Re: LA UNICA IGLESIA VERDADERA Y VIVIENTE SOBRE LA FAZ DE TODA LA TIERRA
Cabe hacer mención que el documento original siempre se ha asegurado, estar en poder de la Iglesia Reorganizada ya que Emma Smith se llevo con ella las posesiones personales, los diarios y registros originales del “mártir” mormón; y son esos documentos el tesoro histórico sobre el cual descansa la autoridad legal de la Iglesia Reorganizada, entre ellos, por supuesto, la bendición dada por el mismo Joseph Smith.
Entre los documentos que oficialmente y a través de otros, Mark Hofmann entrego a los líderes de la Iglesia se encontraban:
• Marzo de 1981.- “Valley Notes” certificados usados como dinero entre los mormones en los primeros días de Nauvoo, Illinois. Hofmann recibió más de $20,000 dólares por estos documentos.
• Marzo de 1982.- “El Testimonio de Martin Harris”, este falso “hallazgo” fue mezclado con otros documentos históricos reales. ¿Costo? $25,000 dólares.
• Julio de 1982.- “Carta Lucy Mack”, otro falso “hallazgo” que igualmente fue mezclado con otros documentos históricos reales. ¿Costo? Más de $30,000 dólares.
• Septiembre de 1982.- “Maid of Iowa” Boletos para transporte en bote por el rio. Hofmann recibió $7,500 dólares.
• Enero de 1983.- "Stowell Money-Digging Letter to Joseph Smith". Este documento fue llevado a la Iglesia por Hofmann y rápidamente capto la atención de los “Hermanos” ya que era la evidencia documental de que José Smith en efecto realizaba labores de buscador de tesoros como los relatos de la época del “Profeta” testimoniaban.
Cuando Gordon B. Hinckley entrego a Hofmann $45,000 dólares en efectivo, tan pronto tuvo en sus manos el “hallazgo documental” le dijo a Hofmann: “Esta carta nunca vera la luz del día”.[/B]
Entonces, en enero de 1984, llego la “Carta de Salamandra.”
Toda la “traducción” del Libro de Mormón ha estado desde sus inicios impregnada de misticismo y fraude.
Sabiendo esto, Mark Hofmann ideó una carta que hacía juego perfectamente con aquellas afirmaciones y utilizo la inseguridad y el miedo de los líderes para sondear las oportunidades.
La carta “...sonaba más como un cuento de hadas de los hermanos Grimm que una clase de escuela dominical; jarrones con monedas o dinero protegidos por espíritus, piedras de videntes, hechizos encantados, “gafas” mágicas, fantasmas amistosos. ¡Y en lugar de un ángel benévolo, un “espíritu viejo” irritable y tramposo, que se transforma en una salamandra blanca!” [/B]— The Mormon Murders, p. 127
Para no involucrar directamente a la iglesia mormona en la adquisición de este documento altamente comprometedor (demasiada publicidad negativa), Hoffman logró hacer un trato con un “miembro fiel,” un hombre rico de negocios llamado Steve Christensen, para comprar el documento y así evitar que cayera en “manos equivocadas”.
La idea era permitir que el tiempo enfriara el interés en el documento para que luego Steve pudiera donarlo a la Iglesia, y así asegurarse un lugar prominente para él y su familia en el Reino Celestial en la vida futura. Hofmann se embolso según las investigaciones posteriores una cantidad cercana a los $50,000 dólares en aquel año de 1984.
Luego llegaron dos “descubrimientos” más (o “hallazgos” como gustaban definirlos el Élder Boyd K. Paker y el entonces consejero Gordon B. Hinckley) de documentos relacionados con eventos de los orígenes del mormonismo, en este orden:
• Octubre 9 de 1984 – "La carta Betsy Ross" por $12,000 dólares y una camioneta todo terreno que salio de una agencia de automotores propiedad de la familia del entonces apóstol Thomas S. Monson.
• Noviembre 10 de 1984 – "Jim Bridger signatures" por un poco más de $10,000 dólares además de gastos de viáticos por $8,000 dólares.
A fines de 1984, con su salud bastante desmejorada, Bruce R. McConkie se entero, vía la indiscreción de otro de los miembros del Quórum de los Doce – Thomas S. Monson – en una reunión del Consejo, que además del “Manuscrito de Anthon”, la iglesia había estado adquiriendo en los últimos cuatro años, diversos documentos históricos que confirmaban o exhibían la historia de la Iglesia.
Cuando pregunto sobre el particular, se encontró con una indispuesta respuesta por parte de quienes habían estado maniobrando en las adquisiciones – Gordon B. Hinckley, Boyd K. Paker, Ezra T. Benson y el Élder Hugh Pinnock [de la Presidencia del Quórum de los Setentas].
El Élder McConkie entonces advirtió al Consejo de los Doce en pleno que aquellas actividades dejaban mucho que desear y les recordó “El Señor no trabaja en las sombras”, cuando Boyd K. Packer y Gordon B. Hinckely trataron de minimizar el asunto alegando que el Presidente Kimball había dado la instrucción de mantener un bajo perfil en el asunto.
YA EN OTOS TEMAS ADJUNTÉ, QUE McConkie, siempre tuvo confrontacionescon esos dirigentes de cuello blanco, por sus doctrinas y enseñanzas antibíblicas. Por esa razón fue llamado a la oficina principal donde le llamaron fuertemente la atención por sus inconvenientes denuncias contra la iglesia.
En respuesta, McConkie azotó con el puño la mesa de reuniones y con su autoritaria voz dijo: “Esto puede destruir los esfuerzos de nuestros misioneros y la fe de nuestros hermanos. Si se llegase a enterar la iglesia ¿Quién dará las explicaciones?”
[Pero ellos se asegurarian de que la iglesia (la masa no pensante) no se diera por enterada en caso de que a ellos llegara esta informacion, pues el lavado de cerebro que se lleva a cabo tan eficazmente, les induce a rechazar cualquier informacion que eche por tierra su percepcion de perfeccion y virtud y vaya que da resultado.