estimado semillita. Saludos cordiales.
Respondo: "El Nuevo Testamento concede al don de profecia un lugar preeminente entre los dones del Espíritu Santo, colocandolo una vez en primer lugar y dos veces en segundo, entre los ministérios de mayor utilidad para la iglesia (vea Rom. 12:6; I Cor. 12:28 y Efes. 4:11). Ella estimuló los creyentes a desear de modo especial el don de profecia. (I Cor. 14:1 y 39).
El Nuevo Testamento sugiere que los profetas desempeñen las siguientes funciones: 1) - Que presten asistencia en la función de la Iglesia (Efes. 2:20; 2) - que eleven la extensión misionera de la Iglesia Hechos 13:2-3; 3) - que edifiquen la Iglesia (I Cor. 14:3-4), y a Jesus Cristo (Efes. 4:11-12; 4) - que unan y protejan la Iglesia de las falsas doctrinas (Efes. 4:14); 5) - que adviertan los creyentes cuanto a los peligros y dificultades futuras (Hechos 20:23; 21:4, 10-14; 6) - que ayuden los creyentes en la confirmación de la fé en tiempos de controvérsia (Hechos 15:30-35).
Dios concedió el don profético a Juan Bautista para que anunciase el primer advento de Cristo. De modo similar, podemos esperar que El envie el mismo don para proclamar el Segundo Advento, de modo que todas las personas tengan oportunidad de prepararse para el encuentro con el Salvador.
De hecho, Cristo mencionó el surgimiento de falsos profetas como una de las señales de la proximidad de Su segunda venida (Mat. 24:11 y 24). Si no debiesen existir profetas verdaderos durante el tiempo del fin, Cristo no tendria advertido contra cualquier indivíduo que pretendiese poseer el don. Su advertencia en lo tocante a los falsos profetas implica que existirian igualmente profetas verdaderos. El profeta Joel anunció un derramamiento especial del Santo Espíritu y del don profético justamente antes del retorno de Cristo. El dijo: (lea en Joel 2:28-31).
El primer pentecoste testimonió memorable manifestación. Pedro citando la profecia de Joel, destacó que Dios habia cumplido Su promesa (Hechos 2:2-21). Entretanto, debemos indagar si la profecia de Joel encontró su pleno y total cumplimiento en el dia de Pentecoste o si aún debemos esperar otro cumplimiento, mas amplio y mas completo. No poseemos evidencias de que los fenomenos en el Sol y en la Luna, mencionados por Joel, ocurririan antes o despues del derramamiento del Espíritu. En la verdad, ellos no ocurrieron sino muchos siglos mas tarde, (vea el Segundo Piso de este Edifício).
El Pentecoste representó, por lo tanto, un prelúdio de la plena manifestación del Espíritu que deverá ocurrir antes del Segundo Advento. Tal como la lluvia primera de Palestina, la cual caía en el otoño, poco tiempo despues que las semillas eran lanzadas al suelo, el derramamiento del Espíritu Santo por ocasión del Pentecoste inauguró la dispensación del Espíritu. El cumplimiento pleno y final de la profecia de Joel corresponde a la lluvia tardia, la cual, cayendo en la primavera, amadurecia el grano (Joel 2:23). Semejantemente, la concesión final del Espíritu de Dios deberá acontecer inmediatamente antes del segundo Advento, despues de las señales predictos para el Sol, Luna y estrellas (conf. Mat. 24:29; Apoc. 6:12-17; Joel 2:31). Tal como la lluvia primera, esta manifestación final del Espíritu amadurecerá la cosecha de la Tierra (Mat. 13:30 y 39), y "todo aquel que invocar el nombre del Señor será salvo" (Joel 2:32).
El Apocalipsis caracteriza los creyentes leales que constituirán el remanente como aquellos "que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesus" (Apoc. 12:17).
Que la frase "testimonio de Jesus" se refiere al don profético, es algo que se establece claramente en la conversa posterior del angel con Juan. Próximo al final del libro, el angel se identifica a si mismo como "consiervo tuyo y de tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesus" (Apoc. 19:10) y como "consiervo tuyo y de tus hermanos, los profetas" (Apoc.22:9). Esas expresiones paralelas dejan claro que son los profetas que poseen el "testimonio de Jesus". Eso explica la declaración del angel, de que "el testimonio de Jesus es el Espíritu de Profecia" (Apoc. 19:10).
Explicando mejor: el testimonio de Jesus,(es lo mismo que, sustentado por Jesus, o sea, constituye el Espíritu de Profecia). Eso define especialmente los hermanos que mantienen el testimonio de Jesus en la calidad de poseedores de la inspiración profética. El testimonio de Jesus equivale en términos prácticos a la testificación de Jesus (Apoc. 22:20). Se trata de auto-revelación de Jesus (que, de acuerdo con Apoc. 1:1, se debe, en última análisis, a Dios, que movió los profetas cristianos).
Por lo tanto, la expresión Espíritu de Profecia puede referirse (1) - al Espíritu Santo que inspiró los profetas con la revelación procedente de Dios, (2) - a la operación del don de prefecia y (3) - al instrumento de la profecia.
El don profético - el testimonio de Jesus "concedido a la Iglesia por medio de la profecia" - corresponde a una característica distintiva de la Iglesia remanente. Jeremias vinculó la retracción de ese don a la pecaminosidad. "Donde ya no vigora la ley, ni reciben visión alguna del Señor Sus profetas" (Lamentación 2:9). El libro de Apocalipsis identifica la pose de las dos características de la iglesia verdadera de los últimos dias: ella guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesus - el don profético (Apoc. 12:17).
A la iglesia del Exodo concedió Dios el don profético a fin de organizar, instruir y guiar Su pueblo (Hechos 7:38). "Pero el Señor, por medio de un profeta, hizo subir a Israel del Egipto, y por un profeta fue el guardado" (Oséas 12:13). No debe constituir sorpresa, por lo tanto, el hecho de encontrarmos un profeta en el medio del pueblo que está envuelto con el último exodo - el escape del planeta Tierra, poluído por el pecado, en dirección a la Canaan celestial. Ese exodo, que ocurre en seguida al Segundo Advento, representa el cumplimiento último y completo de Isaias 11:11: "En aquel dia el Señor tornará a extender la mano para rescatar el restante de Su pueblo, que fue dejado...".
El don de profecia se manifestó activamente en el ministério de Ellen G. White, co-fundadora del movimiento que anuncia la segunda vuelta de Jesus Cristo. Fueron concedidas instrucciones inspiradas de la parte de Dios, en favor de Su pueblo de los últimos dias. El mundo, en el início del siglo diecinueve, cuando Ellen G. White comenzó a presentar mensages de Dios, era un mundo del hombre. Su llamado profético la colocó bajo escrutínio crítico. Habiendo satisfecho los testes bíblicos, ella prosiguió en su ministério profético durante 70 años. Desde 1.844, cuando contaba con apenas 17 años de edad, hasta 1915, año de su muerte, ella recibió mas de dos mil visiones. Durante ese período, ella vivió y trabajó en la América del Norte, Europa y Austrália, aconsejando, estableciendo nuevos frentes de trabajo, predicando y escribiendo.
Ellen White jamas asumió el título de profetisa, pero no se oponia a que los otros asi la identificasen. Ella explicó: "Temprano en mi juventud me fue preguntado muchas veces: Es usted una profetisa? Siempre he respondido: soy la mensagera del Señor. Se que muchos me han llamado de profetisa, pero jamas reivindiqué ese título. ... Por que no reivindicó ser llamada de profetisa ? Porque en estos dias muchos que audaciosamente pretenden ser profetas, representan un opróbio a la causa de Cristo; y porque mi obra incluye mucho mas que lo que el término profeta significa. ... Reivindicar ser profetisa es algo que jamas hice. Si otros me llaman por ese nombre, no discuto con ellos. Pero mi obra alcanza tantos aspectos, que no puedo llamarme a mi misma sino una mensajera."