MOTIVACIÓN ÍNTIMA DEL "GANADOR DE ALMAS".
Creo que para dilucidar mejor nuestro asunto, al ORIGEN HISTÓRICO
y al FACTOR DOCTRINAL que explican en parte la situación que estudiamos, debemos examinar ahora la MOTIVACIÓN ÍNTIMA DEL
"GANADOR DE ALMAS".
Dado lo subjetivo del tema, parece harto difícil hablar de las intenciones del corazón, que solamente Dios en verdad conoce.
Sin embargo, lo que tenemos por delante nos escudriña profundamente, y puesto que no somos mejores ni peores que nadie,
una visión introspectiva puede también ayudarnos a comprender a nuestros iguales. Aun en el caso que pudiéramos no haber cedido a
determinadas tentaciones, al menos es muy difícil no haberlas tenido.
Por otra parte, el haber intimado con siervos de Dios, ya fuesen ministros vocacionales como profesionales, nos ilustra en cuanto a
realidades muy distintas. Ante situaciones similares, hemos visto a unos
actuar de manera muy distinta que otros. Quienes hemos sido formados
en la vida de iglesia, discipulados por hombres inmersos en las Escrituras, acostumbrados a someter todo juicio al dictamen de la
Palabra del Señor, por gracia de Dios hemos desarrollado un sentido
crítico que continuamente recibía la aprobación o no de cuanto oíamos
o veíamos. La apatía general en cuanto a discernir lo que es espiritual
de lo que es psíquico, carnal o natural, ha hecho que no pocos se descuidaran y revelaran con sus comentarios cosas que no proceden de buena fuente, y que cuando jóvenes, quedábamos estupefactos.
Es así que pudimos comprobar en misioneros muy próximos a nosotros,
esa auténtica pasión por la salvación de las almas perdidas, que les hizo abandonar la comodidad de su propio medio, para arriesgar vida, salud y porvenir para evangelizar nuestros países. De similar manera, conocimos criollos que abandonaron estudios y carreras universitarias
prometedoras, o trabajos bien remunerados, para dedicarse a la obra del Señor y evangelizar las provincias más lejanas de su propio país. Luego, al cosechar el fruto de su siembra, establecían iglesias a las que continuaban sirviendo edificándolas con el ministerio de la Palabra de
Dios. Cada uno de nosotros era importante para ellos, y si se inmiscuían en nuestra vida, era por el celo conque al discipularnos querían lograr lo mejor de nosotros en nuestra formación cristiana.
Hasta el día de hoy trabajamos junto a estos siervos que ganan
las almas para Dios, y luego las siguen y prosiguen con ellas dispensándoles el cuidado que necesitan y velando siempre por su prosperidad espiritual. Es esta experiencia, la que a la vez nos permite
registrar el tremendo impacto de lo que difiere con todo ello.
A través de los años, son muchas las ovejas que encontramos llorando
el descuido en que se encuentran. Y no son pocos los pastores para
quienes las ovejas no representan mucho más que el espacio físico que
ocupan en el banco y el dinero de su ofrenda. Muchas ovejas están
cansadas de no ser más que un bulto en la reunión, y muchos pastores
se exasperan porque pretendan algo más que eso.
Creo que no pocos evangelistas y pastores empezaron bien; amando a
los perdidos, pastoreando a los salvados, velando y alimentando su grey. Lamentablemente, algunos que fueron fuertes ante las pruebas y
la persecución, sucumbieron luego ante el éxito. Allí es donde empieza
a vislumbrarse que el siervo es ya todo un ministro, y que los resultados de su labor ameritan un trato y consideración especial. En
forma gradual, casi imperceptible, se comienza a tomar distancia de las
ovejas, y aquellas que en un tiempo fueron causantes de sus desvelos,
ahora quedan como olvidadas, y sólo se acuerda de ellas al demandarles
que cumplan con sus obligaciones como miembros de la iglesia. Casi
sin querer, sin proponérselo, se produce un cambio total de su
perspectiva, y es así que asume naturalmente, que la congregación
existe en función de él y su familia. La naturalidad de esta impresión
es tal, que se contagia al grupo familiar y a aquellos miembros de la
iglesia que le son más adictos. De ahora en adelante, querer cambiar
la perspectiva, priorizando el interés congregacional al pastoral será
mirado como un acto de ingrata deslealtad.
Y de aquí proviene el título de esta reflexión: MOTIVACIÓN ÍNTIMA
DEL "GANADOR DE ALMAS". Es trágico, cuando el alma a la que se
pretende alcanzar con el evangelio, no representa ya un tizón arrebatado del infierno y un trofeo de la gracia de Dios, sino un número más en la nómina de decisiones, un nombre más en el registro
de la iglesia, un bulto de carne sobre el banco y un sobre más en las
ofrendas.
Si se consulta a un librero evangélico sobre los libros más apetecidos
por la generalidad de los ministros, no es extraño oirle decir:
- Los de Iglecrecimiento y los de Liderazgo. Tal parece que hoy día,
quien se precie de ser un ministro evangélico, debe dominar todas las
técnicas del éxito numérico y la autoridad pastoral.
Dejo por aquí, para escucharles a ustedes.
Ricardo.