Originalmente enviado por Alejandro Riff:
Estimado Jetonius:
Que tu no te rodees de "literatura fundamental"... no es mi culpa.
(pues parece que yo hablara cosas de mi propia invención... y no es así)
No estoy seguro de a qué llamas "literatura fundamental".
Por otra parte, no he dicho que inventases nada.
Quizás tengas que oir esta otra campana:
Te paso el link, y tambien les aconsejo a los demas foristas que lean los articulos del mismo.
http://amen.net/lb/articulos/articulosendefensa.htm
Sobre todo en el articulo, CONSPIRACION CONTRA LAS SANTAS ESCRITURAS, podrán encontrar todo el tema referente, a los manuscritos, Wescott y Hort,Biblias modernas etc)
Perdón, querido hermano, pero ¿quién te ha dicho que no he escuchado las otras campanas (hay varias)?
He aquí lo que escribí a otro forista hace algunos meses sobre la desafortunada obra de Fernández y Vidal Manzanares:
Dice Domingo Fernández en “Conspiración contra las Sagradas Escrituras”, primera parte:
Tenemos la firme convicción de que estamos en los tiempos del fin de la dispensación de la gracia, y que la Venida del Señor está muy cerca. La apostasía se está manifestando en todo el mundo y en todas las esferas religiosas de todas las denominaciones llamadas cristianas. Estamos en presencia de dos tendencias, dos criterios, dos esferas, dos bandos, dos líneas de batalla. En una línea se sitúan los llamados "liberales" o apóstatas que, de un modo consciente o inconsciente, pretenden socavar los fundamentos de nuestra fe en las Sagradas Escrituras. Dicen que la Biblia tiene errores e interpolaciones. Pretenden modificar el criterio que ha prevalecido en la esfera de los hombres de fe por espacio de 3,500 años. Afirman que la mayoría de los libros del A.T. no fueron escritos por los hombres cuyos nombres aparecen encabezando los libros en cuestión. Ni tampoco en las fechas que tradicionalmente se ha creído.
En la línea o trinchera opuesta nos situamos los que creemos en la inspiración de las Sagradas Escrituras. Los que afirmamos que la Biblia no tiene errores. Los que mantenemos el criterio de que Moisés escribió los libros que llevan su nombre: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, y que el libro de Isaías lo escribió Isaías, y el de Daniel, lo escribió Daniel.
Con el correr de los días se va acentuando la división en la esfera del cristianismo entre "liberales" y "conservadores", entre apóstatas y ortodoxos. Los primeros, se aprestan para el ataque, los segundos, para la defensa.”
(Jetonius) Como puede verse, el Rev. Fernández polariza la situación hasta reducirla a dos bandos: ora se es liberal o apóstata, ora se es conservador u ortodoxo. Esta forma de plantear las cosas, de claro corte maniqueo, en lugar de contribuir a una discusión abierta, serena y responsable, enciende las pasiones y ofusca las cuestiones en debate. La descalificación de los oponentes mediante la adhesión anticipada de una etiqueta tal como “apóstata” hace imposible un diálogo. Tal vez sea un recurso retórico eficaz, pero no es leal ni justo.
El autor descarta de antemano que pueda existir ortodoxia al tiempo que se aceptan los resultados de la mejor erudición bíblica contemporánea. Ignora o confunde deliberadamente lo que se denomina “alta crítica”, con sus hipótesis insustanciadas acerca, por ejemplo, del origen y autoría del Pentateuco, con la crítica textual (“baja crítica”

que simplemente trata de establecer, mediante criterios consensados con base científica, el texto bíblico más cercano a los originales.
Manifiesta su obvia ignorancia de la historia de la desdichada “alta crítica” al afirmar que todo empezó con Wellhausen, lo cual es simplemente incorrecto. Wellhausen no fue sino un eslabón destacado en una cadena de eruditos que cuestionaron las creencias tradicionales acerca de la composición de la Biblia. Y cabe agregar que sus hipótesis nunca recibieron aceptación general y hoy se encuentran bajo serios cuestionamientos.
En lugar de establecer clara y precisamente los hechos, lo que hace es presentar una hipótesis de conspiración, que no logra demostrar pero que arroja un manto de sospecha sobre hermanos que nada han hecho para merecerlo.
“Si nuestra percepción no nos engaña, estamos en presencia de una especie de conspiración en contra de la versión Reina-Valera. Parece que uno de los objetivos del "liberalismo" religioso es la eliminación de la mencionada versión que, por ser palabra de Dios, constituye el bastión de nuestra fe evangélica.”
(Jetonius) A mi entender aquí hay un triple error. Por un lado el autor “percibe” una conspiración contra la Reina-Valera (que a juzgar por el título de la obra, sería equivalente a una conspiración contra la Biblia misma). Por otro lado, da a entender que todo aquel que aspira a una nueva versión de la Biblia de hecho se alinea con los apóstatas. En tercer lugar, hace depender nuestra fe evangélica de una traducción determinada. Que los testigos de Jehová hagan esto con su infame “Traducción del Nuevo Mundo” es comprensible. Que lo haga un pastor evangélico es inconcebible.
“Reina-Valera fue buena por espacio de 400 años; pero ahora, de la noche a la mañana, los "liberales" dicen que se ha vuelto mala, indigna de confianza, y que debe ser sustituida por otra versión de factura "liberal" (Lo de factura "liberal" es nuestra apreciación). Y pasaremos a analizar y razonar algunos aspectos de la cuestión.”
(Jetonius) Con estas palabras se desalienta toda crítica de la Reina-Valera, ya que constituye ipso facto pecado de apostasía (ya que para el autor es sinónimo de liberalismo). Además exagera las cosas, pues aún muchos de los que creemos que la RV es una muy buena versión vemos con agrado que se preparen nuevas traducciones. Además, el autor está tan prejuiciado que admite y justifica la modernización del lenguaje con el mismo empeño que pone en censurar nuevas versiones. En lo que a mí concierne concuerdo con lo que los traductores de la King James (Authorized) Version de 1611 escribieron en el prólogo, y que todos los fanáticos de esta versión harían bien en leer con cuidado (negritas añadidas):
Afirmamos y declaramos que la más pobre traducción de la Biblia en inglés ... contiene la Palabra de Dios, más aún, es la Palabra de Dios. Aunque no sea interpretada por cada traductor con igual gracia, el discurso del Rey es aún el discurso del Rey; no hay causa, por tanto, por la cual haya de negarse que la Palabra traducida sea la Palabra, o de prohibirse su empleo, a pesar de que algunas imperfecciones y manchas puedan notarse en la traducción. La variedad de traducciones es provechosa para hallar el sentido de las Escrituras .”
Sigue Fernández:
“Y en cuanto al N.T., Casiodoro de Reina lo tradujo de un manuscrito conocido como "Texto Receptus", llamado también Texto Bizantino, que era reconocido generalmente como el texto manuscrito más fiel a los originales de los libros del N.T.”
(Jetonius) Aquí el autor comete el error garrafal de afirmar que el Textus Receptus es “un manuscrito” y que es igual al texto llamado bizantino. Es cierto que hay un parentesco, pero no son lo mismo. Por lo demás, se le llamó “Textus Receptus” a una edición impresa del NT griego, no a un manuscrito en particular. Se sabe que estas primeras ediciones impresas se prepararon a partir de manuscritos griegos tardíos.
“Pablo Besson, misionero suizo muy documentado en esta materia, afirma que el Texto Receptus sirvió de base para traducir el N.T. de la versión llamada Peshitta. Esta versión fue hecha alrededor del año 170 de la era actual. Este dato envuelve extraordinaria importancia en lo que se refiere a nuestra confianza en la versión Reina-Valera. A la versión Peshitta siguieron la Itala, la Vulgata y otras, traducidas todas del Texto Receptus. San Jerónimo tradujo la versión Vulgata, que vino a ser la versión oficial de la Iglesia Católica, entre los años 382 al 400 d.C.”
(Jetonius) Con todo respeto por el ilustre bautista que fue Pablo Besson, hoy pocos comparten esta opinión. La Peshitta es mucho más tardía de lo que él pensaba , probablemente unos dos siglos, es decir prácticamente contemporánea de la Vulgata, otra traducción a la cual apela el
Rev. Fernández.
“¿Qué pretenden los que insisten en que Reina-Valera no es digna de confianza porque contiene, según ellos, pasajes espurios o añadidos? Sí, señores, ¿qué pretenden? Pretenden socavar la confianza en nuestra versión. ¿A quién sirven los que se empeñan en destruir la credibilidad y la confianza en la versión que ha circulado en los pueblos de habla castellana en los últimos 200 años? Estamos seguros de que no sirven a Dios. Supongamos que un cristiano recién convertido escuche a uno de esos críticos; ¿qué pensará de la Biblia? ¿Qué resuelve el machacar que la versión Reina-Valera tiene interpolaciones y errores?.”
(Jetonius) Negarse a ver la realidad no ayuda a mejorarla, como tampoco las acusaciones “al bulto”. Llega a afirmar osadamente “Estamos seguros de que no sirven a Dios” . En cuanto a su llamado a no escandalizar a los recién convertidos, no se les presta ningún servicio ocultándoles información. En mi experiencia personal, cuando un recién convertido me ha pedido consejo sobre qué versión usar y he discutido con él los pros y contras de las diferentes versiones disponibles, ni se ha escandalizado ni se ha tornado apóstata. Poseer un texto bíblico lo más confiable posible es un requisito importante para un estudio serio de la Palabra.
A continuación le envío una compilación y algún comentario sobre Westcott y Hort de fuentes confiables. Algunos enemigos de su obra han construido, mayormente sobre la base de citas fuera de contexto y de las especulaciones teológicas de estos hombres, un caso aparentemente impresionante en contra de su integridad y en favor de su presunto ocultismo.
Con todo respeto hacia Vidal Manzanares, es mi impresión que en su defensa del "Textus Receptus" él se ha dejado llevar por tales exageraciones y calumnias sin analizar debidamente la evidencia.
Como testimonio personal, le diré que la obra de Westcott sobre la historia del canon bíblico (The Bible in the Church) continúa siendo, a más de un siglo de su publicación, una excelente fuente de información sobre el tema.
Oxford Dictionary of the Christian Church
Edited by F.L. Cross
London: Oxford University Press, 1958.
LIGHTFOOT, Joseph Barber (1828-1889), Obispo de Durham. Fue educado en la Escuela del Rey Eduardo, en Birmingham, donde estuvo bajo la fuerte influencia de James Prince Lee (1804-1869) e inició una amistad de toda la vida con E.W. Benson. En 1847 ingresó al Trinity College de Cambridge, donde fue un alumno privado de B.F. Westcott y en 1852 fue elegido Miembro. Fue ordenado diácono en 1854 y sacerdote en 1858, en ambos casos por J.P. Lee (Obispo de Manchester desde 1847). Tornándose tutor del Trinity College en 1857, hizo de temas clásicos y bíblicos su principal interés y fue uno de los fundadores y directores del Journal of Classical and Sacred Philology (Marzo 1854- Diciembre 1859). En 1861 sucedió a C.J. Ellicott como Profesor Hulsean de teología, siendo sus conferencias sobre el NT la base de sus posteriores comentarios. En 1871 fue nombrado Canónigo de San Pablo y en 1875 Profesor Lady Margaret de teología en Cambridge. De 1870 a 1880 fue también uno de los principales miembros de la Compañía de Revisores del NT. Habiendo aceptado con gran vacilación la sede de Durham (1879), demostró allí ser un administrador notablemente exitoso, hizo mucho por el embellecimiento del castillo Auckland y personalmente entrenó para el sacerdocio a muchos hombres promisorios.
La excelencia del trabajo crítico de Lightfoot en el NT y los Padres, el cual desde el principio ganó la más alta estima en [Gran] Bretaña y más allá, ha resistido la prueba del tiempo. Su primer estudio importante, ‘Ediciones recientes de las Epístolas de san Pablo’ [Recent editions of St. Paul’s Epistles’] en el Journal of Classical and Sacred Philology de marzo de 1856, fue una crítica de las obras de A.P. Stanley y B. Jowett. Siguieron sus famosos comentarios en las Epístolas de san Pablo – Gálatas (1865), Filipenses (1868), y Colosenses con Filemón (1875). Todos estaban caracterizados por una amplia y original erudición clásica y patrística, una presentación lúcida, una libertad de tecnicismos y una vitación de controversias sectoriales; especialmente notables fueron sus largas disertaciones, por ejemplo el bien conocido ensayo sobre ‘El ministerio cristiano’ en Filipenses. Las mismas cualidades caracterizaron su obra sobre los Padres Apostólicos, la cual quizá mostró un dominio aún mayor de saber y técnica. Su primera edición de Clemente de Roma apareció en 1869 (apéndice en 1877), y en 1890 una segunda y más extensa revisada a la luz del texto completo recientemente recobrado. Siguió en 1885 su famoso Ignacio [de Antioquía] (2 vols. en 3, 1885; 2ª Ed., 1889), el cual finalmente eliminó el argumento de W. Cureton de que sólo las tres epístolas de la recensión siríaca eran genuinas. Sus otros escritos incluyeron Una Nueva Revisión del Nuevo Testamento [A Fresh Revision of the New Testament] (1871), el valioso artículo ‘Eusebio de Cesarea’ en el Diccionario de Biografía Cristiana [Dictionary of Christian Biography] (vol. 2, 1880), Líderes de la Iglesia Norteña [Leaders of the Northern Church] (1890), y varios volúmenes de sermones.
Bibliografía. Breve relato (atribuido a H.W. Watkins) en Quarterly Review, 176 (1893), pp. 73-105, reimpresa por separado, con una nota de prefacio por B.F. Westcott (Londres 1894). G.R. Eden - F.C. Macdonald (Eds.), Lightfoot de Durham – Memorias y Valoraciones [Lightfoot of Durham – Memoirs and Appreciations] (1932). A.C. Benson, Las Hojas del Arbol [The Leaves of the Tree ] (1911), pp. 187-211. F.J. A. Hort en Dictionary of National Biography, 33 (1893), pp. 232-240.
Oxford Dictionary of the Christian Church
Edited by F.L. Cross
London: Oxford University Press, 1958.
HORT, Fenton John Anthony (1828-1892), erudito en NT. Educado en Rugby bajo T. Arnold y A.C. Tait, y en el Trinity College de Cambridge, fue desde 1852 a 1857 un miembro (Fellow) de su Colegio, de 1857 a 1872 responsable de una parroquia cerca de Hitchin, y de 1872 hasta su muerte [estuvo] de vuelta en Cambridge, donde se desempeñó en varios cargos docentes. En sus años iniciales en Cambridge inició una amistad y colaboración vitalicias con E.W. Benson, J.B. Lightfoot, y B.F. Westcott, y también llegó a ser influenciado por F.D. Maurice, C. Kingsley, Tom Hughes, y otros, con cuyos esfuerzos sociales simpatizaba. Su intención original era publicar comentarios en gran escala de los Evangelios, Hechos y algunas de las Epístolas Universales; pero la mayor parte de sus energías fueron de hecho derivadas hacia el texto griego del NT, en el cual trabajó, conjuntamente con Westcott, casi continuamente desde 1852 hasta su publicación en 1881. Su trabajo en este campo, resumido en su excelente ‘Introducción’ al NT de Westcott y Hort, fue notable por la precisión y sobriedad de sus juicios. Su estilo algo difícil, combinado con una modestia que a menudo oculta la amplitud del saber de su escritor, puede hasta disimular su distinción y erudición a aquéllos que la manipulan por vez primera. De primordial importancia fueron también sus Dos Disertaciones [Two Dissertations] (1876) sobre Monogenës Theos [Dios Unigénito] y el Credo Niceno-Constantinopolitano; y muy característico su (póstumos) Cristiandad Judaística [Judaistic Christianity] (1894) y La Iglesia Cristiana [The Christian Ecclesia] (1897). Hort tenía asimismo amplios y constructivos intereses en teología, especialmente en sus relaciones con las ciencias naturales, pero estos hallaron escasa expresión escrita.
Bibliografía. Vida y Cartas [Life and Letters], ed. Arthur Fenton Hort, hijo (2 vols., Londres-Nueva York, 1896); revisión completa de su obra, con valoración de Hort, por W. Sanday en American Journal of Theology, 1 (1897), pp. 95-117; valoraciones adicionales de Hort por T.B. Strong en Journal of Theological Studies, 1 (1900), pp. 370-396. H.E. Ryle en Dictionary of National Biography, Suppl. 2 (1901), pp. 443-447.
Stephen Neill: La interpretación del Nuevo Testamento (Trad. Cast. José Luis Lana; Barcelona: Edicions 62, 1967; original Oxford University Press, 1964, p. 91s, 94s).
... aunque se había realizado un gran progreso, nadie había expuesto en términos claros lo que es realmente la crítica textual, cómo debe proceder el crítico de los textos, y qué es exactamente lo que puede esperar alcanzar. Éste fue el vacío que Hort se propuso llenar; y el estudio de los textos del Nuevo Testamento le brindó exactamente el material sobre cuya base fuera posible proceder a la formulación de un método genuinamente científico de la crítica textual.
Uno de los problemas es que realizó su trabajo demasiado bien. En cincuenta y tres páginas de la introducción al The New Testament in Greek (El Nuevo Testamento en griego), publicado en 1882, Hort expuso una teoría y ciencia completas de la crítica textual. No se había escrito nada parecido en ninguna lengua. Nada de valor comparable se escribiría hasta que A.E. Housman publicara en 1903 su célebre Prefacio a Manilius, una obra de un carácter muy distinto, avivada por el humor característico y mordaz del autor. Y, de hecho, la obra nunca ha tenido que ser rehecha exactamente en la misma forma. La postura de Hort es definitiva; sus principios han sido aceptados tan generalmente que pocos estudiantes se molestan en leer la obra original en que fueron expuestos por primera vez. Los cánones de la crítica establecidos por Hort han pasado a todos los manuales sobre el tema, y a toda introducción al Nuevo Testamento, con frecuencia sin reconocimiento. Ningún experto en su sano juicio pensaría hoy día intentar el trabajo de la crítica textual en unos principios distintos a éstos; pero quizá no se dé cuenta de quién es la persona a quien debe tributar su gratitud.
Estas inapreciables cincuenta páginas fueron escritas en una prosa fría, juiciosa, perfectamente lúcida; tan ordenada, tan íntimamente conexa, tan exenta de adornos, tan concentrada, que son casi imposibles de compendiar o resumir, y casi podría citarse cualquier pasaje como ilustración del tono y el método del conjunto.
... Los alemanes no siempre tienen una opinión elevada de la investigación británica; pero fue un alemán quien escribió de Hort que:
«fue un gran hombre, y en todo momento un hombre entero, estuviera curando niños que sufrían de escarlatina en su parroquia rura, o bien ocupado con la traducción de Platón, o descubriendo y describiendo alguna planta nueva, o recuperando alguna olvidada expresión de un padre de la Iglesia, o sentado en su estudio luchando con el problema de la transmisión de un texto, o de pie en la cumbre del Matterhorn ocupado en identificar las montañas circundantes ... Fue un estudiante de las cosas y las personas que Dios ha creado; y en su estudio olvidó una sola cosa: a sí mismo.» [Caspar René Gregory en Realencyklopädie für protestantiche Theologie und Kirche, 1900, vol. VIII, p. 370).
Oxford Dictionary of the Christian Church
Edited by F.L. Cross
London: Oxford University Press, 1958.
WESTCOTT, Brooke Foss (1825-1901), Obispo de Durham. Fue educado en la Escuela del Rey Eduardo VI en Birmingham bajo J. Prince Lee, donde se hizo amigo vitalicio de J.B. Lightfoot y E.W. Benson, y en el Trinity College de Cambridge. Ordenado en 1851, en 1852 devino director asistente de Harrow, bajo C.J. Vaughan, donde publicó una serie de trabajos teológicos, incluyendo la primera edición de su History of the New Testament Canon [Historia del Canon del Nuevo Testamento] (1855), la Introduction to the Study of the Gospels [Introducción al Estudio de los Evangelios] (1860) y una History of the English Bible [Historia de la Biblia Inglesa] (1868). En 1869 dejó Harrow por una canonía residente en la catedral de Peterborough, la cual retuvo cuando, en 1870, fue elegido Profesor Regius de teología en Cambridge. Aquí preparó junto con F.J.A. Hort la celebrada edición crítica del NT griego, publicada en 1881. Esto fue seguido por sus tres grandes comentarios sobre el Evangelio de san Juan (1881), sobre las Epístolas de san Juan (1883), y sobre la Epístola a los Hebreos (1889), el fruto de sus conferencias de Cambridge. Al mismo tiempo dedico mucha de su energía al entrenamiento de sus estudiantes y a alentar las misiones; la Escuela de Cambridge para Entrenamiento Clerical (hoy Casa Westcott) y la Misión Cambridge a Delhi le deben su existencia a su inspiración y dirección. En 1890 fue consagrado Obispo de Durham, donde hizo de los problemas sociales su especial preocupación, siendo uno de sus esfuerzos más exitosos su mediación en la huelga del carbón de 1892. En el mismo año publicó su trabajo doctrinal El Evangelio de la Vida [The Gospel of Life], el cual fue seguido por varios volúmenes de sermones y discursos compilados, entre ellos La encarnación y la vida común [The Incarnation and Common Life] (1893) y Aspectos Cristianos de la Vida [Christians Aspects of Life] (1897).
La fama de Westcott como erudito descansa mayormente en su edición del NT y en sus grandes comentarios. La primera ha sido reconocida como fundamental tanto por teólogos ingleses como continentales. Si [bien] él no estaba dotado con el extraordinario discernimiento de Hort en este campo, su parte en la obra fue probablemente igual a la de su colaborador. Sus comentarios siguen las opiniones tradicionales con respecto a autoría y fecha. A pesar de una marcada inclinación a distinciones demasiado sutiles, son especialmente estimados por su penetrante perspicacia en el significado espiritual del texto, asistida por un uso juicioso de la exégesis patrística. En teología le debió mucho a F.D. Maurice. Sus obras doctrinales, especialmente El Evangelio de la Resurrección [The Gospel of Resurrection] (1866) y El Evangelio de la Vida, aunque menos satisfactorias debido a la falta de precisión y dificultad en el lenguaje, promovieron una comprensión más profunda, en la Iglesia de Inglaterra, de las implicaciones de la Encarnación y la Resurrección. Él buscó poner en el centro de la experiencia cristiana la Persona Divina de Dios hecho hombre más que un punto de vista jurídico de la expiación o una comprensión meramente ética del Sermón del Monte.
Bibliografía. Arthur Westcott (hijo), Vida y cartas de Brooke Foss Westcott [Life and Letters of Brooke Foss Westcott] (2 vols., 1903). Una biografía más breve por J. Clayton (Líderes de la Iglesia, 1800-1900 [Leaders of the Church, 1800 –1900]), ed. G.W.E. Russell, 1906); semblanza por A.G.B. West, Memorias de Brooke Foss Westcott [Memories of Broke Foss Westcott] (1936). V.H. Stanton, en Dictionary of National Biography, 1901-1911, pp. 635-641.
New Dictionary of Theology
Sinclair B. Ferguson, David F. Wright, James I. Packer (Eds.)
Downers Grove – Leicester : InterVarsity Press, 1988
WESTCOTT, BROOKE FOSS (1825-1901). Erudito del NT y obispo, mejor conocido por su asociación en Cambridge (donde fue Profesor Regius de teología desde 1870) con J.B. Lightfoot (1828-1889) y F.J.A. Hort (1828-1892) sobre un comentario del NT basado en un texto griego confiable. Aunque el proyecto no fue completado, la introducción de Hort a El Nuevo Testamento en el griego original [The New Testament in the Original Greek] de Westcott y Hort (1881-1882) permanece como una formulación clásica de los principios de la crítica textual, y los comentarios de Westcott sobre Juan (1880), las epístolas juaninas (1883) y Hebreos (1889) son todavía valoradas por su perspicacia espiritual y aplicación pionera de la exégesis patrística, aunque a veces se exagere en la interpretación del texto...
Menos recordada ahora, pero quizá más significativa en su momento para la Iglesia de Inglaterra y la percepción pública de sus intereses, fue la preocupación de Westcott por los temas sociales. Fue el primer Presidente de la Unión Social Cristiana (fundada en 1889) y, como Lightfoot antes que él, fue llamado de la vida académica para ser obispo de Durham (1890-1901). Allí empleó su influencia y habilidad administrativa para mediar en la huelga del carbón de 1892 y desarrolló una teología encarnacionista que compartía mucho con el socialismo cristiano de F.D. Maurice en sus sermones y discursos en torno de la diócesis.
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(Vidal Manzanares)
"En el círculo hermético, Westcott y Hort participaron en charlas y conferencias relacionadas en su mayor parte con aspectos espirituales del paganismo. Sin embargo, el proceso apenas había comenzado. En 1851, Westcott, Hort y Benson dieron un paso más en su carrera a favor del ocultismo y fundaron el "Gremio fantasmal" (Ghosily Guild)."
(Jetonius)
El nombre exacto de la sociedad era Ghostlie Guild. Cabe mencionar que esta asociación, cuyo nombre es obviamente humorístico, no fue formada cuando Westcott y Hort eran eruditos maduros concentrados en recuperar el texto griego del Nuevo Testamento, sino cuando áun eran estudiantes en Cambridge (Westcott había nacido en 1825 y Hort, como Lightfoot, en 1828).
La referida sociedad no tenía, como los detractores de Westcott y Hort implican, propósitos ocultistas. Por el contrario, se estableció para el estudio científico de supuestos fenómenos sobrenaturales, sobre los cuales los miembros habrían de escribir informes detallados.
De todas maneras, aunque no se sabe con certeza el destino posterior de la Ghostlie Guild, la asociación de Westcott con ella fue breve. En la biografía de su padre, Arthur Westcott nota que: “Mi padre cesó de interesarse en estos asuntos, no totalmente, creo yo, por falta de fe en lo que, a falta de un nombre mejor, uno debe llamar espiritismo, sino porque él estaba seriamente convencido que tales investigaciones no conducían a nada bueno.”
En otras palabras, sin que Westcott negase que podían existir manifestaciones sobrenaturales de origen demoníaco (algo que difícilmente podría negar un cristiano), se apartó de ellas voluntariamente porque no creía que fuese una actividad provechosa.
Tambien se menciona el tema de la Peshita. (datado el año 170dc)
Por otro lado tengo otra fuente de que la Peshita es del siglo II, dicho libro es:
TRATADO DE INTRODUCCION BIBLICA
por Armando Di Pardo - Copyrigth Escuela de Teología Alerta - Bs As Argentina - impreso por talleres graficos CLIE - Tarrasa barcelona) Pagina 177.
Jetonius si querés compralo... te lo mando a Mendoza...
Desde ya la critica moderna data a la Peshito del siglo IV.(quizá no les convenga que sea mas antigua que los codices sinaítico y vaticano...

)
Bueno compatriota, un saludo.!
En Cristo: ALEJANDRO.
Ya me referí a la Peshitta en otro mensaje anterior.
Sí, me gustaría leer el libro de Di Pardo para ver qué evidencia presenta.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
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