El año pasado, una muchacha amiga mía me invitó a participar en un foro de debate suyo que tenía como tema principal la pena de muerte.
El día 11 de marzo del 2009, terminé de escribir el artículo sobre dicho tema y lo publiqué en su foro.
Una de las respuestas que he recibido ha sido la siguiente:
Por el amor d dios.. en q parte d la biblia Dios aprueba la pena d muerteeeeeeeee??? dondeeeee??? dios d lo unico q habla es d la justicia divina.. d perdonar.. d poner la otra mejilla.. y el mandamiento dice NO MATARAS y no pone ninguna excepcion!!!
A pesar de que en mi artículo se deja claro en qué pasajes de la Escritura se manifiesta un punto de vista positivo hacia el ajusticiamiento, me lo han querido negar, aunque sin presentar ningún argumento que contradiga mi opinión.
A continuación, el artículo que escribí:
Se llama pena de muerte a la ejecución de un condenado por el Estado como castigo por haber cometido un delito, es decir, un acto prohibido por la ley.
En Argentina, la pena de muerte fue parte de nuestra legislación desde el nacimiento mismo de la Patria (Revolución de Mayo de 1810) hasta 1984, año en que el presidente Raúl Alfonsín tuvo la delirante idea de derogar la ley que permitía el ajusticiamiento.
En el siglo XIX en nuestro país, el ajusticiamiento se llevaba a cabo inmediatamente después de que la persona fuera sorprendida cometiendo el delito (por ejemplo, un robo), sin necesidad de someterlo a ningún proceso judicial. Y muchas veces, las ejecuciones se realizaban de forma pública, para escarmiento y ejemplo. Y luego de que el condenado quedara sin vida, su cuerpo era colgado para ser exhibido públicamente, también como forma de escarmiento.
En ningún caso se podía ejecutar a mujeres, ni tampoco a ancianos ni a menores de 18 años (aunque ha habido excepciones). Pero en ese mismo siglo (el XIX), los menores de 18 años (e incluso chicos de hasta 14 años) podían ser condenados hasta 15 años de cárcel.
Desde el nacimiento de la Patria (Revolución de Mayo de 1810) hasta la actualidad, ha habido pena de muerte en Argentina en los siguientes períodos de tiempo:
21 de junio de 1810 - 30 de septiembre de 1921
8 de septiembre de 1930 - 1931
1944 - 1944
10 de junio de 1956 - 13 de junio de 1956
2 de junio de 1970 - 29 de diciembre de 1972
25 de junio de 1976 - 22 de agosto de 1984
Hasta la actualidad, la pena de muerte no se ha vuelto a reimplantar desde que Alfonsín decidió derogarla en 1984, a pesar de que en los años '90 el tema fue tratado varias veces en el Congreso.
En lo personal, sostengo una opinión favorable a la aplicación del castigo supremo, ya que la sola existencia de esta pena en la legislación de un país crea un poder intimidatorio de límites insospechados. Y como resultado de ese temor colectivo a ser pasado por las armas, el delito se ve notablemente reducido.
Por otra parte, la pena capital evita la reincidencia, por motivos que son obvios. (Un asesino o un violador serial, jamás volverá a las andadas luego de ser ejecutado).
Entonces, la pena de muerte trae un doble beneficio: por un lado, crea una sensación de miedo en los delincuentes, que los lleva a paralizarse cada vez que se les cruza por la mente cometer un delito grave; y por otro lado, evita la reincidencia, ya que la persona que dio el mal paso, es castigada con todo el rigor de la ley, siendo condenada y ejecutada, para que no vuelva a alterar nunca más la paz de la sociedad.
Muchos delincuentes son reincidentes porque saben que si van a la cárcel, quedan en libertad al poco tiempo. Entonces, no les importa mucho correr el riesgo de ser atrapados. En cambio, con la pena de muerte, sería un verdadero suicidio para un delincuente ir a cometer un delito grave, sabiendo que será pasado por las armas si es apresado. Ésta es la verdadera eficacia intimidatoria del castigo supremo.
Es bien sabido y aceptado por todos que existen sujetos que son potencialmente peligrosos e incorregibles, y que por más tratamiento que hagan, no se recuperarán jamás ni se los podrá reinsertar en la sociedad; y por más que estén 20 años en la cárcel, volverán a delinquir una vez que queden en libertad. Entonces, ¿de qué le sirve al Estado mantener a un preso durante 20 años, para que luego reincida? ¿No es mejor para todos ponerle fin a la vida delictiva que él mismo eligió porque quiso?
Leyendo la Biblia, podemos ver que hasta el mismo Dios aprueba la pena de muerte. Así lo vemos expresado en un pasaje bíblico que no deja lugar a dudas: "la paga del pecado es muerte". (La Biblia, A los Romanos, Capítulo 6.23). Claramente vemos aquí que el que cometa un pecado, lo pagará con su propia vida, porque así lo estipula nuestra religión. (Argentina está reconocida y declarada oficialmente como un país cristiano, aunque existe la libertad de cultos).
"El que hiere a alguien causándole la muerte morirá irremisiblemente". (La Biblia, Éxodo, Capítulo 21.12). En ésta cita bíblica, vemos que Dios condena indefectiblemente con la muerte el crimen y pecado de asesinato, al igual que en el siguiente pasaje: "El que derrame sangre de hombre, su sangre será derramada por hombre; porque a imagen de Dios él hizo al hombre". (La Biblia, Génesis, Capítulo 9.6). Aquí vemos que Dios autoriza al hombre a derramar la sangre del hombre asesino.
Y en éste otro pasaje, en el que Dios le habla al asesino Caín (luego de que éste matara a su hermano Abel), nos enteramos de que el Señor no puede dejar impune el delito: "La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde el suelo, pidiendo justicia". (La Biblia, Génesis, Capítulo 4.10).
Y para finalizar, citaré un último pasaje bíblico: "Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que No provenga de Dios; y las que hay, por Dios han sido constituidas. Así que, el que se opone a la autoridad, se opone a lo constituido por Dios; y los que se oponen recibirán condenación para sí mismos. Porque los gobernantes no están para infundir el terror al que hace lo bueno, sino al que hace lo malo. ¿Quieres no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás su alabanza; porque es un servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no lleva en vano la espada; pues es un servidor de Dios, un vengador para castigo del que hace lo malo. Por lo cual, es necesario que estéis sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por motivos de conciencia". (La Biblia, A los Romanos, Capítulo 13.1-5).
Dicho de manera sencilla, éste pasaje nos dice que la autoridad ha sido constituida por Dios, y por ende, todas las autoridades provienen de Él. Entonces, el que se opone a la autoridad, se opone a Dios; y cualquiera que se oponga, será condenado. Si hacemos lo bueno, no tendremos nada que temer. Pero si hacemos lo malo, entonces sí, porque no en vano las autoridades llevan la espada; pues son servidores de Dios, y son los encargados de castigar al que hace lo malo.
Lo que éste pasaje nos sugiere, es que si hacemos lo malo (es decir, si cometemos un pecado o delito) seremos castigados por los servidores de Dios (por las autoridades). Ellos usarán como castigo la espada (la muerte) que no en vano llevan, para atemorizar a los que hacen lo malo.
El Mandamiento "No matarás" simplemente prohíbe asesinar a sangre fría a una persona buena, sin justificación alguna, para cometer un delito. Éste Mandamiento nos prohíbe asesinar a una persona que nos cae mal (por ejemplo), o asesinar a alguien para sacarle dinero, pero no le impide a un juez dictar una sentencia a muerte, ya que como hemos visto, Dios aprueba la pena de muerte, y no quiere que el crimen y el pecado queden impunes.
En conclusión, tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista religioso, la pena de muerte es un castigo razonable y justo, que puede ser aplicado sin culpa alguna, y que sirve de manera eficaz para prevenir el delito y evitar la reincidencia.
Mi posición en este tema es a favor.
Saludos.
El día 11 de marzo del 2009, terminé de escribir el artículo sobre dicho tema y lo publiqué en su foro.
Una de las respuestas que he recibido ha sido la siguiente:
Por el amor d dios.. en q parte d la biblia Dios aprueba la pena d muerteeeeeeeee??? dondeeeee??? dios d lo unico q habla es d la justicia divina.. d perdonar.. d poner la otra mejilla.. y el mandamiento dice NO MATARAS y no pone ninguna excepcion!!!
A pesar de que en mi artículo se deja claro en qué pasajes de la Escritura se manifiesta un punto de vista positivo hacia el ajusticiamiento, me lo han querido negar, aunque sin presentar ningún argumento que contradiga mi opinión.
A continuación, el artículo que escribí:
Se llama pena de muerte a la ejecución de un condenado por el Estado como castigo por haber cometido un delito, es decir, un acto prohibido por la ley.
En Argentina, la pena de muerte fue parte de nuestra legislación desde el nacimiento mismo de la Patria (Revolución de Mayo de 1810) hasta 1984, año en que el presidente Raúl Alfonsín tuvo la delirante idea de derogar la ley que permitía el ajusticiamiento.
En el siglo XIX en nuestro país, el ajusticiamiento se llevaba a cabo inmediatamente después de que la persona fuera sorprendida cometiendo el delito (por ejemplo, un robo), sin necesidad de someterlo a ningún proceso judicial. Y muchas veces, las ejecuciones se realizaban de forma pública, para escarmiento y ejemplo. Y luego de que el condenado quedara sin vida, su cuerpo era colgado para ser exhibido públicamente, también como forma de escarmiento.
En ningún caso se podía ejecutar a mujeres, ni tampoco a ancianos ni a menores de 18 años (aunque ha habido excepciones). Pero en ese mismo siglo (el XIX), los menores de 18 años (e incluso chicos de hasta 14 años) podían ser condenados hasta 15 años de cárcel.
Desde el nacimiento de la Patria (Revolución de Mayo de 1810) hasta la actualidad, ha habido pena de muerte en Argentina en los siguientes períodos de tiempo:
21 de junio de 1810 - 30 de septiembre de 1921
8 de septiembre de 1930 - 1931
1944 - 1944
10 de junio de 1956 - 13 de junio de 1956
2 de junio de 1970 - 29 de diciembre de 1972
25 de junio de 1976 - 22 de agosto de 1984
Hasta la actualidad, la pena de muerte no se ha vuelto a reimplantar desde que Alfonsín decidió derogarla en 1984, a pesar de que en los años '90 el tema fue tratado varias veces en el Congreso.
En lo personal, sostengo una opinión favorable a la aplicación del castigo supremo, ya que la sola existencia de esta pena en la legislación de un país crea un poder intimidatorio de límites insospechados. Y como resultado de ese temor colectivo a ser pasado por las armas, el delito se ve notablemente reducido.
Por otra parte, la pena capital evita la reincidencia, por motivos que son obvios. (Un asesino o un violador serial, jamás volverá a las andadas luego de ser ejecutado).
Entonces, la pena de muerte trae un doble beneficio: por un lado, crea una sensación de miedo en los delincuentes, que los lleva a paralizarse cada vez que se les cruza por la mente cometer un delito grave; y por otro lado, evita la reincidencia, ya que la persona que dio el mal paso, es castigada con todo el rigor de la ley, siendo condenada y ejecutada, para que no vuelva a alterar nunca más la paz de la sociedad.
Muchos delincuentes son reincidentes porque saben que si van a la cárcel, quedan en libertad al poco tiempo. Entonces, no les importa mucho correr el riesgo de ser atrapados. En cambio, con la pena de muerte, sería un verdadero suicidio para un delincuente ir a cometer un delito grave, sabiendo que será pasado por las armas si es apresado. Ésta es la verdadera eficacia intimidatoria del castigo supremo.
Es bien sabido y aceptado por todos que existen sujetos que son potencialmente peligrosos e incorregibles, y que por más tratamiento que hagan, no se recuperarán jamás ni se los podrá reinsertar en la sociedad; y por más que estén 20 años en la cárcel, volverán a delinquir una vez que queden en libertad. Entonces, ¿de qué le sirve al Estado mantener a un preso durante 20 años, para que luego reincida? ¿No es mejor para todos ponerle fin a la vida delictiva que él mismo eligió porque quiso?
Leyendo la Biblia, podemos ver que hasta el mismo Dios aprueba la pena de muerte. Así lo vemos expresado en un pasaje bíblico que no deja lugar a dudas: "la paga del pecado es muerte". (La Biblia, A los Romanos, Capítulo 6.23). Claramente vemos aquí que el que cometa un pecado, lo pagará con su propia vida, porque así lo estipula nuestra religión. (Argentina está reconocida y declarada oficialmente como un país cristiano, aunque existe la libertad de cultos).
"El que hiere a alguien causándole la muerte morirá irremisiblemente". (La Biblia, Éxodo, Capítulo 21.12). En ésta cita bíblica, vemos que Dios condena indefectiblemente con la muerte el crimen y pecado de asesinato, al igual que en el siguiente pasaje: "El que derrame sangre de hombre, su sangre será derramada por hombre; porque a imagen de Dios él hizo al hombre". (La Biblia, Génesis, Capítulo 9.6). Aquí vemos que Dios autoriza al hombre a derramar la sangre del hombre asesino.
Y en éste otro pasaje, en el que Dios le habla al asesino Caín (luego de que éste matara a su hermano Abel), nos enteramos de que el Señor no puede dejar impune el delito: "La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde el suelo, pidiendo justicia". (La Biblia, Génesis, Capítulo 4.10).
Y para finalizar, citaré un último pasaje bíblico: "Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que No provenga de Dios; y las que hay, por Dios han sido constituidas. Así que, el que se opone a la autoridad, se opone a lo constituido por Dios; y los que se oponen recibirán condenación para sí mismos. Porque los gobernantes no están para infundir el terror al que hace lo bueno, sino al que hace lo malo. ¿Quieres no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás su alabanza; porque es un servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no lleva en vano la espada; pues es un servidor de Dios, un vengador para castigo del que hace lo malo. Por lo cual, es necesario que estéis sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por motivos de conciencia". (La Biblia, A los Romanos, Capítulo 13.1-5).
Dicho de manera sencilla, éste pasaje nos dice que la autoridad ha sido constituida por Dios, y por ende, todas las autoridades provienen de Él. Entonces, el que se opone a la autoridad, se opone a Dios; y cualquiera que se oponga, será condenado. Si hacemos lo bueno, no tendremos nada que temer. Pero si hacemos lo malo, entonces sí, porque no en vano las autoridades llevan la espada; pues son servidores de Dios, y son los encargados de castigar al que hace lo malo.
Lo que éste pasaje nos sugiere, es que si hacemos lo malo (es decir, si cometemos un pecado o delito) seremos castigados por los servidores de Dios (por las autoridades). Ellos usarán como castigo la espada (la muerte) que no en vano llevan, para atemorizar a los que hacen lo malo.
El Mandamiento "No matarás" simplemente prohíbe asesinar a sangre fría a una persona buena, sin justificación alguna, para cometer un delito. Éste Mandamiento nos prohíbe asesinar a una persona que nos cae mal (por ejemplo), o asesinar a alguien para sacarle dinero, pero no le impide a un juez dictar una sentencia a muerte, ya que como hemos visto, Dios aprueba la pena de muerte, y no quiere que el crimen y el pecado queden impunes.
En conclusión, tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista religioso, la pena de muerte es un castigo razonable y justo, que puede ser aplicado sin culpa alguna, y que sirve de manera eficaz para prevenir el delito y evitar la reincidencia.
Mi posición en este tema es a favor.
Saludos.