Leamos la BIBLIA

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Buenos y feliz día:


Lecturas del 07/09/2010 Martes de la 23ª Semana de Tiempo Ordinario.



1ª lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 6, 1-11

Un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además entre no creyentes


Hermanos: Cuando uno de vosotros está en pleito con otro, ¿cómo tiene el descaro de llevarlo a un tribunal pagano y no ante los santos? ¿Habéis olvidado que los santos juzgarán el universo? Pues si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no estaréis a la altura de juzgar minucias? Recordad que juzgaremos a ángeles: cuánto más asuntos de la vida ordinaria. De manera que para juzgar los asuntos ordinarios dais jurisdicción a ésos que en la Iglesia no pintan nada. ¿No os da vergüenza?¿Es que no hay entre vosotros ningún entendido que sea capaz de arbitrar entre dos hermanos? No señor, un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además entre no creyentes. Desde cualquier punto de vista ya es un fallo que haya pleitos entre vosotros. ¿No estaría mejor sufrir la injusticia? ¿No estaría mejor dejarse robar? En cambio, sois vosotros los injustos y los ladrones, y eso con hermanos vuestros. Sabéis muy bien que la gente injusta no heredará el reino de Dios. No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por Espíritu de nuestro Dios.




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19

Pasó la noche orando. Escogió a doce y los nombró apóstoles


En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salta de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor.
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 08/09/2010 Miércoles de la 23ª Semana de Tiempo Ordinario. La Natividad de la Santísima Virgen





1ª lectura: Lectura de la profecía de Miqueas 5, 1-4a

El tiempo en que la madre dé a luz


Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.»




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Mateo 1,1-16.18-23

La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo


El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: -«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa “Díos con-nosotros”.»

Palabra del Señor.
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 09/09/2010 Jueves de la 23ª Semana de Tiempo Ordinario.



1ª lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 8, lb-7. 11-13

Al pecar contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo


Hermanos: El conocimiento engríe, lo constructivo es el amor. Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce. Vengamos a eso de comer de lo sacrificado. Sabemos que en el mundo real un ídolo no es nada, y que Dios no hay más que uno; pues, aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra y son numerosos los dioses y numerosos los señores-, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen ese conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al !dolo y, como su conciencia está insegura, se mancha. Así, tu conocimiento llevará al desastre al inseguro, a un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por cuestión de alimento peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro.




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 27-38

Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Palabra del Señor.
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 10/09/2010 Viernes de la 23ª Semana de Tiempo Ordinario.



1ª lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22b-27

Me he hecho todo a todos, para ganar a algunos


Hermanos: El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecha esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Ya sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio. Corred así: para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de privaciones. Ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita. Por eso corro yo, pero no al azar; boxeo, pero no contra el aire; mis golpes van a mi cuerpo y lo tengo a mi servicio, no sea que, después de predicar a los otros, me descalifiquen a mí.




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 39-42

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?


En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: -« ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, sí bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.»

Palabra del Señor.
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 11/09/2010 Sábado de la 23ª Semana de Tiempo Ordinario.



1ª lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 14-22

Aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos de¡ mismo pan


Amigos míos, no tengáis que ver con la idolatría. Os hablo como a gente sensata, formaos vuestro juicio sobre lo que digo. El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan. Considerad a Israel según la carne: los que comen de las víctimas se unen al altar. ¿Qué quiero decir? ¿Que las víctimas son algo o que los ídolos son algo? No, sino que los gentiles ofrecen sus sacrificios a los demonios, no a Dios, y no quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber de los dos cálices, del Señor y del de los demonios. No podéis participar de las dos mesas, de la del Señor y de la de los demonios. ¿Vamos a provocar al Señor? ¿Es que somos más fuertes que él?




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 43-49

¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?


En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: -«No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mi, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina.»

Palabra del Señor.
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 12/09/2010, Domingo de la 24ª Semana de Tiempo Ordinario.



1ª lectura: Lectura del libro del Éxodo 32, 7-11. 13-14

El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado


En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: - «Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un novillo de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: “Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto.”» Y el Señor añadió a Moisés: - «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo.» Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: - «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta? Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre.”» Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.




2ª lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 12-17

Cristo vino para salvar a los pecadores


Querido hermano: Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mi y me confió este ministerio. Eso que yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mi, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacia. El Señor derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor en Cristo Jesús. Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mi: para que en mi, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 1-32

Habrá alegría en el ciclo por un solo pecador que se convierta


En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: - «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: - «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: “¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido.” Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: i Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me habla perdido. “ Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.» También les dijo: - «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.” El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba comer. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba 1ejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; e taba perdido, y lo hemos encontrado.” Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.” Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tu bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.” El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”»

Palabra del Señor.
 
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<span style="font-size:380%;color:#cc6600;"><strong><em>
EL AMOR INFINITO DE DIOS
</em></strong></span>
</div><div align="justify"><span style="font-size:180%;color:#009900;"><strong><em>Las dos primeras lecturas</em></strong></span>

La Misericordia de Dios con su Pueblo, que le ha traicionado quebrantando la Alianza para irse tras los dioses egipcios y adorando el becerro de oro, se hace palpable en la primera lectura de hoy, extraída del Libro del Éxodo.
Dios los perdona a instancias de Moisés y reitera la alianza sellada con Abraham, Isaac y Jacob.
Por su parte, San Pablo nos cuenta en la segunda lectura su experiencia personal como perseguidor de los cristianos, y la poderosa fuerza de la gracia que transformó su vida hasta convertirle en heraldo del evangelio, en pregonero de la bondad y misericordia divina entre los gentiles.
Si algo debemos extraer de ambas lecturas es lo importante que somos cada uno de nosotros para Dios, como hijos suyos a quienes nunca abandona a su suerte.

<span style="font-size:180%;color:#009900;"><strong><em>“Solían acercarse a Jesús los publicanos y pecadores para escucharle” </em></strong></span>

El evangelio desvela las intenciones de Jesús y su actitud compasiva con los marginados, o, si queremos, los proscritos de aquella sociedad teocrática que han experimentado con crudeza el odio, la descalificación y la repulsa de los llamados <span style="color:#3333ff;"><strong>“puros”:</strong></span> los escribas y los fariseos.
Ambos colectivos, censores de la moral y árbitros mediáticos de la comunicación con Dios, son los primeros en escandalizarse: <span style="color:#3333ff;"><strong>“ese acoge a los pecadores y come con ellos”.
</strong></span>Denigran el proceder de Jesús acusándole de blasfemo y trasgresor de la Ley.
Jesús se dirige a ellos para desenmascarar su hipocresía, porque, aunque crean en Dios, no le conocen de verdad y, aunque se crean justos, la justicia no mueve sus vidas, sino el castigo y la venganza.
Es bueno que nos miremos por dentro y calibremos cuál es el alcance real de nuestros actos.
Es muy fácil equivocarnos en los juicios que hacemos.
Recuerdo con afecto a un sacerdote que siempre me repetía que, ante un grave dilema moral de una persona atormentada interiormente, me inclinara por la comprensión compasiva.
<span style="color:#3333ff;"><strong>“Si Dios ha estado grande con nosotros”,</strong></span> <span style="color:#ff0000;"><strong>¿qué derecho tenemos a condenar?</strong></span>

<span style="font-size:180%;color:#009900;"><strong><em>La oveja y la moneda pérdidas y el hijo pródigo</em></strong></span>

Estas tres parábolas de la misericordia nos describen, a través cuán grande es el corazón del Padre Dios a través de escenas del ámbitos doméstico, cuán grande es el corazón de Dios. Contienen al final una lección de Jesús.
Los ejemplos que propone Jesús a fariseos y escribas contrastan con la actitud habitual de censura y acritud de éstos ante la gente.
Los que se tienen por justos, los seguros de sí mismos, los “puros” ante la Ley no necesitan convertirse y hacer una fiesta.
Evidentemente, encontrar a un hijo es mucho más importante que encontrar una oveja o una moneda de gran valor. Y, el que se ha sentido perdonado tras una vida descarriada, dura y triste quiere celebrar su retorno al buen camino.
Por eso “hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por 99 justos que no necesitan conversión”.

Las normas litúrgicas dicen que se puede suprimir la tercera parábola, la del Hijo Pródigo, porque la proclamamos ya en uno de los domingos de Cuaresma.
Sin embargo, conviene comentarla brevemente, centrándola en la actualidad.
Dios, Padre-Madre, nos acoge siempre.

<span style="font-size:180%;color:#009900;"><strong><em>Parábola del Hijo Pródigo</em></strong></span>

Las palabras de Jesús apuntan al corazón de sus oyentes, habituados a una imagen de Dios justiciero, enojado y distante. Son un bálsamo de alegría e inyección moral en sus corazones angustiados.
Por fin, alguien se atreve a llamar Padre a Dios e hijos a todos los hombres.
Y, si hay predilectos, han de ser los más pobres y necesitados.
<span style="color:#3333ff;"><strong>“No he venido a salvar a los justos, sino a los pecadores”.</strong></span>
El ejemplo es de fácil comprensión.

<span style="color:#993300;"><strong>Actitud de un padre y una madre.</strong></span>

Los padres, a no ser que sean unos degenerados, se inclinarán siempre por:

<span style="color:#ff0000;"><strong>Por el hijo más pequeño hasta que se haga mayor.
Por el que está lejos hasta que regrese.
Por el que está enfermo hasta que recupere la salud.
Por el que está en la cárcel hasta que sea liberado.
Por el hijo más débil y desamparado.
Por el que está en paro hasta que encuentre trabajo.
Por el descarriado hasta que vuelva al buen camino.
Por el más pobre o que no encuentra hogar.
Por el perseguido y falto de comprensión.
</strong></span>
Así son los padres; así es <span style="font-size:130%;color:#3333ff;"><strong>Dios.</strong></span>
<span style="color:#993300;"><strong>¿Qué busca el hijo pródigo?</strong></span>

No volverá al hogar con condenas y descalificaciones.
El daño principal se lo hace a sí mismo al despreciar la tutela paterna.
Cuando el dolor, la incomprensión, el desprecio, el hambre, la desnudez y el desafecto se adueñen de su corazón necesitará:
Ponerse en camino y reconocer su error y su pecado.
Recuperar la dignidad perdida.
Sentir el afecto familiar.
Encontrar de nuevo un hogar que le acoja y ame.
La fiesta es el colofón feliz del retorno, un anticipo del Reino de los Cielos.

Así son los padres; así es <span style="font-size:130%;color:#3333ff;"><strong>Dios.</strong></span>
<span style="color:#993300;"><strong>¿Qué quiere el hijo mayor?</strong></span>

Vida fácil y cómoda
Apoyo familiar.
Trabajo estable.
Vivienda asegurada.
Amigos.

Lo tiene todo, y precisamente por ello, no valora el sufrimiento de los demás, ni se conmueve ante la pobreza, ni se mete en problemas que pueda condicionar su vida anodina y cómoda.
No comprende a su padre, porque siempre se ha mirado a sí mismo.
No celebra fiestas, aunque disponga de los bienes paternos, porque no ama y desconoce la creatividad y dinamismo del amor.
Jesús se lo recordó un día al fariseo que le acogió en su casa y se escandalizó, porque trató con deferencia y misericordia a la prostituta que, abrazada a sus pies, pedía perdón.
Algo similar sucedió con la mujer adúltera o Mateo, el publicano.
Impresiona el padre que trata de granjearse el afecto de este hijo que no sabe reconocer lo que siente el corazón de un padre o una madre.

Así son los padres; así es <span style="font-size:130%;color:#3333ff;"><strong>Dios.</strong></span>

Escribía Julien Green que <span style="color:#3333ff;"><strong>“en cada palabra se recibe un don que no está fabricado por los hombres; entonces podemos decir que Dios viene a nosotros y que nos hace libres”</strong></span>.

Esta es nuestra experiencia también; que Dios no es insensible a la condición humana; que todo lo suyo es nuestro, y todo lo nuestro es suyo; que nos espera siempre, más si cabe cuando estamos enfermos, alejados o en graves dificultades.</div><div align="center">
<span style="font-size:380%;color:#33ff33;"><strong><em>Así es el corazón de Dios reflejado en Jesús.</em></strong></span>

<span style="font-size:300%;color:#ff9900;"><strong>¡Feliz Domingo!</strong></span>
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 13/09/2010 Lunes de la 24ª Semana de Tiempo Ordinario.



1ª lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 17-26. 33

Si os dividís en bandos, os resulta imposible comer la cena de] Señor


Hermanos: Al recomendaros esto, no puedo aprobar que vuestras reuniones causen más daño que provecho. En primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra Iglesia os dividís en bandos; y en parte lo creo, porque hasta partidos tiene que haber entre vosotros, para que se vea quiénes resisten a la prueba. Así, cuando os reunís en comunidad, os resulta imposible comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena y, mientras uno pasa hambre, el otro está borracho. ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿0 tenéis en tan poco a la Iglesia de Dios que humilláis a los pobres? ¿Qué queréis que os diga? ¿Que os apruebe? En esto no os apruebo. Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: -«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía. » Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: -«Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Así que, hermanos míos, cuando os reunís para comer, esperaos unos a otros




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 1-10

Ni en Israel he encontrado tanta fe


En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión tenla enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: -«Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.» Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: -«Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; y a mi criado: “Haz esto”, y lo hace.» Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: -«Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.» Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

Palabra del Señor.
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 14/09/2010 Martes de la 24ª Semana de Tiempo Ordinario. La Exaltación de la Santa Cruz





1ª lectura: Lectura del libro de los Números 21, 4b-9

Miraban a la serpiente de bronce y quedaban curados


En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: -« ¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.» El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: -«Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.» Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: -«Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.» Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.




2ª lectura: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11

Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo


Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 13-17

Tiene que ser elevado el Hijo del Hombre


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: -«Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor.
 
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Buenos y feliz día:


Lecturas del 15/09/2010 Miércoles de la 24ª Semana de Tiempo Ordinario. Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores

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1ª lectura: Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9

Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna


Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.




SECUENCIA

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La Madre piadosa estaba junto a la cruz y lloraba mientras el Hijo pendía; cuya alma, triste y llorosa, traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía. ¡Oh cuán triste y cuán aflicta se vio la Madre bendita, de tantos tormentos llena! Cuando triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena. Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo, en tanto dolor? ¿Y quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera sujeta a tanto rigor? Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo tormento la dulce Madre. Vio morir al Hijo amado, que rindió desamparado el espíritu a su Padre. ¡Oh dulce fuente de amor!, hazme sentir tu dolor para que llore contigo. Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo. Y, porque a amarle me anime, en mi corazón imprime las llagas que tuvo en sí. Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora las que padeció por mí. Hazme contigo llorar y de veras lastimar de sus penas mientras vivo; porque acompañar deseo en la cruz, donde le veo, tu corazón compasivo. ¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas, que el llanto dulce me sea; porque su pasión y muerte tenga en mi alma, de suerte que siempre sus penas vea. Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio; porque me inflame y encienda, y contigo me defienda en el día del juicio. Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance vida y alma estén; porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma a su eterna gloria. Amén.




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27

Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena


En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: -«Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego, dijo al discípulo: -«Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor.
 
Re: Leamos la BIBLIA




Buenos y feliz día:


Lecturas del 16/09/2010 Jueves de la 24ª Semana de Tiempo Ordinario.



1ª lectura: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 1-11

Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído


Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.




Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 36-50

Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor


En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: -«Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora. » Jesús tomó la palabra y le dijo: -«Simón, tengo algo que decirte.» Él respondió: -«Dímelo, maestro.» Jesús le dijo: -«Un prestamista tenía dos deudores; uno le debla quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?» Simón contestó: -«Supongo que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le dijo: -«Has juzgado rectamente.» Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: -« ¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama. » Y a ella le dijo: -«Tus pecados están perdonados.» Los demás convidados empezaron a decir entre sí: -« ¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: -«Tu fe te ha salvado, vete en paz. »

Palabra del Señor.