La inmortalidad del alma – debate abierto
quotes de otro epígrafe:
Originalmente enviado por: Ricardo
Hermanos TOBI y OSO:
Coincidimos nosotros en muchos temas, incluido el de este epígrafe, en cuanto a rechazar cualquier idea de transustanciación.
Pero yo soy uno que cree en la inmortalidad del alma.
No quisiera discutir por discutir nomás, pero sí aprender si como resultado del debate afirmo mis convicciones, o de estar equivocado, depongo mi error y abrazo la verdad.
Si este tema ya hubiese sido discutido en algún viejo epígrafe y ustedes pueden traerlo de vuelta, comenzaré su lectura desde el principio y proseguiremos luego.
De no ser posible, entonces yo les invito a que abramos un epígrafe nuevo para conversar específicamente sobre ese punto.
Espero aquí vuestra reacción a mi propuesta deseando que el Señor nos ilumine en la elucidación del tema.
Ricardo.
Noble y sensata postura, Ricardo.
Cuando cursaba estudios en nuestro Seminario Bautista de Barcelona, tuvimos la suerte de recibir al Dr. Wagner profesor de Teología en el Seminario Bautista de Ruhslikon (Suiza) donde se impartía el Bachiller en Divinidades e incluso el Master en Teología. Estaba refrendado por la Universidad de Zurich si mis informes son exactos.
El fué quien nos mostró que eso del alma como ente independiente del cuerpo tenía su procedencia de la dualidad griega y que no se sostenía en la Sagrada Escritura.
Causó una fuerte conmoción puesto que rompía unos esquemas que hasta entonces nadie ponía en duda. Es más, ni siquiera era considerado. Pero esta es una "herencia" romanista y también de los ortodoxos, pero insisto en que no es bíblica.
Uno de los argumentos más sólidos es el de la Resurrección en contra de la reencarnación puesto que si el alma fuese un ente siempre vivo se reencarnaría en un cuerpo, fuese cual fuese la naturaleza de dicho cuerpo.
En ocasiones se me ha puesto esta objeción. En Hebr. 9:27-28 leemos:
”Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” El "después de esto el juicio" muestra una inmediatez y se me argumentó que era una evidente prueba de la inmortalidad del alma. Pero esta argumentación choca de lleno con el concepto del juicio al final de los tiempos. ¿Cuál puede ser la explicación lógica? No es nada fácil pero si convincente. Cuando uno muere deja de existir en el Tiempo Como bien dijo Agustín de Hipona, el tiempo es una propiedad de nuestro universo y en la eternidad no existe el tiempo. El tiempo es un continuo fluir del pasado hacia el futuro, pero no tiene presente puesto que este fluir nunca se para. En realidad venimos de un pasado que no existe, puesto que pasó, y nos dirigimos a un futuro que tampoco existe porque aun no ha llegado y como no tenemos presente ¿qué nos queda de la existencia? NADA Shakespeare lo intuyó y lo reflejó en una de sus versos, el del "ser o no ser" he aquí el dilema, vivir, morir, tal vez soñar..."
En cambio la eternidad no tiene tiempo es un Presente absoluto y cuando uno muere sale del tiempo y entra en la eternidad y desde aquella perspectiva todas las cosas se han cumplido en dicho presente absoluto
Bendiciones, Ricardo
Tobi
Ricardo responde:
Gracias Tobi por tu buena disposición. Ojalá apruebes que encabezara el epígrafe con los mensajes de propuesta y aceptación del debate, así queda claro a los demás foristas la razón que ahora nos asiste para dialogar sobre el tema.
Como quizás alguna vez ya te he contado, soy un ministro “no ordenado” y “no graduado” de Seminario alguno, por lo que mis rudimentarios conocimientos yacen esparcidos por el suelo entreverados entre viejos papeles y libros caídos. Quizás hasta pueda resultarme novedoso lo de la dualidad griega a la que el Dr. Wagner atribuía la procedencia del alma como ente independiente del cuerpo; pero creo haber leído algo similar en algún libro de los “Testigos de Jehová”.
Como tu profesor decía que la inmortalidad del alma no se sostenía en la Sagrada Escritura, y yo creo que sí se sostiene, preferiría examinar primero el texto bíblico para pasar oportunamente –si necesario fuera- a confrontar la filosofía griega, materia en la que soy más bárbaro que Atila.
El primer versículo que se me ocurre podríamos examinar es el de 1Tes.5:23, pues veo allí que somos trinos: “espíritu, alma y cuerpo”:
“Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser—espíritu, alma y cuerpo— sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. “
¿Qué podrías decir frente a este texto?
Ricardo.
quotes de otro epígrafe:
Originalmente enviado por: Ricardo
Hermanos TOBI y OSO:
Coincidimos nosotros en muchos temas, incluido el de este epígrafe, en cuanto a rechazar cualquier idea de transustanciación.
Pero yo soy uno que cree en la inmortalidad del alma.
No quisiera discutir por discutir nomás, pero sí aprender si como resultado del debate afirmo mis convicciones, o de estar equivocado, depongo mi error y abrazo la verdad.
Si este tema ya hubiese sido discutido en algún viejo epígrafe y ustedes pueden traerlo de vuelta, comenzaré su lectura desde el principio y proseguiremos luego.
De no ser posible, entonces yo les invito a que abramos un epígrafe nuevo para conversar específicamente sobre ese punto.
Espero aquí vuestra reacción a mi propuesta deseando que el Señor nos ilumine en la elucidación del tema.
Ricardo.
Noble y sensata postura, Ricardo.
Cuando cursaba estudios en nuestro Seminario Bautista de Barcelona, tuvimos la suerte de recibir al Dr. Wagner profesor de Teología en el Seminario Bautista de Ruhslikon (Suiza) donde se impartía el Bachiller en Divinidades e incluso el Master en Teología. Estaba refrendado por la Universidad de Zurich si mis informes son exactos.
El fué quien nos mostró que eso del alma como ente independiente del cuerpo tenía su procedencia de la dualidad griega y que no se sostenía en la Sagrada Escritura.
Causó una fuerte conmoción puesto que rompía unos esquemas que hasta entonces nadie ponía en duda. Es más, ni siquiera era considerado. Pero esta es una "herencia" romanista y también de los ortodoxos, pero insisto en que no es bíblica.
Uno de los argumentos más sólidos es el de la Resurrección en contra de la reencarnación puesto que si el alma fuese un ente siempre vivo se reencarnaría en un cuerpo, fuese cual fuese la naturaleza de dicho cuerpo.
En ocasiones se me ha puesto esta objeción. En Hebr. 9:27-28 leemos:
”Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” El "después de esto el juicio" muestra una inmediatez y se me argumentó que era una evidente prueba de la inmortalidad del alma. Pero esta argumentación choca de lleno con el concepto del juicio al final de los tiempos. ¿Cuál puede ser la explicación lógica? No es nada fácil pero si convincente. Cuando uno muere deja de existir en el Tiempo Como bien dijo Agustín de Hipona, el tiempo es una propiedad de nuestro universo y en la eternidad no existe el tiempo. El tiempo es un continuo fluir del pasado hacia el futuro, pero no tiene presente puesto que este fluir nunca se para. En realidad venimos de un pasado que no existe, puesto que pasó, y nos dirigimos a un futuro que tampoco existe porque aun no ha llegado y como no tenemos presente ¿qué nos queda de la existencia? NADA Shakespeare lo intuyó y lo reflejó en una de sus versos, el del "ser o no ser" he aquí el dilema, vivir, morir, tal vez soñar..."
En cambio la eternidad no tiene tiempo es un Presente absoluto y cuando uno muere sale del tiempo y entra en la eternidad y desde aquella perspectiva todas las cosas se han cumplido en dicho presente absoluto
Bendiciones, Ricardo
Tobi
Ricardo responde:
Gracias Tobi por tu buena disposición. Ojalá apruebes que encabezara el epígrafe con los mensajes de propuesta y aceptación del debate, así queda claro a los demás foristas la razón que ahora nos asiste para dialogar sobre el tema.
Como quizás alguna vez ya te he contado, soy un ministro “no ordenado” y “no graduado” de Seminario alguno, por lo que mis rudimentarios conocimientos yacen esparcidos por el suelo entreverados entre viejos papeles y libros caídos. Quizás hasta pueda resultarme novedoso lo de la dualidad griega a la que el Dr. Wagner atribuía la procedencia del alma como ente independiente del cuerpo; pero creo haber leído algo similar en algún libro de los “Testigos de Jehová”.
Como tu profesor decía que la inmortalidad del alma no se sostenía en la Sagrada Escritura, y yo creo que sí se sostiene, preferiría examinar primero el texto bíblico para pasar oportunamente –si necesario fuera- a confrontar la filosofía griega, materia en la que soy más bárbaro que Atila.
El primer versículo que se me ocurre podríamos examinar es el de 1Tes.5:23, pues veo allí que somos trinos: “espíritu, alma y cuerpo”:
“Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser—espíritu, alma y cuerpo— sea guardado irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. “
¿Qué podrías decir frente a este texto?
Ricardo.