Siervo Fiel (interesante sinónimo…). Me siento privilegiado escribiéndome con caros hermanos de todas partes. No me incomoda ser rebatido, por el contrario, es una oportunidad hermosa para intercambiar conocimientos con preciosos hermanos en el Señor, siempre en el calor de un foro ambientado por el Espíritu Santo.
No he postulado ninguna doctrina respecto de si la salvación se pierde, solo me he limitado a traer a colación advertencias de parte de Jesús y de sus apóstoles. Supongo que en el temor de Dios no seremos tan insensatos para cubrirlas con versículos que exponen el significado de ser salvos.
Una carta magna es general, pero si resalta advertencias, es por algo. Que cada quien juzgue la Palabra de Dios como bien le parezca, al fin y al cabo cada quien comparecerá al tribunal de Cristo y allí ratificará su creencia o escuchará el crujir de sus dientes.
Si la salvación no se perdiera no habría una sola advertencia al respecto, como PERSEVERAR.
Si no estás capacitado para explicar lo que esos versículos advierten, entonces, lo mejor es que le pidas al Espíritu Santo que te los ilumine, porque por algo están depositados allí, y si es como tu dices, que “que con toda seguridad reafirman todo lo contrario a su exposicion. LA SALVACION NUNCA SE PIERDE.”, entonces que sea un amén frente a lo único que he hecho, transportarlos al correo electrónico, exactamente como aparecen en la Biblia que usé.
No he expuesto absolutamente nada, solo los he enviado…que cada quien haga con ellos lo que mejor le parezca. Sé que cubrirlos con una justificación es ANATEMA o como lo calificarían los católicos, una HEREJIA.
Yo no sería tan atrevido para rebatirle al mismo Jesús sus palabras cuando dijo: “mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo” (Mt. 10.22, 24.13, Mr. 13.13).
25Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Stg. 1.25).
20Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. 21Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. 22Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 P.2.20).
4Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, 5y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, 6y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. 7Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada” (He.6.6).
Ahí han estado escritas y ahí estarán esas advertencias y otras. Que cada quien las maneje como bien le parezca.
Si la salvación nunca se pierde, pues, Esau, tampoco la perdió y quien escribió respecto de que sí la perdió y por ello usó ese testimonio, pues, es un mentiroso y un excelente tramador. Menos mal que aún hay quienes aceptan que toda la Escritura es inspirada por Dios, en quien muchos creemos pero a quien muchos no le creemos.
Hasta los demonios creen en Dios…pero no le creen.
¿Qué será de Judas Iscariote? Tampoco perdió la salvación…
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gal.6.9).
“14Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
15Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios;
como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
17Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.
Permítame hermano que le resalte este aparte: “y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas”.
¿Conoces la parábola de las 10 vírgenes? Extraño que 5 se queden….
25Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos”. (He.12)
8Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. 9Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo” (2Jn.8-9).
Por lo menos este apóstol no fue un atrevido que se justificó en sus muchas palabras en las cuales llevó y aclaró el mensaje de la salvación: 24¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 26Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”.
¿Por qué habrá escrito esto: “no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”?
Si la salvación no se pierde, ¿qué hacemos con este aparte?
(Mt. 7.13–14, 21–23)
22Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. 23Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: 24Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. 25Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. 26Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. 27Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. 28Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. 29Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 30Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.
“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”, palabras de quien seguimos…. “(Lc. 13.25–27).
21No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mt.7.23).
Si no puedes explicar las palabras de Jesús, a quien sigues, ni las de Pedro, o las de Pablo, o a Timoteo, respecto de lo que advierten, cómo puedes asegurar que la salvación no se pierde?
No me voy a desgastar explicando, si pudiera, los versículos que me has aportado porque en esa actitud veo justificaciones para ocultar las advertencias que condicionan esa salvación que dice que sin santidad nadie verá a Dios.
Tu actitud me recuerda aquella que está relatada así:
(Mr. 11.27–33; Lc. 20.1–8)
23Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad? 24Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 26Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. 27Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas”.
Tu te das el gustazo de rechazar la salvación por obras nuestras, suponiendo que yo argumenté algo al respecto, lo cual hasta ahora me pronuncio trayendo a colación la mera Palabra de Dios.
27Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”.
6el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: 7vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, 8pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; 9tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; 11porque no hay acepción de personas para con Dios” (Ro.2.6).
12Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego (1Cor.3).
8Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2Cor.9).
4Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; 5porque cada uno llevará su propia carga” (Gal.6.4).
10Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef.2.10).
16Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, 17conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra” (2 Ts.2).
8Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres (Tit.3.8).
20Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (He.13.20).
14Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
La lengua
3
1Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. 2Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. 3He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. 4Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. 5Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
6Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 8pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 12Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
13¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
17Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno” (1P.1.17).
1Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 12manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras (1P.2.12).
23Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras (Apo.2.23).
12He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra (Apo.22.12).
Sigan justificándose…tranquilos…
Efgi.