Una de las funciones más evidentes del séptimo día, según el texto de la creación, es la de señalar la conclusión de la obra divina completa y absolutamente perfecta.
Todo artesano concienzudo trabaja en su obra hasta que ha conseguido su objetivo, y una vez alcanzado, su labor ha concluido. De un modo infinitamente superior, Dios, habiendo completado la creación de este mundo con todas sus criaturas, cesó de crear en el séptimo día. Este es esencialmente el significado del verbo hebreo sabat que se traduce generalmente por "reposar". Su sentido más exacto sería "cesar, desistir, dejar de hacer algo." De hecho, para expresar el descanso subsiguiente a la fatiga el hebreo emplea un verbo diferente, nuah, que en español traducimos normalmente por "descansar." Esta es la forma que se utiliza en Exodo 20:11, donde el plan divino de trabajo y descanso es tomado como base del mandamiento que ordena trabajar durante seis días y descansar en el séptimo. Sin embargo, en Génesis 2 se usa el verbo sabat, porque el descanso de Dios es de otro tipo. Su función no es antropológica sino cronológica. En otras palabras, ese término no sirve para explicar la razón del descanso humano, sino la relación entre Dios y su creación: Dios la consideró completa y perfecta, y lo manifestó . . . al cesar.
EL SABADO COMO SERVICIO A DIOS
El cristiano sirve a Dios cada día de su vida. Pero el servicio que rinde a Dios durante el sábado es diferente del de los demás días. Porque durante la semana sirve a Dios al mismo tiempo que a su trabajo y a sus necesidades materiales. El servicio diario es un servicio tipo Marta, en el que se tiene en mente a Dios, pero sin dejar de atender a las obligaciones personales. El servicio sabático, por otra parte, es de tipo María, en el que Cristo es el centro de atención absoluta. Todos los intereses ajenos son puestos de lado para atender al Salvador como huésped de honor. Dejar de lado toda actividad lucrativa para acercarse a Cristo es ya, de por sí, un acto de adoración. Es en realidad el acto imprescindible para que el sábado, como culto ofrecido a Dios, tenga sentido, ya que es la prueba de que el creyente ha decidido honrar a Dios plenamente en su santo día. Por lo tanto, nuestro estudio del servicio a Dios debe empezar por una comprensión correcta de lo que en sí significa el descanso, para examinar después las diferentes actividades que el descanso sabático favorece.
La función primordial del sábado es, como ya vimos en el capítulo II, la de celebrar las grandes realizaciones de Dios en favor de la humanidad. Esta celebración alcanza su máxima expresión en los servicios de culto, en los que el pueblo de Dios se une para ofrecerle su adoración. El carácter especial del culto comunitario del sábado depende de la importancia especial de los actos divinos que en él se celebran. Celebrar significa compartir el gozo que resulta de una realización especial. Los estudiantes celebran su graduación, los jugadores y los partidarios de un equipo de fútbol celebran el triunfo de un importante partido. Los padres celebran el nacimiento de su hijo. Los países celebran sus victorias militares y sus tratados de paz. El deseo de compartir con otros el gozo producido por una importante hazaña es muy humano. El servicio de culto del sábado es la ocasión en la que los cristianos se reúnen para celebrar las proezas divinas: su maravillosa creación, la redención de su pueblo y sus constantes manifestaciones de amor y cuidado.
Antídoto contra la falsa adoración. En cierto modo, la Biblia es la historia del conflicto entre la adoración verdadera y la falsa. La amonestación de Dios a "echar fuera los dioses ajenos" (Gn. 35:2).
EL SÁBADO COMO SERVICIO A SI MISMO
El culto que el cristiano rinde a Dios en el sábado redunda siempre en beneficio propio y de los demás. Y es que, al reconocer la fuerza y el poder de Dios, nos ponemos en disposición de que esa fuerza y poder actúen en nuestra propia vida. Por eso el sábado es el día especial para la reflexión y la renovación personal.
El sábado: tiempo de renovación
Orden en la vida. El tiempo y las oportunidades que el sábado ofrece para la meditación, el culto, el compañerismo, el servicio y la recreación, son como dínamos que recargan las baterías de nuestra vida. Hay muchas maneras en que el sábado contribuye a nuestra renovación.
EL SABADO COMO SERVICIO A LOS DEMAS
Además de ayudar al creyente a encontrarse con Dios y consigo mismo, el sábado le ayuda a encontrarse con su prójimo. La fe cristiana no es un consuelo egoísta sino un servicio altruista; no está volcada sobre sí misma sino sobre los demás. El Fundador del cristianismo no vino al mundo a enriquecer su vida personal en un exótico viaje al planeta Tierra, sino a traer "vida en abundancia" (Jn. 10:10) a los seres humanos. Nuestro estudio nos ha mostrado que el amor divino se manifiesta particularmente en la institución del sábado. Dios no "reposó" para beneficiarse a sí mismo sino para entregarse a sí mismo a los hombres
Nota. tomado del libro Reposo Divino para la Inquietud Humana del Pr. Samuele Bacchiocchi
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