La Filocalia de los padres Nípticos

Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Amado hermano Norberto7. Recibe mis saludos, mi amor y mis bendiciones.




Esto es un deleite, amado hermano. ¡Qué sabiduría la de este hermano!...

Con todo respeto quiero destacar lo siguiente:




Esto habla claramente de la apertura del corazón, algo indispensable para recibir y comprender la Verdad. Jesús decía: "el que tenga ojos vea, el que tenga oidos escuche"; con ello enseñaba a abrir el corazón y mantenerlo abierto al recibir la verdad. Se que no es algo fácil y que no se abre solamente por voluntad propia, sino por la palabra de Jesús:la verdad.

Claro ejemplo de esto, lo leemos en las escrituras:

"La conversión de Lidia

Y el día sábado salimos fuera de la puerta de la ciudad, junto al río, donde pensábamos que habría un lugar de oración. Nos sentamos allí y hablábamos a las mujeres que se habían reunido. 14 Entonces escuchaba cierta mujer llamada Lidia, cuyo corazón abrió el Señor para que estuviese atenta a lo que Pablo decía."
(Hec.16:13-14)

Ojalá muchos más hermanos entraran en este epígrafe que entrega tanta sabiduría.

Con amor:junegofe

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA.

Gracias a Dios reconocí la verdad...Jesus abrió mi corazón. Lo amo infinitamente.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Bueno, ante la insistencia de por lo menos dos foristas, continuaremos un poco mas. Ahora viene el ultimo tema del tratado de Casiano, sobre:

La soberbia​


La octava lucha es contra el espíritu de la soberbia. Es un espíritu terrible el más salvaje de todos los precedentes. Combate sobre todo a los perfectos, y trata de derrocar, sobre todo, a aquellos, que han alcanzado el ápice de la virtud. Como un morbo contagioso y pernicioso, no destruye solamente una parte del cuerpo, sino el cuerpo entero; así, la soberbia no destruye solamente una parte del alma sino el alma entera. Cada una de las otras pasiones, aun turbando el alma, combate a la sola virtud que se le opone, y solamente ésta se esfuerza en vencerla. Por tal motivo, oscurece solamente en parte al alma y la turba. Pero la pasión de la soberbia oscurece el alma toda y la arrastra a una caída extrema.

Para entender mejor cuanto se ha dicho, observemos lo siguiente: la gula se esfuerza por corromper la continencia; la fornicación tiende a corromper la templanza; el amor por el dinero está en contra de la pobreza; la cólera, contra la humildad; así, cada uno de los distintos vicios trata de corromper la virtud opuesta. Pero el vicio de la soberbia, cuando domina al alma mísera, como un tirano feroz que ha ocupado una grande y excelsa ciudad, la abate completamente desde sus cimientos.

Testimonio de todo esto es aquel mismo ángel que cayó del cielo por causa de su soberbia: creado por Dios y adornado de toda virtud y sabiduría, no quiso atribuir todos sus dones a la gracia del Soberano, sino a su propia naturaleza. Y hasta llegó a concebir la idea de ser igual a Dios. Y el Profeta, confrontando este pensamiento, le dijo: Has dicho en tu corazón: Me sentaré sobre la excelsa montaña, pondré mi trono entre las nubes y seré parecido al Altísimo (Cf. Is 14,12-14). ¡Pero eres hombre y no Dios! (Cf. Ez 28,2) E incluso otro profeta dijo: ¿De qué te alabas en tu malicia, oh poderoso? (Sal 52,1), y continúa el salmo. Conociendo esto, temamos y pongamos toda vigilancia en custodiar nuestro corazón (Cf. Pr 4,23) del letal espíritu de la soberbia, recordándonos siempre a nosotros mismos, cuando ejercemos alguna virtud, lo dicho por el Apóstol: No yo, sino la gracia de Dios que está conmigo (1 Co 15,10); y lo que dice el Señor: Sin mí no podréis hacer nada (Jn 15,5), y cuanto ha sido dicho por el Profeta: Si el Señor no construye la casa, vano es el trabajo de los constructores (Sal 127,1); y aun esta palabra: No de quien quiere ni de quien corre, sino de Dios que hace misericordia (Ro 9,16). Puesto que si alguno fuera ardiente en su celo, solícito en su determinación, aun así, revestido de carne y sangre como lo es, no podrá alcanzar la perfección si no es por la misericordia de Cristo y de su gracia. Dice Santiago: Todo regalo bueno... viene de lo alto (Stg 1:17). Y el apóstol Pablo: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te alabas como si no lo hubieras recibido? (1 Co 4,7), exaltándote como por cosas de tu pertenencia.

De que la salvación nos provenga de la gracia y de la misericordia de Dios, es veraz testimonio aquel ladrón, que adquirió el Reino de los Cielos no ciertamente como recompensa por sus virtudes, sino por la gracia y la misericordia de Dios (Cf. Lc 23,42 y ss.).

Nuestros Padres, que bien conocen todo esto, nos han trasmitido con unívoca sentencia que no se puede alcanzar de otro modo la perfección de la virtud si no es mediante la humildad, y ésta es habitualmente generada por la fe, por el temor de Dios y la perfecta pobreza: cosas gracias a las cuales se origina el amor perfecto. Por la gracia y por el amor de nuestro Señor Jesucristo a los hombres, a Él la gloria de los siglos. Amén.

* * *​

Marcos, el Asceta​


Nuestro santo padre Marcos el Asceta floreció alrededor del año 430. Fue discípulo de san Juan Crisóstomo, según Nicéforo Calixto, volumen II, libro 14, cap. 53, siendo contemporáneo de san Nilo y de Isidoro Pelusiota, famosísimos ascetas. Hombre laborioso y dedicado a la meditación de las Sagradas Escrituras, compuso muchos discursos llenos de todo tipo de instrucciones y de utilidad. Nicéforo Calixto menciona treinta y dos de ellos, actualmente perdidos, que enseñan todos los caminos de la vida ascética. Se han salvado solamente ocho de sus discursos, distintos de aquellos recordados. Éstos son mencionados por Calixto, y el crítico Focio, en el código 200, pág. 286. De éstos, se incluyó aquí el primero, concerniente a la ley espiritual, y el tercero, concerniente a aquellos que creen poder ser justificados por sus obras. Estos discursos son subdivididos en capítulos, el octavo de los cuales está dirigido al monje Nicolás. Estos capítulos son más útiles que los otros y todos concernientes a las leyes espirituales.

Los escritos de Marcos han sido también recordados por el santo mártir Pedro de Damasco, por san Gregorio de Tesalónica, por Gregorio el Sinaíta, por el santísimo patriarca Calixto, por Pablo Everghetinos y por muchos otros padres. Al haberlo leído, nos inducen a leerlo también.

* * *​

Poco se sabe de él, sin embargo. Parecería que fue contemporáneo de Nilo de Ancira y como él, discípulo de Juan Crisóstomo, y que fue nombrado abad de un monasterio de Ancira, antes de retirarse a la vida eremítica en Palestina.


(Continuará)...


Tome nota Catara ... La Soberbia...
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Continuemos con marcos:

42. Es mediante las tribulaciones que los bienes son preparados para los hombres (Cf. Hch 14,22); mientras que los males acuden mediante la vanagloria y la voluptuosidad.

43. Huye del pecado el que sufre injusticia a causa de los hombres, y encuentra conveniente socorro en sus tribulaciones.

44. El que cree en la retribución que recibirá de Cristo, está pronto, en la medida de su fe, a soportar toda injusticia.

45. El que reza intensamente por los hombres que lo afligen con injusticias, abate a los demonios; el que por otra parte, se opone a los primeros, es herido por los segundos.

46. Es mejor sufrir una ofensa de los hombres que de los demonios; sin embargo el que es grato al Señor ha vencido a ambos.

47. Todo bien nos es enviado por el Señor conforme a su distribución, aunque misteriosamente rehúye a los ingratos, a los desconsiderados y a los ociosos.

48. Toda malicia termina en un placer prohibido, mientras que toda virtud en la consolación espiritual. Y la malicia, cuando te agarra, te empuja hacia lo que le es propio; del mismo modo, la virtud te conduce a lo que le es natural.

49. El insulto de los hombres procura aflicción al corazón, pero es causa de pureza para quien lo soporta.

50. La ignorancia nos induce a oponernos a lo que nos es ventajoso, y cuando se torna atrevida, acrecienta el mal que ya existe.

51. Desde el momento que no estás sufriendo ningún daño, espera estrecheces; rechaza la avidez, ya que sabes que algún día deberás rendir cuenta (Cf. He 13,17).

52. Si has pecado secretamente, no trates de esconderlo. Pues todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta (He 4,13).

53. En tu ánimo, muéstrate al Señor. Porque el hombre mira el rostro, pero Dios mira el corazón (Cf. 1 S 16,7).

54. No pienses ni hagas nada si tu intención no es según Dios. Porque el que viaja sin una meta, malgastará su fatiga.

55. Para el que peca sin haber hecho acto de contrición, es más difícil alcanzar al arrepentimiento, porque de la justicia de Dios, nada se escapa.

56. Un acontecimiento doloroso aporta, a quien es sensato, el recuerdo de Dios; análogamente, es motivo de opresión para el que se olvida de Dios.

57. Que cada pena no buscada sea para ti la maestra de un recuerdo; así no te faltará un incentivo en tu penitencia.

58. El olvido no tiene en sí mismo ningún poder, pero adquiere fuerza en la medida de nuestras negligencias.

59. No digas: "¿Cómo lo hago? pues el olvido acude a mí aunque no lo quiera." Esto se produjo porque, cuando te acordaste, has descuidado lo que no debías.

60. Lo que recuerdes que debes hacer bien, hazlo; así también lo que te olvides, te será revelado. No entregues tu razón a un olvido irresponsable.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Me parece un buen tratado de ética y moral pero poco veo sobre la necesidad de un Salvador.

7. No debemos declarar que es imposible para el hombre conducir una vida virtuosa. Debemos más bien decir que ésta no es fácil ni está al alcance de la mano de cualquiera. Toman parte de una vida virtuosa todos aquellos que, de entre los hombres, son píos y dotados de un intelecto amante de Dios: porque el intelecto ordinario y mundano es también voluble, produce pensamientos ya sea buenos como malos, es mudable por naturaleza y sus cambios tienden a la materia. Mientras, el intelecto ocupado por el amor de Dios está al resguardo de la malicia que el hombre voluntariamente se procura por su descuido."

En este párrafo veo a los píos dotados de intelecto como participantes de Dios, los cuales no necesitan médico, pero para los de "intelecto ordinario mundano" no hay esperanza, pues no se les presenta a Dios como su salvador ni ayudador; como que la solución está en las manos del hombre y peor cuando no ha sido dotado de un "intelecto amante de Dios". Me viene a la memoria:

Luc 18:9 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
Luc 18:10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano.
Luc 18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
Luc 18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Luc 18:13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.

Lo interesante de esto es que este intelecto amante de Dios se puede adquirir, de esto también habla la filocalia.

no juzguen estos escritos por un párrafo.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

debo agraderles que me encontré con este tema, quiero el libro de la filocalia en electrónico, tengo dos tomos en libro físico pero es un problema leerlos en el transporte, por lo que prefiero los ebooks o convertirlos, voy a comparar los que tengo con lo que hay aquí, http://www.abandono.com/oracion-contemplativa/la-filocalia/ , para continuar mi lectura :) son escritos en mi opinión basante extensos, las compilaciones y el peregrino ruso, ponen de manifiesto que como la escala de san Juan Climaco son originalmente para monjes, en realidad son para todos aquellos que quieran iniciar en la vida de perfección y oración, no faltan los ejemplos para que nos ayuden a detectar nuestra propia soberbia cuando se dan logros y sentimientos aparentemente buenos...

Saludos
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

debo agraderles que me encontré con este tema, quiero el libro de la filocalia en electrónico, tengo dos tomos en libro físico pero es un problema leerlos en el transporte, por lo que prefiero los ebooks o convertirlos, voy a comparar los que tengo con lo que hay aquí, http://www.abandono.com/oracion-contemplativa/la-filocalia/ , para continuar mi lectura :) son escritos en mi opinión basante extensos, las compilaciones y el peregrino ruso, ponen de manifiesto que como la escala de san Juan Climaco son originalmente para monjes, en realidad son para todos aquellos que quieran iniciar en la vida de perfección y oración, no faltan los ejemplos para que nos ayuden a detectar nuestra propia soberbia cuando se dan logros y sentimientos aparentemente buenos...

Saludos

mmm, en este sitio me parece que los escritos que se recopilaron del Máximo el Confesor estan muy reducidos, hasta donde recuerdo en el segundo tomo ocupan casi 3/4 partes del libro y en la liga esta salen muy pocos párrafos
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

debo agraderles que me encontré con este tema, quiero el libro de la filocalia en electrónico, tengo dos tomos en libro físico pero es un problema leerlos en el transporte, por lo que prefiero los ebooks o convertirlos, voy a comparar los que tengo con lo que hay aquí, http://www.abandono.com/oracion-contemplativa/la-filocalia/ , para continuar mi lectura :) son escritos en mi opinión basante extensos, las compilaciones y el peregrino ruso, ponen de manifiesto que como la escala de san Juan Climaco son originalmente para monjes, en realidad son para todos aquellos que quieran iniciar en la vida de perfección y oración, no faltan los ejemplos para que nos ayuden a detectar nuestra propia soberbia cuando se dan logros y sentimientos aparentemente buenos...

Saludos

Los textos que yo tengo, son justo los de esa página, que también están en otras. Pero yo como por un tiempo me prestaron el primer tomo de los cuatro de la traducción completa al español de editorial LUMEN, pude numerar los versículos o párrafos. Como ya dije, todo lo que dispongo, es poco mas de la mitad del primer tomo. No obstante, en abandono, y otras páginas se pueden conseguir "extractos" de otros autores filocalicos, en lo que se dio a llamar: la "pequeña" filocalia. Pero yo solo me quede con las obras completas, es decir tratados enteros y no una selección o resumen; caso del texto de Diádoco, y Hesiquio, que los pude conseguir enteros en otras páginas.

Si tu quieres te lo puedo mandar completo, quiero decir, lo que tengo en formato Word.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Por eso mismo, yo no tengo ningún texto de Máximo.

Y ahora sigo con Marcos (el asceta):

61. Las Escrituras nos dicen: El Infierno y la perdición están delante del Señor (Cf. Pr 15,11). Esto lo dicen a propósito de la ignorancia y del olvido del corazón.

62. El Infierno es la ignorancia: ambas realidades son invisibles. La perdición es el olvido, porque ambas realidades consisten en haber perdido algo que ya existía.

63. Ocúpate de tus males y no de los del prójimo: así no será saqueada tu oficina espiritual.

64. La negligencia es la disipación de todo bien que tenemos el poder de cumplir; pero la limosna y la oración hacen un llamado a quien ha sido negligente.

65. Toda aflicción según Dios es una real obra de piedad. Porque el verdadero amor se encuentra en la adversidad.

66. No digas que has adquirido una virtud sin aflicción; no es una virtud probada la que ha sido adquirida en el solaz.

67. Considera el resultado de todo sufrimiento no buscado y encontrarás en él la destrucción del pecado.

68. Muchos consejos dados por el prójimo nos son de ayuda, pero ninguno se adapta mejor que el propio pensamiento.

69. Si buscas la curación, ten en cuenta tu conciencia, haz lo que te dice y obtendrás una ventaja.

70. Los secretos de cada uno son conocidos por Dios y por la conciencia. Por su intermedio que cada uno reciba su corrección.

71. El hombre persigue, según su propia voluntad lo que se encuentra en sus posibilidades; pero es Dios el que produce el resultado final, según su justicia.

72. Si deseas recibir alabanzas de los hombres, sin ser condenado, ama primero el reproche por los pecados cometidos.

73. A cambio de toda la vergüenza que uno acepta en nombre de la verdad de Cristo, recibirá cien veces otro tanto de gloria, por parte de la gente. Pero es mejor que cada bien lo hagamos con miras a las cosas futuras.

74. Cuando un hombre hace el bien a otro con palabras o con obras, que ambos comprendan que esto se produce por gracia de Dios. El que no comprenda esto, será dominado por el que lo comprende.

75. El que alaba al prójimo por un motivo hipócrita, lo ofenderá en la primera ocasión, y él mismo se sentirá avergonzado.

76. El que ignora la insidia de los enemigos, es fácilmente muerto por ellos, y el que desconoce las causas de las pasiones, cae fácilmente.

77. La negligencia proviene del amor por el placer y en la negligencia se origina el ocio. Dios ha donado a todos el conocimiento de lo que les conviene.

78. El hombre aconseja a su prójimo como sabe hacerlo, Dios obra en quien lo escucha, según su fe.

79. He visto personas rústicas que fueron humildes en su conducta. Y sin embargo, se volvieron más sabias que los sabios.

80. Un hombre rústico, habiendo oído que aquellos habían sido alabados, no imitó su humildad, sino que vanagloriándose de su rusticidad, agregó a ésta su soberbia.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

81. El que desprecia la inteligencia y se vanagloria de la falta de doctrina, no es tosco solamente en su palabra, sino también en su conocimiento (Cf. 2 Co 11,6).

82. Una cosa es la sapiencia de la palabra y otra cosa es la sabiduría; del mismo modo, una cosa es la rusticidad de la palabra y otra cosa la fatuidad.

83. La inexperiencia al hablar no causará ningún daño al que es piadoso, así como el humilde no se perjudicará a causa de la sapiencia de sus palabras.

84. No digas: "No sé lo que tengo que hacer y no soy culpable si no lo hago." Si tú haces lo que sabes que tienes que hacer, todo el resto te será revelado en consecuencia, como si se tratara de habitaciones, una a continuación de la otra. No necesitas saber lo que viene después, si antes no has puesto en marcha lo que le precede. Porque la ciencia se hincha a causa del ocio, mientras que el amor edifica a causa de la soportación de todo (1 Co 8,1; 13,7).

85. Lee a través de las obras las palabras de las Sagradas Escrituras y no elabores discursos aburridos hinchándote solamente con conceptos.

86. El que ha abandonado la práctica y se apoya solamente en la ciencia, tiene en sus manos un bastón de caña en lugar de una espada con dos filos (Cf. He 4,12). Esto durante la guerra le perforará la mano -como dicen las Escrituras- lo penetrará (Cf. 2 R 18,21) y le inyectará el veneno natural delante de los enemigos.

87. Todo pensamiento tiene para Dios un peso y una medida. Es ciertamente posible pensar una misma cosa, ya sea de un modo pasional como de una manera simple.

88. El que ha acatado un mandamiento, que se disponga a recibir la prueba que a causa de ello le vendrá. Pues el amor por Cristo es puesto a prueba mediante las adversidades.

89. No seas nunca despreciativo, descuidando el curso de tus pensamientos. Porque Dios no pasa por encima de ningún pensamiento.

90. Cuando ves un pensamiento que te habla de la gloria humana, debes saber con certeza que te depara vergüenza.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

91. El enemigo conoce la justicia de la ley espiritual y busca solamente el consenso de la mente. Así, o bien someterá a las fatigas de la penitencia a quien tiene en su poder, o bien, si éste no hace penitencia, le impondrá sufrimientos forzados. A veces, induce a rebelarse contra las calamidades de tal forma, que le multiplica los dolores, y en el momento de la muerte lo muestra como infiel a causa de su capacidad de suportación.

92. Muchos se han opuesto a los eventos de tantos modos; pero sin la oración y la penitencia, nadie ha podido huir de la desgracia.

93. Los males se apoyan uno al otro. Del mismo modo, los bienes se incrementan mutuamente y empujan a quienes los poseen hacia cuanto de bueno hay más adelante.

94. El Diablo nos induce a no llevar la cuenta de los pequeños pecados; en efecto, no tiene otro modo para llevarnos a males mayores.

95. Las alabanzas de los hombres son la raíz de la turbia concupiscencia, mientras que el reproche del mal es la raíz de la sabiduría; no solamente cuando se lo escucha, sino cuando se lo acepta.

96. Nada gana el que renuncia al mundo y luego permanece apegado a los placeres; lo que antes hacía mediante las riquezas, lo hace ahora, sin poseer nada.

97. Del mismo modo, el que se contiene pero posee riquezas, es espiritualmente hermano del precedente; es hijo de una misma madre con motivo del placer espiritual pero de un padre distinto, debido al cambio de pasiones.

98. Existe el que cercena una pasión para seguir una voluptuosidad más grande; y es loado por el que ignora su motivo. Y quizás ni siquiera él se da cuenta de que hace cosas de las que no obtiene ningún provecho.

99. Causas de todo mal son la vanagloria y la voluptuosidad: el que no las odia, no elimina la pasión.

100. Se dice que la raíz de todos los males es la pasión por el dinero (Cf. 1 Ti 6,10), pero es claro que ésta se forma con las dos causas precedentes.

101. El intelecto es enceguecido por estas tres pasiones: la avaricia, la vanagloria, el placer.

102. Estas son, según las Escrituras, tres hijas de la sanguijuela, amadas con un amor muy grande por la madre fatuidad.

103. Conocimiento y fe, las compañeras de nuestra naturaleza, no han sido ofuscadas por otra cosa que por aquellas.

104. Furor e ira, guerras y homicidios, y toda la serie de otros males, han prevalecido terriblemente entre los hombres por fuerza de aquellas.

105. Debemos rechazar el amor por el dinero, odiar la vanagloria y la voluptuosidad; son las madres de los males y madrastras de las virtudes.

106. Con motivo de éstas nos ha sido ordenado no amar el mundo y lo que está en el mundo (Cf. 1 Jn 2,15). No para que odiemos sin discernimiento, a las criaturas de Dios, sino para que eliminemos las causas de aquellas tres pasiones.

107. Se ha dicho que ninguno, embarcado en el servicio militar, se inmiscuye en los negocios de la vida civil (2 Ti 2,4). El que, efectivamente, quiere vencer las pasiones sin vencer estos tropiezos, es como aquel que trata de apagar un incendio con paja.

108. El que se irrita con el prójimo por motivos de dinero, gloria o voluptuosidad, no ha entendido aún que Dios gobierna a las cosas con justicia.

109. Cuando escuchas al Señor que dice: Si alguno no renuncia a todo lo que posee no es digno de mí (Cf. Lc 14,33), no debes entender esto como referido solamente a las riquezas, sino también a todas las acciones viciosas.

110. El que no conoce la verdad, no puede tampoco creer en verdad. En efecto, según el orden natural, el conocimiento precede a la fe.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

mmm, en este sitio me parece que los escritos que se recopilaron del Máximo el Confesor estan muy reducidos, hasta donde recuerdo en el segundo tomo ocupan casi 3/4 partes del libro y en la liga esta salen muy pocos párrafos

Para los que no creen, acá está el índice del segundo de 4 tomos; (de los cuales tengo la mitad del primero):

Indice

Introducción 7
La teología mística de Máximo el Confesor 7
La deificación 9
El placer y el dolor 13
La recomposición de la unidad universal mediante el amor 17
Las Escrituras 19
Los otros autores 23
Talasio 23
Juan Damasceno 24
Filemón 24
Teognosto 25
Filoteo el Sinaíta 26
Elías el Presbítero (Écdico) 26
Teófano el Monje 27

Glosario 31

Máximo el Confesor 47
Sobre la caridad 51
Prólogo 51
Primera centuria 53
Segunda centuria 66
Tercera centuria 84
Cuarta centuria 101
Doscientos capítulos sobre la teología y la economía de la encarnación del Hijo de Dios 117
Primera centuria 117
Segunda centuria 140
Capítulos varios sobre la teología y la economía, la virtud y el vicio 171
Primera centuria 171
Segunda centuria 196
Tercera centuria 218
Cuarta centuria 245
Quinta centuria 272
Sobre el rezo del padrenuestro 297

Talasio Líbico y Africano 319
Al presbítero Pablo 321
Primera centuria 321
Segunda centuria 328
Tercera centuria 335
Cuarta centuria 342

Juan Damasceno 351
Discurso útil y admirable para el alma 353

Abate Filemón 363
Discurso utilísimo sobre el Abate Filemón 365

Teognosto 379
Sobre la praxis y la contemplación y sobre el sacerdocio 381

Filoteo el Sinaíta 403
Cuarenta capítulos de sobriedad 405

Elías el Presbítero (Écdico) 423
Antología gnómica de filósofos ilustres 425
Capítulos gnósticos 438
Capítulos prácticos y contemplativos 443

Teófano el Monje 459
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Lo que tengo yo:

Indice

Introducción 9
Antecedentes 9
Breve reseña histórica 9
Amor a lo bello 11
Una elección 12
Gregorio Palamas: Dios se revela y se comunica 12
Nicodemo el Hagiorita y el renacer espiritual del 700 16
La oración continua 19
La oración continua y "la oración de Jesús" 21
La oración de Jesús y la Palabra de Dios 25
La oración de Jesús y la sobriedad 26
Conclusión 28

Advertencia 30
Glosario 32

La Filocalia 43
Nicodemo el Hagiorita. Proemio al presente libro 45

Antonio el Grande 55
Advertencia sobre la índole humana y la vida buena 58

Isaías el Anacoreta 87
La custodia del intelecto 89

Evagrio el Monje 97
Compendio de la vida monástica que enseña cómo se debe ejercitar la ascesis y la Hesichía 99
A propósito del discernimiento de las pasiones y los pensamientos 107
Los sueños 109
El demonio de la tristeza 115
La vanagloria 116
De los capítulos sobre la sobriedad 124

Casiano el Romano 127
Al obispo Castor. Los ocho pensamientos viciosos 129
La continencia del estómago 129
El espíritu de fornicación 131
El amor por el dinero 134
La ira 140
La tristeza 145
La acidia 147
La vanagloria 149
La soberbia 151
A Leoncio Igumeno. Los Santos Padres que viven en Escete. Discurso sumamente útil a propósito del discernimiento 153

Marcos el Asceta 169
La ley espiritual 171 (es por donde vamos)
A propósito de aquellos que creen estar justificados por sus obras 189
Carta al monje Nicolás 213

El Presbítero Hesiquio 229
A Teódulo. Discurso para las eminencias máximas, útil para la salvación del alma, a propósito de la sobriedad y la virtud. Referido a las así denominadas confutación e invocación 231

Nilo el Asceta 273
Discurso sobre la oración 275
Discurso ascético muy necesario y utilísimo 293

Diadoco de Fótice 347
Definiciones 349
Definiciones. Discurso ascético dividido en cien capítulos prácticos de ciencia y discernimiento espiritual 350
Interpretación 394 (Lo tengo, pero en la traducción de): http://www.logosortodoxo.com/filocalia/tomo-i/100-capitulos-practicos-san-diadoco-de-fotica/

Juan Carpacio 395
A los monjes de la India que le escribieron: cien capítulos de amonestación 396
Discurso ascético y muy alentador dirigido a los monjes de la India, a su pedido, como suplemento de los cien capítulos 424

Teodoro, obispo de Edesa 431
Cien capítulos de gran utilidad para el alma 433
A propósito de la contemplación 460

Índice bíblico 471
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

111. Así como a cada una de las cosas visibles Dios ha asignado lo que le es inherente por naturaleza, así también lo ha hecho con los pensamientos de los hombres, lo queramos o no.

112. Si alguno, pecando manifiestamente y no haciendo penitencia, no ha padecido nada hasta el día de su muerte, puedes creer que su juicio será sin piedad.

113. El que reza sabiamente, soporta lo que le sucede; el que guarda rencor, no ha rezado aún con pureza.

114. Si recibes un daño o un ultraje, o eres perseguido por alguien, no pienses en el presente, sino que debes esperar lo que vendrá. Y te darás cuenta de que todo ha sido para ti motivo de muchos bienes, no sólo en el presente siglo, sino también en el futuro.

115. Así como a los inapetentes hace bien el amargo ajenjo, así a los que tienen mal carácter conviene padecer males. Estas medicinas mejoran la salud de los unos y convierten a los otros.

116. Si no quieres padecer males, no debes tampoco querer hacerlo, porque infaliblemente una cosa sigue a la otra. Porque lo que cada uno siembra, también lo cosechará (Ga 6,7).

117. Cuando sembramos voluntariamente el mal y contra nuestra voluntad lo cosechamos, debemos admirar la justicia de Dios.

118. Puesto que existe un determinado lapso entre la siembra y la cosecha, debido a esto, dudamos de la retribución.

119. Si has pecado, no acuses a la acción sino al pensamiento; porque si el intelecto no se hubiera adelantado, el cuerpo no lo hubiera seguido.

120. Actúa peor el que ocasiona el mal a escondidas que aquellos que lo ejercitan abiertamente. Por esto, el primero será castigado más severamente.

121. El que urde engaños y ocasiona el mal a escondidas, es, según las Escrituras, una serpiente achatada en el camino, que muerde el talón de los caballos (Cf. Gn 49:17).

122. El que alaba por algunas cosas al prójimo y al mismo tiempo le reprocha otras, está dominado por la vanagloria y la envidia. Alabándolo, trata de esconder la envidia y reprochándolo se presenta como una persona más honorable que el otro.

123. Como no es posible que convivan ovejas y lobos (Cf. Si 13,17), también es imposible obtener la misericordia engañando al prójimo.

124. El que mezcla con el precepto su propia voluntad, es un adúltero, tal como fuera revelado por la Escritura, y, faltándole sentido común, está expuesto a dolores y deshonor (Cf. Pr 6,32 y ss.).

125. Así como el agua y el fuego no pueden estar juntos, así se oponen la humildad y la necesidad de justificarse.

126. El que busca la remisión de sus pecados, ama la humildad. El que condena al otro, pone un sello sobre sus propios males.

127. No permitas que permanezca en ti ningún pecado no borrado, aunque fuera muy pequeño, para que a continuación no te arrastre hacia algún mal peor.

128. Si quieres salvarte, ama la palabra sincera. No rechaces nunca un reproche sin haberlo considerado.

129. La palabra de la verdad ha transformado una estirpe de víboras y les ha enseñado a huir de la ira que viene (Cf. Mt 3,7).

130. El que recibe palabras de la verdad, recibe al Verbo de Dios (la Palabra). En efecto, se dice: El que os recibe, me recibe a mí (Mt 10,40).
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Sigamos con Marcos (el asceta)

131. El pecador es como aquel paralítico bajado desde el techo, quien, reprochado por unos creyentes en Dios, recibe el perdón por intermedio de su fe (Cf. Mt 9,2 y par.).

132. Es preferible rezar pía e intensamente por el prójimo antes que reprocharle cada pecado cometido.

133. El que con rectitud hace penitencia, es objeto de mofa por los tontos. Pero esto es para él un signo de la aprobación de Dios.

134. Los atletas se privan de todo (1 Co 9,25): no cesarán de hacerlo hasta que Dios no haya destruido la descendencia de Babilonia (Cf. Is 14,22 y ss. y Jr 17,16).

135. Se calcula que son doce las pasiones deshonrosas: si te hubieses apegado a una de ellas con tu voluntad, solo ésa ocupará el lugar vacío que dejaron las otras once.

136. El pecado es un fuego que arde. Cuanto más lejos dejes el combustible, más rápidamente ese fuego se irá apagando. Análogamente, cuanto más combustibles agregues, tanto más se difundirá.

137. Si te has agrandado debido a las alabanzas, te llegará el deshonor. Porque se ha dicho: El que se ensalce será humillado (Lc 14,11).

138. Cuando hayamos rechazado toda malicia voluntaria de nuestra mente, deberemos combatir contra las pasiones preconcebidas.

139. Tal preconcepción consiste en el recuerdo involuntario de los males pasados (1): al que lucha le es impedido alcanzar la pasión; en el vencedor esto es rechazado cuando todo se encuentra aún en estado de estímulo.

1) El recuerdo de los males pasados surge del estado de predisposición a una determinada pasión en la que un alma puede encontrarse cuando, debido a repetidos actos de pecado, tal pasión la había poseído precedentemente. Este recuerdo involuntario muestra cómo el alma, aunque no explicite en actos la pasión, no está libre de ella.

140. El estímulo es el movimiento sin imágenes del corazón. Tal como si fuera un lugar fortificado en un pasaje excavado en la montaña, es tomado en acecho antes por aquellos que tienen experiencia que por los enemigos.

141. Donde el pensamiento está acompañado por las imágenes, allí hubo consentimiento, porque el estímulo no culpable es un movimiento sin imágenes. Existe aquel que logra salir de él como un tizón extraído del fuego (Cf. Za 3,3), aunque no se extraigan otros para no reavivarlo,

142. No digas: "Me sucede tal cosa aunque no lo quiero." Porque en todo caso, aunque no desees esta cosa en sí misma, sin embargo, amas sus causas.

143. El que ama las alabanzas, se encuentra en la pasión. Y el que se entrega a las quejas por una tribulación que lo aqueja, ama la voluptuosidad.

144. El pensamiento de quien ama la voluptuosidad es inestable como si se encontrara ubicado en una balanza. Ya se lamenta y llora por sus pecados, ya combate y contradice al prójimo, defendiendo su voluptuosidad.

145. El que a todo atribuye un valor y retiene lo que es positivo (Cf. 1 Ts 5,21), huirá de todo mal.

146. El hombre que sabe soportar abunda en sagacidad, así como aquel que presta atención a las palabras de sabiduría.

147. Sin el recuerdo de Dios, no habrá verdadero conocimiento. Ya que sin el primero, el segundo es un bastardo.

148. Al que es duro, pero no de corazón (2), le va bien un buen discurso relativo a un conocimiento más fino. Puesto que, sin temor, no acepta las fatigas de la penitencia.

2) No: la negación no existe en el texto de Marcos, transcrito en la Filocalia. Ha sido agregada en base al texto ligeramente distinto, transcrito en PG (Cf. PG 65,924), por exigencias de sentido.

149. El hombre humilde acepta un discurso de fe. Éste no tienta la longanimidad de Dios y no se hiere con continuas transgresiones.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

150. No avergüences a un hombre poderoso por su vanagloria. Debes mostrarle la ignominia futura que caerá sobre él. De este modo, el que es sensato aceptará de buen grado el reproche.

151. El que odia el reproche (Cf. Pr 12,1) se encuentra voluntariamente en la pasión. El que lo ama, es claro que es desviado por las pasiones precedentemente concebidas.

152. No hay que querer conocer las malas acciones de los otros. Con una voluntad así, se subrayan los contornos de tales acciones.

153. Si has recibido como dulces sonidos ciertos malos discursos, enójate contigo mismo y no con quien ha hablado. Porque para el que tiene un mal oído, es malo también el embajador.

154. Si uno se encuentra con hombres que hacen discursos vanos, que se considere a sí mismo responsable de dichas palabras. Si no fuera por un motivo reciente, habrá ciertamente alguna vieja deuda.

155. Si vieras que alguno te alaba con hipocresía, espera de él reproches, a su debido tiempo.

156. Establece desde ahora una relación entre los sufrimientos presentes y los beneficios futuros. Así no descansarás más en tu lucha por descuido.

157. Cuando llamas "bueno" a algún hombre, por alguna condición física que posee, prescindiendo de Dios, ese hombre te resultará malo en el futuro.

158. Todo bien viene de Dios, según su voluntad. Aquellos que traen dichos dones son sus ministros.

159. Acepta con pensamiento equilibrado el confluir del bien y de los males. Es así como Dios transforma la no equidad de las cosas.

160. La desigualdad de nuestros pensamientos produce los cambios de nuestras condiciones personales. Dios ha asignado las acciones involuntarias a las voluntarias, como una consecuencia natural.

161. Las realidades sensibles son producidas por las inteligibles y proporcionan lo necesario por decreto de Dios.

162. De un corazón dominado por la voluptuosidad nacen pensamientos y palabras pestilentes, ya que por el humo conocemos el combustible que lo provoca.

163. Ten firmeza en tu mente y no te cansarás entre las tentaciones. Si te abandonas, soporta las consecuencias.

164. Ruega para que no caiga sobre ti la tentación (Cf. Mt 6,13). Pero si te afligiera, acéptala no como algo extraño, sino como algo tuyo.

165. Aparta tu pensamiento de toda concupiscencia y podrás ver las insidias del Diablo.

166. El que afirma que conoce todas las insidias del Diablo, cae dentro de ellas sin darse cuenta.

167. Cuando el intelecto sale de las preocupaciones del cuerpo, ve, en la medida que sale, las astucias de los enemigos.

168. El que se deja arrastrar por los pensamientos, está enceguecido. Ve la obra del pecado, pero no está en condiciones de ver sus causas.

169. Está el que visiblemente cumple un precepto, si bien, sirviendo a una pasión, borra la buena acción mediante malos pensamientos.

170. Si has sido sometido por un principio del mal, no digas: "No me vencerá." En la medida que has sido hecho su esclavo, en esa medida has sido ya vencido.

171. Todo lo que sucede empieza con una pequeña medida y, alimentado poco a poco, contribuye a su crecimiento.

172. Los artificios de la malicia son una red tortuosa. El que se enreda un poco en ella, si es negligente, es encerrado por completo.

173. No quieras escuchar las desgracias acaecidas a los enemigos, porque el que escucha tales palabras, corta los frutos de su propia inclinación.

174. No pienses que una tribulación cualquiera cae sobre los hombres a causa del pecado. Hay quien es del agrado del Señor y sin embargo es tentado. Está escrito que los perversos y los malos serán perseguidos (Cf. Sal 37,28). Del mismo modo está escrito: Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirían persecuciones (2 Ti 3,12).

175. En tiempos de tribulaciones, cuídate de los asaltos de la voluptuosidad, ya que ésta es aceptada de buen grado porque endulza la tribulación.

176. Hay quien denomina sensatos a los que tienen discernimiento en las realidades sensibles. Sin embargo, son sensatos aquellos que tienen dominio de su propia voluntad.

177. Antes que tus males hayan sido destruidos, no obedezcas a tu corazón. Está buscando agregar material de acuerdo a lo que tiene en depósito.

178. Hay serpientes que se esconden en los valles boscosos y otras que se introducen en las casas. De la misma manera, hay pasiones que toman forma en la mente mientras que otras obran en la práctica; aunque puede suceder que se transformen, pasando de un tipo a otro.

179. Cuando veas que tu interior está muy agitado e induce al intelecto, que está sometido a la hesichía, hacia la pasión, debes saber que el intelecto ha sido la guía, el detonador de la acción, y ha colocado este torbellino en el corazón.

180. La nube no se forma si no es por el soplo del viento. Del mismo modo, la pasión no nace si no es por la fuerza del pensamiento.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

Con esto terminamos con el primer tratado de Marcos (el asceta):

181. Si no obedecemos la voluntad de la carne, como dice la Escritura (Cf. Ef 2,3), evitaremos fácilmente las malas tendencias anteriormente descritas.

182. Las imágenes ya fijadas en el intelecto son particularmente graves y vigorosas; pero su causa y fundamento son las operaciones de nuestra razón.

183. Hay una malicia que domina el corazón por haber sido concebida mucho tiempo antes; y hay una malicia que combate a la mente con motivo de las acciones cotidianas.

184. Dios nos evalúa de acuerdo con nuestras acciones y nuestras intenciones. Se ha dicho: Te dé el Señor según tu corazón (Sal 20,4).

185. El que no persevera en escrutar su conciencia, tampoco acepta las fatigas de su cuerpo por amor a la vida pía.

186. La conciencia es un libro natural. El que en ella lee activamente, recibe la experiencia de la ayuda divina.

187. El que no asume las penas voluntarias que provienen del amor por la verdad, es duramente amaestrado por lo que sucede contra su voluntad.

188. El que ha conocido la voluntad de Dios, según el poder que le haya sido concedido, la cumple; gracias a las pequeñas penas, huirá de las grandes.

189. El que pretenda vencer las tentaciones sin la oración y la lucha, no las rechazará sino que quedará más atrapado por ellas.

190. El Señor está escondido en sus mandamientos y es encontrado por aquellos que lo buscan en la medida que los cumplen.

191. No digas: "He cumplido los mandamientos pero no he encontrado al Señor." Puesto que, como dice la Escritura frecuentemente has encontrado conocimiento junto con la justicia. Y aquellos que lo buscan con rectitud, encontrarán la paz (Cf. Pr 16,5-7).

192. La paz es la remoción de las pasiones. No podrá ser encontrada sin la obra del Espíritu Santo.

193. Una cosa es cumplir un mandamiento y otra cosa es la virtud, aunque es factible que se intercambien las ocasiones de hacer el bien.

194. Denominamos cumplir un mandamiento el cumplir lo que ha sido mandado; es virtud lo que ha sido hecho acorde con la verdad.

195. Una sola es la riqueza sensible, aunque es múltiple si se consideran las distintas posesiones. Del mismo modo, una sola es la virtud, aunque consta de distintas actividades.

196. El que se hace el sabio y habla sin poder demostrar sus obras, se enriquece con la iniquidad, y sus fatigas, como dicen las Escrituras, entran en las casas de los otros (Cf. Pr 5,10).

197. Todo obedece al oro, se dice (Cf. Qo 10,19); pero las realidades espirituales son determinadas por la gracia de Dios.

198. Se encuentra la buena conciencia mediante la oración; y la oración pura, mediante la conciencia. Según natura una cosa necesita de la otra.

199. Jacob confeccionó para José una túnica de múltiples colores (Cf. Gn 37,3). También el Señor concede al humilde el conocimiento de la verdad, por medio de la gracia, tal como está escrito: El Señor enseñará sus caminos a los humildes (Sal 25,9).

200. Obra el bien según tus posibilidades, y cuando te surja la ocasión de dar más, no des menos. Porque se ha dicho que el que retrocede no es apto para el Reino de los Cielos (Cf. Lc 9,62).
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

A propósito de aquéllos
que creen estar justificados por sus obras​

1. La mala fe de los de afuera es inmediatamente demostrada por parte de aquellos que tienen una fe firme y conocen la verdad.

2. El Señor, queriendo demostrar que cada mandamiento es justo y que la adopción a los hijos ha sido donada a los hombres por medio de su sangre, dice que cuando hayan hecho todo lo que les han mandado, entonces dirán: Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer (Lc 17,10). Por esto el Reino de los Cielos no es merced por las obras, sino gracia del Soberano preparada para los siervos fieles.

3. El siervo no pide la libertad como merced, pero se alegra sabiéndose deudor y la recibe como gracia.

4. Cristo ha muerto por nuestros pecados, según las Escrituras (1 Co 15,3) y a quien lo sirve bien, le concede como gracia la libertad. Se ha dicho: Bien, siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te constituiré en lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor (Mt 25,21).

5. No es siervo fiel el que se apoya sobre el simple conocimiento, sino aquel que cree mediante la obediencia en lo que Cristo ha mandado.

6. El que honra a su patrón, hace lo que está mandado. El que se equivoca o desobedece, soportará las consecuencias como es debido.

7. Si quieres aprender, ama la fatiga. Pues la ciencia pura hace que el hombre se sienta henchido (Cf. 1 Co 8,1).

8. Las tentaciones que nos acosan y que son inesperadas, nos enseñan providencialmente a amar la fatiga y nos conducen a la penitencia, aunque no lo queramos.

9. Las tribulaciones que caen sobre los hombres son el producto de nuestro mal. Pero si las combatimos mediante la oración, encontraremos un agregado de cosas buenas.

10. Algunos, recibiendo alabanzas por su virtud, han encontrado placer en ello, considerando como un consuelo esta voluptuosidad de la vanagloria. Otros, reprochados por su pecado, se han sentido angustiados y han considerado como algo malo esta pena benéfica.

11. Los que, con el pretexto de su lucha, se levantan contra el que es más negligente, consideran estar justificados por las obras de su cuerpo. Pero aquellos que, apoyándose solamente en el conocimiento, desprecian a los ignorantes, son incluso menos sensatos que los precedentes.

12. Sin las obras que le corresponden, el conocimiento no está aún asegurado, admitiendo que sea verdadero. Porque, respecto a cualquier realidad, la confirmación es dada por las obras.

13. A menudo el conocimiento es oscurecido por la negligencia en la práctica. Puesto que de aquellas cosas que han sido realizadas de modo completamente desacertado, perecerán poco a poco también los recuerdos.

14. Por ello, las Escrituras nos sugieren conocer a Dios según la ciencia, para poder servirlo rectamente mediante nuestras obras.

15. Cuando exteriormente cumplimos los mandamientos, el Señor nos envía capacidad de tanto en tanto, y obtenemos de ello ventajas según el objetivo de nuestras intenciones.

16. El que quiere hacer algo y no puede hacerlo, es como aquel que lo ha hecho por Dios, quien conoce los corazones. Y esto es válido, ya sea para el bien, ya para el mal.

17. El intelecto, sin el cuerpo, cumple muy bien y muy mal. Pero el cuerpo sin el intelecto, no puede cumplir con nada de esto. La explicación se debe a que la ley de la libertad se reconoce antes de la acción.

18. Algunos que no cumplen los mandamientos creen de tener una fe que procede con rectitud. Otros, que los cumplen, esperan al Reino como una merced debida. Todos ellos se han desviado de la verdad.

19. El patrón no debe ninguna merced a sus esclavos; éstos, a su vez, de no servir bien, no obtendrán su libertad.

20. Si Cristo ha muerto por nosotros (Ro 5,8), como dicen las Escrituras, y nosotros no vivimos para nosotros mismos, sino para aquel que ha muerto por nosotros y ha resucitado (Cf. 2 Co 5,15), es evidente que estamos comprometidos a servirle hasta la muerte. ¿Cómo considerar cosa debida la adopción de hijos?
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

21. Cristo es el Soberano por esencia y Soberano según la economía. Porque nos hizo cuando no existíamos y, muertos por el pecado, nos ha rescatado mediante su propia sangre y ha donado su gracia a aquellos que lo creen así.

22. Cuando escuches de las Escrituras que Cristo recompensará a cada uno según sus obras (Cf. Mt 16,27), no entiendas que se refiere a obras dignas de la gehenna o del Reino. Debes entender que Cristo dará a cada uno una retribución por las obras relativas a la incredulidad o a la fe en Él; no como un mediador de negocios, sino como el Dios que nos ha creado y redimido.

23. Todos aquellos que hemos sido hechos dignos de un lavado de regeneración, no presentamos nuestras buenas obras para lograr una retribución, sino para custodiar la pureza que nos ha sido donada.

24. Toda buena obra, que realizamos mediante nuestra naturaleza, nos mantiene alejados de lo contrario, pero sin la gracia no se puede alcanzar ninguna santificación.

25. El continente se mantiene alejado de la gula. El que es pobre voluntario, de la avaricia. El silencioso, del modo de hablar. El casto, del amor al placer. El puro, de la fornicación. El que se basta a sí mismo, del amor por el dinero. El manso, del tumulto. El humilde, de la vanagloria. El que se somete, de la contienda. El que reprocha, de la hipocresía. Del mismo modo, el que ora se mantiene alejado de la desesperación. El pobre, del deseo de tener muchas posesiones. El confesor de la fe, de abjurar; y el mártir, de la idolatría. ¿Ves cómo toda virtud que se practica hasta la muerte no es otra cosa que la abstención del pecado? Pero abstenerse del pecado es obra de la naturaleza, no un precio a pagar para recibir, en compensación, el Reino.

26. El hombre con dificultad custodia lo que es propio de su naturaleza, pero Cristo, mediante la cruz, nos ha regalado el adoptarnos como hijos.

27. Hay un precepto particular y uno general. Con uno se manda dar a quien nada posee en forma particular (Cf. Lc 3,11); con el otro, se ordena que todos renuncien a sus propios bienes (Cf. Lc 12,33).

28. Hay una acción de la gracia de la cual el simple no se percata. Hay una operación de la malicia que es similar a la verdad. Está bien no detenerse demasiado en estas cosas, para no errar; sin embargo no debemos condenarlas, por la verdad que pueden contener. Deberemos presentar todo a Dios por medio de la esperanza, ya que Él sabe de la utilidad de ambas cosas.

29. El que quiere cruzar el mar espiritual es paciente, humilde, vigilante y continente. Sin estas cosas, aunque se esfuerce por entrar, no podrá atravesar ese mar.

30. La hesichía es la rescisión de los males. Si luego agregamos las cuatro virtudes (1), conjuntamente con la oración, no hay ayuda más rápida que ésta para alcanzar la impasibilidad.

1) Se trata de las cuatro virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, de origen estoico.

31. No es posible asociar el intelecto a la hesichía sin el cuerpo; tampoco se puede eliminar la pared divisoria que se halla entre ellos sin hesichía y oración.

32. El deseo de la carne está contra el Espíritu y el del Espíritu está contra la carne. Pero aquellos que caminan según el Espíritu no llevarán a cabo la concupiscencia de la carne (Cf. Ga 5,16-17).

33. No hay oración perfecta si no se invoca con el intelecto. Dios atiende el pensamiento que grita sin distracción.

34. El intelecto que ora sin distracción refrena su corazón. Un corazón contrito y humillado, Dios no lo desprecia (Sal 51,17).

35. A la oración también se la denomina virtud, aunque sea la madre de todas las virtudes. Las genera, en efecto, uniéndose a Cristo.

36. Si algo hacemos sin oración y sin buena esperanza, resultará de ello algo nocivo e imperfecto.

37. Cuando oyes que los últimos serán los primeros y los primeros, últimos (Mt 20,16), entiende esto como referido a aquellos que son partícipes de las virtudes y a los que son partícipes del amor. El amor está en el último lugar entre las virtudes, pero se convierte en el primero por su valor y deja como últimas aquellas virtudes que lo han precedido.

38. Si en la oración eres perezoso o atormentado por los variados modos del mal, recuerda el final que te tocará vivir y los duros castigos. Más bien deberemos apegarnos a Dios con la oración y la esperanza (Cf. Sal 73,28), antes que tener recuerdos exteriores, aunque éstos puedan ser útiles.

39. Ninguna de las virtudes, por sí sola, puede abrirnos las puertas de nuestra naturaleza. Todas ellas deberán vincularse entre sí.

40. Ninguna persona continente se nutre de razonamientos, ya que, aunque son útiles, no son más útiles que la esperanza.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

41. Es un pecado de muerte (Cf. 1 Jn 5,16) todo pecado del cual no nos arrepentimos. Y aunque un santo rogara por otro que cometió un pecado de este tipo, no sería escuchado.

42. El que hace penitencia con rectitud no calcula compensar con su fatiga los pecados anteriormente cometidos; pero con lo que hace, se torna propicio a Dios.

43. Todo aquello que nuestra naturaleza puede tener como bueno, deberemos cumplirlo cada día como una deuda. De otro modo, ¿qué podremos dar a Dios a cambio por los males pasados?

44. Aunque podamos ejercitar al máximo nuestra virtud, si actuamos con negligencia, obtendremos reproches antes que recompensas.

45. El que está espiritualmente atribulado y se apoya en la carne, es parecido a aquel que está atribulado en su cuerpo pero disipado espiritualmente.

46. La tribulación voluntaria de una de estas partes es buena para la otra: la de la mente para la carnal; y la de la carne para la mental. Su combinación origina una gran fatiga.

47. Es de gran virtud soportar lo que nos sucede y amar al prójimo que nos odia, según la palabra del Señor (Cf. Mt 5,44).

48. La prueba de un amor no hipócrita es el perdón de nuestras faltas. Es así como el Señor ha amado al mundo.

49. No es posible perdonar, desde nuestro corazón, algún error sin verdadero conocimiento. Éste demuestra a cada uno como cosa propia lo que le ha sucedido.

50. No perderás nunca lo que dejas para el Señor. A su debido tiempo se te devolverá multiplicado.

51. Cuando el intelecto olvida los objetivos de una vida pía, la obra exterior de la virtud se torna inútil.

52. En cualquier hombre es cosa deplorable la desconsideración; tanto más en quien ha elegido un régimen de vida más riguroso.

53. Ponte a filosofar en torno a los hechos que giran alrededor del querer del hombre y la retribución de Dios. El discurso no es más sabio ni más útil que el obrar.

54. Las fatigas resultantes de llevar una vida pía son aliviadas por el socorro. A éste se lo puede reconocer por medio de la ley divina y de la conciencia.

55. Uno ha asumido un modo de sentir y lo ha mantenido sin someterlo a ningún examen. Otro lo ha asumido y lo ha sometido al discernimiento con verdad. ¿Es necesario indagar quién de los dos ha actuado con mayor piedad?

56. Luchar contra las propias penas constituye el verdadero conocimiento, así como no acusar a los hombres por las propias desventuras.

57. El que hace el bien buscando una retribución, no sirve a Dios, sino a la propia voluntad.

58. No es posible al que hubo pecado huir del castigo, a menos que cumpla una penitencia que tenga relación con la culpa cometida.

59. Algunos dicen: "No podemos hacer el bien si no recibimos eficazmente la gracia del Espíritu."

60. Se da siempre que los que con la intención se mantienen apegados a los placeres rechazan, como si hubieran sido privados de ayuda, lo que hubieran podido hacer por sí solos.
 
Re: La Filocalia de los padres Nípticos

61. A los que fueron bautizados en Cristo les fue misteriosamente donada la gracia, la cual actúa en la medida en que cumplimos con los mandamientos. La gracia nos ayuda sin cesar aunque en forma escondida, pero nos corresponde a nosotros hacer el bien según nuestra posibilidad.

62. Como primera cosa, ella despierta la conciencia de un modo digno de Dios. Es por esto que muchos malhechores, una vez hecha penitencia, son gratos a Dios.

63. A la gracia se la encuentra escondida en una enseñanza del prójimo. A veces acompaña nuestra mente durante la lectura y, mediante un proceso natural, adiestra al intelecto en la propia verdad. Si no escondemos, el talento de este proceso parcial, entraremos eficazmente en el gozo del Señor (Cf. Mt 25,14-30).

64. Quien busca los resultados del Espíritu antes de haber cumplido los mandamientos, es similar a un esclavo comprado a un precio determinado, quien, en el momento de ser comprado, trata de hacer registrar junto a su precio también su libertad.

65. El que ha descubierto que los eventos exteriores se producen por la justicia de Dios, éste, en la búsqueda del Señor, ha encontrado el conocimiento junto con la justicia (Cf. Pr 16,7).

66. Si tú entiendes, según lo que dicen las Escrituras, que en toda la Tierra están los juicios de Dios (Cf. 1 Co 16-14), cada acontecimiento será para ti maestro del conocimiento de Dios.

67. Lo que sucede es cuanto debe suceder según lo que está en el corazón. Pero solamente Dios sabe cuánto estos acontecimientos nos benefician.

68. Cuando sufres algo deshonroso por parte de los hombres, piensa en seguida en la gloria con la que Dios te colmará. Así te librarás de la tristeza y de la turbación, aun estando en el deshonor. Y en la gloria, cuando venga, serás fiel y libre de condena.

69. Cuando seas alabado por la gente, según la complacencia de Dios, no mezcles nada ostentoso con la distribución del Señor. Esto es para que tú no tropieces nuevamente, en la situación contraria, al cambiar las cosas.

70. La semilla no puede crecer sin tierra ni agua. Así el hombre no obtendrá nada sin fatigas voluntarias ni ayuda divina.

71. Sin la nube es imposible que caiga la lluvia. Así, sin una buena conciencia, no es posible ser gratos a Dios.

72. No te niegues a aprender aunque fueras sumamente inteligente. Porque la divina distribución nos brinda más ventajas que nuestra inteligencia.

73. Cuando a causa de algún placer, el corazón es removido de su lugar natural (2), se torna difícil detenerlo, casi como si fuera una piedra pesada que rueda cuesta abajo.

2) Removido de su lugar natural: es decir del recogimiento y la oración en que deben quedar concentradas las energías del corazón.

74. Como un cordero inexperto que corre por los prados y termina en un lugar rodeado por precipicios, así es el alma que poco a poco se deja arrastrar por los pensamientos.

75. Una vez que el intelecto se ha hecho fuerte en el Señor, arranca el alma de las pasiones concebidas hace bastante tiempo. Nuestro corazón es así atormentado como por torturadores, encontrándose tironeado por partes opuestas ya sea por el intelecto como por la pasión.

76. Así como aquellos que navegan en el mar, con la esperanza de una ganancia, soportan voluntariamente el ardor del sol, aquellos que odian el mal aman los reproches. Puesto que, así como el primero -el ardor del sol- se opone a los vientos, el segundo -el reproche- se opone a las pasiones.

77. La huida en tiempo de invierno o en el día sábado (Cf. Mt 24,20) causa dolor a la carne y contaminación al alma. Tal es el surgir de las pasiones en un cuerpo senil y en un alma consagrada.

78. Ninguno es tan bueno ni tan piadoso como el Señor. Pero el que no hace penitencia, no es perdonado por Él tampoco.

79. Muchos de entre nosotros se afligen por los pecados, pero reciben bien aquello que los causa.

80. La marmota que se arrastra bajo tierra, siendo ciega, no puede ver las estrellas. Del mismo modo, el que no tiene fe respecto a las cosas temporales, no puede creer lo que concierne a las eternas.