Pero Dios nuestro Salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad Tito 3:4
Gracias por amarme, Señor. Gracias por aguantar mi terquedad, mi impaciencia que acostumbra a correr cuando me pides que esté en quietud, que alza la voz cuando demandas silencio.
Tus razones no pueden ser razonadas pues sobrepasan el entendimiento humano, es por ello que no intento buscar el porqué de tu ternura, simplemente me dejo abrazar, cubierta por el delicado tacto de tu bondad.