Leamos la BIBLIA

Re: Leamos la BIBLIA

a>



a>

 
Re: Leamos la BIBLIA





a>


a>


Así dice el Señor:
«Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria.
Dichoso el hombre que obra así, dichoso el mortal que persevera en ello, que guarda el sábado sin profanarlo y guarda su mano de obrar el mal.
No diga el extranjero que se ha dado al Señor: “El Señor me excluirá de su pueblo” A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.»
Oráculo del Señor que reúne a los dispersos de Israel, y reunirá otros a los ya reunidos.



a>


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
- «Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.»

Palabra del Señor.
 
Re: Leamos la BIBLIA





a>


a>


En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dijo: «Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro; agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre Israel:
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, pondrás la mano sobre la cerviz de tus enemigos, se postrarán ante ti los hijos de tu padre. Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos.»



a>


Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz al Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amás, Amos a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaguín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquirn, Aquim a Eflud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matan, Matan a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

Palabra del Señor.
 
Re: Leamos la BIBLIA





a>


a>


Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: - «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.»
Natán respondió al rey: - «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: - «Ve y dile a mi siervo David: “Así dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella?
Yo te saqué de los apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra.
Daré un puesto a Israel, mi pueblo lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel.
Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y, cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mí presencia; tu trono permanecerá por siempre .



a>


Hermanos:
Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús, revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en los escritos proféticos, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe al Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.



a>


En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
- «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
- «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
- «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
- «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
-«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor.


Más abajo encontrareis la HOMILÍA correspondiente a estas lecturas.
 
Re: Leamos la BIBLIA


a>


El templo de Dios..

El rey David, piadoso, fervoroso, de fe inquebrantable en Yahvé, siente escrúpulos de conciencia, porque mientras él vive en casa de cedro , el arca de Dios está en una tienda y decide construir un templo. No lo hará él, sino su hijo Salomón, porque Dios tenía otros planes.
Siempre ha estado en el ánimo de los poderosos consumar obras que pasaran a la posteridad y realzaran el dinamismo de una fe triunfante. Así se erigieron iglesias, monasterios y catedrales maravillosas a lo largo de la Edad Media, que son hoy la admiración del mundo.
Las ciudades rivalizaban entre sí en bellas construcciones.
Los papas del Renacimiento y los mecenas de la época, que disponían de abundantes medios económicos, engrandecieron la ciudad de Roma con cuatro grandes basílicas, entre ellas la de San Pedro. Hasta en los pueblos más pequeños construyeron altas torres, coronadas por campanarios, que recortaban el cielo, destacaban en el horizonte y hablaban a los hombres de la grandeza de Dios, en cuyo honor habían sido levantadas.

Hace unos años se abrió al culto la catedral de los Angeles, un enorme recinto, aglutinador de la mejor tecnología moderna. Una inversión multimillonaria de la iglesia americana que cuenta con numerosos admiradores y detractores.
¿Es esto realmente lo que el Señor nos pide a los que creemos en El?
Jesús, en el diálogo con la samaritana, da a entender que la presencia de Dios no está centrada en las construcciones de los hombres,”porque los verdaderos adoradores son los que adoran en espíritu y en verdad”.

Piedras vivas..

San Pedro dirá que las personas somos piedras vivas, que formamos parte de la construcción del templo espiritual (I Pt 2,5), donde según San Pablo, mora el Espíritu de Dios.
El P. Leonardo Boff, preocupado por la atención a los pobres y por la buena administración de los recursos de la Tierra, repartidos de forma tan desigual, escribía hace pocos años: “No se santifica el nombre de Dios levantando templos, elaborando discursos místicos, garantizando su presencia oficial en la sociedad mediante los símbolos religiosos. Todo eso santifica su nombre santísimo en la medida en que tales expresiones descubren un corazón donde se asienta la justicia y se busca la perfección. Justo en esta realidades habita Dios; ellas son el verdadero templo en que no hay ídolos... Dios sufre violación siempre que se viola su imagen y semejanza, que es el ser humano; y en cambio recibe glorificación cuando se restituye la dignidad humana al expropiado o violentado”.

No podemos juzgar a los que erigieron templos o los siguen edificando, probablemente con la buena intención de dar culto a Dios. Pero está claro que no se debe esclavizar su presencia entre hermosas piedras, olvidando autenticas y urgentes necesidades.
Así lo entendieron los primeros cristianos, que no construyeron templos, sino que se reunían en sus casas. Y, cuando creció el número de los fieles, tampoco levantaron templos sino salas de reunión.
Hoy sigue latente esta misma preocupación.
¡Cuánta parafernalia en torno al nacimiento de Jesús, utilizando su nombre para mayor gloria de la sociedad de consumo!,
¡Cuánto monumento a la desfachatez humana, entre bancos, santuarios económicos, torres de cristal que absorben el horizonte de las grandes ciudades y nos impiden ver las montañas y el cielo, mientras a su sombra crece la miseria y el hambre!

¿Qué diría Jesús si viniera por unas horas a nuestra casa?

¿Para qué ufanarnos tanto en inundar de regalos nuestra sala de estar y nuestros armarios donde no falta nada: cadena musical, último móvil del marcado, ropa de marca, caros perfumes, sofisticados aparatos informáticos?
Todo esto no merece la pena, si nos falta el pensamiento para entrar en el clima que requiere la Navidad, si nuestra Biblia permanece cerrada, si abandonamos la oración. Todo por fuera,; nada por dentro. Nos falta tiempo para Dios; nos sobra tiempo para dietas de adelgazar y clases de aeróbic para mantener hermoso y elástico el cuerpo.
¿Qué tendría que decirnos Jesús si por unas horas viniera a nuestras casas?

María.

¿Qué nos puede decir María en este último domingo de Adviento, en vísperas de la Navidad?
Ella nos enseña sencillamente el modo de esperar a Dios en sus continuas venidas de cada día, en pobreza e impotencia, en el emigrante y el perseguido, el desnudo, el enfermo, el encarcelado... con quienes compartió la marginación y el dolor.
Es la madre que confía, a pesar de todo, en la providencia de un Dios que nunca abandona a sus hijos más necesitados.

Y éste no es sólo el grito humano; es Dios quien nos lo grita.
Si nos consideramos discípulos de Jesús, sigamos el ejemplo de María y respondamos con las obras que nos sugiere el corazón.

Es María el santuario de Dios donde Jesús se encierra en místico abrazo.
Ningún templo del mundo puede compararse con el calor de una madre, ni con la vida de esos pobres a quienes defendió antes de que su Hijo los llamara dichosos y sacramento de Dios.

Mirémonos en sus ojos, porque probablemente vivamos la Navidad de otra manera.

¡Feliz Adviento!.
 
Re: Leamos la BIBLIA

a>


Cuarta vela de ADVIENTO: LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

" Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en el Oriente los guió hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de una inmensa alegría..." (Mt 2,9)

Estos hombres, extranjeros y sabios (más que reyes y magos) supieron leer e interpretar los signos de los tiempos, simbolizados por una estrella en el relato del Evangelio. Ellos salieron de sus lejanas tierras, se pusieron en camino, preguntaron al rey Herodes para poder encontrar al verdadero rey Emmanuel: Dios con nosotros, y ofrecerle sus dones y regalos.

Símbolo: una estrella. Un signo de luz que orienta y guía el camino de la vida. "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el oriente y venimos a adorarle " (Mt 2,2).

Desde nuestro tiempo presente la ‘estrella de los reyes-magos' nos invita a mirar al pasado y la ‘estrella del adviento' nos lleva a mirar hacia el futuro y nos guía hacia el encuentro escatológico, final y definitivo, con Jesucristo. La estrella es la misma porque Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre, pero han cambiado los peregrinos y la situación en la tierra. La estrella es un símbolo de los signos que nos señalan el rumbo para descubrir y realizar la presencia de Jesucristo en la historia.

Jesús nos motiva a leer e interpretar los Signos de los Tiempos. "Se acercaron los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le pidieron que les mostrara una señal del cielo. Mas Él les respondió: Al atardecer dicen: ‘Va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de fuego', y a la mañana: ‘Hoy habrá tormenta porque el cielo tiene un rojo sombrío.' Saben discernir el aspecto del cielo, pero no los signos de los tiempos. Esta generación perversa e infiel reclama una señal, pero sólo se les dará la señal de Jonás " (Mt 16,2-3). Jesús denuncia la ceguera espiritual y dureza de corazón que incapacitan para descubrir y discernir los Signos de los Tiempos, el significado salvífico de los acontecimientos.

Los Signos de los Tiempos han sido una antorcha milenaria para vislumbrar el Reino de los cielos en los acontecimientos terrestres. El Papa Juan XXIII recupera la expresión: Los Signos de los Tiempos cuando mira las luces y sombras de la Iglesia y del mundo y, para abrir ventanas y puertas al Espíritu Santo, el 25 de enero de 1959, convoca el Concilio Vaticano II: "Siguiendo la recomendación de Jesús, cuando nos exhorta a distinguir claramente los signos de los tiempos (Mt 16,3), Nos, creemos vislumbrar, en medio de tantas tinieblas, no pocos indicios que nos hacen concebir esperanza de tiempos mejores para la Iglesia y para la humanidad."

Los Signos de los Tiempos no son catástrofes naturales: terremotos, inundaciones, ni son hechos individuales o aislados: apariciones, visiones de un ‘Cristo que suda sangre' o de una ‘virgen que llora lágrimas de cristal' y cosas semejantes con las que se espanta o fanatiza a muchas personas. Los Signos de los Tiempos son fenómenos sociales que descubren, realizan y manifiestan valores del Reino y la presencia de Jesucristo: la reconciliación, el ecumenismo, la solidaridad, el clamor ecológico, la toma de conciencia y de lugar de la mujer, la valoración de las culturas populares...

El Adviento y Navidad tienen tradiciones hermosas y llenas de simbolismo. Desgraciadamente, el dinero ha comercializado estas fiestas y desvirtuado el sentido religioso y humano de sus símbolos. Vamos a retomar, además de la ‘estrella' una figuras ‘árbol de Navidad ' que con su simbolismo e iluminadas por las Sagradas Escrituras nos pueden ayudar a estar atentos a mirar en la vida y en la historia los Signos de los Tiempos: Acontecimientos históricos, movimientos populares y corrientes culturales que revelan y realizan la salvación en la vida y la presencia de Dios en el mundo.

El hambre, la guerra, la destrucción ecológica y otros males mundiales claman al cielo y ese clamor promueve la organización de los pueblos, la defensa de los derechos humanos, las protestas antiarmamentistas y los tratados de paz, la conservación de los recursos naturales...

El árbol de Navidad' con el que se adornan las casas simboliza la esperanza mesiánica que del tronco seco de la humanidad surja el retoño salvador. El simbolismo de este árbol nos lo da el profeta: " Saldrá un brote del tronco de Jesé, un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor." Esperamos cosechar y disfrutar frutos de vida y los siete dones del Espíritu Santo.

¿Qué brotes y frutos de esperanza encontramos cada día?

Busquemos estos retoños, sobre todo en el micro-cosmos, en las cosas pequeñas: proyectos alternativos de producción y comercialización, ONG's= Organizaciones No Gubernamentales, redes de solidaridad humanitaria... La valoración de las culturas locales, en especial la de las etnias indígenas. El compromiso y religiosidad popular que surgen de las CEB's: pequeñas Comunidades Eclesiales de Base... Juan Pablo II, desde la problemática de la inmigración, las exhorta: "Las comunidades eclesiales procurarán vivir el valor evangélico de la fraternidad y... un renovado impulso a la propia religiosidad para una acción evangelizadora más incisiva." (EIA 65)
 
Re: Leamos la BIBLIA





a>


a>


En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
- «Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, ‘ porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer, El empezará a salvar a Israel de los filisteos.»
La mujer fue a decirle a su marido:
- «Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte.”»
La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón.
El niño creció y el Señor lo bendijo.
Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.



a>


En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
- «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.»
Zacarías replicó al ángel:
- « ¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.»
El ángel le contestó:
- «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero n*a: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.»
El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo:
- «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»

Palabra del Señor.
 
Re: Leamos la BIBLIA





a>


a>


En aquellos días, el Señor habló a Acaz:
-«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz:
- «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios:
- «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal:
Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con nosotros”. »



a>


A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
- «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
- «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
- « ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
- «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
- «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor.
 
Re: Leamos la BIBLIA





a>


a>


¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados!
Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo.
Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías.
Habla mi amado y me dice: « ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí!
Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume.
¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí!
Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura»



a>


Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
- « ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

Palabra del Señor.
 
Re: Leamos la BIBLIA





a>


a>


En aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era aun muy pequeño.
Cuando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo:
- «Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.»
Después se postraron ante el Señor.



a>


En aquel tiempo, María dijo:
- «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor.