"Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo." Mateo 5:11
Cuando lea esto se dará cuenta del enorme prejuicio para con solo una iglesia, la adventista del séptimo día.
A menudo se critica a la iglesia adventista por predicar acerca de la ley como norma del gobierno de Dios (Santiago 2:12), incluso se le critica de haber "inventado" la divisición de ley en "ley moral" y "ley ceremonial", de hecho, un personaje de este mismo foro, tenía en su blog que los adventistas habían inventado esa división para salvar el sábado ¿eso habrá sido una mentira o el habrá ignorado las verdaderas raíces de esa división?.
En fin, a través de los siglos, TODAS las iglesias madre del protestantismo, no solo enseñaron la división de ley, sino también la vigencia de estos preceptos "morales" para el cristiano, ¿qué tal ver que gente del más alto prestigio del campo protestante/evangélico dijeron y dicen sobre el papel e importancia del Decálogo?
Comencemos con el gran campeón de la Reforma:
* Martín Lutero:
El Reformador y el gran campeón de la justificación por la fe, en su documento “Un Tratado Contra los Antinomianos” se refiere a estos negadores de la validez de los Diez Mandamientos en su tiempo como “nuevos espíritus. . . que han emprendido empujar la ley de Dios, o los Diez Mandamientos para fuera de la iglesia”.
Un poco más adelante él se refiere otra vez a cierto opositor que “ha escrito contra la ley moral, o los Diez Mandamientos; y para profesar que él es del mismo juicio que nosotros aquí en Wittenberg, como además en Augsburgo, según el tenor de nuestra Confesión y Apología ofrecidas al Emperador: Y si de aquí en adelante él lleva a cabo o enseña el contrario, él desea que yo me pronuncie igual que son Anulados y condenables. Podría encontrar en mi corazón medios de elogiarlo por bajarse tan grandemente” . . . Y agrega algunos párrafos abajo de ése: “Me admiro muchísimo de cómo vino a ser imputado a mí, que rechazo a la Ley o Diez Mandamientos, habiendo tantas de mis propias exposiciones (y ésas de varias clases) sobre los mandamientos, que también se exponen diariamente, y se utilizan en nuestras iglesias, para no decir nada de la Confesión y de la Apología, y otros libros nuestros.”
* Juan Calvino:
“No debemos imaginar que la venida de Cristo nos ha liberado de la autoridad de la ley; pues ella es la regla eterna de una vida devota y santa, y debe, por lo tanto, ser inmutable como la justicia de Dios, que es abarcante, constante y uniforme”. -- Commentary on a Harmony of the Evangelists (1845), vol. I, p. 277.
Avanzando al décimo octavo siglo, tenemos el gran revivalista inglés, padre del metodismo, también dando su contribución a este estudio:
Juan Wesley:
“En las hileras de los más altos enemigos del evangelio de Cristo, están los que abiertamente y explícitamente juzgan la propia ley y hablan mal de la ley; quiénes enseñan en un golpe los hombres a romper . . . todos los mandamientos; quiénes enseñan, sin ninguna cubierta, en tantas palabras, -- ¿Qué hizo nuestro Señor con la ley? Él la abolió. Hay solamente un deber, que es el de creer. Todos los mandamientos son impropios para nuestros tiempos. . . Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” – Juan Wesley, “Upon Our Lord’s Sermon on the Mount”. Discourse 5, in Works (New York: Waugh & Mason, 1833), Vol. 5, 1829 ed.), pp. 311, 317.
Alcanzando épocas más recientes, tenemos el ferviente evangelista Moody que agrega algunos comentarios también absolutamente embarazosos a los críticos de la iglesia adventista por predicar de la ley.
Dwight L. Moody:
“Nunca he encontrado un hombre honesto que viese cualquier defecto en los Diez Mandamientos. La ley dada en el Sinaí no ha perdido nada de su solemnidad. . . . La gente necesita de ser llevada a entender que los Diez Mandamientos todavía están en el vigor, y que hay una pena relacionada con cada violación. . . . El Sermón del Monte no canceló los Diez Mandamientos.” – Weighed and Wanting, pp. 11 y 16.
Y el gran predicador bautista, conocido como "el príncipe de los predicadores", Spurgeon:
Charles H. Spurgeon:
“La ley de Dios es una ley divina, santa, celestial, perfecta. Los que encuentran falla en la ley, o la desprecian en el mínimo grado, no entienden su designio, y no tienen ninguna idea correcta de la propia ley. . . En todo lo que siempre decimos sobre la justificación por la fe, nosotros nunca hemos tenido la intención de disminuir la opinión que nuestros oyentes tienen de la ley, porque la ley es una de las obras más sublimes de Dios. No hay un mandamiento en exceso; no hay ningún en falta; sino es tan incomparable que su perfección es una prueba de su divino origen”. – C. H. Spurgeon, Sermons, 2d series (1857), p. 280.
“Ningún legislador humano habría podido entregar una ley tal como la que encontramos en el Decálogo. Es una ley perfecta; pues todas las leyes humanas que son correctas se pueden encontrar en ese breve compendio y epitome de todo lo que sea bueno y excelente hacia Dios, o entre el hombre y el hombre.” – Ibid.
En 1933 la publicación mensual del Instituto Bíblico Moody publicó una serie de artículos bajo el título “¿Están los cristianos liberados de la ley?” en el cuál el autor demuestra cómo el Nuevo Testamento la acentúa, agranda y hace con que sea cumplida en todos sus detalles. Él demuestra cómo Cristo y los apóstoles la trataron:
“Muy lejos de anular cualesquiera de los Diez Mandamientos, Él [Cristo] amplificó su alcance, enseñando que un pensamiento enojado o una palabra amarga viola el sexto, y una mirada lasciva el séptimo (Mat. 5:21, 22, 27, 28). La enseñanza de los apóstoles bajo inspiración del Espíritu Santo es aún más enfática y explícita cuanto al alcance y obligaciones de la ley.”— Op. Cit., octubre de 1933.
Todas estas declaraciones arriba por estos pioneros y autores de los más reputados (y podríamos citar muchos más) están en armonía perfecta con las Confesiones de Fe históricas de las distintas Iglesias protestantes, de las cuales podríamos citar las siguientes:
Iglesia Bautista: “Creemos que la ley de Dios es la regla eterna y inmutable de su gobierno moral; que es santa, buena, justa y la inhabilidad que las Escrituras atribuyen al hombre caído para satisfacer sus preceptos se manifiesta enteramente de su amor por el pecado; librarlos de los cuáles, y restaurarlos a través de un mediador para dedicada obediencia a la ley santa, es un gran objetivo del Evangelio, y de los medios de gracia ligados al establecimiento de la iglesia visible”. – Confesión de Fe de New Hampshire, artículo 12.
Iglesia Metodista: “El Viejo Testamento no es contrario al Nuevo: pues tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento la vida eterna es ofrecida a la humanidad por Cristo, que es el único mediador entre Dios y el hombre, siendo tanto Dios como hombre. . . Aunque la ley dada por Dios a Moisés, en lo que concierne a ceremonias y ritos, no se obliga a los cristianos. . . no hay ningún cristiano cualesquiera que esté libre de la obediencia a los mandamientos que son llamados morales”.—Artículo 7 de los Treinta y Nueve Artículos de Religión.
[Obs.: Esta misma confesión es adoptada por la iglesia Episcopal/Anglicana].
Iglesia Presbiteriana: “La ley moral para siempre se obliga a todos, a las personas justificadas como también a las demás, a su obediencia; y eso no solamente respeto a la materia contenida en ella, pero también por lo que se refiere a la autoridad de Dios, el Creador, que la dio. Tampoco Cristo en el evangelio la deshace en cualquier manera, pero en mucho consolida esta obligación. . . el Espíritu de Cristo somete y capacita la voluntad del hombre de actuar libremente cumpliendo alegremente todo lo que la voluntad de Dios revelada en la ley, requiere que se haga. . . . . La libertad que Cristo compró para los creyentes bajo el evangelio consiste en su libertad de la culpabilidad del pecado, la ira de condenación de Dios, la maldición de la ley moral. Bajo el Nuevo Testamento la libertad de los cristianos se agranda más en su libertad del yugo de la ley ceremonial, a la cual la iglesia judía fue sujetada”. – Secciones V, VII y XX del cap. XIX de la “Confesión de Fe de Westminster”.
[Obs.: Esto también es validado por la Iglesia Congregacional].
Aprevechemos de ver también, lo que oficialmente enseña la iglesia católica romana:
Iglesia católica: "La alianza y el diálogo entre Dios y el hombre están también confirmados por el hecho de que todas las obligaciones se enuncian en primera persona ("Yo soy el Señor...") y están dirigidas a otro sujeto ("tú"). En todos los mandamientos de Dios hay un pronombre personal singular que designa el destinatario. Al mismo tiempo que a todo el pueblo, Dios da a conocer su voluntad a cada uno en particular: El Señor prescribió el amor a Dios y enseñó la justicia para con el prójimo a fin de que el hombre no fuese ni injusto, ni indigno de Dios. Así, por el Decálogo, Dios preparaba al hombre para ser su amigo y tener un solo corazón con su prójimo...Las palabras del Decálogo persisten también entre nosotros (cristianos). Lejos de ser abolidas, han recibido amplificación y desarrollo por el hecho de la venida del Señor en la carne (S. Ireneo, haer. 4,16,3-4)". [numeral #2063 del catecismo]
NOTA: Interesante que muchas iglesias que hablan de "ley moral" y "ley ceremonial", y "la ley como norma" ¡prediquen acerca del domingo como día santo!, entonces, fácilmente deducible que ninguna doctrina adventista concerniente a la ley es un invento antojadizo para defender aquel precepto del sábado.
Y a su vez, todas estas declaraciones, siendo de la ley como norma, están en armonía con la teología adventista:
Iglesia adventista: "Los grandes principios de la Ley de Dios son incorporados en los Diez Mandamientos y ejemplificados en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y los propósitos de Dios acerca de la conducta y de las relaciones humanas, y son obligatorios a todas las personas, en todas las épocas. Esos preceptos constituyen la base del concierto de Dios con Su pueblo y la norma del juicio de Dios." [Doctrina número 19 "La ley de Dios", de las 28 doctrinas fundamentales de la iglesia adventista del séptimo día]
Nos preguntamos entonces ¿porqué solo el ataque a una iglesia por predicar de la ley de Dios?, es absolutamente lícito enseñar que Dios no quiere que la gente se mate, ni ande tomando lo que no le pertenece, pero la bíblia nos indica que "vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas." (2 Timoteo 4:3-4)
La verdad [ San Juan 14:6 ;17:17 | Salmos 119:142 // 1 Juan 2:4]
[Continuará...]
Cuando lea esto se dará cuenta del enorme prejuicio para con solo una iglesia, la adventista del séptimo día.
A menudo se critica a la iglesia adventista por predicar acerca de la ley como norma del gobierno de Dios (Santiago 2:12), incluso se le critica de haber "inventado" la divisición de ley en "ley moral" y "ley ceremonial", de hecho, un personaje de este mismo foro, tenía en su blog que los adventistas habían inventado esa división para salvar el sábado ¿eso habrá sido una mentira o el habrá ignorado las verdaderas raíces de esa división?.
En fin, a través de los siglos, TODAS las iglesias madre del protestantismo, no solo enseñaron la división de ley, sino también la vigencia de estos preceptos "morales" para el cristiano, ¿qué tal ver que gente del más alto prestigio del campo protestante/evangélico dijeron y dicen sobre el papel e importancia del Decálogo?
Comencemos con el gran campeón de la Reforma:
* Martín Lutero:
El Reformador y el gran campeón de la justificación por la fe, en su documento “Un Tratado Contra los Antinomianos” se refiere a estos negadores de la validez de los Diez Mandamientos en su tiempo como “nuevos espíritus. . . que han emprendido empujar la ley de Dios, o los Diez Mandamientos para fuera de la iglesia”.
Un poco más adelante él se refiere otra vez a cierto opositor que “ha escrito contra la ley moral, o los Diez Mandamientos; y para profesar que él es del mismo juicio que nosotros aquí en Wittenberg, como además en Augsburgo, según el tenor de nuestra Confesión y Apología ofrecidas al Emperador: Y si de aquí en adelante él lleva a cabo o enseña el contrario, él desea que yo me pronuncie igual que son Anulados y condenables. Podría encontrar en mi corazón medios de elogiarlo por bajarse tan grandemente” . . . Y agrega algunos párrafos abajo de ése: “Me admiro muchísimo de cómo vino a ser imputado a mí, que rechazo a la Ley o Diez Mandamientos, habiendo tantas de mis propias exposiciones (y ésas de varias clases) sobre los mandamientos, que también se exponen diariamente, y se utilizan en nuestras iglesias, para no decir nada de la Confesión y de la Apología, y otros libros nuestros.”
* Juan Calvino:
“No debemos imaginar que la venida de Cristo nos ha liberado de la autoridad de la ley; pues ella es la regla eterna de una vida devota y santa, y debe, por lo tanto, ser inmutable como la justicia de Dios, que es abarcante, constante y uniforme”. -- Commentary on a Harmony of the Evangelists (1845), vol. I, p. 277.
Avanzando al décimo octavo siglo, tenemos el gran revivalista inglés, padre del metodismo, también dando su contribución a este estudio:
Juan Wesley:
“En las hileras de los más altos enemigos del evangelio de Cristo, están los que abiertamente y explícitamente juzgan la propia ley y hablan mal de la ley; quiénes enseñan en un golpe los hombres a romper . . . todos los mandamientos; quiénes enseñan, sin ninguna cubierta, en tantas palabras, -- ¿Qué hizo nuestro Señor con la ley? Él la abolió. Hay solamente un deber, que es el de creer. Todos los mandamientos son impropios para nuestros tiempos. . . Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” – Juan Wesley, “Upon Our Lord’s Sermon on the Mount”. Discourse 5, in Works (New York: Waugh & Mason, 1833), Vol. 5, 1829 ed.), pp. 311, 317.
Alcanzando épocas más recientes, tenemos el ferviente evangelista Moody que agrega algunos comentarios también absolutamente embarazosos a los críticos de la iglesia adventista por predicar de la ley.
Dwight L. Moody:
“Nunca he encontrado un hombre honesto que viese cualquier defecto en los Diez Mandamientos. La ley dada en el Sinaí no ha perdido nada de su solemnidad. . . . La gente necesita de ser llevada a entender que los Diez Mandamientos todavía están en el vigor, y que hay una pena relacionada con cada violación. . . . El Sermón del Monte no canceló los Diez Mandamientos.” – Weighed and Wanting, pp. 11 y 16.
Y el gran predicador bautista, conocido como "el príncipe de los predicadores", Spurgeon:
Charles H. Spurgeon:
“La ley de Dios es una ley divina, santa, celestial, perfecta. Los que encuentran falla en la ley, o la desprecian en el mínimo grado, no entienden su designio, y no tienen ninguna idea correcta de la propia ley. . . En todo lo que siempre decimos sobre la justificación por la fe, nosotros nunca hemos tenido la intención de disminuir la opinión que nuestros oyentes tienen de la ley, porque la ley es una de las obras más sublimes de Dios. No hay un mandamiento en exceso; no hay ningún en falta; sino es tan incomparable que su perfección es una prueba de su divino origen”. – C. H. Spurgeon, Sermons, 2d series (1857), p. 280.
“Ningún legislador humano habría podido entregar una ley tal como la que encontramos en el Decálogo. Es una ley perfecta; pues todas las leyes humanas que son correctas se pueden encontrar en ese breve compendio y epitome de todo lo que sea bueno y excelente hacia Dios, o entre el hombre y el hombre.” – Ibid.
En 1933 la publicación mensual del Instituto Bíblico Moody publicó una serie de artículos bajo el título “¿Están los cristianos liberados de la ley?” en el cuál el autor demuestra cómo el Nuevo Testamento la acentúa, agranda y hace con que sea cumplida en todos sus detalles. Él demuestra cómo Cristo y los apóstoles la trataron:
“Muy lejos de anular cualesquiera de los Diez Mandamientos, Él [Cristo] amplificó su alcance, enseñando que un pensamiento enojado o una palabra amarga viola el sexto, y una mirada lasciva el séptimo (Mat. 5:21, 22, 27, 28). La enseñanza de los apóstoles bajo inspiración del Espíritu Santo es aún más enfática y explícita cuanto al alcance y obligaciones de la ley.”— Op. Cit., octubre de 1933.
Todas estas declaraciones arriba por estos pioneros y autores de los más reputados (y podríamos citar muchos más) están en armonía perfecta con las Confesiones de Fe históricas de las distintas Iglesias protestantes, de las cuales podríamos citar las siguientes:
Iglesia Bautista: “Creemos que la ley de Dios es la regla eterna y inmutable de su gobierno moral; que es santa, buena, justa y la inhabilidad que las Escrituras atribuyen al hombre caído para satisfacer sus preceptos se manifiesta enteramente de su amor por el pecado; librarlos de los cuáles, y restaurarlos a través de un mediador para dedicada obediencia a la ley santa, es un gran objetivo del Evangelio, y de los medios de gracia ligados al establecimiento de la iglesia visible”. – Confesión de Fe de New Hampshire, artículo 12.
Iglesia Metodista: “El Viejo Testamento no es contrario al Nuevo: pues tanto en el Viejo como en el Nuevo Testamento la vida eterna es ofrecida a la humanidad por Cristo, que es el único mediador entre Dios y el hombre, siendo tanto Dios como hombre. . . Aunque la ley dada por Dios a Moisés, en lo que concierne a ceremonias y ritos, no se obliga a los cristianos. . . no hay ningún cristiano cualesquiera que esté libre de la obediencia a los mandamientos que son llamados morales”.—Artículo 7 de los Treinta y Nueve Artículos de Religión.
[Obs.: Esta misma confesión es adoptada por la iglesia Episcopal/Anglicana].
Iglesia Presbiteriana: “La ley moral para siempre se obliga a todos, a las personas justificadas como también a las demás, a su obediencia; y eso no solamente respeto a la materia contenida en ella, pero también por lo que se refiere a la autoridad de Dios, el Creador, que la dio. Tampoco Cristo en el evangelio la deshace en cualquier manera, pero en mucho consolida esta obligación. . . el Espíritu de Cristo somete y capacita la voluntad del hombre de actuar libremente cumpliendo alegremente todo lo que la voluntad de Dios revelada en la ley, requiere que se haga. . . . . La libertad que Cristo compró para los creyentes bajo el evangelio consiste en su libertad de la culpabilidad del pecado, la ira de condenación de Dios, la maldición de la ley moral. Bajo el Nuevo Testamento la libertad de los cristianos se agranda más en su libertad del yugo de la ley ceremonial, a la cual la iglesia judía fue sujetada”. – Secciones V, VII y XX del cap. XIX de la “Confesión de Fe de Westminster”.
[Obs.: Esto también es validado por la Iglesia Congregacional].
Aprevechemos de ver también, lo que oficialmente enseña la iglesia católica romana:
Iglesia católica: "La alianza y el diálogo entre Dios y el hombre están también confirmados por el hecho de que todas las obligaciones se enuncian en primera persona ("Yo soy el Señor...") y están dirigidas a otro sujeto ("tú"). En todos los mandamientos de Dios hay un pronombre personal singular que designa el destinatario. Al mismo tiempo que a todo el pueblo, Dios da a conocer su voluntad a cada uno en particular: El Señor prescribió el amor a Dios y enseñó la justicia para con el prójimo a fin de que el hombre no fuese ni injusto, ni indigno de Dios. Así, por el Decálogo, Dios preparaba al hombre para ser su amigo y tener un solo corazón con su prójimo...Las palabras del Decálogo persisten también entre nosotros (cristianos). Lejos de ser abolidas, han recibido amplificación y desarrollo por el hecho de la venida del Señor en la carne (S. Ireneo, haer. 4,16,3-4)". [numeral #2063 del catecismo]
NOTA: Interesante que muchas iglesias que hablan de "ley moral" y "ley ceremonial", y "la ley como norma" ¡prediquen acerca del domingo como día santo!, entonces, fácilmente deducible que ninguna doctrina adventista concerniente a la ley es un invento antojadizo para defender aquel precepto del sábado.
Y a su vez, todas estas declaraciones, siendo de la ley como norma, están en armonía con la teología adventista:
Iglesia adventista: "Los grandes principios de la Ley de Dios son incorporados en los Diez Mandamientos y ejemplificados en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y los propósitos de Dios acerca de la conducta y de las relaciones humanas, y son obligatorios a todas las personas, en todas las épocas. Esos preceptos constituyen la base del concierto de Dios con Su pueblo y la norma del juicio de Dios." [Doctrina número 19 "La ley de Dios", de las 28 doctrinas fundamentales de la iglesia adventista del séptimo día]
Nos preguntamos entonces ¿porqué solo el ataque a una iglesia por predicar de la ley de Dios?, es absolutamente lícito enseñar que Dios no quiere que la gente se mate, ni ande tomando lo que no le pertenece, pero la bíblia nos indica que "vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas." (2 Timoteo 4:3-4)
La verdad [ San Juan 14:6 ;17:17 | Salmos 119:142 // 1 Juan 2:4]
[Continuará...]