Aquel joven rico no cumplía el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo, porque si lo hubiera hecho, no sería él rico mientras otros eran muy pobres sino que hubiese repartido todo lo que tenía entre los pobres. Entonces, aquel hombre que tenía tantas posesiones no había amado a su prójimo como a sí mismo.
Este mandamiento que nos recuerdas mandaba al joven rico que repartiera sus posesiones entre los pobres. Y como no lo había hecho, entonces no había amado a su prójimo como a sí mismo. Por eso, Jesús le dijo que aún le faltaba vender lo que tenía y dárselo a los pobres.
Y por eso, Jesús dijo también que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de los cielos:
"Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios." (Lucas 18:18-25)