Leamos la BIBLIA

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Así dice el Señor:
«Yo voy a recoger a los israelitas por las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar.
Los haré un solo pueblo en su país, en los montes de Israel, y un solo rey reinará sobre todos ellos.
No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías.
No volverán a contaminarse con sus ídolos y fetiches y con todos sus crímenes.
Los libraré de sus pecados y prevaricaciones, los purificaré: ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos.
Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra.
Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, en la que habitaron vuestros padres; allí vivirán para siempre, ellos y sus hijos y sus nietos; y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una afianza de paz, afianza eterna pactaré con ellos.
Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Y sabrán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté entre ellos mi santuario para siempre.»



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En aquél tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en el.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
- « ¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.»
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
- «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.»
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
- « ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?»
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor.
Si dispones de tiempo pasate por este link: http://forocristiano.iglesia.net/showthread.php/54224-SEMANA-SANTA-y-VA-CRUCIS?p=1387176#post1387176
 
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Domingo de Ramos en la Pasión del Señor: éste es el título que, después del Concilio Vaticano II, se atribuye al domingo último de cuaresma. Así ha quedado, sintetizando los dos aspectos más importantes conmemorados en la liturgia romana actual de este día.

Era difícil para los primeros cristianos concebir el domingo, aunque fuera el precedente a la fiesta de la Pascua, como formando parte de la semana del gran ayuno. Su carácter propio, pascual, no permitía que se le contara entre los días penitenciales. La liturgia romana se halla a ese respecto en una línea de equilibrio. Por una parte, ya desde el siglo V, centra la atención sobre los misterios de la Pasión del Redentor (la lectura evangélica es el relato de la misma según San Mateo), abriendo así la semana en que se conmemorarán los hechos históricos más fundamentales del cristianismo. Por otra parte, no obstante, la visión global de la Pasión presentada en ese domingo incluye también la perspectiva de la Pascua. Particularmente la oración colecta y la segunda lectura de la Misa (Flp 2,5-11) se refieren a todo el misterio pascual.

Mientras la liturgia romana conservó durante varios siglos el carácter severo del «domingo de Pasión», como llamaban a ese día los antiguos Padres, otros ritos elaboraron una liturgia cuyo núcleo era el acontecimiento de la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén, seguramente por influjo de la liturgia local de la Ciudad Santa, tan deseosa, como hemos podido observar, de seguir cronológicamente los pasos de Jesucristo durante los días de su Pasión. La peregrina Eteria describe detalladamente la procesión vespertina, que reproducía el acontecimiento: «Cuando se acerca la hora, se lee el pasaje del Evangelio en que los niños, con ramos y palmas, corrieron delante del Señor diciendo: "Bendito sea el que viene en nombre del Señor". Y en seguida el Obispo se levanta con todo el pueblo, y entonces, de lo alto del Monte de los Olivos, se viene yendo todo el mundo a pie. Todo el pueblo marcha delante del Obispo al canto de los himnos y de las antífonas, respondiendo siempre: "Bendito sea el que viene en nombre del Señor". Todos los niños pequeños llevan ramos, unos de palmeras, otros de olivos; y así se da escolta al Obispo de la manera como el Señor fue escoltado aquel día. Se camina muy lentamente para no fatigar a la multitud, y es ya de noche cuando se llega a la Anástasis. Llegados allí, aún siendo tarde, se hace el Lucernario; a continuación todavía una oración a la cruz, y se despide al pueblo».

Esta tradición jerosolimitana pasó a las iglesias de oriente, y aunque en algunas cayó en desuso la procesión de las palmas, el hecho conmemorado sigue siendo el tema principal de la liturgia de ese domingo. Más tarde, en el siglo VII, las iglesias hispánicas, y probablemente también las francas, adoptan la costumbre de Jerusalén. Durante los siglos IX y X, se difunde por todo el imperio carolingio el rito de la procesión de las palmas, que se presentará como una gran manifestación religiosa y popular. También la liturgia romana adopta la costumbre. En el Medioevo la procesión fue revistiéndose de cantos, bendiciones y expresiones plásticas.

La reforma introducida por el Concilio Vaticano II simplificó los ritos de la procesión, aproximándolos más a los primitivos usos de la Iglesia en Jerusalén, y poniendo más de relieve su significado. No trata tanto de manifestar el simbolismo de las palmas, como de rendir un homenaje público y solemne al Hijo de David, al Mesías-Rey, imitando a quienes lo aclamaron Redentor de la humanidad. Por eso se ha reducido la bendición de las palmas a una sola plegaria, escogida entre las muchas existentes anteriormente, y se ha dado mayor amplitud a la procesión. Con la proclamación del mensaje evangélico que narra el acontecimiento de la entrada de Jesucristo a Jerusalén, por la que se inicia la procesión, y con las antífonas y salmos seleccionados para ser cantados durante el recorrido, se hace presente el hecho histórico, prefigurado por las visiones proféticas sobre las «entradas» o manifestaciones de Dios en su Santuario y en el mundo.

La entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén marca, en cierto sentido, el fin de lo que Jerusalén era para el Antiguo Testamento, y señala el principio de la plena realización de la nueva Jerusalén. Desde este momento Jesucristo insistirá sobre la destrucción de la Jerusalén terrenal, hablará de su juicio, de lo que ha de ser la Jerusalén futura. De Jerusalén nacerá la Iglesia, ciudad espiritual que se extenderá por todo el mundo, cual signo universal de la redención definitiva. No sin razón, San Lucas presenta la vida de Jesucristo como una peregrinación hacia Jerusalén, y Jesucristo mismo calificará su entrada última a la Ciudad Santa de «su hora» (Jn 12,27; 17,1). Así la Semana Santa se inaugura con una «entrada» de la Iglesia, peregrina, acompañando a Jesucristo que va a padecer; y la Semana Santa finaliza con otra «entrada», con el «paso» de la Muerte a la Vida, celebrado en la Vigilia Pascual. Ambas "entradas" son un testimonio de la participación de la Iglesia en los misterios que ellas significan.
 
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Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los iniciados.
El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.



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Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.



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SIGNIFICADO DE LAS ABREVIATURAS:

C. = Comentarista
S. = Sacerdote
+. = Jesús

C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:
S. "No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo."
Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura
C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:
S. "¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres."
C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:
+. "Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta."
Prometieron dinero a Judas Iscariote
C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?
C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
S. "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?"
C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
+. "Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena."
C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo
C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:
+. "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo."
C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:
S. "¿Seré yo?"
C. Respondió:
+. "Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!"
Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna.
C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
+. "Tomad, esto es mi cuerpo."
C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:
+. "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios."
Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres
C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:
+. Todos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea."
C. Pedro replicó:
S. "Aunque todos caigan, yo no."
C. Jesús le contestó:
+. "Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres."
C. Pero él insistía:
S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré."
C. Y los demás decían lo mismo.
Empezó a sentir terror y angustia
C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
+. "Sentaos aquí mientras voy a orar."
C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:
+. "Me muero de tristeza; quedaos aquí velando."
C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:
+. "¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres."
C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
+. "Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil."
C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:
+. "Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega."
Prendedlo y conducidlo bien sujeto
C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:
S. "Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto."
C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
S. "¡Maestro!"
C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
+. "¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras."
C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.
¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?
C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:
S. "Nosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres."
C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
S. "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?"
C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:
S. "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?..."
C. Jesús contestó:
+. "Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo."
C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:
S. "¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?"
C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:
S. "Haz de profeta.
C. Y los criados le daban bofetadas.
No conozco a este hombre que decís
C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:
S. "También tú andabas con Jesús, el Nazareno."
C. Él lo negó, diciendo:
S. "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir."
C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:
S. "Éste es uno de ellos."
C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro:
S. "Seguro que eres uno de ellos, pues eres Galileo."
C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
S. "No conozco a ese hombre que decís."
C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres", y rompió a llorar.]
¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto:
S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"
C. Él respondió:
+. "Tú lo dices."
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:
S. "¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti."
C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:
S. "¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. "¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?"
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. "¡Crucifícalo!"
C. Pilato les dijo:
S. "Pues, ¿qué mal ha hecho?"
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. "¡Crucifícalo!"
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. "¡Salve, rey de los judíos!
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.
Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron
C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de "la Calavera"), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar
C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. "¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz."
C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:
S. "A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos."
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Jesús, dando un fuerte grito, expiró
C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
+. "Eloí, Eloí, lamá sabktaní."
C. Que significa:
+. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. "Mira, está llamando a Elías."
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:
S. "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo."
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
* Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado,
dijo:
S. "Realmente este hombre era Hijo de Dios."
C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
José rodó una piedra a la entrada del sepulcro
C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.

Palabra del Señor.


Más abajo encontrareis la HOMILÍA correspondiente a estas lecturas.
 
Re: Leamos la BIBLIA

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Durante 40 días hemos ido siguiendo a Jesús en su camino hacia la Pascua, meditando sobre sus tentaciones en el desierto; le hemos acompañado al monte santo en su transfiguración; hemos sentido su cercanía, misericordia y compasión a través de la parábola del Hijo pródigo o en su encuentro con la Mujer Adúltera.
Los discípulos no comprenden algunos anuncios del Señor en su lenta subida a Jerusalén, pero su testimonio se convertirá en modelo para su definitiva conversión.
Después de la resurrección, éste será también el itinerario a seguir por todo buen discípulo..

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El gesto de Jesús entrando triunfalmente en Jerusalén se enmarca en el más puro estilo de la tradición profética de Israel, evocando el capítulo 9 de la profería de Zacarías. Entra como rey humilde, subido en una borriquilla (un rey hubiera entrado a caballo, precedido de su ejército), inaugurando una era de paz y teniendo como cortejo a los niños y a la gente más sencilla del pueblo.
Todos aclaman al Mesías que viene en nombre de Dios.
La liturgia nos coloca en la calle levantando ramos de olivos, con vestido de fiesta, mezclados entre la algazara popular, con la totalidad de muchas familias que no quieren perderse esta manifestación pacífica y de sana alegría.
Es la primera cara de una misma moneda.

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La otra cara: la del compromiso y el dolor, nos la ofrece este tercer cántico del Siervo de Yahvé (Is.50,4-7) que nos describe la imagen del hombre auténtico, íntegro en su comportamiento.
Al igual que el profeta, comunica la palabra, porque primero la ha escuchado; no ha cerrado los sentidos para eludir compromisos engorrosos.
Por eso abre su corazón al mensaje, se abre enteramente a la misión que el Señor le ha encomendado y asume los riesgos que le puedan suceder- y de hecho le suceden- en forma de maltratos, desprecios y humillaciones. No desvía su mirada, consciente de contar con el apoyo de Dios que nunca le va a fallar.
En todas estas lecturas del Siervo de Yahvé- cumbre de las profecías del Antiguo Testamento- podemos contemplar, desde el ámbito de nuestra fe, imágenes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

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San Pablo nos desvela en esta lectura el proyecto de Dios realizado en Cristo.
Un proyecto que está muy lejos de las expectativas mesiánicas mantenidas por el pueblo judío que esperaba un Mesías guerrero, libertador de la opresión romana y árbitro de justicia, progreso y paz.
Cristo, sin perder su condición divina, se presenta como un esclavo para compartir el dolor y la muerte, y una muerte de cruz.
La cruz era una ignominia para los griegos y un escándalo para los judíos.
Pero, Dios “escribe recto con líneas torcidas”, como dice el refrán y transforma en Jesús lo despreciable (la cruz) en signo de victoria sobre el pecado y la muerte.
Bueno es que durante esta Semana Santa meditemos sobre el contenido de este mensaje para amortiguar nuestro orgullo y hacernos permeables y sensibles ante las diversas esclavitudes que rodean nuestro entorno familiar y ciudadano.

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Todos los personajes protagonistas en la Pasión del Señor forman parte de nuestra vida.
Está por ver con quién o con quiénes nos identificamos.
No vale “echar balones fuera” y descargar el horrendo crimen de la muerte de Jesús a los judíos. Desgraciadamente somos muy dados en nuestra sociedad a buscar culpables que justifiquen nuestros actos y nos permitan llevar una vida cómoda, anodina, sin sobresaltos ni compromisos.
Tarde o temprano tendremos que tomar partido.
¿Estamos de parte de los vencedores y nos apuntamos al triunfo fácil, unidos a las masas que aclaman a Jesús en su entrada a Jerusalén, para traicionarle después, o nos colocamos en la larga fila de los verdugos?
¿Nos lavamos las manos como Pilatos? ¿Nos unimos al oportunismo político de Herodes? ¿Prescindimos de la ley y el juicio justo como los escribas y fariseos? ¿Lo traicionamos como los Apóstoles?
O, por el contrario: ¿mantenemos la actitud de Simón Cirineo, de las buenas mujeres de Jerusalén que se compadecen de Él, de las otras santas mujeres que le acompañan al pie de la cruz junto a San Juan y la Virgen María?
Desvelemos los misterios de nuestra existencia y pongamos por una vez nuestra alma pecadora frente a Dios, frente a nuestro Supremo Hacedor, a quien un día habremos de rendir cuentas.
Las negaciones de Pedro: “no conozco a ese hombre” (Lc.22,57), merecen un punto y aparte. Me recuerdan el pecado de David, descrito en el II Libro de Samuel, cap.12.
El profeta Natán presenta al rey David un caso ocurrido en Israel, centrado en un rico que roba a un pobre la única oveja que tenía para darse un banquete con sus amigos.
David se enfurece y considera al rico como reo de muerte.
“Tú eres ese hombre” (II Re 12,7), le dice Natán, porque mandaste matar al capitán Urías para casarte con lo más valioso que él tenía, su esposa Betsabé.
David se arrepintió, hizo penitencia, lloró su pecado. También Pedro lloró amargamente haber traicionado al Maestro bueno.
Ambos fueron perdonados por Dios; el primero para convertirse en el más importante rey de Israel, de cuya familia nacería el Mesías; el segundo para ser constituido como cabeza de la Iglesia.
También yo puedo ser “ese hombre” si antepongo, como Pilatos, la verdad a los propios intereses; soy “ese hombre” si traiciono al hermano, como Judas, por ambición y codicia; soy “ese hombre” cuando, como los soldados, hago leña del árbol caído y hiero con mis palabras a la persona destrozada por la vida; soy “ese hombre” cuando, como Pedro, alardeo de mis fidelidades o fanfarroneo sobre mis cualidades, para traicionar después a Jesús.
De otra manera, puedo ser “ese hombre” cuando soy capaz de superar mis miedos e indiferencias para llorar amargamente, como Pedro, mis traiciones y cobardías; para situarme del lado del débil y oprimido, como el Cireneo, o mirando desde los ojos de la fe, como el centurión romano, para reconocer a Jesús como el Hijo de Dios.
La Pasión continúa hoy reproduciéndose, porque Jesús asume como hecho a él mismo cuanto hagamos por nuestros hermanos.
Por eso, al reflexionar ahora sobre Jesucristo, verdadero hombre, en sus indescriptibles sufrimientos físicos y morales, profundizamos al igual que San Pablo, en Jesús, verdadero Dios, ante el cual “toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, el abismo, y proclamar con la boca que Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre” (Fil.2,10-11).

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Re: Leamos la BIBLIA

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"El Lunes Santo es el segundo día de esa semana en que se conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. "​


El Lunes Santo en cuanto a la celebración litúrgica católica recuerda el pasaje de la Unción en Betania, y la historia de los eventos que se sucedieron en Lunes Santo así como la expulsión de los mercaderes del Templo de Jerusalén. Tal y como lo refleja el Evangelio de San Juan.

Para los profanos sólo mencionar que Betania es la ciudad en la que vivía Lázaro, al que Cristo resucitó, y unos días tras este hecho en una cena con Lázaro, su familia y estando presentes María Magdalena y Judas Iscariote, es donde comienza la Pasión de Cristo, en este momento hace otro anuncio de su muerte y de su resurrección, y en el pasaje de la Unción se hace referencia a la murmuración de Judas basada en la avaricia que premoniza su posterior traición.

En este día las procesiones que se pueden encontrar aluden a distintos pasajes de la Semana Santa, dependiendo de la ciudad en la que estemos, pero las más comunes que salgan en este día son las procesiones del ECCE-HOMO, las de la Oración en el Huerto...
 
Re: Leamos la BIBLIA





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Así dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mí espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.»
Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respiro al pueblo que la habita y el aliento a los que se mueven en ella:
«Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»



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Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María tomó una fibra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
- « ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? »
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando.
Jesús dijo:
- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.»
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra del Señor.
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Re: Leamos la BIBLIA

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"Martes Santo se caracteriza su liturgia por la exaltación de la Cruz y por ello en muchos lugares el protagonista de las procesiones de este día es el Crucifijo. "​

El Martes Santo continúan las celebraciones de la Semana Santa cristiana, según van acercándose los días de los principales cultos que son el Jueves y Viernes Santo, se va reflexionando acerca de diversos pasajes sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

En cuanto a la liturgia cristiana en este día se conmemora la traición de Judas y el papel de éste centran las reflexiones del Evangelio que se lee en las ceremonias de los católicos en este día. Se da lectura al pasaje de las Negaciones de San Pedro, y la Pasión según San Marcos.

En algunos monasterios e iglesias que cuentas un con un mínimo de tres celebrantes se canta la lectura de la Pasión haciendo una escenificación de la misma, donde el sacerdote que oficia la misa representa a Jesús cantando los textos que a él corresponden. El diácono ejerce de narrador y lleva el peso mayor de la lectura, y el subdiácono actúa como el resto de los personajes.

Así empiezan los oficios litúrgicos de hoy, que se caracterizan por el inicio del canto de la Lamentaciones de Jeremías, en que se profetiza la desolación y el dolor de Jerusalén a causa de los pecados del pueblo.

Esto es en cuanto a la celebración religiosa en sí. Es el día en el que se exalta la imagen de la cruz y por ello muchas de las procesiones que en este día salgan al paso serán Cristos crucificados.
 
Re: Leamos la BIBLIA





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Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
«TÚ eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.»
Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.
Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»



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En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo:
- «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?»
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado.»
Y. untando el pan, se lo dio a judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.»
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también
Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: “Donde yo voy, vosotros no podéis ir.”»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde.»
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»
Jesús le contestó:
- « ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»

Palabra del Señor.
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Re: Leamos la BIBLIA

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"Miércoles Santo es el último día de la Pre-Pascua, los pasos y procesiones que hoy se celebran reflejan el aumento del dramatismo."​

El Miércoles Santo es el día en que se reúne el Sanedrín, el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús.
Hoy es el primer día de luto de la iglesia, con esto se llega al fin de la Cuaresma, se anticipa el Jueves Santo y entramos en el corazón de la Semana Grande.

La primera parte de la Semana Santa cristiana llega a su fin con la celebración de este día. Hasta este día lo que se ha celebrado se denomina también Pre-Pascua.

La palabra Pascua significa “paso” Dios pasa liberando. Significa por lo tanto, ya desde el Antiguo Testamento, el paso de una vida de esclavitud a una vida de libertad, y a partir de hoy es lo que se va a conmemorar hasta el Domingo de Resurrección.

El episodio de la condenación de Cristo por la traición de Judas es el que convirtió los miércoles en días de ayuno para los católicos, aunque luego se pasara la tradición del ayuno a los viernes. En cuanto a la tradición del ayuno durante la Cuaresma, se ha visto reducida a evitar el consumo de carnes los viernes. Por ello también es conocida la Semana Santa, ya que ha dado origen a tradiciones gastronómicas que ya están muy arraigadas y a la preparación de platos que sólo se degustan en estas fechas como es el caso del potaje o las famosas torrijas.

En la liturgia cristiana se da lectura a la Pasión según san Lucas y también se hace la lectura de la traición de Judas Iscariote en este caso en relato de San Mateo. El miércoles, es además junto con el viernes, el día penitencial de los tiempos de penitencia (Adviento, Cuaresma y Témporas), así que intensifican las prácticas piadosas y las procesiones penitenciales.
 
Re: Leamos la BIBLIA





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Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.
El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí?
Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque.
Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?



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En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso:
- « ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
- « ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» Él contestó:
- «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”»
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
- «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
- « ¿Soy yo acaso, Señor?»
Él respondió:
- «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
- « ¿Soy yo acaso, Maestro?»
Él respondió:
- «Tú lo has dicho.»

Palabra del Señor.
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Re: Leamos la BIBLIA

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"Fecha en la que se conmemora la Última Cena de Jesús con sus discípulos. En ella, Cristo instituyó el sacramento de la Eucaristía, donde Él se hace presente a través de la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y su Sangre, y el sacramento del Orden Sacerdotal"​

Este día por la mañana en todas las catedrales, los obispos que son, como dice el Concilio, "los principales administradores de los misterios de Dios, que regulan, promueven y custodian toda la vida litúrgica de la Iglesia que les ha sido confiada", celebran una misa muy solemne con todos los sacerdotes ("el presbiterio" de sus diócesis) y en ella los sacerdotes con un solo corazón y una sola alma renuevan sus promesas y su obediencia al Obispo.

En ella, además, se consagran los óleos, es decir, los aceites que se emplean en diversos sacramentos: el bautismo, la confirmación, la ordenación sacerdotal y la unción de los enfermos.

La consagración de los óleos se celebra precisamente este día para indicar que todos los sacramentos nos relacionan con el Misterio Pascual de Jesús y que todos los sacramentos tienen su culmen y su Centro en la Eucaristía.

Son muchos los gestos que se evocan en el Jueves Santo. Uno de ellos es el signo de humildad y sencillez que realizó Jesús al lavarle los pies a todos sus discípulos, diciéndoles que ellos se los deben lavar unos a otros, "en verdad les digo que el siervo no es más que su señor, ni el enviado más que quien lo envió" (San Juan 13, 16), y el sacerdote en la liturgia lava los pies a doce feligreses.

Luego de celebrar la Eucaristía se expone el Santísimo (Ostia Consagrada) y se realizan vigilias de oración en signo de la oración de Jesús en el Monte de los Olivos, la noche antes de ser entregado a los sacerdotes.

La Biblia cuenta que terminada la cena de Pascua, el Mesías y sus apóstoles se dirigieron al Monte de los Olivos a orar. Él se distanció un poco, rezaba y sudaba cada vez más fuerte, comenzó a sentirse angustiado porque sabía lo que venía, y un ángel del cielo lo reconfortó.

Cuando fue a buscar a sus amigos se dio cuenta de que estos se habían quedado dormidos, Él les dijo, "ha llegado la hora en que el Hijo de Dios debe ser entregado. Levántense, ya se acerca el que me va entregar".
 
Re: Leamos la BIBLIA

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La Misa Crismal que celebra el obispo con todos los presbíteros de la diócesis, es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del Obispo y como signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.

El Santo Crisma, es decir el óleo perfumado que representa al mismo Espíritu Santo, nos es dado junto con sus carismas el día de nuestro bautizo y de nuestra confirmación y en la ordenación de los diáconos, sacerdotes y obispos.

La palabra crisma proviene de latín: chrisma, que significa unción. Así se llama ahora al aceite y bálsamo mezclados que el obispo consagra este Jueves Santo por la mañana para ungir a los nuevos bautizados y signar a los confirmados. También son ungidos los Obispos y los sacerdotes en el día de su ordenación sacramental.

La liturgia cristiana ha aceptado el uso del Antiguo Testamento, en el que eran ungidos con el óleo de la consagración, los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre significa "el ungido del Señor". El crisma se hace con aceite y aromas o materia olorosa para significar "el buen olor de Cristo" que deben despedir los bautizados.*

Con el óleo de los catecúmenos se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados se vigorizan, reciben la fuerza divina del Espíritu Santo, para que puedan renunciar al mal, antes de que renazcan de la fuente de la vida en el bautizo. Este aceite es un jugo untuoso de color verde amarillento que se extrae del olivo o de otras plantas.*

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias de alma y cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados. El aceite simboliza el vigor y la fuerza del Espíritu Santo. Con este óleo el Espíritu Santo vivifica y transforma nuestra enfermedad y nuestra muerte en sacrificio salvador como el de Jesús.

Por lo general antes de comenzar la celebración de la Cena del Señor se reciben solemnemente estos Santo Óleos consagrados en la Misa Crismal celebrada en la mañana por el Obispo reunido con el presbiterio. En una procesión solemne los óleos son llevados en tres ánforas preciosas que se guardan en un lugar previamente destinado dentro de la Iglesia.