¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!
Mi primer consejo es éste: Posee un corazón puro, bondadoso y radiante, para que tuya sea una soberanía antigua, imperecedera y sempiterna.
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¡OH HIJO DEL HOMBRE!
Velado en mi ser inmemorial y en la antigua eternidad de mi esencia, conocía mi amor a ti; por tanto te creé, grabé en ti mi imagen y te revelé mi belleza.
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¡OH HIJO DEL HOMBRE!
Amé tu creación, por eso te creé. Por tanto, ámame para que mencione tu nombre y llene tu alma con el espíritu de vida.
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¡OH HIJO DEL SER!
Tu Paraíso es Mi amor; tu morada celestial, la reunión conmigo. Entra, no tardes. Esto es lo que ha sido destinado para ti en nuestro reino de lo alto y nuestro exaltado dominio.
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¡OH HIJO DEL HOMBRE!
Si me amas, aléjate de ti mismo, si buscas mi complacencia no consideres la tuya, para que mueras en mí y Yo viva eternamente en ti.
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¡OH HIJO DEL ESPÍRITU!
No habrá paz para ti mientras no renuncies a ti mismo y te vuelvas hacia mí, pues te incumbe gloriarte en mi nombre y no en el tuyo, poner tu confianza en mí y no en ti mismo, ya que deseo ser amado solo y por sobre todo cuanto existe.