Yo lo tengo así:
Y que no diga el hijo del extranjero que se ha unido al Eterno: “¡Seguramente el Señor me apartará de su pueblo!” Y que no diga el eunuco: “¡Ay, no soy más que un árbol marchito!”.
Porque así dice el Eterno: “A los eunucos que guardan mis shabat, que se deleitan en mi amor, que se aferran a mi pacto,
a ellos les daré un monumento en mi casa y dentro de mis muros, un título mejor que el de hijos e hijas; a ellos les daré un nombre eterno que no perecerá.
Y los hijos del extranjero que se unen al Eterno, y lo adoran, y aman su nombre, y se hacen sus siervos; todos los que guardan el sábado y no lo profanan, los que permanecen en mi pacto”.
Entendemos que se refiere a los israelitas de padre extranjero. Estos chicos eran mal vistos y discriminados por no estar circuncidados. Los mandamientos sobre la circuncisión recaen sobre los padres israelitas. Si un israelita tiene un padre extranjero, ese señor que no es parte del pacto, no circuncida a su hijo.
D-os les promete a estos hijos cruelmente discriminados por gente que se creía superior a ellos, que Él los toma por hijos y que su heredad será un nombre mejor.