero dudo que en ese momento, sintiera complacencia en ellos. El amor es algo más que sólo sentimientos, aunque con mucha frecuencia encontramos el amor expresado en buenas emociones. ¿Puede ser que el hecho de tener buenos sentimientos, o por decir, el hecho de que nos caiga bien alguien, nos hace más fácil amarle? En una trascripción de una sesión de consejería, Winston Smith desenmascara una especie de “amor”: “Imaginemos que tú y yo estamos conversando. Digo “Realmente te amo. ¿Sabes cómo puedo saber que te amo? Porque me haces sentir tan bien conmigo mismo. Es por eso que te amo.” Entonces, él pregunta “¿Cómo falla eso en alcanzar lo que es el amor?”[1] Lo que se describe es la atracción que sentimos hacia personas que nos agradan, que nos hacen sentir bien con nosotros mismos. Es verdad que el amor se expresa en sentimientos bonitos cuando amamos a personas que son amables o que nos aman también. Pero Cristo dejó muy claro que esto no es el amor que él manda. Dijo “¿Qué mérito tienen ustedes al amar a quienes los aman? Aun los pecadores lo hacen así…Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos…” (Lc 6:32, 35). Mateo agrega “Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto,” implicando que el amor perfecto no depende de las cualidades del amado.

Si algo o alguien nos cae bien, lo que pasa es que recibimos algo en este trato que le llamamos “amor.” Dado que por naturaleza somos egoístas, no estamos muy dispuestos a amar a menos que tengamos estos sentimientos, a menos que recibamos algo (por lo menos una experiencia emocional agradable) a cambio. Así llegamos a limitar el amor a este tipo de “amor.” En otras palabras, nuestra baja capacidad de amar ha traído como resultado que hemos empobrecido el concepto del amor. En casos más extremos, se limita el “amor” a sólo esta emoción. El autor M. Scott Peck en un libro muy conocido ofrece una crítica a la vez aguda y perspicaz de este uso de la palabra “amor,” explicando como responde a ciertas declaraciones clásicas “románticas.”:

[Me dicen] “No deseo vivir. No puedo vivir sin mi esposo (esposa, novio, novia). Lo amo tanto.” Y cuando les respondo, como frecuentemente lo hago, “Estás equivocada; tú no amas a tu esposo (esposa, novio, novia).” La respuesta airada es: “¿Qué está diciendo? Le acabo de decir que no puedo vivir sin él (ella)”. Entonces, les trato de explicar: “Lo que describes no es amor, sino algo parecido a un parásito”.[2]

Nuestro amor es contaminado por nuestro deseo de sentirnos bien por medio de esta persona. La queremos por cómo nos hace sentir, es decir, por lo que recibimos de él. Nuestro deseo de recibir/sentirnos bien compite con nuestro deseo de servirle—y racionalizamos para poder satisfacer los dos deseos a la vez. Así que todos tenemos la tendencia de usar al otro en esta actividad de “amarle”.

Uno de los ejemplos más claros y tristes es bien conocido: Un joven le dice a su novia que quiere acostarse con ella porque “Te amo tanto”. Quizá ella había planeado mantenerse virgen hasta casarse, pero le gusta sentirse tan especial y no quiere perder este trato, así que sucumbe a las palabras seductoras. Pero esto no es amor sino exactamente su opuesto. Ella debiera decirle: “No es cierto. Si me amaras, querrías lo mejor para mí, jamás me persuadirías a pecar contra nuestro Dios así”. Él la estaría usando para satisfacer su deseo de placer físico, a cualquier costo, que sea el de un hijo ilegítimo huérfano, vergüenza pública a la iglesia de Cristo, carrera parada (que deja la madre soltera con aun menos posibilidades de sostener al hijo), o la inhabilidad de dar a su esposo algún día el regalo de su virginidad. Por su parte, ella también puede estar usándole a él, para sentirse especial, amada, y segura—también a cualquier costo.

Nos equivocamos en la definición de amor porque no conocemos el amor verdadero. Ilustro esto con ejemplos de diferentes alimentos regionales. En EEUU se come mucho lo que llaman “comida Mexicana,” pero esa comida no se parece mucho a lo que realmente es la comida Mexicana. La llaman “Mexicana” sólo porque no conocen la cosa real. Igual en México te ofrecen “miel de maple” para tus hotcakes, pero lo que te dan no es miel de maple. Miel de maple es un producto natural que se toma del árbol que se llama maple, que crece sólo en ciertos estados muy al norte en EEUU y Canadá. Se obtiene con dificultad y por eso es caro. Pero vale la pena, tiene una textura ligera y un sabor delicado que la tecnología moderna no ha logrado duplicar. Llaman a este jarabe para hotcakes (que realmente es una imitación espesa y no especial) “miel de maple” porque no conocen la cosa real. Y aunque ya se vende en México, dado que cuesta como $10 dólares el frasco, dudo que los que no lo conocen van a querer pagar el precio para conocerlo. En una manera parecida, no conoceremos el amor verdadero si no estamos dispuestos a pagar el costo personal, que se explorará próximamente.

No encontraremos las respuestas correctas si no hacemos las preguntas correctas. Cuando Dios nos manda amar a otros, nuestra pregunta debe ser “Bueno, y ¿qué quiere decir ‘amar’?” Esta sí es una pregunta que la Biblia contesta ampliamente.


El concepto bíblico del amor: los hechos

En la Biblia la definición más concisa del amor se da con sólo tres palabras cortas: Dios es amor (1Jn 4:8 y 16). Entonces, en un sentido, debido a que toda la Biblia nos revela el carácter de Dios, al mismo tiempo también expone qué es el amor. Dios es amor . Su naturaleza y sus acciones definen el amor. Cualquier concepto del amor formado sin tomar a Dios en cuenta, es incorrecto. Sólo aprendemos qué es el amor a través de aprender quién es Dios. [3]

Tenemos que estudiar Su Palabra, especialmente los textos que tratan explícitamente el concepto de amor.

Otro texto que parece ser escrito precisamente para contestar la pregunta ¿Qué es el amor? es 1Jn 3:16, “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.”

“Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él” (1Jn 4:9). El amor de Cristo se nos presenta como el modelo perfecto visible del amor. El dijo a sus discípulos, “Nadie tiene amor más grande que dar su vida por sus amigos” (Jn 15:13). Adelante, se expone más acerca del grado del amor de Dios en Cristo: “Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios muestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores [es decir, enemigos de Dios], Cristo murió por nosotros” (Ro 5:7-8).

Notamos que dar la vida es una acción, no una emoción. Claro que sería más fácil dar tu vida por otra persona si tuvieras las emociones correspondientes para la persona, y por eso el punto de Romanos 5:8 es tan impresionante. El amor se ve en el acto, y mientras más se te dificulta el acto, más grande es el amor que lo hace a pesar de lo desagradable que es.

Después de describir el amor sacrificante de Cristo, el apóstol Juan ruega a sus lectores, “Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y verdad” (1Jn 3:18). Esta petición también deja claro que el amor verdadero se ve en los hechos.

Pocos de nosotros tendremos la oportunidad de amar por medio de dar nuestra vida literalmente. Pero el amor se puede ver en otros hechos también. Notemos lo que se enseña con el paralelismo de estos dos textos: “Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian” (Lc 6:27). “Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio (Lc 6:35). Estos versículos son ejemplos del estilo común de los escritores del NT que consiste en decir la misma cosa dos veces en seguida, la segunda vez diciéndola en una manera diferente, o sea, con una cláusula explicatoria. En estos dos textos, el mandamiento háganles bien explica qué quiere decir amar al enemigo.

Primera de Corintios 13:4-8 nos enseña varias maneras de hacerle bien a alguien. Es el pasaje bíblico más famoso acerca del amor. Dice que el amor es paciente y bondadoso (v. 4). Se regocija con la verdad (v. 6). “Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (v. 7). Se nota que ninguna de estas cosas que describen el amor es un sentimiento que la persona que ama tenga que sentir para poder decir que esto es amor. No es una descripción típica del amor (“el amor es sentir mariposas en tu estómago cuando ves al ser amado…”) De hecho, ya vemos que el mandamiento de Dios a amar al enemigo sí tiene razón, porque uno puede hacer estas cosas que 1Co 13 dice es amor sin tener bonitos sentimientos hacia la persona amada.

También dice este pasaje qué es lo que el amor no hace: no se envidia, ni se jacta. No es orgulloso. No se comporta con rudeza y no es egoísta. No se enoja fácilmente y no guarda rencor. No se deleita en la maldad (1Co 13:4-6). Este pasaje es realmente un breve resumen de la presentación original acerca de cómo amar al prójimo que Dios dio a Moisés como ley en Levítico 19:1-3, 9-18.

“No sieguen hasta el último rincón de sus campos no recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy en Señor su Dios. No roben. No mientan. No engañen a su prójimo… Yo soy en Señor. No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada. No retengas el salario del jornalero hasta el día siguiente. No maldigas al sordo, ni le pongas tropiezos al ciego, sino teme a tu Dios. Yo soy en Señor. No perviertas la justicia, ni te muestres parcial a favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia. No andes difundiendo calumnias entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonio. Yo soy en Señor” (Lv 19:9-16).

Lo que se describe mayormente es cómo actuar y cómo no actuar para amar al prójimo. Otra vez notamos que una persona, por lo menos una persona con dominio propio (el cual es un fruto del Espíritu Santo), puede también cumplir con estas descripciones del amor sin sentir emociones agradables hacia la persona amada. Podemos obedecer a Dios al tratar a otros de estas maneras, inclusive cuando los otros no nos caen bien. En otras palabras, podemos amar bíblicamente hasta una persona que no nos agrada, porque el amor empieza como un acto de la voluntad. Concuerda un autor en su página web:

ese amor es un acto de la voluntad, y que al amar en Dios siempre queremos perfeccionarnos en servirlo a El y a sus criaturas. Por eso podemos escoger amar a alguien aún cuando en principio no acompañen los sentimientos a nuestra resolución.[4]

Si entendemos que el amor primero se expresa como un acto de la voluntad, que se ve mayormente en los hechos, ya podemos comprender cómo Jesús pudo extender el mandamiento de amar al prójimo para incluir al enemigo. Esto lo Ilustró con la parábola del buen samaritano. El relato no fue meramente un ejemplo de amor hacia un desconocido. Los judíos y los samaritanos se odiaban, así que esto fue un ejemplo de amar al enemigo. Hablando del segundo y grande mandamiento, “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10:27), el experto en la ley preguntó a Jesús “¿Y quién es mi prójimo? (Lc 10:29). Jesús enseguida contó esta historia para contestar su pregunta, y a la vez, estaba dando una ilustración de lo qué es el amor. El samaritano amó con sus hechos a este varón del pueblo despreciado: vendó sus heridas, le dio asiento sobre su bestia mientras el samaritano caminaba, lo cuidó, y proveyó para que siguieran cuidándolo.

El evangelio de Mateo incluye enseñanzas aun más explícitas de Jesús acerca de esto:

“Ustedes han oído que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.’ Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, bendigan a quienes los maldicen, hagan bien a quienes los odian, y oren por quienes los ultrajan y los persiguen,[5] para que sean hijos de su Padre que está en el cielo” (Mt 5:43-45).

El teólogo John Stott dio una exposición “revolucionaria” de la enseñanza bíblica sobre cómo tratar a los demás. Esta cita es larga, pero es tan aguda y sorprendente que merece ser incluida. Espero que revolucione tu pensamiento acerca de cómo Dios quiere que tratemos a otras personas, igual como lo ha hecho al mío.

…quisiera mencionarles un principio muy revolucionario en buenas relaciones. En Col. (3:17, 23) <> y en el v.23: <>. … Aquí hay algunos principios de aplicación universal y se complementan maravillosamente unos con otros. El versículo 17 habla de hacer cosas en el nombre del Señor … es hacerlo como representante suyo o como su apoderado; pero el versículo 23 habla de hacer cosas bajo ordenes del Señor Jesús, que significa hacer cosas como siervos. De acuerdo al primer versículo, debo tratar a mi vecino como si yo fuera Jesucristo; pero de acuerdo con el segundo versículo, debo tratar a mi vecino como si fuera él Jesucristo. Cuando me comporto con una persona <>, debo darle el respeto y la cortesía que Jesucristo le hubiera dado. Pero de acuerdo al segundo versículo debo darle el respeto y la cortesía que le daría a Cristo… Cualquiera de las dos es revolucionaria y las dos juntas son doblemente revolucionarias.

Primeramente, debemos comportarnos con los demás en el nombre de Cristo. En este caso representamos a Jesús, somos embajadores sobre la tierra. Aprendemos a considerar a las personas como Él las consideró y aprendemos a tratar a las personas como Él las trató. Honramos a las mujeres como Él las honró, amamos a los niños como Él, mostramos compasión a aquellos que la necesitan como Él lo hizo, y nos humillamos para lavar los pies tal como lo hizo Él. La pregunta en cada situación es: <<¿Qué haría Jesús?>>…………

Ahora llegamos al principio contrario que es hacer todo para el Señor. … Deberían ser obedientes y trabajadores, concienzudos y honestos. ¿Por qué? Porque…deberían fijar su mirada en el amo celestial y hacer las cosas para Él y no para los hombres…En este segundo principio se cambian los papeles, el respeto y el honor que debemos darles a las personas no es el que Cristo les daría, sino el que Cristo recibiría…<>. Este es el principio que podemos aplicar a todo lo que hacemos. Es fácil y posible limpiar un cuarto si estamos esperando una visita de Jesucristo. Es posible preparar una comida como Marta si Jesús fuera a comer con nosotros. Es posible servir al prójimo como si fuera Cristo, es posible escribir una carta como si Cristo fuera a leerla…

A fines del siglo pasado … Samuel Chadwick…[cuenta] acerca de una conversación que tuvo cuando tenía 10 anos. …el pastor visitante por casualidad dijo… que si fuera un lustrazapatos, sería el mejor de su pueblo, porque el lustraría zapatos como si fuera a utilizarlos Jesucristo. Eso tocó el corazón del niñito porque su trabajo en casa era limpiar los zapatos de su padre y para él era el peor trabajo que le podían asignar.

El lunes siguiente, en la mañana, empezó a limpiar los zapatos de su papá…cuando terminó, recordó las palabras del pastor y observó las botas que había limpiado. Se preguntó a sí mismo si se verían bien en los pies de Jesucristo. Como respuesta, las levantó limpiándolas por segunda vez. El sostiene que éste fue el acto más importante que realizó en su vida, aprendió a hacer las cosas para el Señor y no para los hombres…

El principio revolucionario del que estoy hablando es introducir a Cristo en ambos extremos de la relación. Por una parte, nos comportamos en el nombre de Cristo como si fuéramos Cristo, y por el otro lado, nos comportamos por amor a Cristo, como si las otras personas fueran Cristo y nosotros le estuviéramos sirviendo.[6]

Si entendemos esto, estamos levantando el estándar de lo que es el amor a un nivel que parece jamás alcanzable. Como observa mi amiga Heidi, si me está yendo bien un día, quizá trato a algunas personas bien en algunas de las maneras anteriormente descritas. Pero Dios cumple con todo lo que es una expresión del amor, sin excepción, todo el tiempo. Así es. El es el único que ama perfectamente.

Sin embargo, si somos Cristianos, tenemos el Espíritu Santo, y uno de los frutos de Su obra en nosotros es el amor. Podemos amar más y más cómo Dios ama por medio de la obra continua del Espíritu en nosotros (la cual llamamos la santificación progresiva).

De hecho, si el amor verdadero es fruto del Espíritu Santo, ha de ser algo que alguien que no tiene al Espíritu simplemente no puede producir. Ha de ser algo más alto del mero amor humano.

Así que la Palabra de Dios describe el amor mayormente como hechos. Pero también el amor se ve en palabras.


El concepto bíblico del amor: palabras



Probablemente es con palabras que más se expresa los sentimientos que esperamos que acompañen el amor. De hecho, es común, pero no necesariamente correcto, que una mujer diga que “no se siente amada” porque su novio o marido no le ha dicho, o no con suficiente frecuencia, “te amo.” Bien podemos decir que las palabras son una manera importante por la cual el amado percibe la paciencia y bondad que son expresiones del amor (1Co 13:4). También los hechos de disculpar, creer, esperar, y soportar a menudo son expresados en palabras.Casi el todo de un libro de la Biblia (Cantares) consiste en elogios amorosos (y aun apasionados) de los amantes el uno al otro.[7] Cuando el amor habla, se incluyen palabras de estima que subrayan las buenas cualidades del amado.

En el caso de tratar con un enemigo, aunque no se nos ocurra algo para estimar de él, uno puede amarle con palabras por medio de bendecirle, es decir, expresar el deseo para su bien, como manda Dios: “Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan” (Ro 12:14).

Además de estas palabras bienvenidas, el amor habla las palabras que podrían ser difíciles que el amado escuche, pero que el que ama sabe que son necesarias para el bien del amado. El amor edifica al amado, pero a veces antes de edificar lo bueno es necesario derrumbar lo malo. El amor bíblico es inseparable de la verdad (Ef 4:15) porque las dos son atributos del carácter de Dios. El amor busca el bien del amado, y este bien es ser como Cristo. “Al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo” (Ef 4:15). Así que palabras de amor pueden incluir palabras de advertencia o exhortación, como las que salen de una madre viendo su hijo al punto de cruzar la calle cuando viene un auto, igual las palabras de un pastor a un miembro arriesgando su matrimonio con una relación adúltera. Dice Santiago, “Hermanos míos, si alguno de ustedes se extravía de la verdad, y otro lo hace volver a ella, recuerdan que quien hace volver a un pecador de su extravío, lo salvará de la muerte y cubrirá muchísimos pecados” (Stg 5:20). Esta es la misma idea de Levítico Capítulo 19 donde uno de los detalles de cómo amar al prójimo es “No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo…” (v. 17). Dios afirma, “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo” (Ap 3:19). La reprensión es para el bien del amado.


El concepto bíblico del amor: actitud


El pasaje de Levítico (citado anteriormente) continúa:“No alimentas odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado. No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor” (Lv 19:17-18).

También en los textos anteriores vimos que el amor se ve en una actitud paciente, misericordiosa y compasiva. De hecho, si buscamos la emoción que más frecuentemente está asociada con el amor, sería la compasión. Dice 1Co 13:8 que “el amor jamás se extingue.” Los sentimientos o emociones cambian, fluctúan. El amor es mucho más que algo tan efímero. Amar a algo es estar comprometido con ello o dedicado a ello. Esta actitud de compromiso se ve en textos bíblicos como estos: “Amo tus estatutos” (Sal 119:119), “Amo tus mandamientos” (Sal 119:127), “El que ama la disciplina ama el conocimiento” (Pr 12:1), “El que ama el placer se quedará en la pobreza” (Pr 21:17), “¡Odien el mal y amen al bien!” (Am 5:15), “el amor al dinero es la raíz de toda clase de males” (1Ti 6:10) y “Amen a sus enemigos” (Mt 5:44).


Nuestra meta: una definición práctica del amor bíblico



En fin, concluimos que en contraste a las ideas comunes, el concepto bíblico del amor es algo que se ve en hechos, palabras y actitudes, ya sea que esté acompañado de sentimientos agradables o no. También hemos visto que el amor es un concepto tan grande y maravilloso que se necesitan muchas palabras para tratarlo como merece. Sin embargo, para ayudarnos a seguir manejando el tema, tomando en cuenta todo lo que ya hemos estudiado, quisiera sugerir una definición o resumen de qué es el amor bíblico: desear el bien del amado y hacer todo lo posible por procurarlo, en cuanto tengamos oportunidad. Con el verbo desear, me refiero a la actitud, postura, o disposición de amar. Con el verbo procurar, me refiero a todos los hechos de bondad que hemos mencionado y aun más (porque la lista de posibilidades es infinita). “El bien” es otro concepto que se tiene que definir bíblicamente. Nos acostumbramos a citar Ro 8:28a, “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,” pensando que Dios va a obrar para producir un resultado que nos guste. Pero el resto del texto muestra qué es “el bien” que Dios obrará para “los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Ro 8:28b). Versículo 29 explica “Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” “El bien” más alto que él que ama buscará para el amado es que sea transformado a la imagen de Cristo. Esto es ser verdaderamente “realizado” como persona. Para esta finalidad fuimos creados. Todo otro “bien” es sometido a éste.

Si el amado es inconverso, su “bien” primero es que sea salvo. Procurar su bien incluye “considerar cómo servirles de tal manera que les dirijamos hacia Jesús y se arrepientan de sus pecados.”[8] Si el amado es creyente, su bien es que sea santificado, conformado a la imagen de Cristo. En ambos casos amar es brindar lo que necesitan, no necesariamente lo que quieren.

Si pensamos del amor en este sentido y estamos dispuestos a obedecer a Dios, podemos amar a cualquier persona, inclusive a un enemigo.


Por Natalie Carlie

YO SOY EL QUE SOY (DIOS ES AMOR):corazon: :baby: :chirolp_k
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Solo queria DEcir que Hay un Solo Fruto del Espriritu y este Fruto se traduce en la lista que conocemos.
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.

AMOR.

1. Dice Gálatas 5:22 “Mas el fruto del Espíritu es amor…”.
2. La palabra fruto es del griego karpós y significa el “producto de una labor”. El productor del fruto del amor es el Espíritu Santo en nuestro espíritu.
3. ¿Por qué el amor es un fruto? Porque es una cosecha de algo sembrado en nuestros corazones. Romanos 5:5 dice que el <amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado>. Ya tenemos Espíritu y tenemos amor derramado.
4. Un fruto es la exhibición de una semilla. El amor es semilla y es fruto y el productor de ambas cosas es el Espíritu Santo. ¿Cuándo un cristiano exhibe amor? Cuando siembra para el Espíritu (Gálatas 6:8). Si no hay siembra no hay fruto. Siembra amor para exhibir el fruto del amor.
5. La exhibición del fruto del Espíritu hacia los demás es amor, paciencia y benignidad. Mi fruto personal es gozo, paz y dominio propio. El fruto de Dios es bondad, fe y mansedumbre.
6. El Señor Jesús estableció un principio en Juan 15:16 cuando dijo: Yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”. El principio a cumplir aquí es que fuimos elegidos para llevar amor y para que ese amor como fruto permanezca.
7. La expresión del amor es hacer el bien a los demás, Pablo dice en Gálatas 6:9 “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. ¡Te das cuenta! El amor hay que sembrarlo, ¿Cómo? Haciendo bien sin desmayar. A medida que vamos sembrando el bien, a su tiempo vamos cosechando amor.
8. El amor que hace el bien es una decisión. El fruto del amor es una disposición de hacer el bien a los demás. El hacer el bien produce victoria donde antes había derrota; produce fortaleza donde había debilidad; produce paz donde había intranquilidad; produce bendición donde había maldición.
9. El que ama es como un árbol sano. Los árboles muertos no dan fruto, ni tampoco lo dan los árboles enfermizos. Sólo producen amor los cristianos que son como los árboles sanos en el terreno de su corazón.
10. El que ama es como la sal de la tierra. La sal mata los microbios; elimina la corrupción: y preserva las cosas en su condición original. La sal es aniquiladora y preservadora. La sal restaura las cosas a su condición original y la preserva así.
11. Cuando tú da amor, matas los microbios del desagravio; eliminas la corrupción de aquellas mentes malignas; y por medio de tu amor, haces posible que una hermandad perdure y se preserve por toda la vida. Tu amor es capaz de restaurar cualquier cosa que ha sido deteriorada.
12. El que no ama es un insípido, Jesús dijo en Mateo 5:13 “Pero si la sal se hace insípida, ¿Con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Hacerse insípido es perder la función de salar.
12. Un cristiano insípido es aquel que no es amable, misericordioso, amoroso, compasivo, y solidario. 13. El que ama es como la luz resplandeciente. Una luz es el resplandor de una lámpara que ilumina a los que están en oscuridad. La intención de una luz es proyectarse sobre las personas y las cosas.
14. Una lámpara encendida puesta debajo de un almud no puede emitir su luz. Jesús dijo en Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Las buenas obras son nuestras actitudes de amor.
15. Tú amor es como la luz que debe alumbrar delante de los hombres, para que todos glorifiquen ese amor del Padre. No escondas más tu amor debajo del almud de tu indiferencia hacia otros. Deja brillar ese amor derramado por Dios en tu corazón.
16. Ahora llegamos a lo máximo del amor, ¿Qué es? Jesús lo dijo en Mateo 5:44 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, hacen bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”. El amor muestra su grandeza al amar al enemigo. Un enemigo es un opositor, adversario, y calumniador.
17. Tomamos como enemigo a todo aquel que nos ultraja, maldice, persigue y aborrece. ¿Qué debemos hacer con ellos? Amarlos. Pastor, ¡pero esto es muy difícil!. Amar a nuestros enemigos, más que ser una dificultad es una prueba. Amar a un enemigo es algo que prueba nuestro ser interior. Amar es una decisión, es un tremendo desafió.
18. ¿Por qué aborrecemos a nuestros enemigos? Porque incitan nuestro mal genio; y porque no concuerdan con nuestras preferencias naturales y espirituales.
19. ¿Por qué amamos a nuestros amigos, hermanos y familiares? Porque ellos concuerdan con nuestros gustos, modelos, doctrinas, y preferencias. ¿Cuándo un hermano en la fe y un amigo de la familia se convierte en nuestro enemigo? Cuando esa persona se viene en contra de nuestros sentimientos, ideas, gustos y preferencias personales.
20. El amar toca nuestro ser y nos pone ante una prueba, ¿Qué debes hacer? Prueba amar a un enemigo y verás que lo ganarás por medio del amor de Dios. El Señor Jesús en Mateo 5:45 ilustró el amor con la salida del sol sobre malos y buenos. El amor es para darlo a los que consideráis buenos como a los que calificáis de malos. Deja que tu amor se ponga sobre buenos y malos. Y en el V:47 dice que el que ama saluda no sólo a sus hermanos, sino también al sus enemigos. Esto es lo máximo del amor.
21. Tienes que llegar allí. Tienes que ir de lo mínimo de amor a lo máximo del amor. Lo mínimo es saludar a tus amigos, hermanos y familiares. Lo máximo es saludar y amar a los difíciles enemigos. Esta es la razón del por qué el amor es un fruto. Dios muestra su amor para con nosotros en que siendo enemigos de él ,él murió por nosotros.
NO HAY MAYOR AMOR QUE EL QUE UNO DE SU VIDA POR SUS AMIGOS.:corazon: :baby:

Gracias a Reinaldo,en el nombre de Jesús.
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.


FRUTOS ESPIRITUALES

Mateo 13:8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.

Cuando entregas tu corazón de carne al Cristo vivo, el Espíritu Santo viene a tomar posesión de tus emociones, y esas emociones se convierten en frutos espirituales, porque te gusta de un momento a otro alabar a Dios, levantar las manos y decirle: Gracias Jesús porque ya no vivo solo; Gracias Cristo porque más allá de mi vida hay algo más grande que yo mismo; Gracias porque tú puedes cambiar todas mis tinieblas en luz, y entonces empiezan a venir unos acordes espirituales que entran en tu mundo espiritual y empieza el Señor a darte dones de revelación, de visión, te bautiza en un lenguaje diferente, te da interpretación, te hace sensible a las sensaciones que te están diciendo toda una serie de coincidencias espirituales que te están advirtiendo dónde está la obra mala.

Dios revela porque estamos sensibles a El a través de la oración; sensibles a El a través de la búsqueda; sensibles a El a través de la Palabra que hoy está en tus manos; sensibles a El porque clamamos a su Santo nombre para que saque nuestros pies de la red donde hemos caído. La semilla que tú siembras debe de florecer.

III. FRUTOS QUE FLOREZCAN EN TODOS LOS PERIODOS DE NUESTRAS VIDAS

En todos los períodos de nuestras vidas tenemos que dar fruto.

Salmo 92:13-14 Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes. En la Iglesia tenemos ancianos de más de setenta años y vienen vigorosos a la casa del Señor. Están vigorosos y verdes porque están plantados en la casa del Señor. Vienen vientos, torbellinos, enfermedades, pero ellos están plantados en la casa del Señor. Esos son los que florecen en todos los períodos de la vida. No solamente podemos ser vigorosos y entusiastas en nuestra juventud. Si lo tuvimos a El, tenemos que serlo también en la madurez y en la vejez, El no cambia. Además el cuerpo envejece pero el espíritu nunca envejece, por tanto tenemos un día que vamos a guardar el cuerpo, pero el espíritu, reverdecido por la fe, estará en la presencia de Aquel que es Todopoderoso.

IV. PROCUREMOS DAR FRUTO EN BUE NA TIERRA

No todos los lugares donde adoramos dan buenos frutos. Hay que saber escudriñar, arrancar las malezas y plantar buenos árboles para que den fruto. A lo largo de nuestra carrera han quedado árboles secos y vacíos en nuestro camino, y seguirán quedando porque la iglesia es sembrar y recoger y lo que no de fruto va a quedar. No sabemos cuántos, eso le pertenece al Señor.

El único que no se engaña es Jesucristo. Tú puedes ser un excelente líder (de apariencia), pero no del espíritu. Vas a perecer porque lo único eterno es del espíritu y si no hay fruto te vas a quedar atrás.

V. LOS FRUTOS SE DIVIDEN EN DISTINTAS ESPECIES

¿Cómo yo puedo dar fruto a la iglesia? Por los dones ¿De quiénes son los dones? De la Persona del Espíritu Santo que viene a mi espíritu.

Gálatas 5:22-23 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Tienes que tener estos frutos que son del Espíritu, los cuales nadie te arrebatará jamás, porque eso lo pagó el Cordero de gloria en la cruz del calvario por toda la eternidad hasta que El venga por la iglesia.

VI. ESTOS FRUTOS DEL ESPIRITU SON PRODUCTO DE LA SABIDURIA DIVINA

¿Quién es el sabio que nunca falla? El Espíritu Santo. El está allí proyectando. Bien sabemos que hasta los animales saben amamantar a los hijos cuando nacen. Esto es producto de la sabiduría divina en su creación.

Igualmente tú, sin haber pasado una escuela para ser padre, de momento te ves en la tremenda encrucijada de que eres papá o mamá. Le das de comer a tu hijo, sabes lavar, planchar, cocinas y de momento te das cuenta que eres una mujer en la sociedad con un nombre nuevo llamado madre. Te proyectas.

Los frutos del espíritu son los que van al cuerpo natural para proyectar la sabiduría de la creación de Dios en nosotros. Los cristianos en la creación, lo mismo sabe parir una mujer con Cristo que sin Cristo, porque la sabiduría de la creación, que es de Dios, es para todos, como el sol es para todos, con o sin fruto. Lo importante es reconocer tú, a tu edad de hoy, si eres una higuera estéril o un árbol con fruto.

Santiago 3:17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. La sabiduría viene de lo alto, no es por tu capacidad, es fruto del Espíritu.

VII. CONDICIONES PRECISAS PARA YO LLEVAR FRUTO

La primera necesidad que tengo es contactar con el guía espiritual mío que está en lo alto. Primero contactar de arriba para quitar toda la maleza sucia de abajo. Solo Cristo lo puede hacer.

Salmo 1:3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará.

Dios siga prosperando su vida.

Amén.( Gracias al hermano que ha hecho posible que esto llegue aquí,que el Señor nos bendiga)

Y EL DIOS DE ESPERANZA ,OS LLENE DE TODO GOZO Y PAZ EN EL CREER ,PARA QUE ABUNDÉIS EN ESPERANZA,POR EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO.:apple: :baby: :corazon:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo Jesús.

Jesus les dijo:"(1)Yo soy la Vid verdadera, y mi Padre es el Labrador. (2)Todo p᭰ano que en mi no lleva fruto, lo quitará todo aquel que lleva fruto, lo limpiarᬠpara que lleve mas fruto. (3)Ya vosotros estᩳ limpios por la palabra que os he hablado. (4)Permaneced en mi y yo en vosotros. Como el p᭰ano no puede levar fruto por si mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permaneceis en mi.. (5)Yo soy la vid, vosotros los p᭰anos; el que permanece en mi, y yo en 鬬 este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer" (Juan 15:1-5)

El Señor declara, "Yo soy" El no dijo: "Yo tengo la vid verdadera"; ɬ dijo, "Yo soy la vid verdadera"

Esto significa que la vid verdadera es una persona - pero no solamente una persona - es Nuestro Señor Jesucristo.

Dios Padre es el jardinero, el labrador, el Que esta encargado de que la vid produzca fruto.

Este pasaje nos revela que cada rama la cual permanece en ɬ - cada creyente verdadero - continuamente esta siendo podado, limpiado. Note que la palabra "limpiar esta conjugada en tiempo presente-futuro. Esto significa que nosotros constantemente estamos siendo limpiados y refinados para que de esta manera podamos producir mas fruto.

Por lo tanto, por medio de la Palabra de Dios (vers&#55541;lo 3), usted y yo podemos permanecer en ɬ, para que ɬ pueda llevar a cabo su labor en nosotros. Jesús dijo:"Permaneced en mi y yo en vosotros" En el vers&#55541;lo 5 ɬ repite nuevamente este pensamiento:

"Yo soy la vid, vosotros los p᭰anos; el que permanece en mi, y yo en él este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer"

En Juan 15:16, el Señor declara, "No me elegisteis vosotros a m&#56096; sino que yo os eleg&#55329; vosotros, y os he puesto para que vayáis llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, El os lo de"

El fruto espiritual no es algo que uno pueda fabricar. La fuente del fruto espiritual es la presencia de Dios. Usted no tiene que fabricar nada; usted solo debe producirlo. Él es la vid verdadera, por lo tanto no siga buscando ese algo - Búsquelo a Él.

Quiero compartir con usted tres pasos muy simples los cuales le van a facilitar el que usted permanezca en la presencia de Dios, y por consiguiente, el que usted pueda producir fruto espiritual.

Uno: Obtenga un mejor conocimiento del Maestro
Jes?o estaba hablando de alg?entimiento. ɬ estaba hablando de permanecer en Su Persona Divina.

Comience a buscarle en su Palabra y por medio de la oraci?No solo use una lista de oraciones, esp鲥lo a ɬ y dele la bienvenida a su Presencia, ah&#55341;ismo, donde usted se encuentra. No se mortifique por llevar un horario o un orden del d&#55406; D&#55777;le al Se?"Quiero Conocerte" - y ah&#56096;esp鲥lo, hasta que ɬ llegue. Pase mas tiempo con ɬ y llegarᠡ conocerle mejor.

Jes?s quien produce el fruto, nosotros quienes los vemos nacer, por lo tanto, el fruto del Esp&#56489;tu es realmente el fruto de Jes?El fruto del Esp&#56489;tu es el fruto del Maestro. Si usted quiere ver el fruto en su vida, debe de llegar a conocer la maravillosa y especial presencia de nuestro Se?quien es la fuente de vida del fruto del Esp&#56489;tu.

Dos: Sea plantado firmemente, no permita malas influencias en su vida.
Salmo 1:1-3 declara:

"(1)Bienaventurado el var?ue no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; (2) Sino que le ley de Jehovᠥsta su delicia, y en su ley medita de d&#55392;y de noche. (3)Serᠣomo Ტol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae, Y todo lo que hace prospera"

Es imposible permanecer en la presencia de Dios si usted lleva una vida de pecado. Si usted goza de compa?inadecuada y le gusta ver profanidad en la televisi? en pel&#55541;las, entonces usted no podrᠳer plantado propiamente y tampoco podrᠰroducir fruto espiritual. Solo cuando usted se deleite en las leyes de Dios, es que serᠵsted plantado junto a corrientes de agua.

Dios juzga a los pecadores (Eclesiast鳠8:11-13) Por esto es vital el resguardarse de las malas influencias en su vida. La Biblia tambi鮠nos dice que la influencia de un solo pecador, destruye mucho bien (Eclesiast鳠9:18) tambi鮠el bien puede ser borrado por raz?e mala conducta (Ezequiel 3:20)

Tres: Plantados en la congregaci?orrecta
El Salmo 92:13-14 declara:

"Plantados en la casa de JehovᮠEn los atrios de nuestro Dios florecerᮮ Aun en la vejez fructificaran; estarᮠvigorosos y verdes"

Usted no puede producir fruto si esta plantado en tierra Ჩda. No solo debe de ser plantado en el medio ambiente correcto, pero tambi鮠debe de ser plantado en la congregaci?orrecta. Debe usted estar conectado correctamente - tanto a Jes?quien es la fuente de vida, como a la iglesia.

Aseg?e de que usted se encuentra en la congregaci?decuada, que usted esta siendo alimentado por un Pastor quien "... no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2 Timoteo 2:15)

El Se?desea que usted produzca continuamente fruto - no el fruto que usted cultiv?ce 20 a?- sino fruto fresco. La par᢯la en Lucas 13:6-9 nos muestra que Dios es muy paciente durante este proceso. Dios estᠤispuesto a ayudarle a producir fruto, pero tambi鮠espera que usted coopere con El de igual manera. ɬ le proveerᠤe fertilizante espiritual, ɬ le llenarᠤe fuerza y energ&#55392;y ɬ lo ungirᮠɬ le darᠡ probar de su Presencia para que en usted crezca la sed por ɬ, pero si usted continua ignorᮤole, eventualmente, serᠱuebrantado (Proverbios 29:1).
Gracias a Dios por el autor del comentario.


(Perdón por la mala redacción).


Y TE PONDRÉ EN ESTE PUEBLO POR MURO FORTIFICADO DE BRONCE,Y PELEARÁN CONTRA TI,PERO NO TE VENCERÁN;PORQUE YO ESTOY CONTIGO PARA GUARDARTE Y PARA DEFENDERTE,DICE JEHOVÁ.:hola2: :corazon:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo Jesús.

Dice Hebreos 12:2 2puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. El objeto de la fe es Jesús. Cuando Pablo le dice a los creyentes hebreos “puestos los ojos en Jesús”, es porque ellos estaban desviando su mirada; ellos tenían sus ojos puestos en dos cosas: en el judaísmo y en la persecución romana. En Hebreos 11 Pablo nos habla de los testigos de la fe, pero en Hebreos 12 nos habla del autor de la fe. Jesús es el origen y la causa de la fe. Jesús también es el consumador de la fe, es decir que El completará lo que inauguró u originó. El que está en Cristo va de fe a fe, va del origen a la consumación. El que está en Cristo, está en el origen y también está en final. Con Cristo se nos abrió el camino de la fe.

Pero la fe y Jesús son un don. Pablo dice en Romanos 5:15 que el “Don de Dios por la gracia, es Jesucristo” y Efesios 2:8 dice que “Por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios...”. Jesucristo es un don y la fe es un don, pero también la fe es un fruto, Gálatas 5:22 “Mas el fruto del Espíritu es...fe”.

Pero antes de que Jesucristo se conociera como un don, antes de que la fe fuera un don y un fruto del Espíritu, observa en que ambiente estaban encerrados, Gálatas 3:22 dice 22Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. 23Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. 24De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. 25Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Observa que la Escritura aquí está personificada, porque dice “La Escritura lo encerró todo bajo pecado”. La Escritura aquí opera como un carcelero cuando encierra a sus prisioneros. La Escritura ha encerrado a toda la humanidad bajo pecado. Estar encerrado bajo pecado es estar confinado bajo la ley. Pablo dice Que antes de que viniese la fe, estábamos bajo la custodia de la ley con miras a culminar en la fe.

La fe no fue revelada sino hasta la primera venida de Cristo. Puesto que ha venido la fe en Cristo, ya no necesitamos estar bajo la custodia de la ley. Tú no eres hijo de Dios por medio de la ley sino por medio del don de la fe. Romanos 11:29 dice que “el llamamiento y los dones de Dios son irrevocables”. La fe es un don irrevocable, es algo que Dios jamás te la va a quitar. Un don de Dios no se puede orar, no se puede ayunar, no se puede reclamar; porque es algo dado en amor gratuitamente. Un don es un regalo para disfrutar.


Gálatas 3:9 dice 9De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham. ¿Por qué Abraham era un bendecido? Porque era de la fe, ¿Qué son todos los del don de la fe? Son bendecidos. Si hay unos que son bendecidos, es porque hay otros que son malditos. Observa quiénes son los malditos, V:10 dice 10Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. El ayuno es de ley, el bautismo en agua es de ley, la circuncisión es de ley, el sábado es de ley, las vigilias son de ley. Todo esto son obras de la ley, y ¿Qué le dice Pablo a todos los que dependen de las obras de la ley? Qué están bajo maldición. Los de fe son bendecidos, pero los de ley son malditos. V:12 dice 12y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. V:25 dice 25Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, 26pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Somos hijos de Dios solamente por el don de la fe en Cristo Jesús.

¿A qué están obligados los hijos de Dios? Romanos 1:16,17 dice 16Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 17Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Los hijos de Dios estamos obligados a vivir por fe. Los de fe son bendecidos y los de ley malditos. Aquí en este pasaje los de fe reciben el título de “justos”. Los justos tienen un poder, ¿Cuál es el poder de los justos? Es el evangelio de la gracia. Este poder es para salvación a todo aquel que cree. En el evangelio de la gracia la justicia de Dios se revela por fe y no por obras de la ley.

La expresión “por fe” indica la base de la revelación de la justicia de Dios y la expresión “para fe” indica la clase de vida que deben vivir los justos de Dios. Estamos llamados a vivir por el don de la fe. Pero la fe también es un fruto, dice Gálatas 5:22 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe”. Observe que la palabra “fruto” está en singular y no en plural. No hay 9 frutos del Espíritu, sino uno solo. Si usted tiene uno tiene los otros, porque es un solo fruto. Pablo dice que el “fruto del Espíritu es...fe”.

La palabra fe aquí es del griego Pistis y significa “Fidelidad”. El fruto del Espíritu en un cristiano es fidelidad. Efesios 1:1 dice 1Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso. Los santos poseen el fruto de la fe, ¿Cuál es el fruto de la fe? La fidelidad. Los fieles son aquellos fieles en la fe, Pablo dice en Efesios 4:13 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. La fe aquí no es la acción de creer, es la unidad en las cosas que creemos del Hijo de Dios. ¿Cuándo se puede lograr la unidad de la fe? Cuando poseemos la fidelidad de lo que creemos.

Pablo dijo en 2 Timoteo 4:7 7He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. ¿Qué se le vio a Pablo a lo largo de su carrera? Se le vio fidelidad. Guardar la fe es guardar la fidelidad. La fidelidad hace una persona digna de confianza. En Apocalipsis 2:10 el Espíritu le dijo a la iglesia en Esmirna: 10No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. ¿A quién le promete Dios la corona de la vida? A los fieles hasta la muerte. Esto es fidelidad hasta la muerte.

El don de la fe es un regalo de Dios y la fidelidad es el fruto del Espíritu. Sin el don de la fe nadie puede expresar el fruto de la fe que es la fidelidad a Dios. La fe es un don de Dios y si es don, entonces, la fe no es una obra del hombre.

EN EL TEMOR DE DIOS ,ESTÁ LA FUERTE (GRANDE) CONFIANZA.:corazon: :kaffeetri
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo Jesús.


Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo. . . . --Salmo 1:3.

En mi huerto hay dos perales. El verano pasado fue extremadamente seco, y sin embargo, a uno de los árboles no le afectó en absoluto. Permaneció verde y produjo peras deliciosas. Al otro árbol no le fue tan bien. Sus hojas se pusieron amarillas, el fruto se secó, y tanto las hojas como los frutos cayeron al suelo. El árbol parecía muerto.

Entonces vinieron las lluvias y el suelo se empapó. El árbol que parecía muerto volvió a la vida. Al poco tiempo estaba cubierto de hojas, y (lo creas o no), para final de agosto había florecido completamente. Empezaron a verse peras pequeñas, pero entonces vino la helada y no se maduró ningún fruto.

Uno de los árboles prosperó y produjo deliciosos frutos en su tiempo. ¿Qué marcó la diferencia? Sus raíces eran muy profundas y llegaban a donde había mucha agua. El otro tenía raíces superficiales y dependía de las lluvias inciertas. Uno era como el árbol que David describió, «plantado junto a corrientes de aguas» (Sal. 1:3). El otro floreció tarde y no dio fruto.

¿Son tus raíces tan profundas que llegan hasta las corrientes subterráneas de la Palabra de Dios, o es tu vida devocional superficial e irregular? Cava profundo, amigo, cava en el Libro, y verás que tu vida dará abundante fruto espiritual. --MRD

NO PODEMOS DAR FRUTO SIN
EL AGUA DE LA PALABRA DE DIOS.

OS HE PUESTO PARA QUE LLEVÉIS FRUTO,Y VUESTRO FRUTO PERMANEZCA.;) :corazon:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.

TEMPLANZA
Esto fue lo que Salomón dijo: “Mejor es el
que tarda en airarse que el fuerte; y el que se
enseñorea de su espíritu, que el que toma una
ciudad” (Proverbios 16.32). Las fuerzas y el
poderío son cualidades que admiramos. El
mundo disfruta yendo a los eventos deportivos
para ver a los fuertes derrotar a los que no lo
son tanto. Dios dice que el verdadero logro de
una persona es tener dominio de su propio
espíritu. Se necesita ser una mejor persona para
controlar el espíritu propio que para conquistar
una ciudad. Salomón también escribió: “Como
ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo
espíritu no tiene rienda” (Proverbios 25.28).
Uno de las más grandes historias del Antiguo
Testamento es la de Sansón, poderoso juez.
Este hombre fuerte era capaz de destruir a
cualquier enemigo que enfrentara, pero jamás
pudo someter bajo control sus propias pasiones
y deseos. Fue debido a su falta de dominio
propio, que él dejó que se conociera el secreto de
su fortaleza y perdió así su vida. ¡Sí que estaba
en lo cierto Salomón cuando dijo, que es
más difícil para un hombre controlar su espíritu
que gobernar una ciudad!
EL DOMINIO PROPIO Y EL ESPÍRITU
La templanza o el dominio propio no
es algo que simplemente desarrollamos nosotros
mismos; es un don del Espíritu Santo cuando
éste está en control de nuestras vidas. En
Gálatas 5.16–23, Pablo trató de dos estilos de
vida. Una persona puede ser controlada por la
carne y llevar a cabo los deseos u obras de
la carne, o puede andar en el Espíritu, ser
conducido por el Espíritu, y dar el fruto del
Espíritu en su vida diaria. Esto fue lo que
dijo: “Mas el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe
mansedumbre, templanza;…”
¿Significará esto que no tenemos dominio
sobre el dominio propio? ¿Residirá todo en lo
que Dios haga y nada en lo que nosotros
hagamos? ¡Por supuesto que no! Cuando Pablo
le predicó a Félix, él razonó con éste acerca de
“la justicia, del dominio propio y del juicio
venidero”, hasta el punto que Félix se espantó
con tales ideas. Si él no hubiera sido responsable
de su falta de dominio propio, no habría sido
necesario que se espantara o que se preocupara
por su destino.
Cuando Pedro listó las gracias que
todos los cristianos deben desarrollar en sus
vidas, él dijo que debían añadirse a éstas, el
dominio propio. El no tener esta gracia es igual
a estar ciego; es igual a ponerse uno en el
peligro de recaer de la fe en Dios. El individuo
no tiene la capacidad de crecer en dominio
propio todo el tiempo (2 Pedro 1.5–11). Si uno
cede el control de su vida al Espíritu,
permite que el Espíritu le guíe, y anda en el
camino del Espíritu, él tal desarrollará el
dominio propio —junto con los demás componentes
del fruto del Espíritu.
Puede ser cierto que entre más tensa sea la
persona, mayor sea su temperamento y más
Templanza
Leon Barnes
difícil sea el desarrollar un espíritu de
dominio propio. No obstante, cualquiera
puede controlarse si permite que el Espíritu le
guíe y si constantemente añade más dominio
propio a su vida.
La palabra raíz de la cual se traduce
la frase “dominio propio” es la palabra “fortaleza”.
El mandamiento de tener dominio
propio no se dio con la intención de que fuera
fácil; requiere una gran canti-dad de esfuerzo
desarrollarlo.
GOLPEANDO EL CUERPO
Tal vez, la más grande demostración de la
cantidad de esfuerzo, que conlleva el
desarrollar dominio propio, se encuentra
en 1 Corintios 9.25–27:
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene;
ellos, a la verdad, para recibir una corona
corruptible, pero nosotros, una incorruptible.
Así que, yo de esta manera peleo, no como
quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo,
y los pongo en servidumbre, no sea que
habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado.
Un atleta tiene que pasar por un entrenamiento
vigoroso. Un boxeador, para desempeñarse
bien, debe entrenarse durante varios
días hasta que por fin tenga su cuerpo en
forma para un agotador combate. Estas ilustraciones
describen a qué se asemeja el desarrollar
dominio propio: se requiere esfuerzo.
El hecho de que el dominio propio se mencione
como una de las cualidades necesarias
para ser un anciano dentro de la iglesia, demuestra
el nivel de madurez que se necesita
para tener tal dominio. El que carece de
dominio propio carece de madurez y de fortaleza
espiritual (Tito 1.8 [dueño de sí mismo];
1 Timoteo 3.2 [sobrio]).
APLICACIONES PRÁCTICAS
DEL PRINCIPIO
¿Cuáles serán algunas de las áreas en
las que necesitamos tener dominio propio?
¿Qué prueba podemos hacer para saber si
tenemos el dominio propio que debemos
tener?
Una forma de verificarlo es nuestra habilidad
para refrenar la lengua. Santiago 1.26
dice: “Si alguno se cree religioso entre vosotros,
y no refrena su lengua, sino que engaña su
corazón, la religión del tal es vana”. En Santiago
3.2 leemos lo siguiente: “Porque todos
ofendemos muchas veces. Si alguno no
ofende en palabra, éste es varón perfecto,
capaz también de refrenar todo el
cuerpo”. Santiago continuó diciendo: “Porque
toda naturaleza de bestias, y de aves, y de
serpientes, y de seres del mar, se doma y ha
sido domada por la naturaleza humana;
pero ningún hombre puede dominar la
lengua, que es un mal que no puede ser refrenado,
llena de veneno mortal” (Santiago
3.7–8). La lengua debe ser controlada. Nunca
está lo suficientemente domada como para
que uno se pueda despreocupar y dejarla sin
control.
Entre los problemas de la lengua, que
preocupan, están los siguientes: el chisme,
la mentira, la adulación, el maldecir y la blasfemia.
Esto fue lo que Jesús dijo: “Más yo os
digo que de toda palabra ociosa que hablen ?
los hombres, de ella darán cuenta en el día
del juicio” (Mateo 12.36). La mayor parte del
tiempo, no es intención de las personas el
hacer un mal uso de la lengua. Nuestra intención
es ser honestos, pero caemos en la
trampa de hacer que una historia suene más
emocionante de lo que en realidad fue. Aun
el chisme, no se hace con la intención de ser
maliciosos. Muy a menudo, lo que comienza
como una inocente conversación se convierte
en palabras que hieren a otros. Cuando comenzamos
a decir algo acerca de alguien, deberíamos
detenernos y preguntarnos: “¿Me
gustaría que se dijera esto de mí?”. Esto de
seguro impediría que se hablaran muchas
palabras feas, nada bondadosas.
También debemos controlar nuestros pensamientos.
Aquello en lo cual pensemos regularmente
es lo que va a determinar lo que
somos. Filipenses 4.8 dice: “Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si
hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
en esto pensad”. Si no pudiéramos controlar
nuestros pensamientos, Dios no nos hubiera
dicho que lo hiciéramos. Alguien ha dicho que
los pensamientos malos e impuros son como
un pájaro volando sobre la cabeza: No es
posible impedir todo el tiempo que se
posen sobre uno, pero sí es posible evitar que
construyan un nido en el cabello.
Finalmente, necesitamos desesperadamente
controlar nuestro enojo. “Airaos,
pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo” (Efesios 4.26). Tenemos buenas razones
para enojarnos algunas veces, como las tuvo
Jesús cuando los mercaderes convirtieron
la casa de Dios en una cueva de ladrones.
No obstante, debemos tener cuidado de
enojarnos por lo que es correcto. Muy a
menudo nuestro enojo es de naturaleza egoísta
y toma el control de nuestras mentes. Jamás
puede servir el enojo, como excusa para hacer
lo malo. Estemos enojados, o no, hemos de
hacer lo bueno.

Y TENDRÁS CONFIANZA,PORQUE HAY ESPERANZA.:sombrilla
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.
ANALOGÍA TOMADA DE LA PALMERA SOBRE EL FRUTO.
Salmo 92:12
El justo florecerá como la palmera;
Crecerá como cedro en el Líbano
La palma es símbolo del cristiano. Al considerar el lugar de su crecimiento, su desarrollo, su fruto, su utilidad, hallamos instructivas lecciones espirituales. Veamos:
a. Su crecimiento
--La palma crece desde adentro. Su corazón es blanco, nunca se pudre. Así es el cristiano, su desarrollo depende del corazón, lleno del Espíritu y de la Palabra de Dios.
Efesios 5:18 “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del espíritu...”
El creyente lleno del espíritu anda dirigido por el Espíritu.
Galatas 5:16 “Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne.”
Galatas 5:25 “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”
En el tiempo de los profetas, el Espíritu de Dios (Santo) venía sobre personas particulares, tales como reyes, sacerdotes y profetas. Esto sucedía en una situación específica. Posteriormente Joel nos dice que sería sobre toda carne.
Joel 2:28 “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros ancianos soñaran sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”
El cumplimiento de esta profecía lo tenemos en Hechos capítulo 2:1-4, donde nos dice:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y los aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santos, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”
Los apóstoles ya conocían la palabra de Dios, aunque muchas cosas no las entendieron al momento, luego las comprendieron. Al ser llenos del Espíritu Santo todo lo que había en su interior fluyó al exterior con denuedo. Hubo un gran crecimiento en su interior y así lo manifestaron. Asimismo todos los creyentes debemos ser llenos del Espíritu Santos y la Palabra de Dios. Debemos reflejar crecimiento espiritual. Tener un corazón blanco y lleno de amor para con los demás.
Dice el sabio en Eclesiastés 10:2 “El corazón del sabio está a su mano derecha, más el corazón del necio a su mano izquierda.” El corazón del creyente está lleno de Palabra buena. El Salmo 45:1 nos dice: “Rebosa mi corazón palabra buena...” En el Salmo 24:3 el salmista hace una pregunta, la cual se contesta asimismo y dice: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién entrará en su lugar santo? El limpio de mano y puro de corazón. El que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.” En el Sermón del Monte, Jesús nos dice: “Bienaventurado los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Mateo 5:8 David nos dice en el Salmo 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”
--La palma crece en el desierto, lugar de sequedad, desolación, florece y da fruto donde otros árboles mueren. Así es el cristiano en circunstancias difíciles y en un mundo desierto, crece y da fruto para Dios.
El Señor Jesús nos prometió que estaría con nosotros hasta el fin del mundo. Eso lo encontramos en Mateo 28:19-20. El Salmo 23:4 nos dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temere mal alguno, porque tú estaras conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
El Señor nos lleva por sequedales, no para que muramos de sed, sino para que aprendamos a confiar en él. En Isaías 58:11 nos dice la Palabra: “Jehová te pastoreará siempre y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y será como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan.” En el Salmo 1:3 el salmista nos dice: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
¡Qué contraste tan grande vemos aquí! El cristiano en tierra de sequedal, pero manando aguas de su interior. Jesús dice en Juan 7:38 “El que cree en mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” El cristiano está lleno del Espíritu Santo.
--El desierto no ejerce influencia sobre la palma. El cristiano no se deja influir por el mundo.
Juan nos dice en 1 Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.”
---La palma no se nutre de la arena del desierto. Vive porque sus raíces hallan aguas profundas. El cristiano no participa del mundo, halla aguas vivas.
Jesús oró por los discípulos y por los que habrían de venir luego y dice: “Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” (Jn. 17:14) En Juan 4, Jesús hablando a la mujer samaritana le dice: “Si conociereis el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber tú le pedirías, y el te daría agua viva.” (Juan 4:10)
b. La hermosura
---La palma es símbolo de hermosura. El cristiano debe ser hermoso, con la hermosura que le da el Espíritu de Dios.
Salmo 45:2 nos dice: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.”
Salmo 149:4 nos dice: “Porque Jehová tiene contentamiento de su pueblo; hermoseará a los humildes con la salvación.”
Prov. 15:13 nos dice: “El corazón alegre hermoseará el rostro...”
---La palma es notable por su tallo recto. Aunque se la amarre un peso fuerte, crecerá recta. Así debe ser el cristiano, ningún peso, trabajo, dificultad, tentación, debe torcerle ni impedirle su crecimiento.
Romanos 8:35-39 nos dice el apóstol Pablo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Ante, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Jesús dice a sus discípulos en Mateo 23:4 “Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras; porque dicen, y no hacen.” Jesús hablaba aquí de la hipocresía que había en las enseñanzas de los escribas y de los fariseos. Estos acostumbraban atar a los discípulos con enseñanzas que ellos mismos no seguían. Jesús sigue diciendo: “Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.” Los fariseos y escribas solo querían ser vistos y elogiados por los hombres, pero no tenían ningún amor por el pueblo.
(Hago un paréntesis para decirte, que así hay mucha gente en nuestras congregaciones, más aunque te hagan llevar el yugo la milla extra, permanece fiel al Señor. El te dará la recompensa.)
Pablo nos dice en Efesios 4:22 lo siguiente: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
En 1 de Timoteo 3:8 Pablo dice: “Los diáconos asimismo deben ser, sin doblez...” Todo cristiano debe ser sin doblez. Debe ser recto, como el tallo de la palma. El Salmo 18:5 dice: “Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el hombre integro.”
En 1 Crónicas 29:17 Salomón ora y le dice a Jehová: “Yo sé Dios mío, que tu escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti es espontáneamente.” Vemos que cuando el pueblo tiene corazón recto da con espontaneidad.
c. El fruto
---La palma es notable por su abundante fruto. Crece hasta 60 metros, se yergue hacia el sol y lleva su fruto cerca de la copa. El cristiano debe acercarse a Cristo y llevará mucho fruto
Pablo nos dice en Gálatas 5:22: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...”
Juan 15:5 dice Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer.”
d. Su utilidad
---La palma toda: fruto, tronco, hojas, raíz es útil al hombre. Se estima que se puede aprovechar para 360 distintos usos. Esto sugiere la actividad y servicio del cristiano, una vida llena de misericordia, buenas obras, testimonio fiel.
Marcos 4:8 Jesús nos dice: “Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.”
Los cristianos siembran la palabra, y plantan buenas obras, y rinden abundante fruto.
Prov. 3:14 Salomón dice: “Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino.”
En Juan 15:16 Jesús le dice a los discípulos: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayan y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él es lo dé.”
Si el cristiano lleva una vida de buenas obras, dice Pedro en 2 Pedro 1:8: “Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. “
---La palma se reproduce: siembra una palma, otras nacerán, pronto crecerá hierba. Las raíces traen agua a la superficie y el viajero sediento halla agua, alimento, sombra y descanso.
El cristiano está llamado a llevar fruto, a ganar almas para el Señor. Los cristianos somos la raíz de la palmera, debemos traer aguas de las profundidades, que son las enseñanzas de Cristo, para regar las almas.
Por eso Jesús en Marcos 16:15 nos dice: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”
c. La separación
---La palma es un tipo de separación. No acepta injerto, no puede ser unida con otros árboles (1 Cor. 6:14-18) El cristiano debe distinguirse por su separación del mundo.
Pablo nos dice en 1 Cor. 6:15-16: “No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.”
---La palma es símbolo del triunfo (Juan 12:13; Apoc. 7:9). Juan 12:13 “tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” Apoc. 7:9 “Después de esto miré y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en las manos.” El cristiano debe llevar una vida victoriosa por medio de aquél que mora en él.
Romanos 8:37-39 Pablo dice: “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
No importa cuan difícil el cristiano vea las cosas, Pablo nos dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Rom. 8:28)
Siendo que el justo florecerá como la palmera y crecerá como cedro en el Líbano, nada ni nadie nos podrá separar de Dios. Nuestras raíces están fundamentadas en la Palabra de Dios. Mantengámonos cerca de Cristo Jesús, agarrados de su justicia y seremos más que vencedores.
Que las inclemencias del tiempo no nos separen del Señor, como la palmera no es separada del terreno donde ha crecido rodeada por los fuertes vientos. Gocémonos y alegrémonos en Jehová nuestro Dios y demos mucho fruto para que otros vean a Cristo a través de nuestras vidas.

CON LARGA PACIENCIA SE APLACA AL PRÍNCIPE.
LA MANSEDUMBRE HARÁ CESAR GRANDES OFENSAS.:explota: :color_:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo Jesús.
El fruto del Espíritu Santo

El propósito de la vida cristiana es prepararnos para la vida eterna en los cielos. Es por eso que el pecador debe confesar sus pecados y recibir al Salvador. A partir de ese momento es que esa persona se convierte en un santo del Señor. La vida del cristiano consiste en vivir una vida en santidad. “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12.14). Esto quiere decir que el cristiano puede crecer en la santidad a medida que su vida cristiana madura en el Espíritu Santo.

Cuando nosotros nos hacemos cristianos es porque Cristo el Hijo de Dios ha entrado a morar en nuestro corazón. Es por eso que el progreso en la vida cristiana consiste en llegar a ser semejantes a él: “A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4.12–13).

Por esta razón todo el fruto del Espíritu Santo es con el objetivo de desarrollar la imagen de Cristo en nuestra vida. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2.5). “Mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3.18).

El trabajo de la iglesia y la obra del Espíritu Santo consisten en ayudar al cristiano a crecer y madurar en el proceso de esta transformación. “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4.19). “Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3.2–3).

En la Biblia aparecen algunas descripciones del fruto del Espíritu Santo: las características de Gálatas 5.22–23, las nueve bienaventuranzas del Sermón del Monte en Mateo 5.3–12 y las nueve especias del huerto de Dios en Cantares 4.12–16. Estas tres series de nueve forman una descripción de la mente del Salvador.

En Gálatas 5.22–23 se nos muestra la lista del fruto del Espíritu Santo. Estas nueve características corresponden con las nueve bienaventuranzas del Sermón del Monte. Las dos porciones describen bien el carácter del Salvador: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.

El Sermón del Monte (Mateo 5, 6, 7) comienza con la descripción del alma bienaventurada de aquel que es hijo de Dios: amoroso, lleno de fe, manso, bondadoso, benigno, limpio, pacífico, paciente y gozoso en medio de la persecución. ¡Es nada menos que la descripción de la imagen de Cristo en el cristiano!

¿Por qué dice “fruto” del Espíritu?

Un fruto es algo que crece y se desarrolla partiendo desde la semilla, luego pasa a la raíz, al tronco, las ramas, las flores y por último se convierte en lo que llamamos el fruto. Así es la obra del Espíritu Santo dentro de nuestras vidas.

Todo comienza con la siembra de la semilla de la palabra de Dios en nuestros corazones y continúa hasta que la misma da el fruto espiritual para lo cual fue sembrada. La cosecha que Dios espera recoger es el carácter cristiano que se desarrolla y madura siendo lleno del Espíritu Santo y guiado por él. Nuestro Salvador quiere reproducir dentro de nosotros su “naturaleza divina”. “Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1.4).

El Sermón del Monte comienza en Mateo capítulo 5 mostrándonos cómo debe ser el carácter del cristiano y lo hace por medio de las nueve bienaventuranzas. Este mensaje tan poderoso y cautivador concluye en Mateo capítulo 7 con las palabras tan definitivas y enfáticas del Señor: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7.16). La prueba del cristianismo verdadero siempre es el fruto de la semejanza del carácter de Dios en la vida de los cristianos.

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5.44–45).

No sería lógico escoger a un árbol malo y colocar en él buenos frutos. El fruto nace de la savia que está dentro del árbol. ¡El fruto artificial no se puede comer! En nuestra experiencia espiritual el crecimiento del fruto tiene su origen en el Espíritu Santo que mora en nuestro espíritu y echa raíces, ramas, flores y frutos. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos (...). Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo” (Salmo 1.1, 3).


LA IGLESIA DE CRISTO COMO " HUERTO"

En Isaías 5.1–7 se describe al pueblo de Dios como la viña del Señor. Una viña casi siempre tiene cercas para proteger la misma y quizá hasta torres para el atalaya. En Juan 15.1–8 se describe a Cristo como nuestra Vid y a nosotros como los pámpanos que llevan fruto. En 1 Corintios 3.6–9 se describe a la iglesia como una labranza que es sembrada y regada por Dios, quien es el que le da el crecimiento.

En Eclesiastés 2.4–6, Salomón describe sus viñas, sus huertos y sus jardines que fueron sembrados con árboles de toda clase de fruto y regados por corrientes de agua. También en Cantares 4.12–16 el propio Salomón hace una comparación que se relaciona mucho con la iglesia. Aquí se da la idea del huerto con nueve especias y frutos rodeando una fuente y un pozo de aguas vivas.

Cuando el cristiano piensa en estas cosas debe animarse a cuidar bien su corazón (véase Proverbios 4.23). Nuestro corazón es el huerto espiritual de Dios. La fuente de agua viva es el Espíritu Santo obrando en nuestro ser interior (véase Juan 4.13–14; 7.37–39). El Espíritu Santo es quien riega cada rincón del huerto de Dios en nuestros corazones. Cada parte de este huerto tiene su flor o árbol con frutos lo cual es un símbolo del aspecto espiritual del fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Nosotros también podemos decir que el huerto de Dios es la iglesia del Señor. Entonces ese viento que sopla sobre el huerto, que es la iglesia, hace que el fruto de la misma se madure. Por tanto, ese viento no podría ser otra cosa que el Espíritu Santo que da el aliento de Dios a todas las cosas (véase Juan 3.8; Cantares 4.16). El huerto de Dios siempre está bien protegido con cercas y torres. Muchas veces estas cercas y torres son las normas bíblicas que protegen a las plantas bajo la protección de la palabra de Dios contra las bestias silvestres del mundo carnal. Una iglesia sin normas basadas en los principios bíblicos sería como un huerto abandonado.

En Cantares 2.4 se habla de una de estas torres del huerto de Dios: “Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor”. Era la costumbre de esa época tener palacios en los huertos donde el rey podía tener un dulce compañerismo con sus amigos especiales. Aquí se habla en el sentido espiritual y se dice: “Gozo es la bandera que ondea en el mástil del palacio cuando el Rey está presente”.

Los especialistas en la botánica nos dicen que cada especia o fruto de Cantares 4.12–16 tiene una cierta propiedad. Vamos a comparar estas especias con los nueve frutos de Gálatas 5.22–23.
ANALOGÍA DE LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO,TOMADA DE LOS FRUTOS MENCIONADOS EN CANTAR DE LOS CANTARES.
Granado. Produce una fruta que simboliza el amor. Tiene muchas semillas; es refrescante y vigorizante. Contiene una medicina que destruye a los parásitos. “Mas el fruto del Espíritu es amor” (Gálatas 5.22).

Alheña. Simboliza el gozo. El arbusto de alheña produce fragantes flores blancas. De esta planta los antiguos hacían un perfume raro y dulce. El gozo del Señor es como un perfume agradable que rodea nuestra vida entera. “El gozo de Jehová es vuestra fuerza” (Nehemías 8.10). (Véase Gálatas 5.22 para gozo.)

Nardo. Es un arbusto medicinal. De su raíz se saca un ungüento aromático para calmar las inflamaciones. También tiene propiedades preservativas. El nardo simboliza la paz que calma nuestras emociones turbadas y que también sirve como antiséptico contra la putrefacción y serena los malestares de la ansiedad. “La paz de Dios gobierne en vuestros corazones” (Colosenses 3.15). (Véase Gálatas 5.22 para paz.)

Azafrán. Es una florcita muy pequeña que es capaz de colorar y enriquecer grandes cantidades de arroz cuando se muele y se mezcla en la comida. Se ha usado también como laxante y para limpiar los venenos del cuerpo. Simboliza la paciencia porque un poco de paciencia da buen sabor a toda la vida y nos guarda de los venenos del enojo y los rencores. “Mas tenga la paciencia su obra completa” (Santiago 1.4). (Véase Gálatas 5.22 para paciencia.)

Caña aromática. Es una planta muy suave. De ella se saca un ungüento para disminuir las inflamaciones en el cuerpo. Simboliza la benignidad que sana nuestras heridas. “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4.32). (Véase Gálatas 5.22 para benignidad.)

Canela. Es la cáscara de un árbol que tiene propiedades antibióticas: destruye las bacterias y disminuye las infecciones en el cuerpo. De ahí que la misma simbolice la bondad que domina y vence a la maldad. “Vence con el bien el mal” (Romanos 12.21). (Véase Gálatas 5.22 para bondad.)

El árbol de incienso. Produce como una goma que se disuelve en alcohol y se quema para darle un ambiente agradable a cualquier lugar. En la Biblia simboliza la fe y su acción es la oración que asciende al mismo trono de Dios. “Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono” (Apocalipsis 8.3). (Véase Gálatas 5.22 para fe.)

Mirra. Es un polvo medicinal extraído de la goma que produce una planta pequeña. Para sacar la misma se corta la cáscara de la planta. Cuando su cáscara es cortada entonces esta planta echa una goma que fluye y que se utiliza para curar las heridas. La mirra simboliza la mansedumbre del pueblo de Dios. El pueblo de Dios ha sido perseguido y maltratado durante casi toda la historia del mismo, pero siempre se ha mantenido manso y amoroso (aun con los propios enemigos). La mirra contiene un poderoso antibiótico para combatir a las bacterias. El agresivo conquistador nunca va a heredar la tierra, sino que: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5.5). (Véase Gálatas 5.23 para mansedumbre.)

Aloe.1 Es una planta medicinal que cura las quemaduras de la piel y los males del estómago. El extracto curativo se halla en las hojas que a su vez son protegidas por una cáscara tiesa con espinas. Esta planta simboliza la templanza que es una cualidad esencial en la persona y que nos enseña a dominarnos a nosotros mismos. “Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1 Corintios 9.27). (Véase Gálatas 5.23 para templanza.)

Nosotros tenemos que darle gracias a Dios por todo el buen fruto que él ha producido en su huerto para nuestro beneficio físico y espiritual. Tanto el cultivo como la cosecha de tales remedios ayudan a mantener a la iglesia pura, pacífica y sin mancha en medio de un mundo lleno de impureza y violencia. “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5.9).

Por otra parte, un buen resumen del fruto del huerto espiritual de Dios se encuentra en Santiago 3.17–18: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.”

“Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta” (Cantares 4.16). ¡Amén!

ESPERA EN DIOS ,PORQUE AÚN HE DE ALABARLE,SALVACIÓN MÍA Y DIOS MÍO.:corazon: :baby:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.

Gálatas 5:16-25
Cómo caminar en el Espíritu
Introducción:
Resumir el hecho de que la salvación por gracia implica: El regalo de la aceptación de Dios y el Espíritu Santo. Ambos nos son dados cuando recibimos a Cristo (evangelio).

Ahora que tenemos al Espíritu Santo morando en nosotros, Dios quiere que nos apropiemos de sus recursos para vivir nuestras vidas para el (ej. del hombre que se va en un trasatlántico y no come porque cree que la comida no está incluida en el precio). En Gal.2:20, Pablo dice que “él ya no vive (con sus propios recursos), pero Cristo vive en mi”. En Gal.5:16. Pablo llama a todos los cristianos a imitarlo “caminando en el Espíritu”.

La pregunta es: ¿Cómo se camina en el Espíritu? Esta es la pregunta que queremos responder al estudiar este párrafo.

¿Qué expectativas podemos tener de “caminar en el Espíritu”?

>>En particular, Pablo confronta varios conceptos erróneos concernientes a la vida cristiana...

- Podemos esperar un conflicto continuo con nuestra naturaleza pecaminosa (leer vs.17). Algunos enseñan que después de tener una dramática experiencia Espiritual, toda lucha con el pecado termina. Pero aquí Pablo declara claramente que no existe tal cosa como “rompiendo la barrera Espiritual del sonido” después de la cual no tendremos más problemas con la tentación o fallas morales en nuestras vidas.

Precisamente por que nos damos cuenta de esta lucha continua, algunos Cristianos concluyen fatalmente que no es posible tener un cambio real: lo mas que se puede esperar es que escondamos nuestro pecado bajo un barniz religioso, o mantenerlos bajo limites aceptables. Pero Pablo enseña que nosotros podemos esperar una transformación gradual de la calidad de nuestra relacion con Dios, con otros, y nosotros mismos (leer vs.19-23). Nuestra naturaleza pecaminosa se inclina hacia varias de las “obras” listadas en vs.19-21 (“distintas áreas para distintas personas). En la medida que aprendemos a caminar en el Espíritu, sus “frutos” gradualmente comenzaran a madurar para reemplazar estas “obras”.

- Tu relación con Dios puede cada vez caracterizarse más y más por AMOR, GOZO y PAZ (contra TEMOR, ANSIEDAD, ABURRIMIENTO)

- Tu relación con los demás puede cada vez caracterizarse más y más por PACIENCIA, BONDAD Y GENTILEZA(contra IMPACIENCIA, DUREZA, COMPARARSE Y ENVIDIA, etc.)

- Tu relación contigo mismo puede cada vez caracterizarse más y más por FIDELIDAD-PERSEVERANCIA, GENTILEZA Y DOMINIO PROPIO (contra ACTITUD PERDEDORA, ESTIMULACION, ADICCION, INESTABILIDAD).

>>Interpretación del vs.21b: no se refiere a caer o a un lapso, pero mas bien al estilo de vida caracterizado por el pecado (practica habitual) y desprovisto de ningún fruto. La presencia del Espíritu Santo hace que esto sea imposible dentro de nosotros.

¿Qué implica caminar en el Espíritu?

>>Caminar en el Espíritu es una práctica multifacética. Implica llevar a cabo objetivas acciones, pero también implica cultivar algunas actitudes mas bien subjetivas(Andar en bicicleta: pedal, manubrio, equilibrio) Empecemos por los objetivo y movámonos hacia lo subjetivo...

Caminando en el Espíritu implica una inversión constante y consistente en aquellas actividades que resultan en un crecimiento Espiritual (6:7-9).

Todos los agricultores saben que si uno quiere una cosecha de “fruta”, sería mejor que empecemos por sembrar. Gal.6:7-9 debiera leerse en este sentido dado que continúa con la metáfora agrícola en 5:22,23. Aquellos que quieren cosechar frutos del Espíritu deben sembrar según el Espíritu. Esta es otra manera de decir que obtenemos de nuestra vida Cristiana lo que invertimos en ella.

Por contraste(como cualquier agricultor conoce), recoger una cosecha de maleza es fácil: todo lo que debo hacer es nada! Al igual que la maleza, las obras de la carne brotan naturalmente, por defecto. Pero si yo quiero frutos, debo sembrar y cultivar.

¡Muchos Cristianos desean los frutos del Espíritu, pero fallan en darse cuenta que ese es su responsabilidad! Una relajada y esporádica siembra resultara en debilidad Espiritual, vulnerabilidad a la tentación, etc. Aquellos que esperan que Dios siembre por ellos (o que se vuelven sumamente excitados por la idea) serán profundamente desilusionados. Esto es algo que nosotros hacemos.

¿Cómo se “siembra en el Espíritu”? Muchos de los pasajes en el Nuevo Testamento expresan claramente la forma en que esto se hace: Estudio de Biblia, oración & adoración, compañerismo(koinonia), servicio a otros (ministerio).

APLICACION: Si tu estas sufriendo de una falla crónica de frutos del Espíritu en tu vida, aquí hay una primera parte donde uno puede empezar a mirar! ¿Tienes tiempo especialmente apartado para la oración, Palabra, compañerismo, adoración? ¿Andas buscando y aprovechando las oportunidades espontaneas para hacer esto? Te apartas periódicamente para hacer una siembra intensiva?

Caminar en el Espíritu implica cultivar un enfoque mental en lo que nos ha sido dado a través de Cristo.

Leer Rom. 8:4-6, hacer un paralelo con Gal.5:16-23. Las “cosas del Espíritu” se refiere principalmente a las cosas que Dios nos ha dado en Cristo (ver 1Cor.2:12; Col 3:1-3).

Lazo de amor: Uno es aceptado (en vez de rechazado, o tolerado), libre (en vez de víctima del pecado y las circunstancias), no estamos solos (en vez de sentirse abandonada), tenemos autoridad (en vez de llevar una vida sin sentido y sin poder).

Pasividad mental hacia los pensamientos y sentimientos especialmente acerca de nosotros y del punto de vista que Dios tiene de nosotros nos ata y nos lleva hacia el fracaso. GRABADORA DE PENSAMIENTOS >> ¿Qué porcentaje de nuestros pensamientos a cerca de nosotros mismos son falsos? ¿Qué porcentaje de esos pensamientos acepto? ¿Cuál es la conexión entre estos y tu estado emocional actual?

APLICACION: Estudias, memorizas, recitas y reflexionas en los indicativos del NT y en sus promesas (“Victoria sobre la oscuridad” de Neil Anderson: “Yo soy...”) y das gracias por que estas cosas son verdaderas a cerca de ti? Te identificas y detienes pensamientos falsos acerca de ti/ el punto de vista de Dios acerca de ti/circunstancias , con lo que Dios dice?

Caminar en el Espíritu implica cultivar una actitud de dependencia en Cristo

Vs .22 señala claramente que esto es el “fruto del Espíritu” y no producto de nuestro origen. Usando la misma analogía en Jn.15:4,5, JC dice que permaneciendo en El (un sinónimo de caminando en el Espíritu) implica un continuo reconocimiento de nuestra inhabilidad acoplado con una confianza dependiente en su poder.

Esto dos aspectos anteriores son mas que autosuficiencia /poder de la voluntad, los cuales son conceptos que la gente tiene. Estamos activamente expresando nuestra dependencia en lo que Dios dice es verdad y en sus promesas para darnos poder a través de estos medios.

APLICACION: ¿Cómo expresa su dependencia uno que se siente desamparado? ¡Pidiendo ayuda! ¿Pides ayuda a Dios para animarte en los medios para crecer (oración, adoración, compañerismo, ministerio, estudio de la palabra)? Le preguntas a Dios regularmente en oración que te de su poder antes de servirle? Le llevas tus problemas de carácter ante él y reconoces que su poder es necesario para un cambio real? ¿Es un habito agradecerle después que te ha dado el poder para efectuar un cambio?

Caminar en el Espíritu implica seguir el liderazgo personal del Espíritu en nuestra vida

Vs.18a y 25 ambos hablan del liderazgo o de la guía del Espíritu Santo. JC dice que siendo el Buen Pastor, el nos llamara a nosotros por el nombre y nos guiará (Jn 10: 9-11). Esta guía es altamente personalizada, se ajusta exactamente a nuestras necesidades y en el momento preciso. Debido a este tipo de liderazgo que sale de una relación personal con JC no necesitamos la Ley como nuestra guía principal (a pesar de que con la Palabra de Dios se chequea toda guía Espiritual). La guía del Espíritu Santo se enfocará primariamente en las áreas morales y ministeriales, y viene principalmente a través de las Escrituras, otros cristianos, y la intuición.

Ejemplos: Convicción de recibir a JC; corrección de no gritarle al esposo y la urgencia de pedir disculpas; nos advierte de no exponernos a la tentación; nos advierte que si no podemos controlar el beber alcohol nos dice que es mejor dejarlo; intuición de llamar a alguien y animarle.

APLICACION: Tienes una categoría para esto, o es tu relación con JC caracterizada por una falta de expectativas? ¿Tomas tu tiempo para ESCUCHAR a Dios en la oración, considerando la opinión de los demás cristianos, intuiciones existenciales, etc.?

¿Cuándo fue la última vez que recibiste una guía de este tipo? ¿Cómo respondiste?
Te echaste para atrás y rehusaste decirle “no” a tu carne, o rechazaste tomar el riesgo de seguirle a Él? ¿O estás aprendiendo la excitación de seguir su liderazgo y descubriendo su sabiduría y poder en el proceso?

Dos cosas más
Este es un habito que debe ser cultivado por practica, no es algo en que somos inmediatamente expertos. El acto físico de “caminar” empieza por la concentración, por la debilidad, la falla frecuente, nos caemos a menudo y gradualmente se torna en algo naturalmente incorporado, que ya ni pensamos. De la misma manera, caminar en el Espíritu se aprende a través del tiempo, a través de una práctica de estos pasos.

Vida en el cuerpo es una clave cuando aprendemos en como caminar en el Espíritu. En este caso, cuando vivimos en cercanía de otros maduros cristianos, recibimos modelaje, inspiración para seguir adelante, ayuda practica, etc.

nota al pie de la página
1 Traducido por Marie Claude Bastres, Iglesia Asamblea de Dios Autónoma de Punta Arenas, Chile.


EL PERFECTO AMOR ECHA FUERA EL TEMOR.
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo Jesús.

LA FE ,DON DE DIOS;
PERO TAMBIÉN:FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO.



Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Hebreos 11:1

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
Marcos 9:23

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Hebreos 11:6

Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Marcos 11:22-24

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
1ª Juan 5:4

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Hebreos 12:2

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
Romanos 1:17

Porque por fe andamos, no por vista.
2ª Corintios 5:7

Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.
1ª Pedro 1:7-9

¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará...
Santiago 5:14-15

Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
Mateo 9:28-29

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Romanos 10:17

Creyó Abraham a Dios,y su fe le fue contada por justicia.:hola2:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Estimados hermanos:

Existen muchos frutos del Espiritu Santo. En general empiezo por mencionar que La Escriuras son un Fruto del Espiritu Santo. Esperando sus aportes, mencionare otros frutos generales posteriormente...

Que Dios les bendiga siempre...
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.


MANTENER LA FE HASTA EL FINAL
El título se refiere a la necesidad de la fe y de la oración para poder ser perseverantes hasta el final. Jesucristo nos plantea esto con una pregunta que nos hace después de narrarnos una parábola en la que nos habla de la oración constante.

Y la pregunta: “Cuando venga el Hijo del hombre ¿creen ustedes que encontrará Fe sobre la tierra?” con que finaliza el texto, pareciera estar como agregada, como fuera de contexto. Pareciera que el Señor hubiera cambiado de tema abruptamente.

Esta parábola se refiere a un Juez injusto que no quiere saber nada de una pobre viuda que lo busca para que le haga justicia contra su adversario. Y el inhumano Juez termina por acceder a las insistentes y perseverantes peticiones de la pobre mujer. (cfr. Lc. 18, 1-8)

El Señor usa este ejemplo para darnos a entender que Dios, que no es como el Juez inhumano e injusto, sino que, por el contrario, es infinitamente Bueno y Justo, escuchará nuestras oraciones constantes, insistentes y perseverantes. Y que, además, “dará cosas buenas a los que se las pidan” (Lc. 11, 9-11).

Sin embargo, volvamos a la frase que a simple vista puede hacernos pensar que el Señor cambió de tema: “Cuando venga el Hijo del hombre ¿creen ustedes que encontrará Fe sobre la tierra?” Si nos fijamos bien, no hubo cambio de tema, pues justo después de terminar esta parábola, antes de la mencionada pregunta, Jesús nos dice que Dios hará justicia a “sus elegidos, que claman a El día y noche”. Y es que el tema que estaba tratando Jesús antes de la parábola era precisamente el de su próxima venida en gloria (cf. Lc. 17, 23-37).

Al comienzo de este trozo del Evangelio, el Evangelista San Lucas nos dice que Jesús precisamente planteó esta parábola para “enseñar a sus discípulos a orar siempre y sin desfallecer”. Y Jesús nos pide esa oración perseverante y continua para poder mantenernos fieles y con Fe hasta el final ... hasta el final de nuestra vida o hasta el final del tiempo.

Sin embargo, el cuestionamiento del Señor nos da indicios de que no habrá mucha Fe para ese momento final. Es más, en el recuento que da San Mateo de este discurso escatológico de Jesús nos dice el Señor que si el tiempo final no se acortara, “nadie se salvaría, pero Dios acortará esos días en consideración de sus elegidos” (Mt. 24, 22).

¿Qué nos indica esta advertencia? Que la Fe va a estar muy atacada por los falsos cristos y los falsos profetas que también nos anuncia Jesús, y que muchos estamos a riesgo de dejar enfriar nuestra Fe.

De allí que Jesús nos dé el remedio para fortalecer nuestra Fe: la oración, la oración perseverante y continua, sin desfallecer.

Cabe preguntarnos, entonces, ¿cómo está nuestra Fe? ¿Es una Fe que nos lleva a la esperanza de la Resurrección y la Vida Eterna o es una fe que está esperando en el nefasto e irrealizable mito de la re-encarnación?? ¿Es una Fe segura o es una fe que coquetea con las últimos novelerías escritas justamente para que nuestra Fe se vaya debilitando? ¿Es una Fe que confía en Dios o que confía en las fuerzas humanas? ¿Es una Fe que nos hace sentir muy importantes e independientes de Dios o una Fe que nos lleva a depender de nuestro Creador, nuestro Padre, nuestro Dios? ¿De verdad tenemos la clase de Fe que el Señor espera encontrar cuando vuelva?

Cabe preguntarnos también: ¿Cómo es nuestra oración? ¿Es frecuente, perseverante, constante, sin desfallecer, como la pide el Señor para que nuestra Fe no decaiga? ¿Cómo oramos? ¿Cuánto oramos? ¿Está nuestra oración a la medida de las circunstancias?

POESÍA.

TEN FE

¿Porqué temo de todo, si Dios está conmigo?
¿Donde está la confianza que me inspira la fé?
¿Tiene más importancia mi mortal enemigo
que El que todo lo puede y El que todo lo vé?

Alma mía, ya no sufras infundados temores,
bién es cierto que tienes a tu lado enemigos
y es bien cierto, que todos tienen planes traidores,
más también ve que tienes verdaderos amigos.

No los busques tan solo por el mundo que habitas,
puede ser que en el mundo no hallaras alguno
¡Oye bien la Plegaria que en la noche recitas
y verás que en el Cielo, tienes todos en Uno!

¿No es acaso tu amigo quién te dió inteligencia
porque puso a tu alcance tanto el bien como el mal?
¿No es acaso tu amigo quién te dió de su escencia
para hacerte con Ella, para siempre inmortal?

Alma mía, no te ofusques porque sientas temores,
nunca pierdas por éllos tu preciada razón;
es a veces forzoso que sintamos dolores,
porque nunca olvidemos nuestra humana armazón!

Hoy que estás abatida, ten confianza en el Cielo
y prosigue en la lucha con titánico pié,
ya verás como triunfas a pesar del desvelo,
¡Porque Dios es tu Amigo y ha premiado tu Fé!

Mario Garrido Lecona.

CON EL CORAZÓN SE CREE PARA JUSTICIA,MAS CON LA BOCA SE CONFIESA PARA SALVACIÓN.
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo Jesús.


por Catherine de Hueck Doherty

La fe es la madre del amor y de la esperanza, y también de la confianza y de la certeza. La fe ve el rostro de Dios en cada rostro humano. La fe, en la medida de su lento crecimiento y de nuestra oración, de nuestras súplicas a Dios, nos identifica con Cristo.

Nos permite entrar apaciblemente en la noche oscura que nos espera a cada uno en un momento o en otro. La fe es pacífica y luminosa, pone en pie y anima la trama de toda una vida. La fe considera que su precariedad y su finitud no son más que una matriz en la que permanece, en ruta hacia la abundancia y la plenitud de la eternidad que desea, en la que cree y que la revelación le manifiesta.

La fe camina sencillamente, como un niño, entre las tinieblas de la vida humana y la esperanza del porvenir. "Pues el ojo no ha visto y el oído no ha oído lo que Dios tiene reservado a los que ama y le aman". La fe es fundamentalmente una especie de locura, sin duda la locura propia de Dios.

La fe cura, cuando se pide a Dios la curación. La fe cura a los otros en virtud de la fe que yo tengo en el Señor. La fe es una realidad increíble, fantástica, intocable, imponderable, y, sin embargo, visible y real. La fe es contacto entre Dios y el hombre.

La fe salta las barreras, hace del amor una hoguera, robustece el soplo del Espíritu Santo, soplo que atiza el fuego hasta hacerlo destellar. La fe es contagiosa cuando nos la mostramos unos a otros, pero seguramente debemos orar para obtener fe, sobre todo quienes queremos hacer de nuestras vidas una predicación del Evangelio.

Por Catherine de Hueck Doherty.

SEÑOR,AUMÉNTANOS LA FE.:corazon:
 
Re: LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO(APORTES)

Saludos en Cristo.

FRUTO FE.

"Considera a Abraham..."

Considera a Abraham, quien "...creyó a Dios, y le fue contado por justicia" (Gálatas 3:6).

"Avraham Avinu" (Nuestro Padre, Abraham) es una terminología que frecuentemente encontramos en la literatura judía rabínica.¹ No aparece como tal en la Tanaj (nuestro Antiguo Testamento), pero el Nuevo Testamento atestigua de ello en múltiples ocasiones, tanto en los Evangelios, como en el libro de los Hechos y las Epístolas.2 Ésto no nos debe sorprender, ya que las reflexiones teológicas, las tradiciones y la terminología de los eruditos y rabinos moldearon la perspectiva judía de Yeshúa (Jesús) y los primeros discípulos.3


Abraham fue considerado como el primer "convertido" al judaísmo, el cual posteriormente vino a ser el patriarca de la nación judía. Ha sido muy venerado por sus innumerables virtudes, como su sabiduría, valentía, pasión, hospitalidad, generosidad y determinación por enseñar "...a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio..." (Gén. 18:19).

Pero sobre todas las cosas, Abraham es venerado por su fe. Él personifica la famosa declaración de Habacuc que dice: "...el justo por su fe vivirá" (Hab. 2:4).


Por esta precisa razón es que Abraham es una figura central en la reflexión teológica del Brit Jadashá (Nuevo Testamento). Para quienes éramos previamente paganos (gentiles), el estar ahora en el Mesías mediante la fe no significa ser meramente injertados en la familia del pacto de Dios, Israel, sino también ser parte de la descendencia de Abraham. Somos co-partícipes en los pactos, las promesas y las bendiciones conferidas a los hijos de Abraham. Moisés viene a ser nuestro maestro (Moshe Rabbeinu), y Abraham nuestro padre (Abraham Avinu).


Por esta razón, nos conviene considerar nuestra herencia familiar y conocer más sobre este patriarca de la fe, el cual tiene mucho que enseñarnos. Ciertamente, como creyentes en Yeshúa, somos llamados a seguir "...las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abraham..." (Rom. 4:12).


¿Cuál era su fe, y cómo reaccionó ante el pacto del Todopoderoso con él? Consideremos, pues, por un momento a Abraham y su fe desde una perspectiva hebraica.


El Fundamento de la Fe

"Emuná" es la palabra hebrea para "fe". En varias maneras muy importantes, se diferencia de su traducción griega "pistis" y el concepto de "creer". Al clarificar esta diferencia, podremos entender las discusiones sobre la fe del Nuevo Testamento bajo una luz nueva (tal como ocurre con la disputa entre la fe y las obras). Nos ayudará a ver a Abraham como el "padre de todos los creyentes" (Rom. 4:11), y nuestras vidas serán edificadas en el Mesías.


La primera ocasión en que aparece la palabra emuná en la Torá es el capítulo 17 de Éxodo. La forma en que es usada allí establece el precedente para toda interpretación posterior del término en las Escrituras, e ilustra una verdad esencial sobre la fe desde la perspectiva hebrea. El suceso que se narra en Éxodo 17 es el injustificado y malicioso ataque de Amalec contra los recién redimidos hijos de Israel mientras iban de camino al Sinaí para encontrarse con Dios.


"E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada" (Éx. 17:10-13).


La frase clave se encuentra en el verso 12: "así hubo en sus manos firmeza" ("vayehí yadaiv emuná" – [hnwma wydy yhyw]). La palabra que se traduce al español como "firmeza" se basa en la palabra hebrea para fe, "emuná". Esta verdad importante fácilmente se nos puede escapar en otros idiomas, y por tal razón, perderse de vista el significado real de "emuná" (fe). Esta palabra aquí denota firmeza, estabilidad, determinación, persistencia, fidelidad o lealtad. En una sola palabra, el concepto fundamental hebreo de "emuná" es realmente "fidelidad". Las manos de Moisés permanecieron "firmes" hasta ponerse el sol, y por causa de su "fidelidad", Israel tuvo la victoria sobre sus enemigos. Nuestra fidelidad es también la victoria que ha vencido al mundo (1 Juan 5:4).


Según la mentalidad hebrea, la fe es más que creer en algo. Es la fidelidad hacia alguien. Aunque es cierto que "emuná" se puede relacionar con la palabra "verdad", también implica confiar o creer. Pero es mucho más que la confesión de una verdad, o la mera confianza que viene de una convicción intelectual. El concepto de la fe es plenamente hebraico cuando significa fidelidad. Quizás la podríamos denominar como "fe/fidelidad". Esa fe bíblica es tanto confianza como confiabilidad; convicción como determinación persistente. Su fundamento es la fidelidad. "Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis" (Is. 7:9). Si no captamos ésto, no comprenderemos la fe de nuestro padre, Abraham.


Creer, tener Fe y Abraham

Consideremos a Abraham. Él creyó a (en) Dios ("vehe-emin baAdonai") y le fue contado por justicia (tzedakah) (Gén. 15:6). La palabra "creyó", o "he-emin", es semejante a la maravillosa palabra hebrea "amén". Esa relación podría enfatizarse de la siguiente manera: "¡Y Abraham le dijo 'amén' a Dios!" Si aún los demonios creen en Dios (Santiago 2:19), entonces, ¿por qué la fe de nuestro padre Abraham fue tan distinta y de tanta estima?


Abraham creyó y confió en Dios, y Dios lo consideró como un hombre justo porque vivía de acuerdo a su fidelidad. En otras palabras, su fe era "perfeccionada" o "completada" por causa de su fidelidad (Sant. 2:22). Abraham se mantuvo firme en su compromiso con Dios, y así Dios supo que podía contar con él. Abraham confiaba en Dios, y evidenció su confiabilidad. Su fe no tambaleó, sino que permaneció constante en su convicción y determinación de obedecer y caminar delante de Dios.4


Para muchos cristianos, la pregunta: "¿Tienes fe en Dios?" y "¿Crees en Dios?" son una misma cosa. Dada la tendencia greco-romana de nuestro pensamiento occidental, naturalmente reducimos la fe a un simple creer. Lo hacemos equivalente a la confianza, convicción o certeza acerca de lo que es verdadero. El verbo griego de "creer", "pisteuo", denota la acción de creer en algo o tener confianza en algo o alguien. Un "creer" correcto es un componente esencial en la enseñanza nuevotestamentaria acerca de la fe. Pero como ya hemos visto, la fe bíblica es más que un simple creer en algo. Es ser fiel a alguien, al Dios que es fiel y verdadero. Las escrituras apostólicas inspiradas que llamamos Nuevo Testamento emergen del judaísmo, y parten del fundamento de la Tanaj (el Antiguo Testamento) y la teología judía. Un aspecto central a esa tradición es su concepto hebreo de fe/fidelidad llamado "emuná".




'El Emuná'

La fe/fidelidad, o emuná, es una de las características más atesoradas y confiables de Dios.


"Oh, Jehová, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad (emuná) te rodea" (Sal. 89:8).


En el último día de su vida, Moisés declaró la siguiente expresión profética: "Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios. El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad ('El emuná'), y sin ninguna iniquidad en él; es justo y recto" (Deut. 32:3-4).


Aún cuando Dios castigaba la ciudad de Jerusalén por la rebeldía de Sus hijos, el lamento del profeta Jeremías expresaba su confianza en la lealtad y fidelidad de Dios en Su pacto: "Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia (jesed) de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad (emuná)" (Lam. 3:21-23).


No es extraño encontrar las palabras "misericordia" ("jesed") y "fidelidad" ("emuná") frecuentemente entrelazadas en las Escrituras. "Jesed" es el concepto hebreo que nos habla acerca de la gracia de Dios al buscarnos e iniciar un pacto con nosotros. Su lealtad y fidelidad al pacto están ligadas a Su gracia. Aunque Israel puede serle infiel, Dios permanece fiel porque abunda en jesed y emuná. Por eso es bueno darle gracias al Señor en todo tiempo, incluyendo el día de descanso, como lo refleja el siguiente "cántico para el día de reposo":


"Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; anunciar por la mañana tu misericordia (jesed), y tu fidelidad (emuná) cada noche..." (Sal. 92:1-2).


La Fe en (o de) Yeshúa

Los atributos divinos de "jesed" y "emuná" son evidenciados de manera máxima en la persona de Yeshúa y Su victoria en la cruz. Gracias a la maravillosa gracia del Padre y la ferviente fidelidad del Hijo, hemos sido reconciliados con el Padre y aceptos en la familia de Dios como hijos adoptivos.


No hay pasaje en la Biblia más elocuente y clara sobre esta gran revelación que la que se halla en la epístola de Pablo dirigida a la comunidad judía y no-judía de Roma. Dentro de una comprensión hebraica de la fe, se puede entender mejor uno de los pasajes favoritos de Lutero y otros protestantes posteriores.


"Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas: la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él..." (Rom. 3:21-22).


La "fe" mencionada aquí, ¿de quién es? El Nuevo Testamento en griego admite la posibilidad de que se refiera tanto a la fe en Jesucristo como la fe de Jesucristo.5 Según la mentalidad hebrea, esta ambigüedad es un detalle a su favor en lugar de ser controversial. Pablo, siendo un apóstol educado en la escuela rabínica, deseaba afirmar ambos aspectos. La porción final del verso enfatiza que la justicia o acción redentora de Dios justifica al que es "...de la fe de Jesús". Su propia fe se hace efectiva por causa de la fe de Yeshúa y Su fidelidad sobre la cruz en sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Es Su fidelidad la que nos salva, y nos apropiamos de ella a través de nuestra fe.


Ésto merece ser repetido. Lo que nos salva es el acto obediente de Yeshúa al morir, no nuestra simple aceptación intelectual. No somos salvos por nuestros esfuerzos, sino que somos salvos por Él, cuando nos apropiamos de la salvación con fe y la aplicamos a nuestras vidas por medio de la fidelidad. Dios reconoce la fe o fidelidad de Yeshúa, la cual nos es contada por justicia. Al igual que Su Padre Celestial, Yeshúa abunda en gracia (jesed) hacia nosotros; y como nuestro padre Abraham, Yeshúa también caminó en fidelidad (emuná). Él es ciertamente linaje de Abraham, y por tal razón, los que están en el Mesías participan de los pactos, las promesas y las bendiciones dadas al gran patriarca de nuestra fe (Ef. 2:13).


La Fe es un Caminar

Entonces, ¿cuál debe ser nuestra respuesta?¿Cómo debemos vivir? El patrón bíblico es claro y consistente en ambos testamentos: la iniciativa divina de gracia debe ser siempre unida a la fe y fidelidad de Su pueblo. Somos salvos por Su regalo de gracia, pero nosotros respondemos por medio de un caminar lleno de fe/fidelidad. Debemos hacer las buenas obras para las que hemos sido creados y llamados en Jesús el Mesías, obras que fueron preparadas de antemano por Dios "para que anduviésemos en ellas" (Ef. 2:10).



La fe/fidelidad (emuná) es un caminar, una travesía caracterizada por la constancia, persistencia, firmeza, fidelidad y lealtad.Tenemos un modelo que podemos imitar para este tipo de vida recta, al "hombre de la fe" y al "padre de los fieles": Abraham. Nosotros también seremos bendecidos si andamos según sus pisadas de fe y fidelidad (Rom. 4:12).



Habacuc 2:4 es el eje central para toda la teología Nuevo Testamentaria: "...mas el justo por su fe vivirá". Por otro lado, este texto también es percibido por la tradición judía como uno de los principios que dan base a toda la Torá. En otras palabras, todos los 613 mandamientos (mitzvot) pueden ser resumidos en este verso, que consiste en hebreo de tres palabras: "Vetzadik be'emunato yihiyé". Literalmente significan: "el justo, en su fidelidad, vivirá".



Ésta es la esencia de la fe bíblica, y sin este tipo de fe "...es imposible agradar a Dios" (Heb. 11:6). La lista de héroes de la fe que encontramos en Hebreos 11 hace honor a las personas justas cuya vida fiel (e inclusive, su muerte) ejemplifican a Habacuc 2:4. Entre ellos encontramos a Avraham Avinu.


Si en el siguiente verso, sustituimos la palabra "fe" por "fidelidad", podremos apreciar mucho más el significado de la palabra "fe":



"Por la fe [fidelidad] Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe [fidelidad] habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Heb. 11:8-10).


"Lej L'já" y "Lej Ajarai"

La palabra hebrea que Dios utiliza para decirle a Abraham que salga de la tierra de su parentela para emprender su viaje hacia la Tierra Prometida es: "Lej L'já" (òl-Jl). La palabra "lej" es la forma imperativa de la raíz "jalaj" (ûlj), que significa "ir" o "caminar". También es la raíz del importante término rabínico jalajá, lo que significa la manera en que la persona judía se conduce o camina con Dios en obediencia a Sus mandamientos, según es interpretado por la tradición judía. Jalajá es frecuentemente traducido como "Ley", pero es importante comprender que esta ley fue dada por Dios como un regalo para ayudarnos a caminar en justicia y vida, y no con la intención de que fuéramos confinados por ella. [La palabra "l'já" simplemente significa "a tí", una manera de enfatizar que Dios hablaba con Abraham y no con otro.]


Resulta interesante notar que esa orden dada por Dios a Abraham es semejante a la palabra hebrea que utilizó Jesús al llamar a Sus discípulos: "Lej Ajarai". La traducción usual al español es "Sígueme", pero la manera literal de traducir ésto sería: "Camina tras Mí" o "Ven en pos de Mí".


Dios envió a Abraham en una misión especial, y éste respondió con fe y fidelidad. Dios lo destacó como padre de un pueblo escogido para representarlo sobre la tierra. En Gálatas 4:4 hay un paralelo muy sorprendente, donde dice: "...cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo..." en otra misión especial ordenada desde la fundación del mundo. Él también caminó con toda fe y fidelidad delante de Dios, y logró aquello para lo cual fue enviado.


Como resultado de Sus acciones justas, los que hemos creído en Él recibimos la adopción, y ahora pertenecemos a la familia de Dios a manera de hijos e hijas. Por medio del Hijo de Dios, Abraham es ahora nuestro padre terrenal. En nuestro espíritu también podemos conocer al Padre Celestial: "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!" (Gál. 4:6). Ahora nos ordena: "¡Sígueme!", lo que significa: "¡Sigue tras el Hijo, y sé discipulado por Yeshúa en fe y fidelidad!". De este modo, estaremos siguiendo los pasos de nuestro padre Abraham.



Consideremos, pues, al patriarca de la fe, e imitemos su fidelidad. Démosle gloria a su Dios, quien ahora es también nuestro Dios, el Único y Verdadero Dios, el Padre Celestial.






- por Dwight A. Pryor



EL RESULTADO DE LA JUSTICIA SERÁ PAZ.:fish: :baby: :corazon: