Re: La palabra RÚAJ hebreo; Y PNÉUMA griego,¿ qué significado tienen en la Biblia?
Saludos Oro y demas foristas;
Segun tengo entendido, la palabra "neshamah" aplica unica y exclusivamente al aliento humano. O sea, no vemos el termino aplicado a animales o el viento o aire que nos rodea.
dE HECHO, LA PALABRA "NECHAMAH" es la utilizada en la creacion del hombre traducido creo que perfectamente como "aliento de vida" en algunas traducciones. NUNCA se aplica este termino para definir el "espiritu" de D-os, por lo que no creo que pueda ser utilizado para poder definir que es el Ruaj de YHWH.
Perdonen mi intromision, a la verdad es que no he podido leer todas las aportaciones. De todas maneras estaré atento, pues el tema me interesa, y creo que puedo aprender mucho sobre este tema en particular.
David
El nescha‧máh, o simple aliento, es tanto el producto de rú‧aj, o fuerza de vida, como un medio principal de sostener esa fuerza de vida en las criaturas vivas. Gracias a ciertos estudios científicos se sabe que la vida está presente en cada una de los cien billones de células del cuerpo, y que, aunque cada minuto mueren miles de millones de células, continúa una constante reproducción de nuevas células vivas. La fuerza activa de vida en todas las células vivas depende del oxígeno que la respiración aporta al cuerpo y que la sangre transporta a todas las células. Sin oxígeno, algunas células empiezan a morir después de varios minutos; otras, después de un período más largo. Aunque una persona puede resistir sin respirar por unos cuantos minutos y todavía sobrevivir, si desaparece la fuerza de vida de sus células, muere sin que haya posibilidad humana de revivirla. Las Escrituras Hebreas, inspiradas por el Diseñador y Creador del hombre, usan rú‧aj para denotar esta fuerza vital que es el mismísimo principio fundamental de la vida, y nescha‧máh para representar la respiración que la sostiene.
Debido a que la respiración es inseparable de la vida, nescha‧máh y rú‧aj se utilizan paralelamente en varios textos. Job expresó su determinación de evitar la injusticia ‘mientras su aliento [nescha‧máh] todavía estuviera entero dentro de él, y el espíritu [werú‧aj] de Dios estuviera en sus narices’. (Job 27:3-5.) Elihú dijo: “Si el espíritu [rú‧aj] y aliento [nescha‧máh] de aquel él [Dios] lo recoge a sí, toda carne expira [es decir, “exhala”] junta, y el hombre terrestre mismo vuelve al mismísimo polvo”. (Job 34:14, 15.) De igual manera, el Salmo 104:29 dice de las criaturas de la Tierra, tanto humanas como animales: “Si [tú, Dios,] les quitas su espíritu, expiran, y a su polvo vuelven”. En Isaías 42:5 se habla de Jehová como “Aquel que tiende la tierra y su producto, Aquel que da aliento a la gente sobre ella, y espíritu a los que andan en ella”. El aliento (nescha‧máh) sostiene su existencia; el espíritu (rú‧aj) da la energía y es la fuerza de vida que le permite al hombre ser una criatura animada, moverse, andar, estar activo. (Compárese con Hch 17:28.) No es como los ídolos de fabricación humana, sin vida, sin aliento e inanimados. (Sl 135:15, 17; Jer 10:14; 51:17; Hab 2:19.)
Aunque los términos nescha‧máh (aliento) y rú‧aj (espíritu, fuerza activa, fuerza de vida) a veces se utilizan paralelamente, no son equivalentes. Es verdad que en ocasiones se habla del “espíritu” o rú‧aj como si fuese la respiración misma (nescha‧máh), pero esto parece deberse tan solo a que la respiración es la principal prueba visible de que existe fuerza de vida en el cuerpo. (Job 9:18; 19:17; 27:3.)
Por eso, en Ezequiel 37:1-10, donde se registra la visión simbólica del valle de los huesos secos, se dice que los huesos se juntan, se cubren con tendones, carne y piel, pero “en cuanto a aliento [werú‧aj], no había ninguno en ellos”. A Ezequiel se le mandó que profetizara al “viento [ha‧rú‧aj]”, diciendo: “De los cuatro vientos [rú‧aj] ven, oh viento, y sopla sobre estos que han sido muertos, para que lleguen a vivir”. La referencia a los cuatro vientos muestra que el término “viento” es la traducción apropiada de rú‧aj en este caso. Sin embargo, cuando este “viento”, que simplemente es aire en movimiento, entró en las narices de las personas muertas de la visión, se convirtió en “aliento”, que también es aire en movimiento. Por lo tanto, traducir rú‧aj por “aliento” en este punto del relato (vs. 10) es más apropiado que traducirla por “espíritu” o “fuerza de vida”. Ezequiel también podría ver los cuerpos empezando a respirar, aunque no podría ver la fuerza de vida o espíritu que daba energía a dichos cuerpos. Como muestran los versículos 11 al 14, esta visión simbolizaba una revivificación espiritual (no física) del pueblo de Israel, que por un tiempo estuvo en una condición de muerto en sentido espiritual debido a su exilio en Babilonia. Como en sentido físico ya estaban vivos y respirando, es lógico que en el versículo 14, donde Dios dice que pondrá ‘su espíritu’ en su pueblo para que viva espiritualmente, el término rú‧aj se traduzca “espíritu”.
En el capítulo 11 de Revelación se da una visión simbólica similar. Se presenta el cuadro de “dos testigos” cuyos cadáveres se dejan en el camino por tres días y medio. Luego, “espíritu [o “aliento”, pnéu‧ma] de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie”. (Rev 11:1-11.) Esta visión de nuevo recurre a una realidad física para ilustrar una revivificación espiritual. También muestra que tanto la palabra griega pnéu‧ma como la hebrea rú‧aj pueden representar la fuerza dadora de vida procedente de Dios que anima el alma humana o persona. Como dice Santiago 2:26, “el cuerpo sin espíritu [pnéu‧ma‧tos] está muerto” (NTI).
Por lo tanto, cuando Dios creó al hombre en Edén y sopló en sus narices el “aliento [nescha‧máh] de vida”, es evidente que además de llenar los pulmones de Adán con aire, hizo que la fuerza de vida o espíritu (rú‧aj) diera vida a todas las células de su cuerpo. (Gé 2:7; compárese con Sl 104:30; Hch 17:25.)
Tomado de Perspicacia de los testigos de Jehová.