La salvación se pierde??



NO SE TRATA DE CALVINISMO SINO DE SOLA ESCRITURA.

Salmo 65:4 “Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo”.

No hace falta ser influenciado o ponerse los lentes de algún ismo para llegar a la conclusión de que debido a que para los muertos espirituales las cosas del Espíritu le son locura, de no ser por un llamamiento eficaz conforme a un propósito eterno, nadie, absolutamente nadie vendría a la luz. Esta clarito bien clarito en las Escrituras que la regeneración es un acto enteramente de Dios en el cual el hombre no tiene participación alguna, como así también de que esa obra divina es totalmente irreversible Porque el que es nacido de Dios vence al mundo, así está escrito y no hace falta ponerse los lentes calvinistas para llegar a tal conclusión.

En cuanto a la predestinación basta leer textos como Romanos 8;28 al 30 para entender que Dios según el puro afecto de su voluntad predestino a aquellos que el escogió salvar, para ser llamados eficazmente a la salvación para así justificarlos e inexorablemente glorificarlos.

Pero si hacen falta las heréticas aseveraciones del arminianismo para llegar a la conclusión que quien ha sido predestinado podría finalmente perderse frustrándose así el propósito de Dios, o que alguien que ha sido justificado podría ser finalmente condenado por el mismo Dios que lo adopto y lo justifico y eso a pesar de que en el mismo contexto Dios mismo pregunta ¿Quién es el que condenara? Cristo es el que murió.

También hacen falta las heréticas inferencias del arminianismo para no llegar a la inequívoca conclusión de que las ovejas de Cristo no parecerán jamás y que nadie las puede arrebatar de las manos del Señor. Jamás es jamás, y nadie es absolutamente nadie. Nadie me incluye a mí mismo. Solo encapsulando Juan 10;27-28 en un sistema doctrinal de salvación por obras se puede llegar a la conclusión que de que ese pasaje no dice lo que claramente dice en cuanto a la seguridad eterna de la salvación.

En cuanto a la fe se refiere, de si es un don de Dios o es algo que el hombre natural puede producir, tampoco hacen falta ser influenciados por premisas calvinistas para llegar a la conclusión de que es un don de Dios, pues solo vasta considerar la definición que la misma Biblia nos da de la fe en Hebreos 11;1 Es pues, la Fe la certeza de los que se espera, la convicción de lo que no se ve ¿Que certeza y convicción de cosas que no se ven, puede tener alguien para quien las cosas del Espíritu le son locura?

En cuanto a la elección incondicional, si alguien vacacionando por la vieja Europa, visitando algún viejo castillo, accidentalmente accionara algún pasadizo secreto en donde se hallaran pruebas irrefutables de que Agustín, Calvino y Lutero fueron tres falsos maestros, aun así La Doctrina de la Elección incondicional brillaría en las sagradas Escrituras para hacer rechinar los dientes de todos sus detractores.

Romanos 9;19-23 19 Pero me dirás: ¿Por qué, pues, inculpa? porque ¿quién ha resistido a su voluntad? 20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? 21 ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? 22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, 23 y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,

Y así podríamos seguir citando ejemplos que dejan al descubierto lo falaz de esa argumentación que alega que nadie podría llegar a abrazar las doctrinas de la gracia a no ser que se ponga los lentes calvinistas.


 


UNA DE LAS MÁS GRANDES EVIDENCIAS DE QUE ALGUIEN HA SIDO ELEGIDO, LLAMADO, JUSTIFICADO Y REGENERADO, PARA INEXORABLEMENTE SER GLORIFICADO, ES LA ACTITUD DE VENIR UNA Y OTRA VEZ A LA LUZ PARA SER LIMPIADO.

Juan 3:19-21 (RVR1960)
19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Los versículos 19 y 20 hablan de la doctrina de La Total Depravación humana, en donde se nos dice que los hombres amaron más las tinieblas que la luz. Si comparamos ese pasaje con Romanos 3; 11-12, la clara implicancia, es que nadie absolutamente nadie quiere venir a la luz porque todos absolutamente todos aborrecen la luz.
Pero en el versículo 21 aparece otra condición radicalmente diferente a la que se describe en los versículos 19 y 20, y es la condición de aquellos que conforme al propósito de Dios, han sido llamados eficazmente a la salvación para ser justificados y regenerados. Estos son los que si vienen a la luz porque practican la verdad. ¿Y qué es bíblicamente practicar la verdad? La respuesta está en 1 de Juan 1:8-10

8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Quienes practican la verdad, son aquellos en quienes en virtud de la regeneración, está la verdad en ellos, por eso dice; Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

La conclusión es que quienes practican la verdad, son aquellos en quienes en virtud de la regeneración esta la verdad en ellos, por eso dice; Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Es decir practicar la verdad, no es estar exento de pecado, sino reconocer que hemos pecado. En otras palabras, practicar la verdad nos lleva a una vida de constante confesión ante nuestro Padre, y esto debido a que la simiente de Dios está en nosotros. Ahora es importante considerar que es muy frecuente en la vida de los redimidos, el tener que enfrentar la acusación de los demonios que procuran desalentarnos, lanzando dardos de fuego a nuestra mente, insinuándonos de que porque hemos hecho tal o cual cosa no somos hijos de Dios. Pero esta acusación demoníaca, se hace trizas, cuando la confrontamos con la luz de la verdad de que precisamente lo que distingue a un redimido de alguien que está perdido, es la acuciante necesidad de venir a la luz para reconocer ante Nuestro Padre de que hemos fallado y anhelamos su limpieza y su perdón. Y tal actitud es la que caracteriza a los que han sido llamados por Dios. Son sus hijos, tienen su ley escrita en sus mentes y corazones e inexorablemente un día verán cara a cara a su Redentor.

Solo a Dios sea La Gloria.