Nunca he estado en Edén, Adán y Eva si, ellos comieron de los frutos de algunos árboles, y su error fue desobedecer, no podían comer de ese árbol, del conocimiento del bien y del mal. Da igual el cómo era ese árbol y ese fruto: blanco, amarillo, rojo, morado, plateado, color oro, lo que fuera, es irrelevante, lo importante era obedecer.
No fue una visión ni un sueño, peor, fue una pesadilla, la pesadilla de ellos al siguiente día, al tener que despertar fuera de Edén, y vivir ahora sin la comunión de su creador (su presencia y su voz diariamente).
Ellos podían comer del árbol de la vida, pero les fue quitado el acceso a Edén. Hoy el Hijo de Dios nos da una promesa: "El que tiene oído oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cuál está en medio del paraíso de Dios".
Una promesa real, que lleva dos condiciones: Oír lo que el Espíritu dice y al que venciere.
No es sólo leer escrituras, alimentarse de esas palabras de vida y entenderlas. Ayuda mucho, pero no basta.