Cuando era niño pequeño, me regalaron un libro de ilustraciones a color que representaban muchos pasajes de la Biblia. Si no mal recuerdo, el libro se llamaba "La Más Bella Historia Jamás Contada" y tenía en su portada a David tocando un arpa.
Recuerdo que para este pasaje que citas, el autor puso un dibujo de cerditos precipitándose en el acantilado, y sobre ellos, las alas de figuras oscuras, demoniacas como murciélagos.
Como niño me asusté y me comencé a cuestionar ¿Qué culpa tenían esos puerquitos como para ser poseídos por demonios? ¿Por qué lo permitió Jesús? ¿Por qué en otros casos en que Jesús curó endemoniados, no había pasado algo similar?
Realmente, ningún teólogo tiene explicación para esto.
Y ningún niño se beneficia en algo creyendo que los demonios pueden poseer animalitos de la granja.
Ahora, ya de adultos, sabemos que en esa época se creía que los demonios eran responsables de las epidemias, las muertes de ganado, los terremotos, las erupciones volcánicas, las inundaciones, las sequías, etc.
Si hubo una muerte masiva de cerdos, como dice el relato, veo poco serio pensar que Jesús le dio autorización a los seres espirituales malignos a ir a causar daño a animales inocentes. Más bien murieron de alguna enfermedad u otra causa que coincidió con los días en que se efectuó la curación.
En mi opinión, el evangelista, que recababa información verbal de testigos y tradiciones orales que circulaban en su tiempo sobre Jesús, quiso contar la historia tal como la oyó. Su mensaje central era que el mal destruye todo a su paso. La maldad daña la economía, el medio ambiente, la convivencia social, el planeta entero.