Dios no es un “caballero” que espera a que el hombre le dé permiso. La Biblia enseña que Él es soberano absoluto: hace lo que quiere, cuando quiere y con quien quiere. No depende del libre albedrío humano, sino que los hombres dependen de Su voluntad.
• “Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho” (Salmo 115:3).
• “Él hace según su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra; y no hay quien detenga su mano” (Daniel 4:35).
• “Tendré misericordia del que yo tenga misericordia” (Romanos 9:15).
• “Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina” (Proverbios 21:1).
El hombre no pone condiciones a Dios, sino que Dios dispone el destino del hombre.