El apóstol menciona EL SELLO DEL PACTO. "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno." El sello del pacto es la sangre de Jesús.
Entonces, cuando nuestro Padre celestial hizo un pacto con Jesucristo a favor nuestro, ese pacto fue verdadero y firme, "conforme a las misericordias firmes a David," pero para hacer que permanezca firme debe haber sangre. Ahora, la sangre ordenada para sellar el pacto no era sangre de toros ni de machos cabríos, sino la sangre del mismo Hijo de Dios, y esto ha hecho al pacto tan firme y obligatorio, que es más fácil que pasen el cielo y la tierra que falle una tilde de él. Dios debe guardar Sus propias promesas. Él es un Dios libre, pero Él se obliga a Sí mismo; por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, Él se ha obligado a Sí mismo a dar las bendiciones del pacto al rebaño representado por el grandioso Pastor.
Charles H Spurgeon.